Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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marzo 2007 - Artículos

Álbum familiar

Llegaba Paulino Uzcudun y decía buenas tardes llevándose la mano al sombrero. Mi padre y mi tío respondían al saludo con la emoción contenida de dirigir la palabra a quien había merecido una derrota con Louis en el Madison. Eran las cuatro de la tarde y en el segundo anfiteatro no había más de trescientas personas. Hacía siempre frío y cuando el sol de invierno se quedaba diez minutos sobrevenía el sueño y terminaba venciendo a un hombre flaco que detrás de nosotros golpeaba el cemento con su herida, quiero decir con su cabeza, que era una herida de soledad y de tristeza y de haber comido pan y vino oscuro en los últimos lustros.

 


Las piernas de los jugadores brillaban con el brillo turbio del linimento, las medias eran azules con la vuelta roja, los balones marrones y grises, usados y sonaban a cuero duro, a vacío, como yo los oía sonar muy cerca en el campo del Gas, por la mañana, con aquel perfume del gas entre las tapias hendidas todavía por las balas de la guerra civil.
 
Madrid ya no era una ciudad de un millón de cadáveres sino que las niñas olían a fresa y el ruido de los automóviles parecía un allegro en mitad del asfalto. Pero aún era posible imaginar un crimen en Calvario o Miraelsol, una casa de putas con brasero, un estampita en la estación de Atocha.
 
Digo que salía Rodri con las manos desnudas y Luis con cara de haber dormido mal. Eran domingos gris perla y también dorados, domingos varón dandy; no como los domingos del Madrid, de un sol blanco y romano en las terrazas de la Castellana. Entonces sonaba un himno del que nadie se acuerda y que empezaba diciendo "En pos de la victoria marcha el A t l e t i de Madrid" y alguien nos ofrecía vino en una bota y aquel estadio gris y enorme ya empezaba a educarnos, a llamarnos secretamente con una voz macho y tierna a la vez.
 
Yo jugaba al fútbol en los jardines del Prado, amparado por la estatua de Velázquez. Regateaba como Ufarte y celebraba los goles como Luis, saltando y, en el aire, abatiendo violentamente el brazo derecho de atrás adelante. En mayo, los viernes, al anochecer, venía a buscarnos mi padre y al regresar a casa los patios y las pensiones de Atocha olían a tortilla, a pollo y a adulterio y crepitaba el aceite en las cocinas y cantaba Rosita junto a la ventana, que su voz era exacta a la de Rocío Durcal.
Posted: 21 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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Se me saltan las lágrimas, Fernando.

Se me saltan las lágrimas, Fernando. Qué grande es tu pequeña escritura. Tanto como tu persona.
Qué lastima que te prodigues ya tan poco, y que otros, de cuyo nombre no quiero acordarme, ni siquiera comparzcan. Con vuestra raleza o vuestra ausencia, habéis empequeñecido este foro hasta casi la nada.

 


¿Te acuerdas de aquellos partidos de 'eternos', tantas veces perdidos entre el estruendo, en el anfiteatro, de mucho merengue camuflado, y acabados con el vuelo de las almohadillas hasta cubrir de rojo el césped?
¿Y de aquel pulular en las afueras del estadio entre 'camionetas' y gritos de ¡Ventas! ¡Cuatro Caminos! ¡Carabanchel!?
Por no acordarse ya de los cortitos de cerveza que aprendí a degustar en Los Vascos y calles adyacentes, las viseras de papel recio y forma de teja con la gomita, para protegerme del sol en la lateral del Metropolitano, con los retornos, alegres o tristes, por el descampado de la Senda de los Elefantes. O los días de balonmano en el Buen Consejo, Palacio de Deportes y luego Magariños.
Aquellos domingos de misa, vermut y fútbol, o cuando tocaba fuera, de nerviosa búsqueda de la Gaceta a la salida del cine, para saber qué habíamos hecho.
Y qué decir de los lunes, aguantando, primero, al cabezón del Andrés o al chulito guaperas del Fernando, puteando al pobre y debilucho colchonero, para, después, soportar al Romano, el de mates, colchonero amargado que nos hacía pagar a precio de infancia atemorizada nuestras derrotas.
Y sí, me acuerdo de aquel himno con música casi de pasacalles valenciano, tan lejano de los sones marciales o huecamente épicos de sus sustitutos.
Lo dejo, que en mí, la honda belleza de tu escritura se hace, más que añoranza, pura y simple melancolía.
Lo peor, Fernando, no es que todo esto se haya ido, pues ley de vida es, sino que, aquí, ni siquiera el odioso fútbol posmoderno nos llega. Qué triste vivir el agotamiento de esta pasión, postrados por este irreversible estado de pura 'calamitosis'.
 
Mil y una gracias, que, como sabes, son muchísimas más que mil. Pues esa 'una', nunca vence. O así nos decían
 

Posted: 21 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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Yo soy de donde hay un río... (19/03/2007)

Hace años, bastantes, creía que el cielo era verde. Mis amigos se empeñaban en que era azul, a veces blanco; pero para mi era verde porque no imaginaba mejor lugar para estar que en el césped del Calderón.

En los días de invierno, de pie y muerto de frío, soñaba con saltar un día con la camiseta del Aleti a ese Campo que tanto amaba.

 


Imagino que todos queríamos ser grandes figuras del fútbol para ganar mucho dinero, ser famosos y… Y yo quería ayudar a mi equipo. Siempre pensaba que el día que ocurriese lo que tanto deseaba correría por diez, o por cien… Hasta que el corazón o los músculos me dejasen.

Como es lógico jamás ocurrió tal cosa. Por más que me esforzaba no dejaba de ser un jugador mediocre que manejaba únicamente la derecha.

Y cada quince días intentaba contribuir a que aquellos que sí habían sido agraciados con el don de jugar con “la rojiblanca” entendiesen lo que significaba el mero hecho de tener esa oportunidad para alguien como nosotros, que amamos al Aleti de la única forma que se puede amar a éste equipo: desesperadamente.

Gritaba, cantaba, bailaba. Reía y lloraba con nuestros triunfos y derrotas.

 

Hace unos años, menos de los que comentaba antes, ya me di cuenta de que el cielo no es verde. No al menos como la alfombra verde de mi Campo…

Empezaba a teñirse del color del verde de los billetes antiguos, con ciertas tonalidades grises del hormigón de los grandes complejos urbanísticos y encima mi cielo no era mío, sino de unos tipos que eran unos auténticos desconocidos y que se colaron en casa cual catastrófica plaga dispuesta a arrasar todo lo que oliese a sentimiento. Sólo apelaban a nuestro corazón para pedirnos más dinero, que utilizaban en campañas publicitarias que intentaban recordarnos lo que habíamos sido… Para mayor escarnio aún.

 

Parece que ahora los vientos no son demasiado favorables para los que quieren “crecer” como Club descapitalizándolo. La verdad es que me es indiferente, ese callo hace tiempo que se ha hecho demasiado duro.

Bastantes batallas he librado como para seguir intentando luchar contra todo lo que los que nos mangonean suponen.

 

Sólo quiero decir una cosa a quien quiera leerme: yo soy de donde hay un río.

Podrán quitarnos nuestro campo tras haberse gastado durante años un supuesto dineral en no menos supuestas reformas. Podrán trasladar a éste gigante dormido a las afueras, o a Toledo o… O acabar con todo, que en definitiva es de lo que se trata.

Podrán contarnos que se nos trata igual que a nuestros cómicos vecinos, a quienes su propia idiosincrasia les impide preocuparse ya que saben y sienten que alguien les sacará de sus problemas con esquinas, como putas, que es lo que son unos (los que les sacan) y otros.

Podrán hacer todo lo anterior; pero yo seguiré igual. Como si no hubiese pasado nada.

Cambiaré mi cielo por cemento, adoraré enormes rascacielos, acudiré a los pocos jardines que sobrevivan para hacerles entender que soy de donde hay un río, que jamás admitiré su cambio, como espero que ningún atlético lo haga a pesar de lo que pueda significar, ni aceptaré su podridamente engañosa propiedad.

Alguien habrá que tenga la mínima vergüenza para reconocer que el Aleti debe ser su propio dueño, que nadie puede hacerse portavoz de corazones que viven únicamente para su equipo cuando no existe en el suyo un mínimo rescoldo siquiera de honestidad.

Algún sector de los medios de comunicación tendrá que entender algún día que el Club Atle... de Madrid no puede ser motivo de mofa, ni sujeto habitual del chiste fácil.

 

¿Cómo conseguirlo? Pues no lo se, compañeros, ojalá lo supiese. Pero no creo que el sabotaje sea mala solución.

En el punto al que hemos llegado es posible que la forma de que entiendan el verdadero valor del Club sea que nos neguemos a todo lo que tenga que ver con el Atlético hasta que se marchen. Puede ser la muerte; pero será digna. Será luchando por aquello que amamos y que sólo nosotros entendemos.

 

Será diciéndoles que somos Atléticos, del Estadio Vicente Calderón, herederos de un magnífico trozo de la historia del fútbol mundial.
Que somos de donde hay un río, de la punta de una loma, de familia con aroma a tierra, tabaco y frío… Indios, colchoneros, sufridores… lo que ellos quieran; pero en nuestra casa, nuestra fría casa, llena de aluminosis, con incómodos accesos… y a la orilla del Manzanares.

Forza Aleti

Posted: 19 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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