octubre 2003 - Artículos
Sí, y ya era hora de que nos sirvieran un buen producto.
Mira que voy y le pido esta tarde a Bacharach una goleada calentita, y van y me la sirven. Seguiré usando sus servicios, Don Burt.
Bueno, pues fenómeno. Líneas más juntas, presión y anticipación. Balón recuperado, jugado con verticalidad aprovechando la velocidad de los puntas y la calidad de Jorge (¡al fin!).
La defensa, en general, bien, con mención especial para Sergi y Simeone, que parecían dos chavales. Me froto los ojos. Claro que, cuando el equipo en su conjunto hace bien el trabajo táctico antes mencionado, la defensa siempre lo tiene más cómodo.
Manzano, por fin, parece que va encajando las piezas, y lo hace jugando como prometía (rombo y dos puntas), no como empezó ni como fue probando apresurada y desordenadamente.
Estupendos Torres y el griego. Mi juicio anterior sobre éste, puede que fuera precipitado. Si los hechos siguen desbaratándolo, como quisiera, no me dolerán prendas en reconocer mi error.
¿Peros? Claro que pueden ponerse, pero hoy menores. El primero, que desde la media hora hasta el 2-0 nos hemos echado demasiado atrás y hemos estado un tanto embarullados en la salida desde nuestra defensa. El segundo, que las bandas han vuelto a no existir. La izquierda es ya sabido, pero la derecha hoy tampoco, pues Novo no ha sabido salir por ella desde la posición que ha ocupado para defender -tarea que ha hecho, por cierto, bastante bien, al igual que Musampa.
¿Será nuestro despegue o sólo el inicio de un mero ciclo alcista? Lo digo por esa fama de ciclotímicos que tienen los equipos de Manzano.
Sea lo que sea, de momento que nos quiten lo bailao esta noche.
Saludos colchoneros y felices sueños, camaradas.
Como vivir es fracasar, todo fracaso encierra en sí una cierta gloria. Salvo si aquel que fracasa, claro, da en soberbio. Ningún espectáculo hay tan penoso, tan grotesco, como el que nos regala la soberbia de un perdedor. Apenas cayó Chinasky en él a pesar de darse todas las facilidades para ello. Nada, desde luego, que no pueda explicarse tras el cansancio y la decepción del primer instante. Pero es hermosa su coherencia. En momentos en que parece merece aplauso casi unánime esa cosa obscena y sobre todo falsa de culpar a la gente por lo que se califica como actitud pasiva, su casi silencio, la conmiseración que se advierte incluso detrás de sus reproches luce el brillo duro y blanco del diamante. Sí hay reproche cierto, en cambio, para quien inició esa lucha y faltó a su compromiso o para quien con inesperada tibieza se arrugó en el último momento. Pero lo hay no por ello, intuyo, sino por haber cometido la insensata ligereza de ceder a esa primera y fácil ilusión sin medirse a sí mismo, sin saber hasta dónde podría y no podría llegar. También, a buen seguro, habrá habido perdón.
Creo que Chinasky sabía lo que iba a pasar. Lo sabía tanto que lo que sabía era precisamente que no podía pasar otra cosa. Porque a él no se le escapa que para casi todo el mundo vivir, conseguir algo de dinero, una casa, llevarse más o menos bien con la familia e incluso distraerse y apartarse con el ocio de esos juegos de poder en que la casi totalidad de la vida consiste, es tarea demasiado ardua, demasiado difícil como para que le sea imputable el hecho de acudir a un campo de fútbol a otra cosa que no sea gozar o sufrir con su equipo.
No así para él. Pero no por ser más atlético. No. Sencillamente, por haber aceptado sin trabas su camino -iba a decir su destino-. Esa y no otra es su grandeza. Así que se sacó del fondo de sí mismo una pancarta, una protesta, una lucha, conociendo que no era eso lo pertinente para echar a Gil y que la gente lo sabe, conociendo, en fin, el dulce fracaso que le esperaba, como un perro dócil, el domingo a las nueve de la noche. No importa. Era lo que había que hacer, lo que él tenía que hacer.
En verdad, todo cuanto ha pasado me recuerda -me lo ha venido recordando los últimos diez días- a ese serenísimo -y cuán noble- desplazamiento silencioso de familias enteras de ballenas que acuden sin espanto a dejar sus vidas suavemente en el oro insensible de las playas. Glorioso y casi feliz llamamiento del fracaso, de la muerte.
Yo, Chinasky, que no considero al Atleti lo más importante de mi vida, que no amo al Frente Atlético y hasta su nombre me produce rechazo, que jamás puse en peligro mi cuerpo por el fútbol y que apenas chillo contra Gil o contra nada, acepto también mi camino al escribir lo que escribo, por ejemplo estas palabras, cuyo eco quisiera dijese tantas cosas como tu límpido silencio de estos días.
Anteayer, en el campo, volví a comprobar con dolor la obcecación y falta de criterio del señor Manzano Si bien me alegré al ver por fin que ha decidido jugar con dos delanteros, para que dejen de coser a patadas al niño, también contemplé con desesperación la inclusión de nuevo en el once titular de Novo y Mussampa. ¿Cómo podría hacerle llegar al señor Manzano que el fútbol necesita de las bandas y que sus dos interiores aun no se han decidido a jugar al fútbol? (Si es que saben) ¿Cómo podría hacerle llegar al señor Manzano que Nano y Jorge pueden y deben ocupar el sitio de sus dos estiletes.
Ayer, amigos, jugamos mal. Tan mal como siempre. Pero sí cambió algo. Metimos 3 goles (uno anulado) y además ganamos, aunque gracias al talento puntual del canario. No obstante, estamos muy lejos de practicar un juego brillante, y por ende, de ocupar los puestos que tan alegremente vendíamos a principio de temporada. Manzano solo reacciona cuando las cosas las hace tan clamorosamente mal que se lo tiene que decir el público (como clamorosa fue la merecida bronca que se llevó Mussampa cuando fue sustituido). El psicólogo jienense tiene un duro trabajo, especialmente con el Niño, que aunque marcó dos goles, no está bien, ni anímicamente ni físicamente.
Señores. No nos engañemos. O el equipo empieza a jugar al fútbol, o no salimos del pozo. Llevamos 4 goles en 7 partidos. La situación sigue siendo grave.
Ah, por cierto. Respecto a Gil, mejor ni hablar. Es una persona muy enferma. Un mentiroso compulsivo que ha hundido al que fue el tercer equipo de España. No obstante, ni siquiera merece la pena hablar de él, dado que éste es un escrito de carácter crítico-constructivo y no el epitafio de la tumba del enemigo más odiado, sobre la que desearía bailar el himno del Centenario.
Mientras esta mañana mi coche atravesaba las llanuras de una Castilla batida por la lluvia del al fin llegado otoño, he tenido el tiempo suficiente para pensar en lo que ayer no tuve ni tiempo ni, sobre todo, deseos de pensar.
¿Lo de ayer fue un fracaso? Fracasos y éxitos son siempre relativos, incluso si se mira por el retrovisor aparentemente objetivo, por distanciador, que es la historia. Lo que uno espere es decisivo para valorar lo que resulta. Si alguien pensaba que ayer era El Día D, creo que se equivocaba. Nuestra Oklahoma está aún batida por una fuerte marejada, y nuestros equipos de desembarco no están todavía preparados para afrontar temporales. No es ahora el momento, creo, de enjuiciar estrategias y tácticas utilizadas ayer, pero sí avanzo que, en mi opinión, el ansia expresiva, la necesidad de dar rienda suelta a tanta rabia acumulada, a tanto oprobio lacerante, nos nubló la vista a la hora de valorar el estado de la mar y la fortaleza de nuestra flotilla. Creíamos en estar en condiciones de convertirla ya en toda una flota, pero quienes debían integrarla siguen, aparentemente impasibles, amarrados a puerto y esperando horizontes más despejados.
Quizá la distancia de Madrid, el vivir más ajeno que la mayoría de vosotros al día a día colchonero, en algún aspecto me dé ventaja para ver las cosas con un poco más de perspectiva. Algo creo que también me aporta el haber participado ya en otras guerras de este tipo. Por eso, yo no creí nunca que ayer fuera El Día D; y por eso también os digo que palpé un ambiente, en la calle y en la grada, que no es ya precisamente el más favorable a la monstruoisidad giliana, aunque pueda parecer lo contrario. Repartiendo los dípticos de AA, vi a buena parte de la gente a quien se la entregaba interesada, y a bastantes más de los que esperaba incluso receptiva a lo que pudieran decir esos cuatro gamberros que sólo a ellos mismos representan. En la grada, la gente ya no se hace ilusiones, me parece, y sabe perfectamente, a estas alturas, que la moto de este año es más vieja y está más averiada que nunca. Creedme, si el Aleti no fuera SAD y hubiera unas próximas elecciones, Gil sería barrido hasta por un Juanito Navarro, para entendernos.
¿Por qué la gente no reacciona, entonces? ¿Por qué aguanta, impasible, un horizonte despejado que todos sabemos nunca va a llegar? Pues porque es, simplemente, gente; gente de la calle, gente del hogar, gente del televisor, del Marca o el As, de El Larguero o El Tirachinas. O sea, no son héroes. Pero ¡ojo!, tampoco villanos. No caigamos en el mismo error que muchos criticamos en su día al Frente o nos costará muy caro.
A estas gentes, ¿qué las moverá? Pues, para ser sinceros, me parece que sólo el ver que el abismo vueleve a abrirse bajo sus pies. O que alguien, sea uno o sean varios, se decida de una vez a dar el paso adelante y demostrar que hay otra vía posible que no sea la que, irremisiblemente, parece llevarnos al tal abismo. Alguien que diga ¡aquí estoy yo y aquí está mi dinero! Alguien que, arropado por profesionales y su dinero, esté un día sí y otro también trabajándose los medios creadores de opinión (no enfrentándose con ellos). Alguien que no deje pasar un solo fallo del gordo y sus secuaces sin denuncia. Alguien, en definitiva, con verdadera voluntad de poder, de hacerse propietario mayoritario del Aleti pagando un alto precio, económico y personal, por ello. Y no nos engañemos: nadie de los que ayer, de un modo u otro, estuvimos en el ajo, somos ese alguien, sin el cual nuestro mayor o menor esfuerzo resultará baldío.
Nuestro papel es otro. Como diría el impresentable vascongado, debemos resignarnos a mover el árbol –con más tino, desde luego, pero con la misma voluntad–, y esperar que ese personaje o personajes sepa(n) tejer y poner la red para coger unos frutos que, aunque lentamente, creo que ya empiezan a madurar.
Así lo veo yo, 24 horas después y a casi 500 km. del lugar de los hechos.
Saludos colchoneros, que hoy quiero dirigir muy en especial a los bravos organizadores de los no tan baldíos como ellos mismos creen actos de ayer.
Estimado compañero: A estas alturas de la historia y con la que nos está cayendo, no se puede ser colchonero de buen corazón y creyente en Gil. Seguir defendiendo a esta oronda figura sólo puede explicarse desde el campo de la psiquiatría, las sectas destructivas o los estómagos agradecidos.
Sin entrar en disquisiciones jurídicas y administrativas, es posible que Gil, en su momento, salvara al Atlético de bajar a 2ª B, pero la factura que hemos pagado desde entonces es demasiado grande. Nunca un hombre nos ha hecho tanto daño ni nos ha empequeñecido tanto. Hemos pasado de ser un grande entre los grandes a ser el hazmerreir de los lunes. Algunos, eso es lo peor, ya ni siquiera se mofan. Nos tienen lástima.
Admitamos que Jesús Gil es un hombre honrado, que todo lo que ha hecho es poner dinero en el Atlético, que ha obrado de buena fe, que su amor por los colores es auténtico y que un día morirá envuelto en nuestra bandera. No bastan las intenciones. Valen los resultados y cada una de sus decisiones nos hunden un poco más en la miseria. No hay un sólo dato que lo defienda. Los títulos ganados durante su mandato incluso están por debajo de la media y hemos pasado al quinto puesto en la puntuación histórica de la liga española. La organización económica, financiera y deportiva brilla por su ausencia. La proyección social terrible. La imagen del club por los subsuelos. Encontrar a un chico que se haga del Atleti fuera de Madrid es encontrar un candidato a la heroicidad y al martirio.
Si Jesús Gil ama al Atlético de Madrid debe marcharse. Tiene que echar cuentas de cuánto le deben y cuanto debe y buscar un comprador fiable y estable. Y si él no lo busca, que dé las garantías suficientes para que lo encuentren a él. También esa es su responsabilidad, si su compromiso con nuestro club es verdadero.
Pero me temo, estimado creyente en Gil, que no todo son sentimientos y "corazón partío" en su enorme pecho de oso amoroso. La intuición nos dice a muchos que aquí hay gato encerrado, que los intereses personales y económicos son infinitamente más fuertes que la filantropía. Gil, como los grandes dictadores de la historia no se irá si no le echamos. Sacrificará hasta el último hombre, hasta la última gota de sangre rojiblanca antes de reconocer que se ha equivocado y marcharse.
Y tú, que todavía crees en él, no debes avergonzarte por cambiar de opinión. Casi todos alguna vez creímos ver en Gil al mesías reparador, pero hace mucho que se le acabó el sortilegio. Entiendo que eres del Atleti más que de Gil y que seguirás siendo del Atleti cuando esta oscura era toque a su fin. Apelo a tu razón y a tu corazón. A tus hijos y a tus nietos.
Cien años nos contemplan y otros cien nos contemplarán.
Claman los medios, políticos contra la violencia que inunda el fútbol y lo necesario de su erradicación.
Acaso los que invocan enardecidos esas diligencias ignoran a sabiendas que ellos mismos son partícipes cuando menos y hasta actores de esa violencia.
Porque la violencia no sólo se ejerce contra el físico de un individuo sino contra su mente y su dignidad.
Resulta cuanto menos irónico que un gobierno que nos ha metido en una guerra que no se sabe si ha acabado o no, de la que van surgiendo cada día más testimonios sobre la invalidez de las razones que se dieron para justificarla, etc..., resulta paradójico pues que se rasgue las vestiduras en un asunto así.
¿Es que acaso eso no es violencia?, ¿es que acaso no es violencia que se nos esté mintiendo día tras día en pluralidad de asuntos?, ¿no es violencia que, como se está descubriendo constantemente, sean algunos los que disfruten de la riqueza generada por todos de una forma desproporcionada?.
Cómo pueden hablar de violencia aquellos que consienten que la televisión pública se haya convertido en una máquina de rasurar cerebros y situar el CI medio del español en números negativos.
¿Qué se pretende conseguir limitando hasta casi eliminar de los planes de estudio de los jóvenes asignaturas como filosofía?
¿Es que acaso el movimiento ademocrático de la globalización económica no genera una violencia en sí mismo?
Y los medios, ¿cómo pueden tener la desvergüenza diarios como el MARCA sacar portadas como la de hoy?. Acaso olvidan las portadas acusadoras contra árbitros o recordatorias de tal desagravio cuando un equipo visita a su eterno rival. ¿Creen que eso es inocuo, que cae en saco roto?
El mundo en el que vivimos, lejos de ser un lugar más seguro como algunos alcornoques vaticinaban se ha convertido en un polvorín. La violencia nos inunda, en todo lugar y no sola física.
La injusticia, la prepotencia, el abuso de poder, etc... genera violencia, de todo tipo y por supuesto del tipo del que los político, hipócritas y ventajista, se apresuran a condenar cuando alguien muere en el entorno del fútbol.
PD: Mis más sentidas condolencias a la familia del seguidor del Deportivo.
La sociedad oficial, esa que se presenta puntualmente a través de autoridades y otras elites, y cuya opinión es creada por el sistema mediático, comparece estos días de nuevo ante nosotros, irrumpiendo en nuestras rutinarias y atomizadas vidas, a través de una de sus escenificaciones favoritas: el escándalo -cómo si no- por la muerte de otro aficionado al fútbol.
Y de nuevo el discurso cínico de costumbre hastía nuestros oídos y ojos, impidiendo que oigamos y veamos el auténtico drama de una familia y unos amigos deshechos por el dolor de una muerte que se califica de absurda.
¿Absurda? Sí, como tantas otras cosas de las que no se habla y que están detrás de esta nueva muerte. ¿No es absurdo acaso el ritual de violencia contenida, latente, simbolizado, que alimenta el deporte espectáculo de masas en nuestra sociedad? ¿No es acaso absurdo que una parte no desdeñable de nuestra sociedad viva para un símbolo deportivo, y que ese símbolo, convenientemente idealizado y emocionalizado configure en torno a sí la identidad fundamental en la vida de tantas personas?
Pero lo más absurdo de todo es que esta diabólica realidad sea confiada, para su administración, a entidades lucrativas que usan símbolos e identidades de tal índole para el medro y negocio personal de sus dirigentes, muchos de ellos gentes sin escrúpulos que usan y abusan a su conveniencias de los mismos. Como el Sr. Gil, que tan pronto exalta el espíritu tribal de la hinchada para convertirlo en dinero, como lo denuesta y aborrece cuando amenaza con rebelarse contra él y su nefasta, a la par que falta de escrúpulos, gestión del negocio 'deportivo'. O como ese señorito de la noche que llama cobarde a un árbitro por no dejar terminar un partido después de haber sido objeto de otra estúpida agresión.
Me duele en mi alma de aficionado al fútbol tanta hipocresía. Y me duele que todo acabará con la apelación a la demencia de ciertos grupos -minoritarios, por supuesto- y personas, cuya identificación, captura y condena cerrará otro escándalo más, rematado con los correspondientes brazaletes negros, minutos de silencio y, quizá, la correspondiente revisión ad hoc del código penal.
¿Cuánto tardaremos en vivir otro nuevo episodio? Quién lo sabe. Pero seguro que llegará, porque está escrito en lo más profundo de nuestra sociedad, esa en la que vivimos nuestras rutinarias y atomizadas vidas, no aquella que se nos hace presente a través de autoridades, 'personalidades' en los medios que crean 'la' opinión.
Tristes e impotentes saludos de un viejo aficionado al fútbol
Amigos rojiblancos. Suelo leer con placer los artículos que tan bien escritos me encuentro en Señales de Humo, y doy fe de que los atléticos somos unos románticos. Somos unos románticos, y unos imbéciles, con perdón, pues aceptamos con resignada melancolía la debacle de aquello que más queremos. Hasta nos orgullecemos de ser rojiblancos cuando peor están las cosas. En lugar de gritar, de chillar, de enfadarnos, no hacemos más que recordar que una vez tuvimos un pasado, y que ser rojiblanco es una religión, y que qué sentimiento, y tal y cual...
Ya está bien, señores. No seamos mediocres, como nuestros futbolistas y dirigentes ¿Hasta cuando vamos a permitir con total impunidad que nos sigan humillando por los campos de España?¿Cuánto más vamos a aplaudir a unos jugadores (que, os recuerdo, no sienten los colores) que son indolentes, vagos e imprecisos? Ya está bien. Abucheemos al equipo, gritémosles. Basta ya! Basta ya!
Yo ya estoy harto de ser la mejor afición del mundo, de que seamos diferentes a los demás. Ya estoy cansado de tener esperanzas. Ahora sólo siento rabia, desprecio por una panda de indocumentados que van a bajar el equipo a segunda división. Y si este año bajamos, ya no subimos, porque la estructura del club no se sostiene otro año más en segunda división. Esto no es cosa de sentimientos, ni amor a unos colores, ni "Sabinadas" por el estilo. Esto es cuestión de ser consecuentes. El equipo no trabaja bien, y llevan puesta nuestra camiseta. La humillan, la llenan de vergüenza. Gritémosles que no aceptamos más su actitud. O nos movemos nosotros, o morimos. Basta Ya!, Basta Ya!
Lo intento cada día de mi vida, pero no puedo dejarlo, es como el tabaco para los fumadores, es imposible. Y mi vida iría mejor, pero no puedo, es como un oleaje que no cesa, la marea sube cada vez más arriba en la playa, y piensas: se acaba con esta ola, no puede llegar mas lejos, pero la siguiente la supera, y así toda la noche, toda la semana, todo el mes...
Y de vez en cuando este mar nos arroja, entre el oleaje, una vieja gloria olvidada por la grada, mascullando entre dientes: Yo estuve en la final de la Intercontinental, y nadie le reconoce, nadie le recuerda, entonces un niño le lanza el balón y ante la sorpresa de un grupo de jóvenes, con camisetas rojiblancas, para el cuero en seco, y se oye una voz que dice: claro con esa técnica ya se puede ganar títulos.
El mar sigue lanzando despojos, que engulló antaño, que absorbió mientras mirábamos nuestro abono flamante, mientras discutíamos si eran galgos o podencos, o los ángeles son maricas o masocas.
Una ola lanza a la playa una red llena de balones, con cicatrices de mil batallas, con gotas de sudor y sangre de grandes jugadores, hoy olvidados, o tal vez insultados, injuriados, saliendo como ladrones por la puerta trasera, mientras el amo se restriega las manos entre billetes negros.
Un poste abollado, gran disparo Iruretagoyena, llega con las olas, olas que no cesan, que nos arrojan reminiscencias de tiempos gloriosos; en cada cresta, antes blanca y roja, llega prendido un pañuelo de sufrimiento, sucio por el paso del tiempo, pringado de olvido, jaspeado del gemir de antiguos aficionados que ven mancillada la inmortalidad de unos colores.
Cada ola es un bofetada de un centenario que nos dejo una joya y la convertimos en podredumbre con hedor a corrupción.
Todo cuanto la memoria envió al mar, hoy nos lo devuelve, como fantasmas que nos imploran, que nos reivindican, que nos dictan, mas nivel de exigencia a un equipo domesticado, indolente, desidioso, apático. Con bajas cotas de calidad. Nos vomita, entre el aire cálido y denso de la noche, esos gritos de tal y tal y tal...
¡Cuándo cesará de subir la marea!, no la sentís en vuestros pechos, no os golpea en la conciencia, no palpáis al mojaros que es viscosa y caliente, que viene reivindicativa, que cada ola es una señal del pasado que nos requiere no bajar la guardia, el nivel.
Estas olas, que no cesan, nos van a inundar, y aun entonces seguiremos en los detalles, no veremos su mensaje, nos mojaran de desidia , de dejadez, de abandono y poco a poco seremos mas pequeños, mas insignificantes, mas mindundis.
Defendámonos de esta marea, con la única forma posible, un solo grito, un solo espíritu, una sola dirección:
MI ATLETI, SIN GIL
Sí, señor Manzano, se acaba la paciencia de todos los seguidores: ese equipo que vestía de rojiblanco en pretemporada y que tan buen futbol jugaba, sin importar qué jugadores estuvieran sobre el césped, no se parece al actual ni en la camiseta (será eso...?). ¿De verdad "aspiramos a lo máximo"? ¿o más bien "A lo máximo aspiramos a permanecer en Primera"?
El equipo está completamente roto, y es algo que de no ser por la buena pretemporada que hizo, que le llevó a usted y a muchos ilusos a cargar las tintas diciendo que el Atlético de Madrid debía "aspirar a lo máximo", parecería hasta normal después de renovar el equipo casi entero y después de una mediocre temporada. Pero no es así: el equipo mostró una muy buena imagen (saliendo de la presión con el balón controlado, abriendo a las bandas... donde hasta un tal Movilla jugaba excelentemente, presionando, con orden defensivo...) hasta el día que empezó la Liga en Sevilla, dia en que comenzó la cuesta abajo en la que se encuentra y de la que parece no poder salir.
No valen las excusas de que el equipo no está armado: el equipo lo estaba. Usted se ha encargado de desarmarlo defenestrando jugadores para poner a otros que no dan la talla. ¿Cito ejemplos? ¿Por qué Movilla no ha jugado ni un solo minuto y el centro del campo sigue sin funcionar? ¿Por qué insiste con Novo si está como ausente todos los partidos, como si no fuera con él la cosa? ¿Por qué ha hecho que el equipo dependa tanto de Ibagaza, como si fueramos los Bulls de Michael Jordan, si usted nunca ha sido de individualidades sino de un bloque? ¿Por qué juega con un solo delantero, quiza el mejor de España y al cual está haciendo fracasar por jugar sólo y a la deriva, cuando Javi Moreno entraba mucho en juego y estaba en racha? ¿Por qué Rodrigo es titular si no da pie con bola? ¿Por que ensaya con Nikolaidis de supuesto titular toda la semana y luego nada? ¿Por qué si Musampa se viene abajo en su rendimiento no prueba con Nano?
Y sobre todo lo que me parece lo más grave de todo y que, en mi opinión, demuestra que su credibilidad es nula, su "psicologia" para con los jugadores un cuento y su personalidad inexistente: ¿Por qué ha obligado a la Directiva a bajarse los pantalones y fichar por unas cantidades desorbitadas, además de jugadores que podrían ser útiles ahora mismo, a dos futbolistas como Ibagaza y Novo que no aportan nada más de lo que ya hacían Jorge, Movilla u Ortiz, y que podrían haber venido gratis el año que viene? ¿Tan imprescindibles son? Porque de momento el equipo no nota mejoría cuando juegan ellos y no empeora si no lo hacen...
¿Por qué es usted tan falso? Primero dice que Colsa y Paunovic se han ganado a pulso su estancia en el equipo, y luego resulta que Colsa puede ir haciendo las maletas porque usted quería a otro en su puesto... Y lo peor es que luego resulta que el que trae no juega en ese puesto, para el que tenía a principio de temporada a 5 futbolistas y al final se queda en cuadro, teniendo que fichar deprisa y corriendo jugadores de menor nivel, cuando tenía en casa a un jugador con proyección como Colsa... y a Movilla castigado de cara a la pared.
En fin, señor Manzano, quizá sea verdad que el calendario era complicado, pero para un equipo que "aspira a lo máximo" eso no es problema, pero claro, para eso habría que marcar más de 2 goles en 6 partidos, ¿no cree?. Y las bajas de Contra y García Calvo (hurra por nuestros "eficientes" servicios médicos, dicho sea de paso) espero que no las use de excusa... solo faltaría!
No es mi intención jugar a entrenador, y no dudo de que en los entrenamientos su trabajo sea loable, pero los resultados mandan y de momento lo que mandan es que corran nuevos aires.
Ha provocado indignación el cinismo de Jesús Gil al declarar que contrató en su día a Futre para acallar las protestas de la afición y desviar su atención de la pésima situación del equipo. Sin embargo, a mí me extrañó mucho que un individuo siempre tan pícaro, que entre los principios inquebrantables de su dialéctica sitúa por encima de ningún otro, incluso con alarde cercano a la obscenidad, esa valoración de la afición como "lo mejor y lo más sano de este Club", cometiese este imperdonable pecado de soberbia contra ella. Y claro, dándole vueltas, me parece que lo que hizo Jesús Gil en esa declaración no es ni más ni menos que asumir la pérdida de imagen que le producirían sus palabras a cambio de salvaguardar algo que a él le importa en estos momentos mucho más que cualquier otra cosa, a saber: la idea de que este año por primera vez las cosas se están haciendo como él dice, o sea, no como dicen los demás. Consideración en que, con lógica exactitud, queda sobreentendido el verdadero mensaje que quiere transmitirnos: que es precisamente el hecho de haber dejado en manos de los demás parcelas muy importantes del Club lo que ha traído como consecuencia su pésima situación actual.
Porque, naturalmente, reconocer que Futre y Luis fueron contratados como parte de un proyecto determinado sería reconocer asimismo que ese proyecto era suyo y que, por tanto, fracasó y quedó truncado por su propia intervención, conclusión esta que es precisamente por donde él sabe que sangra la herida actual de los atléticos. ¿No veis cómo defiende de repente a su entrendor y dice que no se pueden fichar diez jugadores cada temporada y otras cosas tras las que siempre se puede adivinar un "si me hubieran dejado hacer las cosas a mi manera, como se están haciendo ahora"? Por eso, no le importa acreditarse de cínico, a pesar de todo. Porque es perfectamente consciente de que dejar que en la afición y en los medios de comunicación se instale la creencia de que "no hay proyecto posible con Gil, no éste o aquél, sino ninguno" es lo único que verdaderamente puede hacer estallar todo. Todo, es decir: a él.
Mas el caso es que sí fue un proyecto. Un proyecto a su estilo: atropellado, mal trabado, falto de verdadera fe (Gil no cree de verdad en nada; por eso es capaz de aniquilar a cambio de volver a sentir esa emocioncilla de cualquier comienzo, que él confunde con la ilusión), pero proyecto al fin y al cabo, que había ido además tomando cuerpo gracias a su hijo, Futre y, sobre todo, Luis.
Una vez más lo aniquiló. Y de eso se trata precisamente, amigos, de intentar demostrar como sea que él no aniquiló nada porque nada había. No como ahora, que sí lo hay.
Lo cual, y ya termino, me lleva a confirmar aquello a lo que ya me referí meses atrás: que Gil está gastando sus últimos cartuchos, que se sabe en el límite, en el camino final, en su última huida. Y que sólo la falta de una verdadera alternativa -de un comprador solvente y un proyecto- le mantiene, a duras penas, en pie.
Mi hijo Mario, es del aleti, tiene 5 años, esta tarde me decía: papa hoy juega el aleti,
sí! le contesto,
con quién me dice, con el depor.
Mi cuñado que es del Madrid ,le intenta convertir, y él a veces observa el bombardeo televisivo que si Beckham, que si Zidane, los conoce a todos....... pero le preguntas, y "él" es del Aleti, ¿y quien son tus jugadores favoritos Mario? y él contesta Torres y el Mono Burgos.
Mi cuñado que es del Madrid, le dice, porque no eres del Madrid , y él contesta que no, que el es del Aleti, como su padre, como su madre y como sus abuelos.
Y el me dice papa el aleti tiene alguno nuevo, y yo le contesto, si El Caño, Lequi, y un día le regalan unos cromos adhesivos y a los del Aleti los pega al pie de su cama, y un día se viene al Calderón y orgulloso exhibe su camiseta rojiblanca.
Mi cuñado que es del Madrid, le ha regalado una camiseta del Mandril, y mi hijo que es del Aleti, se la ha regalado a Miguel, que es su hermano y tiene 3 años.
Dentro de unos años, cuando los fruteros (Cerezos y Manzanos) y los Giles estén, lejos, muy lejos de mi Aletí, a Miguel le preguntaré que de que equipo es el me contestará, que del Aletí como su hermano Mario.
Desencantadores Saludos
PD.: Por cierto: Mi cuñado es un capullo.
Esta mañana, como todas, he vuelto a levantar la mirada al cielo esperando encontrar un rayo de luz que calentara, que levantara mi ánimo, que ayudara a mirar con mayor optimismo lo que queda día. Sin embargo, una vez más he visto el cielo encapotado, una masa de nubes que no dejan ver más allá, que no me permite observar ese azul esperanzador. La apatía se cierne sobre mí y no encuentro ningún motivo que me ayude a alejarla de mis alrededores.
En estas circunstancias, esta tarde de nuevo bajaré al bar a ver a mi Atleti, bajaré prácticamente derrotado consciente de que esas nubes pueden descargar lluvia en cualquier momento. Observaré a los de siempre situados a mi espalda acompañando cada jugada de comentarios que van desde el paternalismo al insulto, de la falsa humildad a la agresividad más recalcitrante. Y será ese el momento, como siempre, en el que despierte, en el que la sangre hierva en mis venas, en el que de nuevo me sienta parte de algo que merece la pena ser defendido.
Y es que hace años que me picó un insecto que introdujo un veneno en mi sangre que no me permite caer derrotado, que no me deja rendirme. Triste es estar en esta situación, en la de reaccionar solo cuando me siento en peligro, cuando siento que están atacando algo sagrado para mí. Pero de igual manera, esperanzador me parece saber que nunca voy a perder ese hilo de vida, "esa extraña conexión" que me une a cientos de miles de personas, esa rabia que no me permite callar ante la prepotencia.
Además, buena parte de la culpa de este bajo estado de ánimo la tiene la propia idiosincrasia de mi querido Atleti. No puedo, por más que lo intento, ser humilde. Para mi no es compatible sentir los colores de un GRANDE y ser humilde. Ni el pasado año ni este aspiramos a volver a nuestro sitio, pero de lo que no tengo duda es de que nosotros tenemos un sitio que ahora no estamos ocupando. Siento la obligación de mirar hacia arriba, lo que supone una fuerte contradicción cuando estas bastante abajo.
Son estos momentos difíciles (ya llevamos varios años), pero hay dos cosas de las que no dudo. Primero, que sigo siendo tan del Atleti, o más, como hace 28 años. Segunda, que llegará el día en el que los colores rojiblancos retornen al sitio que por historia se ha ganado. Ese día el cielo se abrirá y un rayo de luz volverá a calentar nuestros corazones rojiblancos.
Hoy más que nunca, FORZA ATLETI.
Saludos
Iván
Veo como en la porra todos hemos ido abriendo los ojos, o la resignación ha despegado nuestras pestañas que soñaban
De cumplirse las profecías que augurábamos en las tres primeras jornadas, habríamos quedado campeones en diciembre, por lo menos. Pero claro la realidad nos ha puesto en nuestro sitio.
Ya esta semana casi todos somos conscientes de que ir a Riazor es dejarse tres puntos allí casi con seguridad (ojalá que no, pero...)
Y lo peor es que si al menos volviéramos con un equipo de garantía para lo sucesivo, pues se puede asimilar que el Deportivo es un equipo al que es muy difícil ganarle en casa.
Pero claro, el timo 'sacaabonosaldobledeprecio' de Simeone ha tardado tres jornadas en destaparse. De los Santos, lo mismo y Movilla es un tío que está bien para aguantar un resultado si quedan cinco minutos y ganamos 4-0, pero de ahí al talento...
No suelta el balón antes de darle 4 o 5 toques y no saca un contraataque ni aunque vayan 6 contra el portero.
Aún me río con la posibilidad de haber fichado a Arteta, de estar un mes detrás de Novo, para acabar en el banquillo, de pulir el brillante que alguien le dijo a Toni que era Rodrigo, de que Musampa no chupaba, de que Nano iba a tener minutos, de que Nikoleches no le hayan dado tiempo ni a cagarnos en él, de que Torres iba a poder jugar al fútbol en vez intentar coger melones del aire y entre cuatro defensas encima, meter goles (los entrenadores contrarios se frotan las manos a la hora de plantear defensas).
Un gol en cinco jornadas, y a balón parado. Gil en el palco y dando entrevistas como presidente. Medallas de oro y brillantes a gente que no sabe ni como se llama el equipo ni al día siguiente sabe que existe, que no sabe el frío que se pasa en invierno en el Calderón viendo al Murcia o Zaragoza o El Bollullos, que rara vez se ve un partido bueno, que pagas por salir echando pestes con un cabreo de narices, o lo que es más grave, indiferente.
Y lo peor, que nunca sabrán lo que significa que un rebote, una carambola, un gol de churro, haga volver a ilusionarse por encima de tanto obstáculo.