octubre 2004 - Artículos
Para que este suplicio mío y vuestro sea agradable a Torres Nuestro Señor. Porque el día que a este chico se le nublen las ideas o se le acabe el fuelle, y no digamos ya si se lesiona, el diluvio.
Ante un equipo deshecho, sin su mejor jugador en el campo, convertido en un manojo de nervios, hemos dado un espectáculo patético. Medrosos, blandos, lentos, conformistas y, por fin, estúpidos. Sí, estúpidos, porque el gol que nos han metido es de traca. Casi me rompo la mano del golpe que he dado en un brazo del sofá. Primero, Torres empecinado en jugar solo un balón imposible, cuando tenía la apertura franca a su izquierda -error tan común en él, que ya roza el vicio-. Luego, la defensa mal colocada, por lo que se traga el pelotazo orientado del defensor contrario. Y para rematar, la cantada del portero.
O sea, que encima de malos y descoordinados, tontos. Y para corroborarlo, piensen si no en Paunovic.
Que cualquier equipo con decisión, orden y un poco de calidad podía ganar hoy en Mestalla, lo evidencia lo ocurrido tras el nuevo milagro de Nuestro Señor, cuando, con diez, se han convencido de que enfrente no había hoy casi nadie.
De Ferrando, poco que decir. Para mí, que ya tiene perdido el norte. El equipo se le ha diluido como un azucarillo en café hirviendo. De toda su filosofía inicial, ni rastro. Cierto es que con estos mimbres... No hay medios centros, pues uno, no siendo malo técnicámente y peleón, es más lento que un desfile de cojos. El otro, la figura de este año, missing. Las bandas, qué decir que no sepamos. Y encima, Ibagaza, con todo su bajo rendimiento, condenado a la banda, donde se anula él solo -no me cuenten la milonga de Orense, por favor-.
Lo dicho, rezad al Niño Dios.
Meses atrás expresé mi opinión sobre la venta del estadio del Atlético de Madrid. En principio, este tipo de negocios me producen aprensión y no por razones sentimentales, sino de justicia y de sentido común. Yo creo que una ciudad no debe plegarse a los intereses de sus clubes de fútbol y los planes urbanísticos no están para que ediles y cargos públicos jueguen alegremente al monopoli con fondos y recursos que son de todos. Por desgracia, con el Madrid se ha sentado un pésimo precedente. La gigantesca especulación, encaminada no sólo a sacar al Real de la bancarrota sino a enriquecerlo del modo más fulminante —saldó su deuda, multiplicó por diez su patrimonio físico y entró en la puja por los grandes cracks del fútbol internacional—, tenía, por fuerza, que traer cola. La cola es que a la puerta del Ayuntamiento y de la Comunidad han llegado en plan pedigüeño dos pobres nada solemnes: Cerezo y Gil Marín.
Ambos intentan crear un clima propicio a la siguiente falacia: una injusticia se mata con otra, pero ocurre lo contrario: se comete una injusticia doble, una injusticia multiplicada por dos. Peor aún, en el caso del Atlético sobran motivos para sospechar que todo cuanto suceda irá en detrimento del club. Y si la operación de la Ciudad Deportiva fue estupenda para los merengues y mala para Madrid, puede que la operación del Calderón sea mala para Madrid y mala para la entidad rojiblanca. Al fin y al cabo, Florentino no es más que un presidente electo —alguien que está en el Real de paso—, mientras que Gil Marín y Cerezo son dos especuladores con ganas de redondear un buen negocio a costa del club colchonero. No hay ninguna garantía —al revés, existen numerosos indicios de lo contrario— de que el plan de los actuales dueños del Atleti consista en reflotar la institución que previamente hundieron. Lo más lógico es que, una vez el club valga estrictamente lo que monte su plantilla de jugadores, lo pongan a la venta. Ahora no pueden porque el Atleti no es más que un montón de débitos y pagarés atrasados y lo devoran los números rojos.
Gil Marín y Cerezo también están de paso, pero sólo se largarán motu propio cuando toda expectativa de nuevos lucros haya sido agotada, aunque lo decisivo aquí es que, abriguen pías o nefastas intenciones, nadie podrá impedirles hacer de su capa un sayo.
Por consiguiente, me opongo. Me opongo a la prevaricación que entrañaría subvencionar con dinero público actividades privadas de dudosa legalidad al objeto de enjugar, con cargo a los presupuestos generales del Ayuntamiento, la Comunidad o ambos, las consecuencias de un saqueo metódico como el padecido por el Atlético de Madrid a manos de los sujetos que lo desgobiernan. Redomados gángsters o meros incapaces, Gil Marín y Cerezo no pueden recibir ningún premio por su desastrosa gestión.
Si las autoridades de Madrid quieren ayudar al Atlético lo primero que han de hacer es decirles a los dos avispados tunantes que lo administran: “Con ustedes no hay trato posible. Salgan del club”. Y dejar que esa recomendación trascienda, para que los cándidos forofos del Atleti sumen dos y dos y le digan de una buena vez a la parejita: “tíos, ahí tenéis la puerta”.
Y después —una vez se hayan ido Cerezo y Gil Marín y nos envuelva la luz, como ahora las sombras— que conversen las autoridades y los nuevos dirigentes del Atleti, pero procurando cohonestar el bien del equipo y el de la urbe que lo acoge. Nada de regalos o espectaculares números de trileros jaleados por periodistas sin escrúpulos; el Atlético debe ser capaz de erguirse por sus propias fuerzas. Y si necesita otro estadio o completar el Calderón; o si es útil para ambas partes —insisto, la ciudad y el club— que, a cambio de lo que lo poco que aún posee, se le dé otra cosa, hágase enhorabuena. Entonces sí, pero sólo entonces.
La mayoría de ellos en 1ª división, como tenía que ser. La mayoría de ellos, trabajados por ti sólo, porque desgraciadamente, no has tenido todavía un equipo de garantías a tu lado, que te haya echo todavía más grande de lo que ya eres. No has tenido esa suerte.
Todavía falta pulirte, todavía te quedan muchas cosas del juego por mejorar, todavía te falta tener la madurez del jugador que lleva ya muchos años en primera… pero ya llevas 50.
Te cosen a patadas, te atosigan, te achuchan, te pican, te empujan, te ponen el aliento en el cuello, a veces dos y tres defensas y sin compañero de ataque a tu lado…. y ya has llegado a 50.
Hay gente que quiere que no triunfes, o por lo menos eso parece. Te hacen de menos en ciertos sectores de este país, a pesar de tus estadísticas. Y posiblemente sea por llevar la rojiblanca. Porque si llevaras otro color, serías portada un día sí y otro también, incluso si estuvieras pasando una mala racha. A pesar de ello, tienen que tragar a la fuerza, no les queda otra.
El Atlético empezó a depender de ti, después de aquel primer gol marcado en Albacete. Lo metiste con la "testa", en el segundo tiempo, creo recordar. El Atlético estaba en segunda, necesitaba los puntos, el partido iba cero a cero y saliste y marcaste y ganamos… y ya llevas 50.
Y a día de hoy, el Atlético sigue dependiendo de ti. Y sólo tienes 20 años. Y que sea así durante muchos más.
Ser del Atleti hoy es una cosa definida por la adhesión inquebrantable al porvenir. Me explicaré: cada verano sueltan sobre el club un cargamento de jugadores (seis, ocho o diez), que lo dejan tan ineficaz, tan insolvente, tan vulgar, como el curso anterior. Los tipos que controlan los resortes de la entidad son infalibles en punto a organizar esa Operación Fracaso que temporada tras temporada tiene al Atleti como favorito absoluto. Y la primera consecuencia de tamaño instinto para la derrota es que el Atleti se ha convertido en el cuadro más previsible de la Liga. Se sabe, sobre todo, cuándo va a perder. (El otro día en Sevilla, sin ir más lejos; o contra el Villarreal en la Intertoto.) Pero, no bien comienza a pintar en bastos, los ganapanes a las órdenes de los tipos que controlan los resortes de la entidad ponen en marcha una estratagema que podríamos denominar del “futurible”, hábilmente concebida para huir de los hechos a la ficción. Y lo grande del caso es que la gente colchonera la devora en grandes dosis. Es una hinchada de atunes a la que le encantan los anzuelos. ¿Será por el hierro que contienen?
De modo que ser del Atleti hoy es muy fácil. Basta con conjugar los verbos en pretérito o, principalmente, en futuro, e ir por la vida sonámbulo ante el presente. No somos, aunque fuimos y nos juran por lo más sagrado que volveremos a ser. De manera que lo que pase este año poco importa porque nos queda el año que viene. En realidad siempre nos quedará el año que viene. Hasta que un día nos digan: “Ya no los hacen”. “¿Qué cosa?”, preguntaremos no muy seguros de haber oído bien. “Los años que viene”, responderán quienes despachan esos chupetes para recién nacidos. “Pero no puede ser; yo había encargado media docena”, protestaremos nosotros; a lo que replicará malhumorado el dependiente del almacén: “Oiga, ¿qué quiere que le haga? La fábrica quebró. Vendemos docenas de años, pero ninguno del Atleti”.
Cuando ayer por la tarde escuché en una emisora de radio a Suki hablando sobre la venta del Calderón pensé que, sin duda, se trata de un hombre inocente, de una víctima, de un amigo. Y pensé también que, frente a su amor y el de todos nosotros, no existe ninguna posibilidad de que el estadio no sea vendido. En medio del vacío que rodea a estas y otras certezas, he terminado igualmente por reconocer que la tarea fundamental de un hombre que supera los cuarenta años es proporcionarse sólidos argumentos contra la melancolía. Porque la melancolía -¡tan próxima!- es una forma de enfermedad, un predominio insensato de uno mismo, una flagrante injusticia. Para ello, lo primero y más necesario es partir del hecho de que estar saboreando un borgoña en esta dulce noche de otoño y sufrir un infarto de miocardio mañana por la mañana no sólo es factible sino que, hasta cierto punto, es lo suyo. "La vie est ondoyante", lo cual que lo que sube, baja y lo que baja, sube. Así, el Vicente Calderón, que, como vemos, ya ha empezado a no ser, a no estar, como cualquier otra cosa.
Fulgurante ayer y fulgurante mañana. Don y dolor de la vida. Y ello, claro está y en el mejor de los casos, mientras el tiempo pasa, como le gustaba decir a Pla, "de una manera suave, como un chorrillo de aceite."
Hay ciertas ocasiones, en las que todavía sigue aflorando el orgullo atlético en mi. Porque el Atleti no es su presidente, ni sus jugadores, ni su entrenador, es algo intangible, algo etéreo, un sentimiento que tiene varias vertientes. Una de ellas es la rebeldía...Rebeldía ante lo establecido, rebeldia ante esa mano "blanca" que envuelve nuestra sociedad y rebeldía ante el secuestro de nuestro Club que dura ya más de 17 años.
Otra vertiente es el orgullo, y ahí es donde voy yo a parar. El otro día pude escuchar una conversación en mi trabajo entre una madre y su hijo pequeño.
Ella le preguntaba que si habían ganado el partido en el recreo del cole, a lo cual el niño la contestó que habian perdido, y la madre preguntó...¿Con que equipo jugabas?,pues, con el Atleti...Ah, claro, entonces es normal que hayas perdido, porque el Atleti siempre pierde, deberías ser del equipo de tu padre que siempre gana (el Trampas F.C), a lo que el niño contestó enérgicamente.."No!!!el equipo de Papá también pierde! y además yo quiero ser del Atleti!! En ese momento, yo levanté la cabeza y dirigí una mirada al niño, de la que él se percató y en ese cruce de miradas hubo un gesto de complicidad por mi parte que me fue devuelto con una sonrisa por parte del pequeño atlético. Solo me faltó levantarme y decirle; ¡OLE TUS HUEVOS NIÑO! ójala muchos mayores mostraran tanto ORGULLO ROJIBLANCO como tú!!
Pues por esos niños, sobre todo, debemos de poner todo lo que tengamos a nuestro alcance para que cuando crezcan, conozcan al Atleti que todos conocimos de pequeños. Un equipo grande entre los grandes, jugando competiciones europeas y siendo protagonista por sus hazañas deportivas y no por sus juicios, intervenciones judiciales y fracasos deportivos. Y para conseguir todo esto, lo más importante es conseguir que el Club vuelva a estar en manos de dirigentes serios y eficaces.
El domingo solo debe ser un primer paso en la lucha, dar a conocer a la opinión pública que la afición del Atlético de Madrid está en contra de sus actuales dirigentes, y que quiere que se devuelva al Club al lugar que siempre ha ocupado. Ellos tienen más medios a su alcance, están más organizados, pero no cuentan con el sentimiento de miles y miles de Atléticos, que solo necesitan que alguien les despierte del letargo y les contagien las ganas de luchar por conseguir la liberación del Atleti que tienen muchos miembros de nuestro foro.
Por nuestros pequeños rojiblancos, por los que se fueron, por los que vendrán, por todos nuestros mayores que a lo largo de 100 años han luchado pos nuestros colores, por NOSOTROS, y sobre todo por el ATLETI, el domingo debemos convertir el estadio en un clamor...
¡¡¡GIL, LADRÓN, FUERA DEL CALDERÓN!!!
Un saludo esperanzado.
Pues por lo visto hoy en el campo me parece que además del estadio el Club tambien requiere de salvación por que el partidito que nos han dado no tiene calificativo. Es horroroso ver la situación a la que nos ha llevado esta gente, 100 años de historia tirados por la borda en tan solo 5 años. La tarde era como para ponerse de mala leche.
Nada mas llegar al campo ya te regalan ese panfleto de propaganda del régimen, hoy con Perea, alias "la pantera negra" en portada. Pasando las páginas uno se encuentra con un reportaje sobre el Metropolitano (a saber quien habrá sido el iluminado que ha ideado el reportaje en estos momentos) y en las páginas centrales lo mas crispante, una entrevista a un tipo que se identifica como director comercial o de marketing del Club que no se quien coño es. No hacía falta leerse las dos hojas que ocupaba la entrevista, bastaba con irse a los estractos de la misma en letras grandes para ver de que pie cojeaba el sujeto. Otra vez nos salían con las mandangas del somos diferentes, del inconformismo colchonero y de la manera de vivir. Pues mire usted caballero mongoloide, personalmente estoy hasta los huevos de la curiosa interpretación que le dan al sentimiento rojiblanco gente como usted, Sabina, La Ser y demás personajes de la farandula que hasta hace cuatro días como el que dice no tenían ni puta idea de que el Atletico de Madrid existía. Si el Atletico de Madrid era un equipo diferente y de inconformistas era por que aquí se ha exigido toda la vida un nivel que ya no se exige, por que había grandes jugadores, por que se jugaba al futbol de puta madre y por que se ganaban títulos lo cual ahora no sucede. Me parece vergonzoso el giro que le han dado a la idiosincrasia de una afición entera en su propio beneficio. Ese inconformismo al que usted se refiere jamás habría permitido un partido como el de hoy sin que rodara una sola cabeza, es mas, ni se habría dado la circunstancia por que la afición nunca habría permitido que en su equipo jugara semejante escoria.
No se equivoquen ustedes, si ahora somos diferentes es por que somos tontos de baba por aguantar esto cosa que antes no. De que diferencias e inconformismos hablan ustedes. El Atletico ha dejado de ser un equipo señorial, de minorías y con sello propio para pasar a ser un equipo cutre de populacho y sainete. No hay mas que ver la imagen que nos atribuyen en películas y canciones como si fueramos lo mas bajo de la sociedad o comprobar el número de horteradas que hay en el Calderón por metro cuadrado. Se les debería caer la cara de vergüenza por la forma en la que estan manchando y distorsionando 100 años de historia. No les necesitamos ni a usted ni a gente de su calaña, esos atleticos de nuevo cuño que no saben lo que significa esa camiseta y que reconocen ser seguidores de nuestro equipo por que ahora es lo mas progre y lo que mas se lleva. Por mí vayanse todos ustedes a tomar por el culo con sus películas, sus canciones y sus teorías sobre nuestro sentimiento por que aquí sobran.
Ese Atletico que pretenden vender ustedes no es el Atletico de Madrid, el Atletico de Madrid es y seguirá siendo para todo aquel que ame estos colores el equipo de las 9 ligas y de las 9 copas, el equipo campeón de futbol elegante y grandes jugadores. Lo que ustedes venden es mierda y los verdaderos atleticos despreciamos la mierda y la vulgaridad así que no hablen en nuestro nombre por que nadie les ha dado permiso para hacerlo ni nos metan en el mismo saco que a ese nuevo populacho de reciente creación que se autodenomina colchonero.
Podrán quitarnos el estadio, las acciones, las categorias y hasta la ilusión pero lo que no nos van a robar son los recuerdos y nuestra dignidad. Con mucho que lo intenten jamás reconoceremos y menos aun nos conformaremos con partidos o equipos como el de hoy. El Atletico de Madrid no necesita ni de sus campañas ni de las de nadie, el Atletico de Madrid lo que necesita es volver a tener un gran equipo que es lo que hizo que tenga la masa social que tiene y llegar donde ha llegado. El marketing, las canciones de Sabina, los discos y las películas son solo pan para hoy y hambre para mañana así que metanselas donde les quepa.
La encendida polémica provocada en días pasados sobre el presente y el futuro de Torres en la selección y, en conexión con ella, el de Luis y hasta el de la misma selección, merecen, creo, un intento de aproximarse al asunto con menos apasionamiento, en unos casos (el de los aficionados colchoneros), y descarado e interesado partidismo, en otros (el de los inefables juntaletras o juntapalabras que pasan por periodistas "deportivos").
Pienso que a ningún aficionado mínimamente avezado, no ya experto, se le puede escapar que Torres afronta unas exigencias muy elevadas, y que no suelen ser planteadas a futbolistas de su edad. La afición colchonera, justificadamente ávida de un ídolo que llevarse a la mente y el corazón, hace tiempo que ha depositado en Torres todas sus ilusiones y todos anhelos de recuperar la grandeza perdida por obra y desgracia de nuestros funestos dirigentes. Los medios deportivos, ávidos de audiencia, pronto captaron esta circunstancia, y se han aprestado a sacar beneficio de ella, contribuyendo a la construcción del nuevo mito colchonero. Pero estos medios, como tienen otras clientelas más sustanciosas –aunque menos sustanciadas- que atender también, tan pronto como el mito colchonero amenazaba con ser un competidor con el mito merengue, no han dudado en pasar a zurrarle de lo lindo, y poco menos que a culpabilizar al bueno de Torres de casi cualquier mal que aqueje a la alicaída escuadra nacional.
A ello se suma la presencia en escena de Luis, acerca de cuya relación con Torres han corrido ríos de tinta y baba, asegurando que no lo quería, que no le gustaba, que lo ha maltratado, etc. Luis, que puede ser cualquier cosa menos tonto, no ha dudado en contar con Torres para su selección. Pero lo cierto es que, cuando las cosas –bien pronto, por cierto- se le han torcido, ha contribuido a alimentar la pira en la que se pretende quemar a Torres, arrojándolo a la suplencia. No han valido de mucho sus palabras exculpatorias para Torres, pues en esto del fútbol, al fin y la postre, lo que cuenta para casi todos es lo que se ve en el campo. Y ayer, Torres no estuvo en él de titular.
¿Es justo que no estuviera? Abstractamente considerado, creo que ni justo ni injusto. Fue uno más en el mal partido jugado contra Bélgica. Y ayer, uno menos en el no menos malo jugado contra Lituania -de lo que se desprende, que no es el culpable principal de mal alguno-. Pero considerado concreta, comparativamente, que es como hay que considerar las cosas cuando de justicia se habla, su suplencia ayer fue injusta, y además por dos razones. La primera, porque otros que jugaron igual de mal o peor incluso que él ante los belgas, repitieron presencia en el once titular, y además para ocupar un puesto que no es el suyo. Me refiero, como es obvio, a Raúl, cuyo partido ayer volvió a ser lamentable, como no podía ser de otra forma. ¿Quién y cómo pretendía Luis que marcara un gol en el primer tiempo en Vilnius? Pero, y con ello voy a la segunda razón, su salida al campo, en el momento en que lo hizo y con el equipo español que había sobre el césped, fue también, si no injusta, sí, al menos, inadecuada. ¿Quién esperaba Luis que subiera los balones para los delanteros? Jugando con dos centrocampistas sólo, con Luque convertido en hombre orquesta por su banda y con Tamudo de ala derecha, la verdad es que la cosa estaba complicada. Y todo este desbarajuste táctico y posicional, ¿para qué o por qué? Pues para que Raúl siguiera en el campo, cuando lo lógico es que la entrada al campo de Torres hubiera significado la salida de Raúl. Pero éste parece sagrado para Luis, no sé si por conveniencia –hay que mantener tranquila la fiera merengue- o por convicción –Luis ha loado repetidamente, y desde hace tiempo a Raúl-.
Sea como sea, creo que Torres lo tiene difícil en la selección. El clima no es el más propicio para él. El desorden deportivo es mayúsculo. Y a todo ello hay que unir que él mismo no acaba de dar el salto de calidad que su cualidades potenciales nos hacen esperar. Sigue con los mismos errores en el juego de espaldas; su control y remate o control, carrera y remate, sigue siendo irregular, combinando jugadas brillantes hasta deslumbrar con otras en que ciega por la torpeza. Nadie ni nada parece interponerse en su camino, hoy por hoy, para hacer que el diamante que es se pula poco a poco. Todo en él parece espontaneidad, cualidad y defecto innatos.
Pero, con todo, si en este país la selección fuera como es en otros y realmente representara lo que en ellos representa, Torres debería ser titular, hoy por hoy, pues en su posición, no tiene competidor nacional. Como decía un insólito columnista el otro día, esté verde, amarillo o azul, debería jugar. Mas como las cosas de la selección son aquí diferentes, es muy probable que acabe poniéndose de todos los colores, menos asiduamente de rojo.
Me paro a pensar en el significado de la marcha del domingo y me asaltan dudas, si no existenciales, sí al menos de saber qué significa que centenares de personas estén dispuestas a salir a la calle por algo que está más allá del mundo de las ideas, tal vez pensando en su fuero interno que es una batalla desigual y que la lucha es por un ente abstracto que ni nos da de comer, ni nos ordena la existencia, ni compromete nuestros ideales, pero que llega a significar en algunos momentos tanto como todo lo anterior que no es.
Es la oportunidad de poner en una sola voz un mismo sentimiento de rabia, impotencia y desilusión, la cara más amarga del amor, sabiendo que no vamos a ser confundidos con una masa que grita y protesta, sino que somos la individualidad más peculiar de ese ente, al que vemos desangrarse sin que nadie acuda a vendar sus heridas. Por una vez, no seremos nosotros mismos, sino lo que hay dentro de nosotros y de una interminable lista de personas que ya no nos podrán acompañar y de otra no menos extensa de aquellas que un día formarán parte de lo que ahora somos.
Sabemos cuál es nuestra situación, tal vez eso sea lo mejor de todo. No estamos construyendo momentos idílicos ni históricos, sino que partimos de la realidad que nos atenaza y, por esa orden que llevan nuestros genes de mejorar y avanzar, buscamos un cambio de rumbo, como algo natural que sucede para no dejar en evidencia a las leyes sagradas de la naturaleza.
Del mismo modo, somos conscientes de que una vez iniciado esto, ya no hay vuelta atrás. No tengo ni idea de lo que puede conseguirse el domingo, pero tengo claro que sí puede significar abandonar la soledad en que muchas veces nos sentimos para saber que, como diría el profeta, la voz que clama en el desierto tiene un eco mucho más grande de lo que imaginamos y que ese día nuestra voz retumba más allá de un papel o una pantalla de ordenador y cobra vida.
Hubo muchos días que compartí ese sentimiento de unidad y de pasión, pero esta vez será diferente; estoy convencido de que las situaciones difíciles son necesarias para sobrevivir, aunque sólo sea por eso de que cuando las cosas van bien hay que poner poco de nuestra parte y la falta de exigencia oscurece nuestro sentido crítico.
Espero que sea un día para recordar, pero que otros días más felices nos lo hagan olvidar rápidamente.
Ignoro quién está detrás de la Plataforma para salvar el Calderón —dicen que las peñas—, y vaya por delante que a mí todas las iniciativas conducentes a evitar que los actuales gestores del club rojiblanco campen por sus respetos, como Atila por la Galia antes de la batalla de Chalons, me parecen útiles. (Gil Marín dice que los detractores de su persona y del magnate cinematográfico se reducen a 15 resentidos de nada. Pues bien, parece que hay más, bastantes más.)
No obstante, algunos de los párrafos de la misiva enviada a la prensa por la Plataforma producen estupor. En particular los remilgos que sus inspiradores le hacen a que se les confunda con ninguna alternativa a lo que hay. La única alternativa que conocemos se llama Alternativa Atlética; no es una organización clandestina; está liderada por Alfonso Camba y ha formulado una propuesta para sacar adelante la entidad —misión poco menos que imposible y que exige, como todos sabemos, que se vayan del club los dos compadres que usufructúan hoy su accionariado—. Que la Plataforma hable a estas alturas de “un nuevo ultraje” únicamente puede ser atribuible al candor. Que aparezca ahora —tras 17 años de abusos y tropelías—, a la vagancia más absoluta.
Siempre he sostenido que unos de los handicaps del Atlético, acaso el mayor, es —contra lo que sostiene la mayoría de los pájaros de cuenta que escriben y peroran por ahí— su público manso, cándido, bobo, acomodaticio. La gente que acude al estadio a ver fracasar un año tras otro al equipo y que a todas las calamidades responde con canciones o sueltas de confeti y papel higiénico le hace un flaco favor a la entidad. (Particularmente las peñas tienen aquí una responsabilidad enorme, puesto que constituyen el cogollo de la afición.)
A buenas horas os habéis percatado, queridos, de los propósitos de Gil Marín y Cerezo. Son idénticos a los del difunto cuyo sepelio multitudinario adornasteis con barrocas muestras de dolor. (Bastaba un sucinto pésame y no ese concurso de elogios a la memoria del principal artífice del hundimiento del club.)
Contrastan vuestras ínfulas de independencia y ese afán aglutinador del que hacéis gala —¿con qué derecho?, me pregunto—, con la modestia de vuestras peticiones: ¡que los dueños del Atleti y las autoridades reflexionen! ¡Pero si ya lo han hecho! Han deliberado y fruto de esa deliberación es la idea de despojar al Atleti del único patrimonio que aún posee. Pero vosotros exigís que os mantengan informados. Queréis transparencia, la que no os dan los periódicos o las emisoras que consumís golosamente —a cambio, os venden ilusión, que tiene muchas calorías—.
No sé por qué sospecho que ya os habéis resignado a la golfada y que bastaría con que os la envolviesen de un modo atractivo para que le otorgaseis vuestro consentimiento.
Si no es así, si os he interpretado mal, os pido disculpas; y, en cualquier caso, reitero mi bienvenida, pero, por favor, poneos al final de la cola. Total, sólo os preceden 15 resentidos de nada.
Peliagudo destino, casi trágico, el que aguarda a quien ejercer quiera de colchonero luchador y responsable, en los tiempos que corren a orillas del Manzanares.
Sabido es que el buen -a fuerza de fiel- seguidor construye su memoria de manera tópica. No la construye sobre registros estadísticos rigurosos, donde consten hechos transformados en signos. No, la construye a base de imágenes, más o menos fieles, que guarda interiormente y de vez en cuando rememora, si la ocasión –un determinado partido, una charla con amigos- lo propicia. Y entre tales imágenes hay una en especial fuerte por constantemente renovada: la del estadio del equipo de sus amores. Éste, de tal forma, pasa a convertirse en seña de identidad decisiva de su vida, en la medida en que su pasión por unos colores lo lleva una semana sí y otra no, durante largos años por lo normal, a ocupar un sitio –su sitio- en dicho estadio.
Príveselo de tal rutina, y sus, a veces, correspondientes ceremonias y rituales, y no ya su identidad como seguidor, sino una parte más o menos sustancial de su misma persona, se derrumba.
Entiendo, por ello, que la chispa de la rebelión contra Giles y Cerezos pueda quizá prender ahora, cuando la avaricia e ineptitud de éstos amenaza la vida del Calderón. Pero ello no debiera ser óbice para entender también otra cosa: que la ruinosa situación de nuestro querido Aleti, es muy probable que no tenga vuelta de hoja si no es a costa de enajenar los terrenos en los que se levanta el Calderón.
Lo que resulta de todo punto inadmisible es que la tal operación vaya a ser urdida por quienes, con su malhacer, nos han abocado a esta situación ruinosa. ¿Podemos fiar en ellos acaso tan delicada, trascendental y traumática operación? La pregunta es retórica, luego huelga responderla. Pero no huelga responder a esta otra, en mi opinión: ¿debe la justa y necesaria no ya oposición sino lucha contra tales malhechores hipotecar cualquier venta del Calderón, sea cual sea la circunstancia?
La pregunta no me parece baladí, pues si la ocasión se diera para que los destinos colchoneros pasaran a ser egidos por personas más competentes y honradas, un pronunciamiento expreso y contundente de la afición contra la venta del Calderón, sin más, las dejaría, muy probablemente, atadas de pies y manos para resucitar al moribundo Aleti.
Pero ¿cómo hilar tan fino cuando de movilizar a una masa social se trata? No es tal tarea proclive a permitir sutilezas de esta índole, por lo que el riesgo de producir un efecto no deseado es evidente. Podemos salvar el Calderón, a nuestro querido Calderón, y con ello evitar la última, por decisiva, fechoría de los malhechores. Mas es probable que éstos -con el silencio cómplice o manso de tantos- hayan clavado su daga tan hondo que el mal sea ya irreparable, y que si se van por el clamor pro Calderón, se vaya también casi cualquier esperanza de ver renacer a nuestro Aleti.
Así de duro es nuestro destino. ¿Ni contigo si sin ti tienen mis males remedios, que dice la copla?
Como saben ustedes, Gil Marín concedió hace poco una entrevista al diario Marca. Estuvo en su línea —ya satirizada por Ozemaría a propósito de otras declaraciones—, esto es: modosito, muy modosito. Vamos, un hipócrita en estado puro. Sin embargo, ante un periodista algo menos complaciente que los otros cubicularios que le tiran de la lengua, Gil Marín masculló, bien que muy a su pesar, alguna media verdad. Por ejemplo dijo que se vio “con los dos pies en la cárcel”. (Y no le faltaban motivos para abrigar un temor así.) Y también que ser propietario de un club sirve, entre otras cosas, para “si un día, por lo que fuera, quieres dejarlo, vender, coger lo que puedas (sic) y cambiar de estrategia”.
Ese coger lo que puedas que he subrayado, ¿no luce como un pepita de sinceridad rodeada por un piélago de embustes y tartuferías? Voy a ensayar la traducción de algunas de las frases, muy mal cortadas —lo cual es tanto culpa de Gil Marín como del periódico—, que el sucesor del difunto fue salmodiando ante el reportero, como un curilla de aldea sus semiolvidados latines. “Yo sigo siendo un empleado”. O sea: además de ser el dueño del club, cobro el mayor sueldo que el club paga. “El funcionamiento del Atleti no está tan ligado al hecho de que haya un miembro de la familia Gil o de otra”. O sea: si las cosas marchasen peor de lo que van, sabed que yo no sería el responsable. (¿Y quién lo sería? La respuesta, en el siguiente párrafo.) “Es difícil que se pueda pitar a gente que ya no está en el día a día”. Esto es: No me chilléis, por lo que más queráis. Apuntad a Cerezo, que lleva la voz cantante y es el que manda de verdad, o a los empleados Ruiz y Muñoz que, junto con los dos miembros del Consejo de Administración cuyo anonimato respetaré por razones que me reservo, son los que manejan el Atleti. (Dirección colegiada quiere decir, en el diccionario de Gil Marín, “A mí pío que yo no he sido”.)
“Hoy en día queda [en la oposición] alguien correcto y sensato, Alfonso Camba, que tiene abiertas las puertas del club”. En román paladino: “Los que me critican son unos piernas; el único que no está tieso es Alfonso Camba. ¡Cómo me gustaría que comprase un 20 o un 30 por ciento del club! Ya sé que es imposible, pero en todo caso necesito que esté ahí para cuando vendamos el Calderón, porque tendría bemoles que, una vez esquilmado el Atlético, nadie quisiese el club; quiero decir, su cáscara. “Ferrando tiene criterio, carácter grande…”. O lo que es lo mismo: era el entrenador más barato que había. El resto es intraducible pues se trata de un guisote a base de ensalada de sinsentidos, concentrado de embustes al 90 por cien, necedades marinadas y delusorias promesas en un idioma bárbaro, como corresponde al hermano lego de Valdeolivas.
Mierda de pais.
En primer lugar no tiene ni idea de futbol, porque no han jugado al futbol aparte del partidillo de "Ballenas Tontolete" contra "Capullos Paquito Gonzalez" participando toda la tribu de cantamañas en uno y otro equipo con Segurola de utillero.
Si hubiesen jugado al futbol de verdad alguna vez en su vida, sabrian, los muy zoquetes, que Torres no falla ninguno de los goles, sino todo lo contrario.
En el primero, El Niño está muy escorado y con un defensa detrás casi encima. La pega moviendo el tobillo derecho casi 90 grados, al primer toque sin mirar la porteria, tal como le viene, la bola a media altura. La pelota sale rozando el poste izquierdo de la porteria como habreis visto varias veces- vaya mierda de realizacion que no da ni una toma desde detras de la porteria para apreciar lo que digo. Pero es TVE y no tendra medios, no te jode-
Me gustaria ver a otro delantero en ese movimiento, a ver donde la ponia. Muchos, en su caso, la dejarian bajar y mirando la porteria, tratarian de meterla. Ese segundo o segundo y medio hasta completar la jugada para darla con todos las comodidades, mirando la porteria y sin forzar el toque y el tobillo, es una ETERNIDAD en esas circunstancias. Tal vez entre pero seguramente se eche el defensa encima y adios jugada. Torres que es una bala, hace lo que debe de hacer, y lo hace muy bien, pero no entra por muy poco.
El Niño hace una jugada de clase -la que tiene- y a la que nos tiene acostumbrados. El gol al Barca es parecido, movimiento de tobillo y tiro a la porteria, sin mirar donde la pone, en carrera. Aqui la diferencia es que encara la porteria, no esta tan escorado. ¿Nadie se da cuenta? ¿No saben ver futbol? Eso será, ya que los Paquito Gonzalez, Poli Rincon -toma paquete del futbol, troton, batallador, sin pizca de clase- el arbitro merengue, etc, saben de futbol tanto como mi abuela.
La segunda jugada la cosa aun es mas grave. Torres hace un movimiento rapidisimo, de velocidad, de atencion, de clase, de saber jugar al futbol y CON LA PUNTA DE LA BOTA, con el dedo gordo del pie, con en ese dedo con el que juegan los craks, LE QUITA LA PELOTA al portero de las manos, sin tocarle las manoplas, llevándosela limpia. Es un jugadón, parecido al de Mijatovic en la final de la Septima de los Ciervos -mas que me pese he de recordarlo como tal- que hace algo parecido, toque sutil a la izquierda de la porteria y disparo a la red. La diferencia es que el otro dia, Fernando cuando se va a la izquierda, se le echan encima tres jugadores belgas y ya no tiene sitio, acelerando la jugada con el resultado que conocemos.
El tonto de la polla de Paquito Gonzalez, dice en antena : "Otra oportunidad fallada en boca de gol de Torres.. ¡y van dos!" Demuestra con ese comentario varias cosas:
1. Que no tiene ni puta idea de futbol.
2.Que es un cabron que trata de hacer daño a Torres.
3. Que sigue siendo tan gilipollas como cuando dijo en antena en la retransmision del Real Madrid- Atleti, primer partido de Vieri en el Bernabeu al principio de temporada : "Vieri es una paquete de tomo y lomo. Un fallón, un torpe con el balon en los pies. No vale un pimiento" Ahi están los archibos sonoros para comprobarlo, para quien no crea que el director de Carrusel Deportivo dijo lo que dijo, demostrando el solo el punto 1 anterior, y demostrando de paso lo que viene a continuacion, ya que años despues babeaba por fichar a Vieri para el Trampas.
El y la panda de babosos ultras que le acompañan dan absoluto asco. Y si de tanto en tanto los escucho, como el otro dia, lo hago para escuchar estas hijaputadas que me valen para darlas a conocer cuando es necesario. En el cambio de Torres, apague la radio y la tele, porque a mi la seleccion española me la pela literalmente.
Para acabar. Estos cabrones que van soltando los que les va en gana en antena, serán los mismos que, en el caso hipotetico de que Torres saliese al mercado libre mañana y pudiese fichar por quien mas pujase perderian su agujereado culo por ficharlo y verle vestir su hedionda camiseta blanca. Esos que ahora le cuestionan tardarian segundos en convertirle en el idolo de sus masas.
Pero no perdonan. No perdonan que, como rezaba la portada de Marca de hace un par de años, con una foto de Torres con la rojiblanca, celebrando un gol y que decia llenado la pagina con grandes letras "ES FIEL" y subtitulaba "Torres hace oidos sordos al Madrid" No perdonan su fidelidad rojiblanca. Les da por culo, pero en este caso no les da gusto.
No perdonan, no. Si por mi fuera, Torres no pisaba mas la seleccion. Cualquier excusa me valia, pero no mando al chaval a pelearse con media España que ya le tilda de engaño-ayudado por Marca- de niñato, de invento de la prensa. Pero que pais, dios mio. Que pais de paletos, de envidiosos, de manipuladores. Trataran de derribar a uno de los mejores jugadores de los ultimos años, encunbrando y disculpando constantemente a otros, que como Raul, u otros mitos mediaticos, se pueden permitir no dar una patada a un bote, fallar 20 de 30, y pasarse la disciplina por la entrepierna.
Que pais éste que consiente el escandalo de las venta de la Ciudad deportiva vikinga, que aplaude los 26.000 millones de pesetas invertidos por el Madrid en dos fichajes como Zidane y Ronaldo, por un club que no es SA, un dinero que dobla el presupuesto de la Consejeria de Educacion para la Comunidad de Madrid en un año. Esto que se callan los mismos imbeciles que se llevan las manos a la cabeza cuando Torres, segun elos, falla goles cantados, esos mismos canallas que han visto como han robado un club historico como el nuestro y no han dicho nada, ni un puto comentario, solo reirle las gracias a Gil, tomarle el pelo al cateto de Cerezo o entrevistar a Calam y su carnet atletico. Ni un comentario. Ojala se hundan piensan por dentro. Porque no perdonan, no perdonan que haya una parte importante de la poblacion de Madrid que no comulgue con sus ruedas de molino, que no se le caigan las bragas con los merengues y que prefireran bajarse al Calderón a ver a los indios o irse todos de la mano al infierno. No comprenden. No entienden, no perdonan.
Canallas.
O la pareja que susurraba a los oyentes
Cuando el bizconde pone ese tonillo susurrante, tierno, algodonado, que acaricia el oído, debes ponerte el pijama de inmediato, sin perder un instante, pues esa noche toca cuento y no debes desperdiciar la magnífica oportunidad que te brinda de hacer que tu conciencia se deslice suavemente entre las sábanas para dormir una noche como, cuando chico, la voz de tu madre te arrullaba para sumergirte en el más placentero y seguro de los sueños.
Si encima el cuento es narrado a dos voces, y la segunda es de natural tierna, afable, bonachona, y te cuenta como su protector papá, que ahora está en el cielo, lo dormía y despertaba, cariñosamente, cada día, entonces ya no puedes resistirte.
Vamos, que quien no durmiera el miércoles como un niño, es que no tiene alma, no es humano. Yo, particularmente, hacía años que no dormía así. Toda la noche soñando con una balsa de aceite, en la que suavemente me desplazaba, de triunfo en triunfo del Aleti, por aguas de eficacia, honradez y amabilidad. Sólo me desperté una vez, acechado por un amago de pesadilla. Un cochazo, un ‘aiga’, que se decía antes, me arrollaba cuando pasaba sobre un paso de cebra, y un cuerpo orondo descendía de él, mirándome con ojos despreciativos, mientras decía al chofer: ‘remátalo, Manolo, que no es bueno dejar heridos, que luego siempre hay un rencoroso persiguiéndote por la vida’. Pero enseguida recuperé mi plácido sueño. No tuve más que pensar en que acaso esa mañana, alguno de mis difuntos progenitores me despertaría con un cálido beso.
Gracias, Joserra; gracias Miguel Ángel. Me habéis devuelto, por un día, a una condición infantil, que pensaba perdida para siempre
...de la cara de gilipollas que se me queda todos los fines de semana despues del partido, toda la semana pensando en el para luego lo que se vé.
Y es que no escarmiento, el Martes ya empiezo a madurarlo, ¿Donde jugamos?, en San Sebastian, lo veré en casa, a ver si viene algun colega a casa para verlo o si no puedo convencer a la parienta de ir a visitar a alguien que casualmente sea del Atleti. A ver quien esta lesionado Ibagaza, Luccin y Salva, ademas Perea sancionado, madre mia, tambien es duda Jorge, para mi no habría dudas... El Viernes ya me compro el periodico a ver si avanzan la alineación, el unico recuperado es Jorge, estamos de cojones, pero quietos, vamos a fichar al Lucho Gonzalez, esto ya es otra cosa...
El sabado por la mañana veo ansioso la alineación, joder, Colsa, Simeone, Aguilera, Jorge y Musampa ¿Puede haber algo peor?, bueno relajemonos, no va a venir nadie ni vamos a ir a ningun lado, asi que a verlo con mi mujercita, montemoslo bien, las cervecitas una hora antes en el congelador, de aperitivos unas aceitunas de Campo Real, unos berberechitos y unas berejenas, en la Segunda Parte para cenar jamon, lomo y paté con un vinito canario, ¿Que puede ir mal?..., madre mia juega Novo, si puede haber algo peor...
Vaya mierda de partido, pero pueden jugar tan mal, ¡Que cabreo!, mi mujer me dice que si estoy tonto, que como puedo ponerme así, que soy un descerebrado,... intento razonar con ella, ¿No ves lo malos que son? ¿No ves que mierda de equipo?, me responde que a ella que le importa, claro como es vikinga. La digo que me deje en paz y todavía me manda a la mierda..., no si encima de perder esta semana no arrimo ni el Sabado..., encima el vino canario es una mierda.
En fin lo de todas las semanas, da igual en casa que fuera, no es el resultado, es el juego, lo dijo aquí el otro dia uno, ¿No teneis la sensación de ver siempre el mismo partido?, para mi el de ayer es igual que el del Villarreal, que el del Albacete, que el del Valladolid del año pasado y que el del Osasuna de hace siete.
SALUDOS.