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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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enero 2001 - Artículos

Dos corazones

- Ganó el Atleti ayer, eh ? ", dijo mi madre dando un giro inesperado a la conversación. Me apresuré a contestar casi instintivamente, como si me acabasen de despertar de un profundo sueño.  
- Sí, marcó López Ufarte de penalti al principio del partido... y luego a dormir. Parece que no jugamos bien, pero bueno, dominamos al Sabadell sin problemas e incluso al final Eusebio pegó un tiro en el poste. Lo importante era ganar el primer partido de liga. Eso sí, el campo estaba casi vacío. Seis mil espectadores. Espero que no sea así todo el año... - Dónde jugamos el próximo? - En Mallorca. Hoy, transcurridos más de trece años de aquella escena, me parece que mi respuesta seguramente fue más larga y detallada de lo que requerían las circunstancias. Recuerdo aquella tarde de septiembre de 1.987 con la típica nitidez brumosa con la que la memoria vuelve a traer a tu presencia hechos remotos, casi olvidados, escondidos en los más íntimos recovecos del subconsciente. Hechos que el día menos pensado vuelven a aparecer inesperadamente, como una foto en blanco y negro de la niñez, en pantalones cortos de cuadros y niki color crema ajustado,  que descansaba perdida en las desgastadas páginas crema de un álbum familiar. Era un día gris, más oscuro de lo normal. Impregnado del toque nostálgico que suelen tener las fechas en las que el verano comienza a anunciar su marcha. Pero aquella vez había un motivo más real y contundente para la tristeza: por la mañana habíamos enterrado a mi abuela, muerta dos días antes de forma repentina en Albacete. Recuerdo la lenta y pesarosa procesión al cementerio del Parque de La Coruña en Villalba, escoltando el féretro, con la tibia lluvia empapando intermitentemente el paisaje, como si la meteorología quisiera ser coherente con el entorno. Los rostros de mis padres, esculpidos con un dolor intenso pero sereno a la vez, y aún confundidos por la inmediatez del hecho. Y la luz. Esa luz tenue, grisácea, como de película española de postguerra, que presidió la jornada. Recreo una vez más la escena y me veo allí, con la chaqueta que me hizo mi madre para el día la Confirmación y unas gafas de sol de espejo, compradas en el mercadillo a 1.000 pesetas, que me daban un aire de falso duro, y que dudo que engañasen a alguien, excepto a mí mismo (a ratos) y a mi vista, castigada estúpidamente por la negritud insalubre del cristal barato. Pasado el trago volvimos a casa. Y aunque la tristeza podía cortarse en gruesas rebanadas y el fallecimiento reciente de un ser querido inundaba todas las conversaciones, mi madre tuvo un momento para preguntarme sobre el Atleti. Y yo para responder. No tan apasionadamente como de costumbre, no recreándome en el análisis del partido, no dando opiniones técnicas y tácticas (dentro de mis limitaciones) sobre quién debería jugar y dónde, es decir, no con la vehemencia habitual de quien habla de algo suyo de lo que se siente orgulloso, sino con mesura, con prudencia, sin alzar la voz, imponiendo a las palabras un ritmo monótono y casual, tratando de que la breve conversación futbolística pasase de puntillas, con un respeto reverencial, en medio de aquella atmósfera de desolación. Por eso quizás, la extensión de mi respuesta se podía llegar a calificar de inoportuna. Involuntariamente inoportuna. Y es que el dolor normalmente exige un protocolo que tiene más de costumbre ancestral y arisca que de verdadero sentimiento, de auténtica necesidad de aislarse del mundo exterior. Son muchas las veces que me he preguntado cómo, en situaciones de desgracia sobrevenida más o menos intensa o grave, el Atleti ha seguido presente en mi vida con una entidad individual, ajeno a mis problemas y a la vez demandando su cuota de protagonismo en mi escala de atención, en ese momento perturbada por algún hecho de apariencia catastrófica, pero, afortunadamente, de duración temporal. Y es precisamente esa ajenidad la que siempre me ha sorprendido. Por triste que haya sido la tarde, por grueso e insoportable que se haya hecho un nudo en mi garganta y numerosas las lágrimas retenidas en la antesala de mis ojos nunca se ha celebrado un partido del Atleti sin que yo haya tenido un momento durante el mismo para preocuparme por el resultado, para ponerme nervioso y buscar cualquier radio o teléfono en los que pudiera obtener la ansiada noticia. Nunca he podido (ni en verdad he querido) evitar que una pena haya podido ser ocultada, degradada a segundo plano, durante los segundos en los que observaba una jugada de ataque del Atleti. La ansiedad por el gol se tragaba todo lo demás inexorablemente. Y si llegábamos a marcar..., Dios bendito, el gol. En ese instante, el gol es sencillamente el universo. Luego las penas y el dolor vuelven, o más bien siguen en el sitio de antes, esperándote. Pero con el gol atlético no han podido, como el Sol que deja de irradiar su luz cuando la desfachatez de la pequeña Luna provoca un eclipse. Hace tiempo que ya no me indigno por estas intromisiones irrespetuosas del Atleti en las zonas más profundas de mis sentimientos y emociones.  No queda más remedio que considerarlas  como algo natural, irremediablemente natural. Algo con lo que te acostumbras a vivir hasta el punto que, si un día te faltase, una parte de tu existencia quedaría definitivamente vacía. Es parecido a lo que pueden significar las olas para el marinero de alta mar: cierto es que lo pueden matar, pero sin ellas es otra persona, alguien incompleto. A veces incluso he tratado de llegar más allá de la lógica en mi intento de encontrar la naturaleza de esta irrefrenable pasión, de esta fidelidad rayana en la sinrazón. Y he de reconocer que mi argumento, como era de esperar, evita voluntariamente el terreno científico para adentrarse de lleno en el puramente poético. Y es que creo que todo atlético de verdad nace con dos corazones: el físico, común al resto de la humanidad; y el corazón atlético, invisible pero tan real como el otro, que vive paralelamente en nuestro interior. Cada uno tiene sus particularidades, sus intereses y su forma de reaccionar ante los hechos. Sin embargo, los dos residen en el mismo cuerpo y en el mismo espíritu, y necesariamente el ánimo del uno incide en el otro. Digamos que interactúan, si bien es necesario que cada uno permanezca en su propio espacio, sin invadirse. Otro comportamiento conllevaría la alteración del orden natural de las cosas.  ************************************************************************** Domingo, 18 de diciembre de 2.000. 18.41 P.M. Tras una breve despedida entré en el coche apresuradamente. Con un ner
Posted: 30 ene 2001, 12:00 por SDHEditor
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Tarde, mal y nunca

 La frase que da título a esta columna puede aplicarse a las ventas a plazos, pero también a lo mal que administra los cambios de jugadores el eximio entrenador del Atlético de Madrid, Marcos Alonso.

 


 

Todos los que vimos el partido del sábado frente al Levante todavía no nos creemos el empate a uno después de la soberbia primera parte de nuestro equipo, sin duda lo mejor que se ha visto en el Vicente Calderón esta temporada. Se vio un once conjuntado, con ganas de ganar y jugando con criterio desde la defensa (con Toni la portería es un mundo imprevisible) hasta la delantera. Jugadas espectaculares, centros envenenados, regates que dejaron sentados a la defensa levantina, un Juan Gómez soberbio y luchador en defensa y en sus arranques ofensivos, un Kiko que volvió a ser el de sus mejores días… hasta el mismísimo Njegus jugó menos mal que de costumbre. El poco acierto de Salva, seguramente con la pólvora mojada por la lluvia que cayó sobre el Manzanares, provocó que se llegara al descanso con un exiguo 1-0. Pero, tal y como había jugado el Atleti, todo parecía encarrilado para devolver a los valencianos el 4-1 de la primera vuelta. Sin embargo, la vida en el Atlético de Madrid no suele ser un cuento de hadas. Se parece más bien a un dramón venezolano de medio pelo. En la segunda parte, los azulgrana salieron con vitaminas extra y con el temible Ettien, que provocó más de un quebradero de cabeza a la defensa, sobre todo a un Aguilera que vagaba totalmente asfixiado por el césped. Sin embargo, parecía que el equipo aguantaba el chaparrón y que el Levante no iba a salir de nuestro estadio con puntos extra. Fue entonces cuando el Atlético firmó su sentencia de muerte. Marcos cambia a ¿¿¿¡¡¡Correa!!!!!??? por Dani. Una corriente de incredulidad e indignación sacudió todo el estadio. ¿Será posible? Si el Petete fue uno de los más destacados en el juego ofensivo. Desequilibró la banda izquierda y dio unos centros magistrales. En su lugar saca a un tío que lo hizo bien en el Ajax y el Benfica pero que todavía no está adaptado del todo a jugar en Segunda. ¿Nadie le ha dicho eso de que los experimentos en casa y con gaseosa? Ahí empezamos a perder los papeles. Pruebe de ello es que pocos minutos después igualaron el partido gracias a un penalti inexistente, por mucho que se empeñen el árbitro (tan nefasto como sus compañeros) y “nuestra pantalla amiga” Telerealmadrid. Pero eso no fue todo. Después cambió a Kiko, que hizo un partido sensacional y que fue un genial director de orquesta del juego ofensivo rojiblanco, por Roberto y a Faggiani (letal por la banda izquierda) por Luque. Increíble. Cambia a los que no tienen que cambiar y en el peor momento para hacerlo. Un auténtico metepatas este Marquitos. Lo peor es que no es la primera vez que nos la juega así. En otros encuentros, en los que el Atleti dio auténtica vergüenza, no cambió a ningún jugador porque “la calidad del banquillo no compensaba la que estaba en el campo”. Resumiendo, que este tío no es un Einstein leyendo el “tempo” de los partidos y administrando las sustituciones. Por lo tanto, creo que habría que mandarle una circular de la FIFA diciendo que, a partir de ahora, los cambios quedan prohibidos y que hay que conformarse con los 11 que uno saca desde el principio. A ver si aprende.
Posted: 25 ene 2001, 12:00 por SDHEditor
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ADIOS A LARDÍN
             Particularmente siento pena y frustración por la marcha de Lardín. Sigo pensando que es un gran jugador y que no se le puede haber olvidado jugar al fútbol. Desconozco si por algún motivo especial, no se le han dado oportunidades suficientes para demostrarlo. Si se le han dado, en cambio,  a otros muchos jugadores que todos conocemos.

 


 

Es de destacar su caballerosidad y su saber estar; en ningún momento han salido de su boca reproches por su suplencia, y sí alabanzas para el Atlético y su afición. Esta mañana de sábado, madrugo y conecto nerviosamente con Columnas de Humo, para conocer si la FIFA ha enviado el transfer de Dani. ¡¡¡Sí!!!. Por tanto, retiro el párrafo entrecomillado, que escribí el jueves pasado, y que decía:  ”En todos los ambientes se repite hasta la saciedad las carencias del equipo en el centro del campo y, si no sale lo de Dani, vamos a seguir igual. Por qué Wicky ¿es centrocampista?.Sin embargo, Marcos habla de fichar un delantero. (Uf! Menos mal que no viene el madero de Manel). Con un centro del campo que funcione como tal, sin grandes brillanteces, subiríamos. Se tenía que haber hecho un esfuerzo ímprobo para traer dos jugadores de gran calidad. Si a las Sociedades Anónimas Deportivas no se les permite el endeudamiento, ¿qué es lo que ha pasado en Villareal?. Repito, el esfuerzo hay que hacerlo este año, en que suben tres equipos, ya que, al que viene, tengo entendido que será solo uno y, por tanto, la dificultad será máxima. Si no se arregla esta faceta seguiremos, además,  viendo a un Atlético jugando al pelotazo desde la defensa hacia los delanteros, obviando a los centrocampistas (por llamárlos de alguna forma) con alguna aparición esporádica y de gran calidad de Hugo”. El éxito de Futre es indudable en el fichaje de los Fagiani, Wicky y Dani. ¡Enhorabuena! Ahora: ¡A jugar!. Estoy deseando que lleguen las cinco de la tarde y que el balón comience a rodar. Mañana volveré a exponer mi punto de vista sobre el partido. ¡¡¡A por ellos!!!. Parece que los jugadores se han dado cuenta que ni son más ni son menos que los de otros equipos y se fajan bién en el campo. Postura que refuerza su valía. Por cierto, si subimos, podremos seguir contando con Salva, Hibic, Hugo, etc; por si acaso vamos a disfrutar de ellos los meses que quedan de liga.   Finalmente, manifestar que me siento satisfecho y orgulloso del ofrecimiento de Luiz Pereira y de su opinión sobre Junhino. ¿Podrían evolucionar las cosas de tal manera que al año que viene, pudiéramos disfrutar de su excelentísimo fútbol?. Modesto de Cantabria.
¿NOS MERECEMOS UN FÚTBOL TAN RAMPLÓN?

El equipo, y la Entidad en su conjunto, pasan por momentos especialmente complicados. No hará falta recordar las movidas judiciales de/contra Gil, el descenso a Segunda División, la mala campaña liguera que estamos llevando a cabo, etc., etc.

 


 

En tales circunstancias, más si cabe que cualquier otra ocasión, hay que estar al lado del equipo, animarle, sumar ganas y apoyos. Soy verdaderamente consciente de que todos tenemos que arrimar nuestro hombro e intentar tirar del carro para alcanzar la Primera División, lugar de donde nunca debimos desaparecer y que además es una necesidad si no queremos que peligre el futuro de la Entidad.

El caso es que muchas veces me trago, y creo que muchos de vosotros, las críticas, las voces, los pitidos, simplemente por todo lo que más arriba se cita. Pero hay un límite para todo en la vida. Si nos olvidamos de los partidos coperos, en los que el equipo sí ha estado a la altura de las circunstancias (personalmente creo que ha sido así porque en esa competición se ha despojado de la presión de tener que ganar sí o sí), el fútbol que estamos viendo durante toda la Liga es francamente penoso.

No ya sólo desde el punto de vista del espectáculo, del fútbol bonito, de divertirse. Aquellos que pongan el resultado por encima de todo tampoco podrán estar contentos, porque en definitiva esta eterna discusión entre jugar bien y ganar es un entelequia que a nada conduce. Gana más veces el que mejor juega, y por jugar mejor podemos entender la combinación "sublime" entre el saber estar y crear fútbol-arte.

El sábado pasado, ante el Getafe, tras el empate y posterior remontada, el Calderón hervía y festejaba el triunfo como si de una final se tratase. Lógica era la alegría, porque no ganar prácticamente nos despedía de unas posibilidades mínimamente serias de ascenso. Pero se festeja un triunfo fruto de la "casualidad", porque ése partido pudimos perderlo igual que ganarlo. Fue el azar, y una buena dosis de ganas, lo que nos dio la victoria.

Antes tan solo se habían oído unos pitos modestos tras el gol visitante. No sé si realmente todo el Estadio tendríamos que haber exigido a voz en grito fútbol de verdad, que en Liga aún no hemos visto por ninguna parte. Lo que sí tengo muy claro es que este equipo no está jugando absolutamente a nada y lo que se ve en el césped no es digno de la historia pasada y más reciente de este Club. Lo peor es que nadie cargará con las responsabilidades si la temporada sale mal (y a mí no me huele nada bien). Yo no pienso comulgar con ruedas de molino.

Sueños en rojo y blanco

Esta noche pasada tuve un sueño. Muy real. En él, de pronto me veía sobre el césped del estadio Santiago Bernabeu. Vestía una curiosa combinación de amarillo y negro y llevaba un silbato con una cadenita enrollada en mi mano derecha. Obviamente era el árbitro del choque. El partido lo jugaban el Real Madrid y el Alavés.  Como en todos los sueños, había una información general y un entorno impuesto por el subconsciente con total naturalidad y que en aquella ocasión eran los siguientes:

 

 


 

 Es la última jornada de liga y al Madrid le hace falta ganar el partido para hacerse con el título. El Alavés ha hecho una gran temporada y le basta un empate para jugar la UEFA el año próximo. Estamos a cinco minutos del final con 0 – 0 en el marcador. El Madrid juega con diez desde el minuto 61´ por expulsión de Makelelé por doble amarilla (muy rigurosa según los comentaristas radiofónicos que califican el arbitraje de nefasto y anticasero) y acorrala en su área al Alavés sabiendo que el campeonato se esfuma, mientras los vitorianos saborean la UEFA. En ese momento Raúl, que está haciendo un partidazo, para con el pecho un balón caído del cielo, lo baja al piso con la elegancia y el talento de los elegidos para la gloria, hace un caño a Karmona y penetra en el área. Sale a su paso también Desio, pero Raúl lo quiebra cual Manolete en el ruedo rompiéndole la cintura. Martín Herrera se prepara bajo los palos dudando si salir a los pies del delantero merengue. Finalmente se decide, pero se frena a la altura del límite del área pequeña. Raúl levanta la cabeza recreando a Cesar en las Galias y piensa: “Veni, vidi, vinci. Ahora.” y se dispone a ejecutar su más brillante y decisiva vaselina con el corazón del Coliseo madridista detenido ante el inmediato y más que seguro estallido de júbilo. Sin embargo, súbitamente, aparece desde la corona del área la figura rapaz y descontrolada de Téllez, que, en desesperada acción, caza el tobillo de Raúl, el cual cae al suelo impotente y el balón sale por la línea de fondo. No hay vaselina. No hay tiro. No hay gol. Penalti!!!! Gritan al unísono 100.000 gargantas en la grada. Penalti!!!! Gritan los locutores radiofónicos. Y ahí estoy yo. El señor colegiado. Centro de todas las miradas. Sin dudarlo señalo enérgicamente un lugar indefinido en  el área mientras corro hacia la misma. El alborozo estalla entre el público. Penalti, Dios, penalti!!!. La Liga es nuestra!. Pero el éxtasis sólo dura un segundo. He señalado saque de puerta. Miro al derribado Raúl y le indico con gesto prepotente que se levante. El delantero no se lo cree y levanta los brazos indignado. Pero yo soy un árbitro valiente y no me puede el ambiente, de forma que refuerzo mi decisión sacándole tarjeta amarilla. Raúl se levanta a trompicones y se me acerca fuera de sí de ira. “Pero, joder, es que no ves nada?. Es que no ves que me ha cazado?”, grita. Es suficiente. Segunda amarilla. Roja y a la calle. Por mis huevos. Los demás jugadores madridistas me rodean y gritan. Llega Fernando Hierro. “No sabes cómo jodernos?. Einn?. No sabes cómo jodernos?” vocifera a treinta centímetros de mi cara. Creo que es eso lo que dice pues siempre me ha resultado difícil entender a Hierro. Incluso en las ruedas de prensa. Me da igual. Soy un árbitro valiente y nadie me grita. Roja y a la calle. Van tres. Es suficiente. Los demás jugadores me dicen de todo pero no hay más rojas. Una amarilla a Figo (que debería haberse ido a la calle también por gritarme e insultarme) y otra a Morientes al que tiene que sujetar Roberto Carlos para que no me coja del cuello. No más expulsiones. Pase lo que pase el partido terminará. Los últimos minutos son un descontrol. El Madrid está a la deriva y desquiciado. Los jugadores blancos no paran de increparme. En la grada, división de opiniones: unos en mi padre y otros en mi madre. Helguera en el 44´ hace una terrorífica entrada a Magno y no le saco ni la amarilla. En ese momento suena en el marcador la señal inequívoca de un gol en otro campo: “Gol en La Romareda. Zaragoza, 0 Barcelona, 2. Gol de Rivaldo”. El Barça es virtual campeón, salvo milagro. Pitos y bronca en la grada. Cartel elevado del cuarto árbitro señalando 3 minutos de prolongación. Más pitos y bronca. En el 47´ Javi Moreno marca un gol batiendo a Casillas por bajo. Aunque no veo nada punible, pito mano en el control y lo anulo, no vaya a ser que me tachen de parcial. Saca Roberto Carlos la falta desde su propio área y pito el final del partido inmediatamente. Se acabó. La Liga para el Barça. Los jugadores madridistas me rodean, mientras Magno, Tomic y otro jugador del Alavés al que no reconozco, tratan de calmarlos. Vienen los jueces de línea en mi ayuda. Figo se quita la camiseta y me llama hijo de puta sinvergüenza y alguna otra palabra ininteligible. Yo le digo que pienso reflejarlo en el acta. No se cómo entre la nube de jugadores, empleados de campo, guadias de seguridad y policias consigo llegar a unos 10 metros del túnel de vestuarios. Me paro. Los graderíos vomitan insultos, almohadillas y todo tipo de objetos, algunos de ellos de notoria contundencia. Espero con un linier a cada lado a que lleguen los policías antidisturbios. Sólo tardan en llegar a nosotros unos segundos, pero parecen horas. Empiezo a sentir miedo. Por fin, aparecen con sus porras y sus escudos, colocándolos a modo de improvisado tejado sobre nosotros. Arrecia la lluvia sólida. Uno de los policías me coge con violencia del brazo izquierdo. “Corre ya, hossstiass!!”, me dice con desprecio, mientras literalmente me arrastra a la salida del infierno. Ya estoy a un metro del túnel. Me siento como zumbado, no oigo nada, y el corazón está a 200. Algo muy duro, puede que una piedra, impacta violentamente contra el escudo que hay sobre mi cabeza… y me despierto de golpe.

 Miro al reloj de la mesilla. Son las 4 de la madrugada. Lo único que queda del sueño es que el corazón sigue a 200, pero estoy en mi casa y acostado en mi cama. Todo está en silencio y la realidad se traga con voracidad mi sobrecargado subconsciente. Intento volver a dormirme, pero ya no puedo. El sueño continúa presente, tan real como la noche y mi habitación. Me pongo a recordar cada detalle del mismo y acto seguido empiezo a calibrar las consecuencias que se habrían sucedido si todo hubiese ocurrido realmente. Qué habría sido esa noche, y los días y semanas siguientes de mí, del árbitro del colegio, por ejemplo, andaluz, que salta a un indeseable estrellato como “el sinvergüenza que quitó la Liga al Madrid”?. Imagino los titulares de prensa del lunes, las portadas de As y Marca: “Atraco a mano armada en el Bernabeu”, “El árbitro regala la Liga al Barça”, “Robo vergonzoso”, etc. Imagino largas y vehementes misivas de locutores y comentaristas radiofónicos de medianoche pidiendo que no vuelva a arbitrar más, que soy una lacra para el fútbol, que la corrupción arbitral se está cargando el espectáculo, describiéndome como una marioneta al servicio de oscuros poderes que querían que la Liga la ganase el Barça, investigando sobre mi vida privada y ridiculizándome con calificativos que entran de lleno en el insulto personal. Imagino la tira de Gallego y Rey en la que aparezco disfrazado de bandolero con una banda  azulgrana en la cintura. Y también me imagino con miedo, recibiendo amenazas por teléfono después de que uno de esos locutores nocturnos facilitase a su audiencia mi nombre, apellidos y municipio de residencia, poniéndoselo a huevo a posibles agresores. Cambiaría el número de teléfono.  Durante un tiempo saldría con cuidado a la calle, me dejaría barba y llevaría gafas de sol, como un enemigo público declarado, temeroso de ser descubierto o delatado. En cuanto al arbitraje, en fin, o me retiro ya o en dos años máximo estoy en segunda. A partir de esa misma noche me meten en la nevera y ya no salgo. Sí, durante un tiempo vendrán mal dadas. Pero, todo pasa. Todo.

 Y mientra

Posted: 20 ene 2001, 12:00 por SDHEditor
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COLUMNAS

          A través de las páginas de Señales de Humo, conecté con AMERICAN INDIAN (Michael Buendía), un Atlético en Los Angeles.

Recientemente me envió un correo comentando con claridad, criterio y buena información temas de la actualidad Atlética.  
Esta columna tiene un doble objetivo: contestar a nuestro amigo americano, y dar mi opinión a todos los Atléticos de Señales.  Me preguntaba sobre el tema de Bernardi. Se me agolpan las ideas sobre el mismo, que no son otras que las que siguen: a).- ¿Por qué el Atléti siempre anuncia a bombo y platillo sus intenciones de fichar a determinados jugadores, sin que existan garantías de que las gestiones fructifiquen?. Ello supone que otros equipos, como mínimo por mimetismo, interfieran o encarezcan cuando menos el fichaje. b).- Mi desprecio hacia el Celta (el Vigo, como lo denomina AMERICAN) por pretender “levantarle” el jugador al Atléti, en unos momentos en que estamos con la soga al cuello. Su actitud es despreciable. c).- Mi repudio hacia el sistema legal de la administración de empresas, que en este caso las instancias judiciales, están desarrollando con una pulcritud que bien se podría aplicar a otros entornos de la vida política, judicial o económica española.             De todos es sabido que muchos organismos o instituciones se endeudan hasta cierto punto con objeto de cumplir sus fines. Pues bién, en este caso, al Atlético se le exije el cumplimiento exacto y estricto de las normas mercantiles, sin permitirle endeudamientos razonables que bien pudieran suponer una salida del pozo en que nos encontramos. ¡De qué manera tan distinta se comporta el Poder con unos y otros!.  Comentaba AMERICAN, que ahora debía haber más dinero, al ahorrarnos los sueldos de Pablo García, Lloréns, Ayala, Paunovic.... ¿Estos dineros no podrían ayudar a cubrir la diferencia hasta lo que pide el River?. Al final del escrito me dice: “por el amor de Dios, que fichen!!!!”. ¡Cosas del Atléti: hablan de fichar a un japonés lesionado o an ilustre y anciano jugador español: Milla!.  En otro orden de cosas, me pongo rojo de indignación, al ser testigo de que Salva se case en plena temporada, cuando más lo necesitamos. Es el único jugador que puede garantizar goles, con Correa, si es que éste juega frente a la puerta tival, y no en las bandas. No pude ver el partido contra el Albacete, pero no fue gran sorpresa el empate. Equipos como el manchego se conocen bién el oficio, y si la suerte no acompaña (como parece ser sucedió el domingo), se dan las tablas. FELIZ AÑO A TODA LA PARROQUIA ROJIBLANCA Y PERSONALIDAD PARA SEGUIR AGUANTANDO TODO LO QUE NOS ECHEN! Modesto de Cantabria.
¿TENEMOS POSIBILIDADES DE ASCENDER?

Se acerca el final de la primera vuelta, empieza un nuevo año y la tabla clasificatoria ha puesto a cada uno en donde, hasta el momento, merece. Nuestro Atleti ha arrancado la campaña decepcionantemente y a fecha de hoy, estamos situados en una mediocre 13ª posición, a nueve puntos de puestos de ascenso y a doce del líder. ¿Qué posibilidades reales tenemos de lograr el exigible ascenso?

 


 

La temporada empezó calamitosamente con la era Zambrano. Algunos creíamos que era un fracaso anunciado, aunque ahora resulta muy fácil decirlo: hacía falta alguien con más peso específico para el banquillo rojiblanco, alguien que soportara la presión de un club como éste y que supiera manejar bien las piezas en el césped y en el vestuario. Llegó enseguida Marcos, aunque el equipo no notó mejoría en el corto plazo. Bien es cierto que con el paso del tiempo, hemos mejorado en condición física, en juego de conjunto y disposición táctica, y sobre todo, en resultados, sin llegar a deslumbrar ni a encadenar muchas victorias seguidas.

En el momento actual, ¿qué posibilidades reales tenemos? Todas, porque quedan tantos puntos que cualquier equipo, haciendo una buena segunda vuelta, podría colocarse arriba. Evidentemente está todavía todo en nuestras manos, porque la distancia no es insalvable. Las dudas nos pueden llegar, precisamente, de lo que seamos capaces de hacer.

El equipo aún no ha demostrado una solvencia fuera de dudas: últimamente hemos ganado algún partido seguido y se han pasado dos rondas en Copa, con eficacia, pero sin brillo. Urge, ya, concretar por fin los apuntes de mejoría que se han atisbado, indudables en la organización dentro del terreno de juego, pero que tienen que acabar de concretarse en marcar diferencias de calidad respecto a los rivales. Ése debe ser el camino para ganar puntos y remontar posiciones. Y pronto, porque tiene que ser una labor de hormigas y algún partido nos dejaremos por el camino.

En lo que no nos toca directamente, hay un punto que me lleva a la preocupación: los rivales a batir. Hay nueve puntos hasta los puestos de ascenso, pero allí ya están instalados los favoritos para llegar al final de la meta. Betis y Sevilla van a ganar muchos partidos de aquí en adelante, y aunque el Tenerife parece haber aflojado el ritmo, sigue siendo uno de los que al final estará arriba. Estaría menos preocupado si en esas plazas estuviese instalado alguna sorpresa de ésas que se suele dar en las primeras vueltas. Pero no es así, y los rivales por ocupar esos tres puestos de "oro" van a ser rivales difíciles de batir. Con todo, el futuro ascenso está aún en nuestras manos: una necesidad y una obligación, así de dura es la realidad.

 

Los arbitrajes y el infierno

 Aprovecho la oportunidad que me brinda el balcón atlético de Señales de Humo, para comentar que creo hemos llegado a un punto en el que se debería levantar la voz de alarma sobre los nefastos arbitrajes que el equipo está sufriendo en este añito del infierno.  
 Ya se que casi todos los que conocéis de antaño al Atleti diréis que eso ha ocurrido siempre, ó que los que os imagináis las posibles declaraciones del entorno del club pensareis que seria peor el remedio que la enfermedad, ó que incluso los que me conozcáis a mi, penséis que me ha dado otro ataque de fundamentalismo, pero creo que arbitrajes como el partido de Copa contra el Osasuna, ó el de liga contra el Albacete, deberían ser la gota que colma el vaso de nuestra paciencia colegial.  Para los que no veis habitualmente los partidos, deciros que lo peor no son las jugadas aisladas en las que se nos perjudica, como la clamorosa falta en el área no sancionada que le hicieron a Correa en el partido contra el Albacete, sino la actitud manifiestamente permisiva con los rivales y sancionadora con nuestros jugadores.  No estoy hablando de un ataque furibundo del Club contra el estamento arbitral, pero si de una queja en tono conciliador, pidiendo a los árbitros que no vengan a alcanzar la internacionalidad en los partidos que nos arbitran y a demostrar que ellos no ayudan al poderoso ????. Eso si, una queja que dejara claro que no se pretende mediatizar a los colegiados de los próximos partidos.  Creo que este tipo de quejas sirven, y como muestra acordaros de la campaña que monto la prensa y televisión madrileña sobre las faltas a determinado jugador de su equipo favorito, y como a nosotros no nos van a ayudar los medios de comunicación, entiendo que lo deberíamos hacer nosotros, es decir, los aficionados en nuestro nivel, por ejemplo desde Señales de Humo, y el Club institucionalmente.  
Llamamiento

A todos los atléticos que esto vieren u oyeren: 

Ha llegado el momento, debemos organizarnos para que el señor Gil desparezca del Atleti y debemos unirnos para obligarle a tomar esa decisión.


 

El culmen de todo debe ser el partido contra el Sevilla, declarado día de las Peñas y lo vamos a hacer, ese día el Atleti tiene que ser nuestro de nuevo. Y no tiene que importar el resultado del partido contra el Salamanca y las posibilidades que tengamos para entonces (que ojalá vuelvan a ser muchas): HAY QUE MOVERSE PARA QUE NOS OIGA GIL COMO QUEREMOS ECHARLE DEL CALDERÓN.

Desde esta modesta página sobre el Atleti, os pido a todos que comencéis a mover todo lo que podáis a vuestros conocidos y amigos atléticos. Hay que ir preparando una manifestación en los aledaños del Calderón antes del partido contra el Sevilla. Hay que ir preparando pancartas contra los Gil para exhibir en el Estadio ese día. Hay que mover a las peñas más importantes para que ellos a su vez se muevan. Hay que hablar con el Frente para que despierten de una vez y actúen a favor del Atleti, solamente a favor del Atleti: Todos aquellos que conozcáis a gente del Frente, hablad con ellos y decidles que se muevan que nosotros ya estamos moviéndonos.

No arremetáis tan duramente contra la Asociación Neptuno porque ellos se han movido y mucho mientras las cosas han estado tranquilas y ahora aparecen porque la prensa les pregunta; para la prensa antes como si no existieran.

Nos jugamos mucho en este momento, mucho más que un posible ascenso: NOS JUGAMOS EL ATLETI

Una Copa de más
Decididamente, me ha gustado la emoción que ha aportado a la Copa del Rey el nuevo sistema de la eliminatoria a partido único. Aparte de ofrecer momentos jugosos a los atléticos, como ver a la “mejor mafia del siglo” eliminada por un humilde Toledo, ha traído emoción y espectáculo a una competición que andaba presa de la especulación y de la filosofía del “ya lo resolveremos en el partido de vuelta”, remedo futbolístico del castizo “vuelva usted mañana”.

 


 

He visto demasiadas películas de Frank Capra y esto me ha dado una fe desmedida en la bondad de todos los seres humanos, en el buen funcionamiento del sistema, en que David siempre gana a Goliat y en que la justicia siempre acaba por resplandecer.

Por eso, me gusta ver como el Guadix, colista en su grupo de 2ºB, puede cargarse a todo un subcampeón de Europa o como un Segunda como el Tenerife elimina al campeón de Liga. Eso es fútbol en su más pura esencia y ése es el encanto de la competición del K.O.

Mientras que el sistema liguero recompensa la perseverancia, la regularidad y el trabajo constante, al más puro estilo calvinista, la competición copera es más latina, más proclive a favorecer el destello de genialidad, la improvisación o el factor suerte.

Además, el sistema a partido único tiene un efecto distribuidor de la riqueza al más puro estilo “Robin Hood”. Al jugarse los encuentros en el campo del más débil, éste se asegura un taquillazo que resuelve sus problemas financieros para una temporada, que se lo pregunten al Gandía, al Toledo o al Ceuta. La visita de un “grande” fue para estos clubes como recibir a los Reyes Magos antes de tiempo.

Sin embargo, presiento que este festival del balompié humilde se va a terminar muy pronto. Sólo hay que ver quién es el favorito para ganar la Copa.

La Federación, a principios de temporada, demostró lo que todos ya sabíamos. Que el fútbol español está hecho a mayor gloria de dos clubes (Vikingos y Culés, la misma mierda es) y que los demás somos sparrings, simple relleno entre un Barça–Madrid y el Madrid–Barça siguiente. El perdón al Barcelona después de su espantada totalmente antideportiva del año pasado supone un capítulo vergonzoso en la historia balompédica nacional.

Me gustaría ver qué hubiera sucedido si en vez de ser los blaugrana hubiera sido el Atleti el boicoteador de la semifinal. No nos dejarían participar en la Copa en al menos 10 años. Pero claro, a algunos se les perdona todo, incluso 46.000 millones de deuda, y a otros no se les pasa ni una.

Y es que imagino cómo habrá sentado en Alberto Bosch (sede de la Federación) la eliminación del Madrid y la caída de 12 equipos de Primera en las dos primeras rondas. Los clubes más poderosos ya han soltado a sus perros de presa. Del Bosque, Cúper, Irureta ya han hecho de voceros de los más bajos instintos de sus amos y han denunciado lo “injusta” e “inhumana” que es esta nueva fórmula. Si estos mandados ya empiezan a ladrar, sus presidentes deben estar conspirando al más alto nivel para volver al statu quo anterior y eterno y aquí paz y después gloria.

Eso de que la Copa es una competición de segunda categoría está muy bien para que se consuele algún madridista con poco seso, pero a Florentino Pérez y a Jorge Valdano les otorgo una inteligencia algo superior a la escasa que suele demostrar la gentuza que va todos los domingos al Cuernabéu y se dedica a reírse de la paja que hay en el ojo del Atleti y a no ver las vigas que hay en el suyo. No dudéis que están moviendo sus hilos.

Posted: 03 ene 2001, 12:00 por SDHEditor
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