Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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mayo 2004 - Artículos

Patatas a la importancia (31/05/2004)
Por una vez, y si a ustedes no les parece mal,  voy a ocuparme de nuestros vecinos.

1) La verdad es que son unos artistas —me refiero a Valdano y los merengues—, unos artistas de la autopropaganda: la practican sin ningún escrúpulo. Fíjense si no en este fragmento de la rueda de prensa en la que director general del Madrid anunciaba su “Ciao, bambinos” —o su “Hasta luego, Lucas”—: “Han sido cuatro años apasionantes (…) En medio de un proceso de transformación del club, supimos conseguir éxitos deportivos, sociales y económicos hasta colocar al Madrid en una posición de liderazgo mundial”. ¡Tendrá morro! El único proceso de transformación del Madrid ha sido su brusco, su  brutal, enriquecimiento —pasó en un santiamén de mendigar a vivir por todo lo alto— merced a la cooperación necesaria de dos ilustres cargos públicos de la región. Cómo habrá sido la cosa de difícil y heroica que se logró mediante una simple firma al pie de un documento. De manera que, cuando Valdano fichó por el Madrid —para cobrar 300 millones a cambio de lucir los trajes y las corbatas y ponerle voz a la entidad— la transformación del club blanco —de presumido y arruinado en fatuo y pudiente— ya era un “éxito sin paliativos”. (La reveladora expresión es de Esperanza Aguirre. ¿Qué tendría en la cabeza la dama cuando vinculó el sustantivo “éxito” a la locución “sin paliativos”, empleada por lo común para calificar un fracaso. Pues seguramente la conciencia de haber participado en una maniobra turbia, ilícita.)

Valdano se va porque sobra, porque se lo lleva crudo sin dar ni golpe. Su tarea la puede hacer cualquier otro a cambio de un sueldo bastante menor. (Para fichar a Zidane o Ronaldo no se requiere ningún criterio sino potencia pecuniaria.) Valdano se autoincluye en la hazaña plural de haber puesto al Madrid a la cabeza del fútbol planetario, pero él ha intervenido muy poco. (Y cuando lo hizo fue para recibir el desaire de su presidente —el caso Milito—, o para equivocarse —el caso Queiroz—.

2) A raíz del eslógan “Zidanes y Pavones”, se ha comentado que el Madrid no tiene clase media y que su plantilla se compone sólo de genios y chavales con más o menos futuro. Ahora bien, ¿qué son los Salgado, Helguera, Guti, Solari y, si me apuran, Casillas o Raúl? ¿Grandes cracks? No por cierto. Entonces, ¿por qué el lobby merengue insiste en la empachosa dicotomía? Responderé con una parábola. La patata es un tubérculo sabroso, rico en fécula y almidón; su calidad gastronómica no es muy grande, aunque sirve para llenar la panza de los pobres: es una suerte de pan, en aquellas latitudes donde el trigo no abunda. Ahora bien, existe una manera de guisarla —con ajito, pimentón, etc.— y al plato en algunos lugares le llaman “Patatas a la importancia”. Mucho presunto crack del Madrid no es más que un jugador a la importancia —la que se dan ellos y la que les confieren los ideólogos merengues—.

La causa por la que esta especie de segundo Bernabéu  que es Florentino —Valdano adula hiperbólicamente a los suyos, costumbre muy Real Madrid— patrocinó el eslogan de “Zidanes y Pavones” es muy simple: Morientes, MacManaman, Munitis, Flavio, etc. percibían fabulosas cantidades de dinero por calentar el banquillo —exactamente como Valdano— y ni siquiera el todopoderoso Real puede permitirse vivir siempre tan al margen de las leyes económicas. Este ejercicio, el Madrid optó por un modelo más austero, más a la italiana: un conjunto muy definido, con cuatro primerísimas figuras y ocho o diez futbolistas de buen nivel medio, dejando para los canteranos el papel de rellenar los huecos en la foto para la historia. El problema es que Roberto Carlos, Zidane y Figo envejecen. Y Ronaldo nunca volverá a ser el que fue —hablo de sus facultades físicas—. Para colmo, Raúl ha firmado una de sus peores temporadas en el Madrid.

Errores no forzados (28/05/2004)
Es como para morirse de risa: el club no renueva a Manzano quien, por su parte, desde hace dos meses le había dicho a Toni Muñoz que no continuaría motu propio. De modo que Manzano no pensaba seguir y, aun así, el club deshojaba de la margarita del entrenador el pétalo Manzano.  Ya sé que el secretario técnico no es un as de la oratoria y que farfulla en demasiadas oportunidades, pero me resisto a admitir que no comunicase a Cerezo el propósito del coach de Jaén. Por fuerza ha de tratarse de un error de los mensajeros —esto es: de los desinformantes de turno—, o de una argucia para salvar la cara del mister y la de sus empleadores —éstos deberían jugarse la cabeza, pero como no tienen o la tienen en otras cosas…—.

 

Si uno repasa la trayectoria del Atlético de Madrid bajo las órdenes de Manzano, halla injustificables y merecedores de la destitución los siguientes extremos: 1) Nadie entiende por qué un equipo cuya única obligación era arrancar con fuerza en la Liga compareció en ella sin forma, nervioso, blando, torpón.  (De hecho el mister salvó el cuello después del triunfo in extremis ante el Mallorca.) 2) El regalo de la Copa fue una tremenda estupidez, y no por la Copa en sí. Cuando un equipo ha hecho migas con los buenos resultados es una temeridad empeñarse en que pierda. La debacle de Sevilla desinfló moralmente a nuestros hombres justo cuando éstos empezaban a creerse llamados a protagonizar una buena temporada. Era muy tierna su fe en el triunfo cuando se la segó la derrota del Sánchez Pizjuán —¡y qué derrota!—.

 3) La cerrazón de poner a determinados jugadores —la extravagancia de Diego Rivas o Santi, en vez de Movilla; o de Aragoneses, en vez de Juanma— no sólo le costó al equipo buena copia de puntos, sino que difundió una perplejidad innecesaria entre los jugadores y los aficionados. El calvito fue el jugador más en forma de la pretemporada y el portero se marchó invicto. (¡Carajo!, un guardameta con el que no se pierde constituye para sus coequipiers casi en un amuleto de la victoria; que el futbolista —como el guerrero de la Antigüedad— es muy supersticioso.)

En materia de alineaciones mostró un criterio errático: se olvidó de Contra y de Rodrigo —el titular de las primeras jornadas—. Entronizó a Musampa para borrarlo en la segunda vuelta.  Mostró demasiado apego a notorios insolventes como Gaspar, De los Santos o Aguilera, Simeone nunca le devolvió la confianza que puso en él, etc.

4) Pecó de pachorra en el trato con sus discípulos, particularmente con Torres, al que aduló en exceso. Torres necesita un mister justo y firme que le quite las ínfulas de estrella y le enseñe lo que no sabe hacer.  Torres necesita entrenar más que los demás, principalmente el remate.

En fin, se va don Gregorio y llega un tal Ferrando —otro no name—. El criterio para su fichaje ha sido el precio. Por lo menos no viene Luis Fernández —el favorito de la afición, según un sondeo—. Sólo nos faltaba traer a un fantoche que se revuelca por el césped cuando su equipo marca un gol. (¿Es que no nos hemos cansado de los impresentables?)

 

P.D. Nos dicen —¡qué perseverancia en la engañifa!— que el Atlético va a formar un gran equipo para el año próximo y también que el club sólo dispone de 9 millones de euros para fichajes. Pues bien, con esa cantidad no hay ni para comprar los cordones de las botas de Eto’o.

Madrid Olímpico 2012 Día de fiesta lalala (27/05/2004)
Me dirigía caminando de manera tímida y temerosa hacía el Calderón. Había oído decir que ya no existía. Yo no me lo terminé de creer. Mis colegas siempre con sus coñas. Y después de lo del accidente, qué cabrones, en vez de remitir y comparecerse de mis huesos, los hijos de puta cada vez se choteaban más. Nunca terminaré de agradecérselo, odio a los que se compadecen por autocomplacencia y equivocada piedad cristiana. Puta mierda de piedad cristiana.

Después de despertar era el primer día que salía a la calle y, por supuesto, me dirigí al Calderón. Los médicos me aconsejaron que mejor diera un paseo por las cercanías de mi barrio y luego más adelante fuera progresando hacía lugares más lejanos. Pero con la terca obstinación que me caracteriza me negué en redondo. Qué cojones, después de tres años de no existir (qué placer tan inconmensurable, la mejor siesta de mi jodida vida), tenía que ir al Calderón.

 

Hoy es 4 de octubre de 2007 y hace un frío de pelotas. Tan bien es cierto que estoy destemplado. Llevo años sin pisar la puta calle. Me subo el cuello de la chupa hasta las orejas y giro por la bocacalle que da al boulevard. Pienso que tal vez sea el de los sueños rotos, pero sigo sin dar crédito a mis colegas.

 

Recuerdo aquél día que entré por primera vez. Joder, qué verde era la hierba. Era la hierba más verde que he visto en mi puta vida. Luego me he fumado muchas, pero ninguna como aquel jodido y hermoso césped del Calderón resplandeciente por las luminarias al anochecer. Ese gris mortecino, como de monumento antiguo. Yo allí, caminando de la mano de mi abuelo. Más feliz que un ocho. Joder sí, era el puto niño más feliz del mundo. Y allí saltaron el Barca y el Atleti. Y a mi hermano, el fulero, que también había venido, le importaba un huevo. El recorría la grada buscando chapas (en aquella época todavía había chapas en los estadios, ahora sólo quedan chaperos), y mi abuelo le gritaba que volviera. Yo también gritaba: “Atleti!!! Atleti!!!!” en una comunión perfecta con miles de personas que no había visto en mi puta vida pero que amaban la rojiblanca. Lo primero que pensé es que alto era todo. Había entrado por lateral casi al lado del Fondo Norte, segundo anfiteatro. La hostia. Se veían pequeños, pero se veían de puta madre, como muñecos de sub-buteo de un tarro de Cola-Cao. “Atleti!!!! Atleti!!!” no podía dejar de gritarlo. Qué alegría joder, pocas veces he sentido nada igual.

 

Ya me quedaba poco para llegar, el frío me helaba la sangre y las pelotas. Joder qué pronto ha llegado el invierno este año, pensé. Doble la esquina. Desde aquí ya debía divisar la visera principal de tribuna, pero no veía una puta mierda. Había niebla y además los tres años de siesta clínica no me habían dejado muy para allá la vista. Pensé que entre unas cosas y otras y los putos edificios y grúas que inundaban el paisaje, pues eso, que no lo podía ver. Seguí avanzando. Recordé entre nebulosas infantiles aquella final de Interconental. Apenas recuerdo.

 

Algo me golpeó el corazón al verme llorando en el Fondo Sur el día del doblete. Abrazado a un colega medio drogado que no conocía de nada; volví a ser aquel niño feliz que se agarraba a su abuelo y gritaba Atleti!!!, Atleti!!!. No fue el único día que lloré. Recuerdo aquel puto día en el que derrumbado en el frío cemento del Calderón, lloré sin lágrimas, seco de rabia aquella derrota contra las huestes de Asprillia que nos privó de la final de Wembley. Aquel chapuzón memorable un día de histórica remontada al Betis (Arteche mete gol, Arteche mete gol….). Las carreras por la grada, las primeras hacía la valla del Fondo y las de día de Derby sin protección. Todos los derbys vividos. Las alegrías sin igual en la victoria y los atracos a la desesperada. Ese tres cero en el descanso, Baltasar inconmensurable, y a tomar por culo, gol en el último minuto, en una puta mierda de falta que sólo el carnudo de turno vio. El 3 a 0 al Manchester, grande Paulo, grande. Esa Champion que se escapó tras los zapatazos de un argentino fulero y fallón y una lentilla atolondrada. Todo eso es mi vida, y todo eso lo viví en el Calderón. Ja, como coño iban a derribarlo. Mis colegas son las polla, qué cosas tienen. Me voy a cagar en su puta…

 

Por fin giré a la altura de Pontones, bajé discretamente la calle que desemboca en el Parador, y allí estaba, allí estaba… una planicie de barro y hormigón. Alambradas, grúas, ladrillo y más hormigón. “GILMAR construye”, rezaba un enorme cartelón. Allí estaba el NO-CALDERÓN.

 

Clavé mis rodillas en tierra y lloré, como aquél niño que una vez lloró por la rojiblanca. Como aquél adolescente que lloró por una final nunca vivida en Wembley. Como aquél joven que lloró por un título de liga siempre ansiado. Como aquél tío que lloró abrazado a un camarada un día de Centenario, al calor de un trapo rojiblanco. El viento jugueteando trajo hasta mis rodillas un trozo de periódico ajado. En el podía vislumbrar una foto húmeda en la que podía ver claramente a Gallardón, Cara Torcida y al Guindo-Man. De fondo un estadio frío de hormigón y aluminio, y un trozo de rojizo tartán. “Inauguran la Peineta. El resultado no acompañó a la fiesta: 0-5”. Me reí para mis adentros… “día de fiesta, los chicos y chicas… la la la”. Seguí leyendo, entre la humedad de los ojos, y las motas de barro:

 

 “El 3 de Septiembre de 2007 se inauguró el estadio Jesús Gil Arena. El Club Madrid Olímpico 2012, al igual que antiguamente le ocurriera al antiguo pupas, también conocido como Atlético de Madrid, no pudo sacar adelante un partido por auténtica mala suerte. Su entrenador, Sr. Manzano, en el que fue su debut tras su retorno al club, maldecía la mala suerte sufrida por su equipo, pese al 0-5 y comentaba que el fútbol les debía algo. (Unos panchitos y unas cañas).  El presidente vitalicio Guindo-Man tuvo una palabras de recuerdo para su querido amigo Bola-Man y dijo que eso era sólo posible gracias a su herencia. Unos 10.000 voluntariosos y entregados aficionados aplaudieron a rabiar los goles del equipo contrario. Por algo son la mejor afición del mundo. Así rezaba además una pancarta que desplegaron a la salida del equipo al terreno de juego: “Afición. Semos los mejores”. Destacaron sobre todo Patxi fichado recientemente del Conquense, García Pedrón, última incorporación del Robledo de Chavela y el mega crack internacional Quesito-Sinsalsa, una joven promesa de 7 años fichada del NewZeland United, club vivero del Madrid Olímpico 2012.”

Posted: 27 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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Cuestión de respeto (26/05/2004)
El domingo oyendo Telemadrid radio cuando simultaneaba a su manera los partidos del Trampas y del Atleti, es decir un cuarto de hora para ellos y un minutito más o menos para nosotros, me daba rabia la actitud del comentarista, criticando duramente la labor de Floripondio, tan duramente como lo alabaría no hace ni dos meses, y criticando que esto lo callaría con fichajes, cuando la prensa es cómplice de todo ello... Pero lo que me daba rabia es como se enojaba porque el Madrid quedaba 4º, al igual que el resto del estadio, mientras que se alegraba porque el Atleti conseguía la UEFA, es más, al final de la retransmisión no hubo ni una sola queja o crítica al equipo por no haber conseguido la UEFA, casi daba como normal que el Atleti participara en la Intertoto, la verdad es que a esas alturas estaba indignadísimo.

 

Pero pensándolo bien creo que no debía dirigir mi indignación contra el tontoelhaba de la radio, sino contra quien ha provocado que las cosas llegarán a estos extremos, y en gran parte somos nosotros mismos. Cierto es que no quiero que mi equipo sea uno de esos que engañan a sus seguidores, como a los niños con caramelos, con una nueva estrella después de un fracaso, y estamos hablando de fracaso con un 4º puesto en Liga, unos cuartos de Copa de Europa y una final de Copa del rey. Pero sí que envidiaba a la afición del Madrid, así lo digo, cuando protestaba airadamente contra el palco por quedar 4º en la Liga. Eso, señores, también es grandeza y respeto por unos colores, y tener un nivel de exigencia que haga que el que esté sentado en la poltrona reaccione y sepa que si no lo hace bien el año que viene se va a la puñetera calle, por muchas Copas de Europa que haya ganado. Una afición grande debe tener un gran sentido de la exigencia con respecto a su equipo.

Nunca mejor dicho que las comparaciones son odiosas, pero cuando veo u oigo a seguidores atléticos decir que van a Neptuno por clasificarse para la UEFA, en todo caso sería por ganarla, siento un fuerte abatimiento por ver donde hemos quedado. Es maravilloso animar al equipo en los malos momentos, como cuando pierdes una final, eso lo entiendo y lo comparto, pocas veces he animado más en mi vida que en Valencia cuando perdimos la final contra el Español, acabé literalmente roto, por no hablar de la final de Sevilla, donde la afición dio una auténtica lección de señorío al fútbol español, aquello fue de quitarse el sombrero, o la derrota ante el Ajax en la prórroga... eso es lo que también hace grande a un club. Pero hemos entrado en un vórtice en el cual se anima por cualquier cosa, no hay exigencia ni crítica, y al final acabamos celebrando en la fuente de los triunfos un ascenso o una permanencia, y ese no es el camino. 

Lo que quiero decir es que debemos empezar nosotros mismos por cambiar de actitud si queremos que el Atleti se codee con los grandes de nuevo, debemos elevar nuestra crítica y empezar a pedir futbol en el Calderón, quizá así volvamos a ser alguien en el panorama futbolístico, no digo internacional, sino español (parece mentira que esté escribiendo esto del Atleti). Pero como sigamos regocijándonos de lo maravillosos que somos y no pensemos más que rebozarnos en confeti y banderas quedaremos primeros en las revistas de ultras pero como equipo no aspiraremos nunca más a nada.

Yo, señores, prefiero que los periodistas, por muy estúpidos que sean, se indignen porque el Atleti no se clasifique para la UEFA, a que se maravillen por el vistoso colorido de las gradas contra el Poli Ejido (por poner un ejemplo). Tifos y animación sí, pero cuando lo merezcan, si no, palos.

Un saludo 

Posted: 26 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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¿Tomadura de pelo con Peineta? (25/05/2004)
Desengáñese el buen Ozemaría: las autoridades de Madrid —iba a escribir del Madrid— quieren para el Atleti justo lo contrario de lo que desean para el Real. En su fuero interno, a Gallardón y Esperanza Aguirre nuestros problemas les preocupan tanto como los del Español de Barcelona a Maragall y Artur Mas. En el fondo se alegran de las tribulaciones rojiblancas, porque su cerebro y su corazón son blanquísimos, y porque la debilidad del Atlético es útil para el Madrid. Las fuerzas vivas del Foro han optado por poner todos lo huevos frescos en la cesta merengue y los podridos en la colchonera. Su causa es la del gangster del Bernabéu. ¿No les ha parecido a ustedes extraño que aún continúen explicándole a la gente que la operación de la ciudad deportiva de Valdebebas, en virtud de la cual se le ha quitado a un parque público de Madrid un trozo enorme para donárselo a una entidad privada, es “buena para todos”? ¡Como si alguien hubiese protestado enérgicamente contra la mayúscula golfada! (¿A quién esperan persuadir de la justicia y utilidad del asunto?  A ellos mismos, porque saben que lo que han hecho no es digno de alabanza sino de reprobación, y creen que repitiendo machaconamente un embuste suplen su falta de veracidad.

Pero se nos dice que esta vez las autoridades de Madrid tienen un plan del que forma parte el Atlético de Sïngapur, ¡loados sean los dioses! Quieren que nos mudemos a la Peineta, como el Español se fue a Montjuïc. En principio —reconozcámoslo— se trata de una oferta tentadora: vendemos el Calderón para jugar de balde en el estadio olímpico de la capital de España. Con la suma obtenida, pagamos a nuestros deudores y reforzamos el plantel.

Sin embargo, tales cálculos bien pudieran reeditar la cuenta de la lechera. La Peineta está por construir y su césped es pequeño, como se pudo comprobar con ocasión de la célebre Supercopa, que el difunto vendió por un plato de lentejas (el trofeo le correspondía al Atlético por haberse alzado con el doblete; pero a Gil le pusieron las televisiones una cantidad encima de la mesa y él sacó el trofeo de la vitrina y lo rifó. Dicho sea entre paréntesis: nadie niega que el difunto amase unos colores, sólo que eran los del parné.)

Para que la obra de La Peineta progrese hace falta que el COI otorgue a Madrid la organización de los JJOO de 2012; de momento, una mera posibilidad. (De lo contrario, el aforo del coliseo no superaría las 50.000 localidades, capacidad de todo punto insuficiente. Podemos y debemos aspirar a un estadio que cobije como mínimo 80 ó 90.000 almas, aunque sean las almas de cántaro que predominan en nuestra afición.)

Aun así, imagine el lector que los acontecimientos desfilan por la triunfal senda que entrevé el alcalde: Madrid tiene sus JJOO y el Atlético, su estadio. El aforo —que se completaría hacia la fecha de la inauguración del certamen— alcanzaría los 75.000 asientos. Aun dando por buenos tal cantidad y el retraso en alcanzarla, las dimensiones del rectángulo de juego no habrían crecido (estos defectos constitucionales son asaz costosos y arduos de remediar.)

Otra pega es la ubicación del recinto —muy lejos del actual y a trasmano—; una tercera,  la pista de atletismo que rodea al césped. (Ya sé que el Olímpico de Munich es un fortín para el Bayern y que a los forofos muniqueses no los arredran las ocho calles del anillo, pero convenza usted a nuestros hinchas, acostumbrados a la proximidad de los jugadores.)

En fin, el alcalde necesita que el Atlético habite La Peineta y el Atlético precisa fondos con los que rellenar su morrocotudo boquete financiero. Pero el cambio del Calderón por la Peineta podría ser pan —un pan soso y mal cocido— para hoy y hambre para mañana. Y, en todo caso, le sobra razón a Ozemaría: Gil Marín y Cerezo no pueden representar al Atleti en ningún acuerdo con las autoridades de Madrid. Si hay que cometer alguna golfada que beneficie al Atleti, exijo una golfada pulcra, como las que se perpetran a favor del Real; no un chanchullo ruinoso con presuntos delincuentes.

La permanente (23/05/2004)
No les ha bastado con arrastrar los colores rojiblancos por los campos de España, incluidos los de la segunda división.

 

Les ha sabido a poco apropiarse de forma indebida y con estafa de un histórico club de fútbol, para desde éste dar el salto a la fama que les ha permitido catapultarse a la política, y desde ésta desarrollar sus sucios negocios a gran escala.

Tampoco ha sido suficiente con dejar a dicho club no ya al borde de la ruina, sino en ella misma instalado.

No, todo ello ha sido poco. Ahora, a falta de días para que la más alta instancia judicial española probablemente sentencie que todo ello lo han hecho apropiándose de forma indebida, fraudulenta y con estafa del club, tienen que vender lo último y más preciado que de éste quedaba: el solar sobre el que se ha asentado la casa colchonera más de treinta años, y que todos teníamos por nuestro segundo hogar y seña básica de nuestra identidad.

Pero lo peor de todo es que ello lo hacen no ya con el acuerdo y beneplácito de las autoridades que representan al pueblo de Madrid, sino, al parecer, por iniciativa de las mismas.

¿Cómo pueden estas autoridades realizar una operación así con gentes tales y en este preciso momento? ¿Es imprescindible realizarla ahora, justo cuando parecía que la banda estaba al borde de la disolución, tras la desaparición de su cabecilla? ¿No son conscientes del daño irreparable que hacen al Atlético de Madrid, realimentando por última y definitiva vez a estas sanguijuelas?

Señores y señoras munícipes de la villa y corte, reconsideren lo que hacen. No faciliten a estas gentes rizar el rizo de sus fechorías, porque esta vez es la definitiva: le van a hacer a nuestro Aleti la permanente.

Posted: 23 may 2004, 12:00 por SDHEditor | con 1 comment(s)
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De modelos y futuro (19/05/2004)

En mi último encuentro con Fernando, bañado por un agradable sol más tardoinvernal que de primavera, charlamos un buen rato sobre el fútbol al que ambos llegamos de la mano de nuestros padres colchoneros y el que vivimos hoy.

 


Ayer, en El País, dos artículos de su sección de deportes han rescatado de mi memoria aquella amigable y animada charla.

 

En el primero, firmado por Diego Torres, se analiza someramente el modelo que, abierto por el Utd. desde Inglaterra, ha venido a consolidar y profundizar nuestro todopoderoso vecino y rival. Dice Torres que el modelo impulsado por Florentino Pérez es el de una productora de contenidos para espectáculos. O sea, representa el ingreso de hoz y coz en la moderna industria del entretenimiento del viejo espectáculo del fútbol. El Madrí, señores, es una superproducción, un proyecto comercial -curiosamente, sin necesidad de convertirse para ello en sociedad de tal índole-.

 

Para que este modelo funcione se necesitan dos cosas: el liderato permanente en todas las competiciones y una pléyade de rutilantes estrellas, no sólo –y a veces no tanto- en el manejo del balón, sino también en el de la imagen. Y esto último es por completo decisivo, pues parece que el proyecto comercial es lo que sostiene el apartado deportivo. Sin embargo, como se ha demostrado este año, ambas cosas no parecen tan fácilmente compatibles, y la llegada de rutilantes estrellas mediáticas, pestilentes de glamour, puede cerrar las puertas a un razonable proyecto deportivo, que permita alcanzar el liderato permanente en múltiples competiciones –por lo demás casi ajeno a la idiosincrasia del fútbol-.

 

A este problema debe añadirse otro no menor: un modelo tal no genera más identidad que la del propio éxito. O los triunfos caen como por rutina, o el edificio de tambalea. Esto, que ha sido posible en el Madrí porque esa era ya su identidad tradicional –“nasíos” para triunfar-, ahora se ha exacerbado hasta límites insospechados. La derrota no es que no se digiera, es que resulta inconcebible. De ahí que una temporada como la presente despierte alarmas que, para el común de los equipos mortales, sabrían casi a gloria.

 

Pero no es sólo esta la única ni la más pesada “cruz” con que habrán de cargar los seguidores merengues. No les tardará en ocurrir lo que ya me comentaba Fernando que ocurre en Manchester. Como Old Trafford, Chamartín, además de ser la especie de permanente Pasarela Cibeles que hoy ya es, acabará convirtiéndose en el primer parque de atracciones de Madrid. Japoneses y yanquis ajenos por completo al fútbol y su cultura, poblarán parcelas cada vez mayores del graderío, y sus exclamaciones de admiración y, alternativamente, bostezos, acabarán por sustituir el monocorde e insufrible ¡Hala Madrí!, propagado por medio de un altavoz a pilas.

Frente a este modelo, en la página siguiente, hacía acto de presencia el representado por el Valencia. Bajo el titular “La cocina de Benítez”, se nos presentaba al equipo técnico del Valencia y se nos daban algunas pinceladas muy ilustrativas de lo que representa la que es, quizá, gran clave del éxito levantino: un metódico y bien tramado grupo de trabajo. Exquisitez técnica y planificación meticulosa que, soportadas por un núcleo de excelentes futbolistas, han creado un engranaje casi perfecto, en el que piezas en muchos otros sitios desechables aquí encajan como si fueran productos de mecánica de alta precisión. En otras palabras, fútbol del de toda la vida puesto a la altura de los tiempos que corren.

 

¿Y tertium non datur? Pues no. Ahí tenemos un tercer modelo, el establecido e inaugurado por el estos días subido a los cielos como gran innovador (!) del fútbol español. Es el modelo Jesús Gil. Se asemeja en la superficie al modelo merengue en que aquí también hay una productora de contenidos espectaculares. Pero se trata del espectáculo cutre y chambón de los reality show. En él nos hemos establecido con la marca inconfundible y por nadie disputada de sufridores -en lo íntimo- y chabacanos -en la presentación-. Mas lo curioso del caso es que la figura ha calado, hasta el punto de que hemos venido a convertirnos en expresión paradigmática del famoso dicho, según el cual la naturaleza imita muchas veces al arte.

 

Decía una vez mi vecino Juan Cueto, hablando de la famosa novela de su antepasado Clarín, que no es que Vetusta fuera la expresión de la esencia de Oviedo, sino que ésta era la materialización de la esencia de aquélla. Pues al Aleti le ha pasado algo similar: no es que el gilismo haya captado y esenciado el tradicional sentimiento atlético, sino que el primero –desde los medios conformadores de opinión y significados-  ha terminado por construir y moldear una identidad en la que gran parte de la afición atlética ha terminado por reconocerse e instalarse cómodamente. De otra forma, yo que nací y crecí entre la familia colchonera, no alcanzo a comprender cómo ésta ha podido transmutarse en la actual tribu rojiblanca.

 

Mas no sería de extrañar que, muerto el gran jefe, el profeta, sus descendientes naturales renunciaran a crear el califato. Veremos entonces retornar, como por arte de magia, el espíritu colchonero, y de su mano la exigencia firme e impaciente a los eventuales nuevos dirigentes de que nos conviertan en un Valencia de la noche a la mañana. Oiremos y leeremos a los propagadores y encubridores del gilismo convertirse en líderes de la exigencia de seriedad, rigor y, por supuesto, resultados inmediatos; y claro, a la tribu rojiblanca querer reconvertirse de un día para otro de ajada cenicienta en bella y elegante princesa. Tiempo al tiempo.

Posted: 19 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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Por fin se acabó el quiero y no puedo (18/05/2004)
Muchachos tranquilos: Tenemos lo que merecemos: Mantenernos con más pena que gloria en Primera.

 

Yo no quiero jugar UEFA con la mierda de jugadores que tenemos. Hay otros equipos que lo merecen más; otros equipos que juegan al fútbol: Villareal, Sevilla, Bilbao, etc.

La única motivación residía en que, según las manifestaciones de nuestros jerifaltes, si la alcanzábamos se ficharían (promesas) buenos jugadores.

De momento, que no renueven a Manzano. Si el Mallorca jugó bien al fútbol cuando él lo dirigía, era debido a que el equipo jugaba solo: se conocían muy bien los jugadores y tenían relativa calidad.

Sin embargo, en el Aleti, no ha mostrado ninguna virtud. Partido tras partido cometiendo los mismos errores en cuanto a alineaciones y sin dotar al equipo del mínimo estilo de juego. A los jugadores que tenía no ha sabido “sacarle” lo poco que tuvieran; no ha sabido crear grupo de juego; pero… sobre todo y desde  mi punto de vista persecutorio, la mayoría de los goles han venido por la banda de Gaspar. ¿Este jugador tenía bula con Manzano?. Partido tras partido le hemos visto deambular por el campo, sin ayudar a los compañeros, necesitando que los demás cubrieran sus “agujeros” (¿verdad , García Calvo?), sin velocidad, casta… ¿Visteis ayer los dos goles?. Pues nada, en San Mamés lo volverá a poner.

¿Paunovic también tiene bula?. ¡Dios mío!. Pero si ayer al sacar una falta frente a la puerta contraria envió el balón (le dio con la uña) casi al banderín de córner. Es patoso; no tiene dribling; es lento y no tiene casta. ¿Era el acompañante ideal de Torres?. ¡Periodistas!.

Ayer, ¿Cómo pone juntos al Cholo y a De los Santos (este lleva diecisiete tarjetas) como “creadores de juego?. ¿Cómo pone a Aguilera, a Nano jugando a su aire, sin enlazar con nadie?. ¿Cuál era el centro del campo?. ¿Por qué juega con un solo delantero en casa, en partidos que hay que ganar?.

¿Aragoneses portero?. Es mejor que los otros, pero es que no nos da ninguna alegría. Ayer se tragó los dos goles

Hemos tenido mucha partidos para observarlo, a Manzano, y la conclusión es que no tiene categoría  ni conocimientos para entrenar a nuestro Aleti.

¡Como me duele que nuestro aficionados no reciban más!. Yo puedo aguantar, pero lo siento por todos vosotros.   

Trascurrió otro año más (he sufrido más que cuando el descenso) y a esperar de nuevo a la siguiente temporada. ¡A ver si este año…!.

Espero y deseo que sin la influencia de Gil, su hijo Miguel Angel (yo confío en él) se vuelque en el equipo, aunque solo sea porque se cumplan los deseos eternos de aquél en cuanto a formar de verdad un gran Atlético de Madrid.

Me despido de vosotros hasta la pretemporada.

¡Aúpa mi Aleti de Madrid!.

Modesto de Cantabria.

¿Y qué hago yo aquí? (17/05/2004)
Volvíamos de una excursión escolar, ya de noche. El autobús se deslizaba por el tobogán de la M-30, furtivo, como una pecera iluminada. Olía a patio de colegio, a sudor de horas y juegos, a galletas, a fruta olvidada en las mochilas, a sueño y joven ensayo de barba. Pasábamos junto al río, como una lengua de tiniebla y espejo. El estadio nos saludaba a nuestro paso. Allí la huraña visera de la tribuna, como el ala de un ave milenario que se extingue señorialmente. Se repetía la comedia de siempre: unos pitaban –la mayoría–, el rebaño de los conformistas. Los lunáticos, con un brillo enfermo en la voz, los underdogs, respondíamos con gritos y genuina mala leche. Pero como éramos menos siempre nos acallaban. “¿Sabes que Calderón ha muerto?” me preguntó mi buen amigo Alberto, ese recio donostiarra que, bueno, sí, era de la Erreala, pero le daba igual el fútbol. Me lo dijo con cariño, con ternura y pena (ya sabía que yo era un chalado del atleti, de los que llevaba la camiseta de algodón, con un 8 a la espalda, esa que tantas humillaciones le valió por parte de aquel profesor de gimnasia, antiguo militar, de voz cazallosa y pelo cortado a cepillo), y agradecí esa ternura mientras la fauna adolescente rugía, con esa grotescas caras granujientas iluminadas por la luz de la vía que se filtraba a tramos por las lunas. Había muerto Calderón, y allí estaban los de siempre, burlándose. “Estos vikingos no respetan nada” añadía otro correligionario. Qué vergüenza. Protestábamos sin fuerza.

 

 

Y aún recuerdo aquella rueda de prensa de Luis, con el chándal triste, su pesadumbre como una nube de hierro. Aquel espúreo derby, poniendo rostro a la pena, sin saber que ya todos moríamos un poco.

 

Pero también recuerdo a Don Vicente, enfermo, con su maletín de contable, su bigote inverosímil, el brillo acobaltado de su pelo, cogiendo un avión de hierro, con rumbo a Brasil, casi sin fuerzas, para traernos un tesoro que tenía por nombre Alemao. Y aquella semifinal de plata y fiebre, el gol de Uralde y la galopada de Marina hacia la felicidad. Porque yo era feliz en mi cachito de cemento, al lado de mi madre (que se había desvivido por conseguir esas entradas). Casi tan feliz como ella lo fue un día en el Metropolitano al lado de su padre.

           

¿Y ayer? Pues llegué tarde, un poco aposta. Una larga fila de despistados esperaba con impaciencia poder entrar al estadio. Una señorona de luto se consumía de furor por el lento avanzar de la “cola”. No bien franqueaban los tornos, corrían como demonios a sus localidades. “Que hay que llegar antes, señora” le grité, pero no oía. Mi chica se reía. Joder qué calor, qué asco de gente aquí que no se aparta para que pasemos, casi me caigo sobre un gañán con camiseta de Marbiella, se me ha olvidado la gorra, me he traído unas pipas guarrindongas sabor barbacoa que sé que no voy a probar, y han marcado un gol (perdonen que no me levante), y la fila de delante levanta el dedo apuntando al cielo (a ver si les cae un donut) y esta gente que hay a mi alrededor no me suena de nada, sobre todo esta señora que está a mi lado que anima más que yo y grita y tal y tal y tal y hace calor y el sol me da en la cabeza y cuánta gente y sale un tal Olivera (“ese debe de ser de la cantera” dice uno de detrás, uno de los de y tal y tal) y han marcado un gol y han marcado otro y la gente se indigna y a mi me da todo lo mismo y qué bien estará el de la barba en Gijón y quién fuera Bacharach para poder reírse y al otro igual le han dado una paliza defendiendo su pancarta y lo que me hace falta es un búnker en Segovia como el del webmaster y se ha muerto un señor muy bueno y esta gente del foro a ver qué dice mañana y a ver si alguien viene y me dice qué hago yo aquí y qué tontería escribir estas cosas tan pedantes y lacrimógenas aquí...

Posted: 17 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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¿Derrota fundacional? (17/05/2004)
(La muerte no prueba nada.)  

Hablaré por mí: ojalá que Gil no hubiese muerto y se hubiera restablecido completamente. Nunca le deseé ningún mal, ni siquiera la cárcel, tanto menos su óbito; sólo quise que se fuera del Atlético.  Los que hemos consagrado algunas fuerzas y algunas horas a criticar la gestión de nuestro club de fútbol favorito, pensamos hoy, en medio de esta desgracia, lo mismo que antes. El juicio que nos merece Gil y su gente no ha variado: han sido y son una calamidad para el Atlético de Madrid, pero quizá hoy no sea el día de abundar en los mismos argumentos y en parecidas consideraciones. Guardemos silencio de luto, pues. Ahora bien: que conste que la muerte no prueba nada. Que Gil pudiera morir —como podemos morir todos en cualquier momento, en cualquier lugar— no significa que sus detractores estemos equivocados. Es verdad que, frente al golpe seco de esa guadaña inmisericorde, los labios se niegan a entreabrirse para expresar las circunstancias comunes de la vida. Y eso es, creo yo, porque la muerte de un ser humano la confirma para todos, de algún modo la acerca para todos; y la sombra de la nada nos hace enmudecer. Pero tal desconcierto no puede durar mucho, porque la nada nada es, porque la muerte sólo es la ausencia de la vida, ni siquiera su reverso.

E insisto, no confundamos los órdenes: hay que sacar a la muerte de la discusión e impedir que su dramatismo degenere en tremendismo barato. La muerte no convalida los errores del fallecido ni tiene el poder de borrar sus actos. (Pésames.) La retórica funeraria se basa en el siguiente supuesto psicológico: el finado siempre parece la víctima de un ultraje indecible. De modo que, para contrarrestar esa terrible injuria, lo desagraviamos cubriéndolo de elogios. Aún así, todo tiene un límite. De entre las muchas cosas que se han publicado estos días rescataré una por la estupefacción que me produjo leerla. Son palabras textuales del hijo de Vicente Calderón: “Gil fue un luchador; ahora el club va a sufrir hasta encontrar otro Jesús Gil” (El subrayado es mío.) (Desamparo.) Tanta solicitud para con una persona y tan poca para con una institución que puede que sólo sea una cosa, pero esa cosa, tocada por miles de manos y miles de mentes, ¿acaso no se electriza de humanidad, no le contagia ésta su calor? Desde tiempo acá, el Atlético de Madrid sólo ha merecido alguna atención por parte de la prensa deportiva de la capital de España para ribetear con algún infortunio deportivo o judicial rojiblanco la portadas de unánime exaltación merengue. Para todos esos periódicos que se han volcado con fruición sobre el cuerpo presente de Gil, el Atlético ya no existía al margen de su propietario: sólo era un juguete roto, un instrumento embotado, en manos del difunto. Y pienso que quizá, sin esa indiferencia, Gil no se hubiese muerto encima del Atlético de Madrid, y la incalculable desgracia —ese pequeño fin del mundo— que la desaparición de toda persona entraña, no desteñiría su desolación sobre el club. (¿Derrota fundacional?) Como el Atleti únicamente era una circunstancia de Gil, el partido de ayer se convirtió en un acto póstumo del dirigente fallecido, también en una jornada de afirmación colchonera. Pero como bajo Gil la entidad se había acostumbrado a perder de todos los modos posibles e imaginables —con preferencia por los cochambrosos—, la tarde deparó más y peor derrota. De modo que el match ratificó el puperío del Atleti —hasta don Gregorio se apuntó a la tesis del mal fario insuperable— y la gente pudo sentir que la adversidad seguía con el equipo. Fue el mejor homenaje a Gil. No faltaron ni los papelitos, ni los confetis, ni los goles contrarios en el último segundo. ¿Una derrota fundacional? Que así sea.
Gacelas versus leones (14/05/2004)
De todas las columnas que he publicado desde que colaboro aquí, ninguna produjo tanta polémica como la que consagré a disecar el juego de Torres. Algunos de mis colegas se indignaron conmigo porque incidí en las cosas que no me gustan del chaval y no me detuve a encomiar sus talentos. Han pasado algunos meses y la evolución del juego de nuestro ilusionante“nueve” no ha servido, a mi entender, para llegar a ninguna conclusión definitiva. El debate sigue abierto.

Lo confieso: si en este Atleti tan desvaído, tan desfibrado, tan mediocre, no jugase Fernando Torres, creo que me quedaría en casa y ni siquiera enchufaría el televisor para ver los partidos. De hecho, las dos veces que se lesionó esta temporada coincidió con que me hallaba en un bar presenciando el match. Y cuando lo sustituyeron, pagué la consumición y me fui. Ha habido derrotas en las que el único lenitivo contra el desánimo y el tedio era la débil esperanza de que Torres hiciese alguna jugada de valor —un sprint, un regate…—.

De modo que no soy nada sospechoso de haberla tomado con Torres; al revés: ojalá que contribuya a llevarnos muy lejos; ojalá que triunfe con nuestros colores; ojalá que se convierta en el mejor jugador de Europa sin abandonar el Calderón.

Sin embargo, el último domingo, viendo el correcalles de El Sardinero, nada me disgustó tanto como los dos codazos que Torres propinó a sendos defensas montañeses. Y cuando digo ‘nada’, ese ‘nada’ incluye el penalti que le hicieron al propio Torres —clamoroso— y que Santos Lomar —uno de los trencillas más ciegos que hay en este campeonato— no percibió, o las caricias con las que los defensas agredidos por Torres se vengaron de él. Torres debió ser expulsado, y es urgente que alguien le diga que tal modo de jugar —bronco y pendenciero— es lesivo para su proyección.

Aprovecho para decir que parte de la culpa de lo que pasa con Torres la tiene el estúpido recurso al voleón del portero, cuero errático que el chaval disputa de espaldas al defensa y que rara vez rinde otra cosa que una falta a favor. Torres debe actuar casi siempre de cara a la zaga rival y casi nunca como el típico delantero armario —Penev, Salinas, Kiko—, pues el delantero armario suele carecer de la velocidad necesaria para desbordar a su oponente; de ahí que prefiera el choque con el defensa; hace de su defecto virtud. Torres es alto y fuerte, pero también es veloz y hábil. Privilegiemos lo que lo diferencia de los otros, no lo que lo iguala.

(Se argüirá que al voleón jugaba nada menos que el ilustre Sacchi, pero lo que en su sistema era una táctica para someter al contrario a un extenuante ritmo de juego —pues el rápido saque del guardameta exige para ser eficaz que el equipo que lo usa se eche coordinadamente encima del contrario—, en el míster de Jaén no es más que una confesión de su profunda ignorancia acerca del fútbol moderno.)

Con todo, hay que persuadir a Torres de que lo mejor para él es que se convierta en un futbolista deportivo, leal para con los rivales y el árbitro, valiente y noble. En el sueldo de todo ariete va la paciencia para soportar la marrullería de sus marcadores. La gresca no le conviene a un delantero, porque si los partidos deviniesen en cacerías, difícilmente haría de león y sí de gacela. La gacela puede darle una que otra coz al león, pero a la larga sucumbe a sus zarpazos. ¿Me explico?

Esos numantinos rebeldes (13/05/2004)

Nunca quise a nadie.

Un caballo blanco fue si acaso mi unico amor. El lamía mis manos llenas de sortijas y cabeceaba de placer cuando rascaba su crin. Nunca, y he dicho nunca, me falló, me traicionó ni puso en cuestión mis sucios métodos. No como otros.

Me voy. Se acabó lo que se daba. Aquellos dias de Burgo cuando era un chaval... ¡si están ahi! Parece mentira.. ¡cómo es la vida! Ha pasado como un suspiro, un soplo de aire limpio en lo alto de una montaña.


Era un chaval despierto, listo. Siempre lo he sido. Tal vez demasiado. me han rodeado inútiles toda la vida, he estado rodeado de mindundis, de mediocres sin cerebro, que se cegaron ante mi presencia, ante mi inteligencia y mi osadía... ¡Don Jesús! ¡Que pronto apareció el don delante de mi nombre! ¡Cuanto pelotillero! ¡Cuanto muerto de hambre! ¡Cuantos sin escrupulos!  

Siempre he pensado que uno muere como ha vivido, aunque claro trato de no pensar en aquellos que murieron sin esperarlo, aquella noche, terrible, fatídica, que ha marcado mi vida hasta ahora mismo. Cuando me vaya estaran todos alli, esperando, sentados, atentos al preciso momento en que la puerta se abra. Y sin embargo, ¡cuantas veces he superado una situación parecida! Con mi verbo fácil, con mi oronda figura, con las triquiñuelas de mi discurso, los he encandilado y he conseguido -¡tantas!- hacerles creer que mis palabras eran la verdad resucitada y que era un buen hombre con buenos sentimientos, un personaje diferente, anárquico, simpático, único, cuyo fin último era encontrar lo mejor para sus vidas. Pero con esos espectros, esos fantasmas que me esperan al otro lado, me temo que no va a funcionar la trampa.  Tiemblo al pensar que mi mirada -¿tendre ojos?- se enfretará a la suya -¿serán orbitas vacias?- y esta vez no valdrán las palabras, tal vez porque no habra palabras al otro lado de la puerta. 

Lo siento. De verdad lo siento. Ahora me doy cuenta. ¿Que importan es estos momentos todas esas cosas que tan importantes eran ayer? Trafique con sentimientos. Jugué con emociones, parchee heridas sin sangre, lagrimas puras, miradas al cielo. Me enriquecí de multiples maneras. Construi pisos, vendi terrenos, compre voluntades... pero... pero... nunca pensé, no lo hubiese creido, no era posible... menosprecie a toda aquella gente .. ¡Ah si no hubiesen sido asi! ¡Si hubiesen sido simplemente humanos! Entonces, cuando el equipo bajó, yo, hubiese liquidado, habría derribado aquel viejo estadio, vendido los terrenos,  construido y especulado, habría diseminado la plantilla... y habría ganado mucho dinero.. mucho, mucho...aunque no tanto como el que  mi ambición me pedia.               

Pero me encontré con ellos. Y ellos, si os digo la verdad, me enseñaron lo unico que he aprendido de cierto esta vida. No se lo digais a nadie, pero es verdad. Esas gentes me enseñaron que se podia amar sin esperar nada a cambio, que se podia amar a la "persona" equivocada, aquella que no correspondía, en este caso a un equipo de futbol, que ni siquiera era el numero uno de la ciudad. Ellos me enseñaron que por encima de todo estaba la dignidad, el respeto a esos colores que para mi, que era seguidor del Bilbao, solo me recordaban a los del Atletic. Nunca me gusto, ni mucho ni poco, el futbol y cuando llegue de la mano de Futre, me importaba lo mismo que mis negocios inmobiliarios. Ganar pasta gansa. Pero ellos me hicieron ver. Yo era por entonces un ciclón. Echaba y ponia entrenadores como el que se fuma un puro. Con estas drasticas medidas solo queria hacerles comprender que yo era como ellos, drastico, radical, fiel a mis colores. Gananos al Madrid ¡fue la hostia! Lo senti por mis hijos, madridistas desde la cuna, pero aquella gente... los vi.. les vi cantar, disfrutar, les vi felices.. nunca habia visto a nadie feliz en mi vida.. y menos por algo tan etereo, tan insustancial, tan poco practico como una victoria en un partido de futbol. Ellos me enseñaron algo que nadie nunca me habia mostrado y yo os confieso ahora, postrado en mi lecho de muerte, que siempre quise ser como ellos, les envidié, les admiré, de ahi que desde entonces quisiera forrar ese feretro, que me está esperando, con la bandera que tanto aman. Quizas asi me crean y me tengan al fin como a uno de ellos.     

Pero no. No. No les engaño. Por eso muero, muero sin haber podido conseguir el unico triunfo que de verdad queria llevar en mi mano, el unico seis que deseaba saltase en el tablero: el cariño de esa gente. No daba crédito. Cuando el equipo bajó y veia las tribunas llenas, los tifos -lo llaman asi los chicos del frente- los cánticos, hasta era capaz de sentirme orgulloso ante  cualquier Presidente de Segunda, y, a veces, cuando me asaltaba el sueño durante el encuentro -eramos muy malos, ¡que quieres!- al sobresaltarme con un ¡huuuy! llegaba a pensar por una décima de segundo, oyendo ese clamor y el movimiento de las banderas, que estabamos jugando la Champions Lingui.

Pero no. No la jugamos más. Y quien sabe cuando volverán a jugarla. Lo siento por ellos, Se que disfrutan bajando por esas calles que llevan al estadio las noches de miercoles. Ahora lo siento... si pudiese dar marcha atras... pero.. ademas, Miguel Angel... Miguel Angel no sabe.. ni sabe, ni sabrá engatusar a nadie, ni tiene la picardia ni siquiera se ha dado cuenta lo que realmente significa esa gente. Un desastre desde que se cayó del taca taca cuando era pequeño. Yo si, yo si, porque, como ellos, yo tambien elegí el camino más dificil , yo con trampas, lo reconozco. Les engañé y lo saben. Nunca me perdonarán y eso se irá conmigo a la tumba, como el mayor de mis fracasos. 

Y Cerezo. Pobre. Con lo contento que estaba con su juguete. El no vale. Es mas tramposo que yo, de verdad os lo digo, creedme, pero... a el esto no le va ni le viene, y ni le gusta el futbol. A mi me acabó hasta gustando, y esas mañanas con los chavales del B no tenian precio. Allí me gustaba ir. De verdad. Alli, en aquella pequeña tribuna, alli encontre el poco calor que nunca encontre en el Calderón, alli con esos chavales -y pensar que yo me cargue la cantera cuando llegué ¿Esto para que vale? dije. Ya ves que bruto puedo llegar a ser-  con algunos rojiblancos, con su forma de ser, con su amor a los colores, yo me senti feliz, te lo juro, y si por mi fuese no habia pisado mas el Calderón, donde nunca nadie se volvio al palco ni para aplaudirme ni para silbarme. La mas absoluta de las indiferencias.

Me voy. Os echare de menos, de verdad. Fuistes como diria... fuisteis... fuisteis numantinos. Eso. Numantinos. Numancia esa ciudad de mi tierra que resistió al poder tiranico, que no bajo la guardia, que no traicionó sus valores. Enhorabuena. No pude con vosotros, numantinos, colchoneros, rojiblancos, aleticos, indios, como os querais llamar. Yo me voy, vosotros también algun dia, pero ahora se que nunca abandonareis a vuestro aleti, pase lo que pase, venga quien venga, se siente quien se siente en ese sillón.  

Posted: 13 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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Hoy, he cantado (11/05/2004)
Hoy, he cantado Rey de la furia española, y él me ha contestado club altivo y generoso, y luego le he preguntado, si se va Torres del Atleti, quién vas a ser, y el me ha contestado que Sergio Aragoneses (glubb), bueno al fin y al cabo le gusta ser portero.
 Le he prometido que iremos a ver al Atleti de pequeños, al Cerro del Espino, como él los llama, o que si estamos en Europa, y yo le he contestado bueno lo tenemos complicado, pero estamos en el seis, pero tratándose del Atleti nunca se puede saber. Mi hijo que últimamente no va a ver al Atleti, por culpa de esos horarios nocturnos tan de nuevo cuño, es un fiel reflejo de esa desilusión y tristeza que nos acompaña en los últimos tiempos, ese sentimiento trágico, esos 10 minutos de la muerte de todos los partidos, como genialmente describió Chinasky, o quizá ese pesimismo tan absoluto, por un futuro incierto. Hoy mi hijo me ha preguntado, que le ha pasado al que manda, y yo le he contestado, lo mismo que le pasó a tu abuela, es que no podía marcharse sin meter ruido, tranquilamente, en silencio, no lo has podido hacer, te tenias que haber ido antes, y no lo hiciste, hasta tus play-mobil hijo, decían Fuera Gil. Hoy he cantado Eres de España Aureola, y él me ha contestado, y del fútbol un coloso. Mi Atleti se muere, que curiosa paradoja. Gil no te mueras, pero vete lejos a descansar, lejos del Atleti, dejalé en paz, que mi Atleti esta muy malito, como tú. Hoy he cantado, cuando al quedar campeones y él me ha contestado todo el público te aclama. Saludos

Mario

Posted: 11 may 2004, 12:00 por SDHEditor | con 1 comment(s)
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Contradicciones rojiblancas (10/05/2004)
Por un lado, queremos que gane nuestro equipo. Por otro, sabemos que ya no es nuestro equipo, sino el de una banda que es muy capaz de seguir precipitando su caída hacia el abismo. Seguimos siendo “colchoneros”, aunque las rayas del colchón lleven tiempo desteñidas, irreconocibles o desaparecidas, ajadas y misteriosamente amarillentas, como el color de las nuevas camisetas.

 

 Si no quisiéramos que ganara el equipo que ya no es nuestro, por perjudicar los intereses exclusivamente mercantiles de sus dueños, no tendría sentido que acudiéramos al campo, ni que viéramos sus partidos en la tele o leyéramos las crónicas deportivas en los escasos días de victoria. Perderíamos al cambiar entusiamo por indiferencia.  Por una parte, deseamos volver a presenciar partidos de competiciones internacionales, y por otra somos conscientes de que todo lo más a que aspiramos es a participar en la Segunda División Europea. Es decir, que lo que ahora mismo sería considerado un triunfo del “Atleti” hubiera sido un fracaso en otras épocas: quedar los quintos o los sextos.  No sabemos qué es mejor, si aspirar a ser mediocres, o a destacar en el pelotón de los torpes. Si no podemos luchar para ganar títulos y clasificarnos en la Liga de Campeones, a lo mejor es preferible enzarzarnos en la pugna por salvar la categoría, siempre teñida de tintes épicos. ¿Mejor cola de león que cabeza de ratón?  Habría más grandeza en un solo partido contra el Español que decidiera la permanencia que en la insulsa lucha semanal con el Osasuna para ver quien falla menos y se apunta a las migajas de la UEFA. ¡Y qué decir de la batalla con el Villarreal por alcanzar los favores de la bobalicona dama la Intertonta!  Por un lado, nos tememos el cambio habitual y absoluto de plantilla para el enésimo “proyecto” del 2005, lo que impide una continuidad y una mejora en el juego de los “chicos”. Pero por otro, abstracción hecha del “Niño” incuestionable y con la excepción de cuatro o cinco de los actuales jugadores (siendo generosos), el resto no tiene categoría para defender como se debe el pabellón rojiblanco. Es decir, que la cabeza pide cordura, sensatez y buenas formas, pero el corazón clama venganza y la expulsión de medio equipo. Acompañada, por supuesto, de los responsables de los fichajes y buena parte de los técnicos. Un terremoto que socave los cimientos del edificio construido con poca cal y mucha arena. Pero la inteligencia, a la que JRJ le pedía el nombre exacto de las cosas, nos exige una catarsis pacífica, no una revolución absoluta en la que no quede piedra sobre piedra. Como no se va a borrar el pasado, hay que asumirlo como propio, y preparar un futuro en el que quepan todos los atléticos. ¡También ellos! Por un lado, suspiramos por la incorporación de “estrellas” que, junto a las “promesas” de los equipos de categorías inferiores, nos devuelvan la pasada grandeza. Pero por otro, sabemos que no hay dinero en el club, ni capacidad de generarlo ni inversores receptivos a los actuales gestores, que permitan concebir esperanzas de mejora del pasado más reciente. Y por un lado nos repugna estar dirigidos por estafadores de la SAD, de cuyos fondos (y de su ser, y de su historia…) indebidamente se apropiaron, pero por otro no nos queda más remedio que aceptar que es con ellos con quien tenemos que negociar el destino del club, que en buena parte está en sus manos. Si ellos quisieran, el problema se arreglaba en un momento. Ellos deciden, otros ponen la viabilidad, el proyecto y la estrategia.

… Por una parte, nos daría escalofríos contemplar la estatua ecuestre del “salvador” a lomos de Imperioso, a la vera del estadio, o en las márgenes del Manzanares embellecidas tras la reforma de la M-30. Pero por otra, estaríamos dispuestos a costearla por suscripción popular, ya que habría merecido la pena cualquier esfuerzo si el Atlético de Madrid hubiera vuelto una vez más, y pese a todo, a ilusionarnos.

Posted: 10 may 2004, 12:00 por SDHEditor | con 1 comment(s)
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Un mundo feliz, televisado por Polanco (08/05/2004)
Anda el personal rojiblanco metido en sudores, pensando si por fin se volverá a 'Europa' el año que viene; si, por una vez, esa especie de equipo fantasma que arrastra los colores de nuestros amores hará honor a los mismos, y en vez de depararnos otro espectáculo bochornoso más, nos brindará al fin una victoria en El Sardinero.

 

Suele ser el partido en este campo uno de los que no me pierdo nunca, por la cercanía a mi residencia, que ahora es mayor que nunca, por obra y gracia de la llamada Autovía del Cantábrico. Incluso este año tengo una razón poderosa que debiera reforzar mi deseo de viajar: estrenar la preciosa camiseta que me he agenciado gracias al bueno de Marianux.

Pero mira tú por donde, no voy a ir a Santander. Sorprendida tengo a la familia, que lleva días preguntándose si algo malo me ocurrirá, si la cincuentena ha hecho definitivamente más que mella boquete en mí.

Pues no, definitivamente, no iré. Y no lo haré por dos razones.

La primera porque estoy hasta las narices de la conversión del fútbol en un programa de prime time, por lo que sus horarios se convierten en una locura que bien merecerían una rebelión de los aficionados al fútbol. Para que el canal de pago del Sr. Polanco aumente sus ingresos, ¿voy a tener que pegarme el apechugón de ponerme a medianoche en carretera de retorno a casa? ¿Es normal tener que irme al día siguiente a trabajar con cinco horitas de sueño, para mayor beneficio de la industria televisiva?

La segunda es porque cada día que vuelvo a ver los números que presentará Gil -a través de su hijo y de su socio, claro- a la Junta del lunes, como causa y razón para evaporar el valor de mis acciones recién adquiridas y proceder a otra nueva y tramposa ampliación de capital, se me revuelven las tripas. Pero más se me revuelven aún al pensar que ni un solo medio de comunicación ha tenido no ya la dignidad sino la vergüenza de informar de la más que delicada situación financiera, bordera a la defunción, en que se encuentra el Aleti. ¿Y qué decir de una afición, que tal parece una masa hipnotizada, digna de poblar las casas y calles de la ciudad alegre y confiada?

 ¿Qué coño haría yo en Santander en medio de este cuadro? Mejor que vayan ya ensayando con un público virtual, pues los medios tecnológicos dan para ello. Cómodamente instalados en el sofá, disfrutaríamos de tifos de una calidad que ni el más imaginativo y poblado de los fondos ultras sería capaz de realizar. Y además, Gil podría irse muriendo más tranquilo, pensando en que jamás grupo alguno de tercos trasnochados osaría mentar su nombre en clave de insulto.

Pues no cuenten conmigo para ese mundo feliz. Por lo menos, este fin de semana.

Posted: 08 may 2004, 12:00 por SDHEditor
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