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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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enero 2005 - Artículos

Exigencias (26/01/2005)

El representante de Torres ha dicho que si el Atlético no “se pone al paso de su historia” en un plazo razonable, el Niño emigrará. Bueno, al paso de su historia de los últimos 16 ó 17 años ya anda. Si el señor Petón repasase lo que han sido todos esos grandiosos proyectos (de saqueo), comprobaría que la ejecutoria  del Atleti en la temporada actual no difiere gran cosa de la de otros ejercicios con la familia Gil al frente. Desde que el Atleti se convirtió en sociedad anónima okupada, su palmarés en la Liga le sitúa en décimo lugar: ahora va el 11, o sea: el corriente es un año promedio.

También le recordaría al señor Petón que los cracks están para engrandecer a los equipos y no al contrario. ¿Es una primera figura Torres? Resulta que ante cualquier crítica, se nos advierte que se trata de un chaval de 20 primaveras. Pero su cláusula de rescisión roza los 90 millones y suponemos que su manager habrá negociado con el club una ficha proporcional a tan astronómica suma. Torres percibe el salario de un crack; ahora bien, ¿lo es? Uno le daría la razón al representante de Torres (cuyas palabras podrían tener un efecto colateral beneficioso pues presionan a Gil Marín y a su colega)  si el Niño diese muestras inequívocas de progresar en su fútbol, pero no es así. Parece estancado, obcecado y, sobre todo, negado ante el gol. ¿Un bache pasajero producto de su corta edad y de su comprensible inmadurez? Es posible. Pero lo extraño es que sea ahora, con Torres en plena crisis de confianza, cuando se produce la advertencia de Petón. ¿No se tratará de un ardid para desviar los focos de las últimas y decepcionantes actuaciones de su representado? Cuando Di Stéfano llegó al Madrid el club merengue sólo tenía equipo para vegetar en los puestos que hoy clasifican para la UEFA. Di Stéfano jugó e hizo jugar, marcó muchos goles, el Madrid ganó títulos. Di Stéfano aprovechaba la euforia para exigir refuerzos. Y el club se los traía. El balompié de hoy nos ha acostumbrado (también por culpa del Madrid) a la sedicente figura que corre a refugiarse en una institución poderosa  (de preferencia, la blanca) para ser feliz ganando copas cuyo valor deportivo es nulo porque han sido logradas en situación de mínima dificultad. Luego el héroe es el club y no las estrellitas que rutilan en él, como miente el marketing. (Al estupendo cartel de Solari, de Guti del propio Raúl, etc., me remito.) Petón y multitud de representantes tratan a los equipos como si su razón de ser fuese la de criar estrellas, y no es así. Los clubes están para luchar por la gloria. Sería conveniente, pues, que el Atlético fichase buenos jugadores, no para que Torres brille a su lado sino para que Torres y los otros tiren del equipo hacia arriba y lo lleven a la cumbre. Torres se convertirá en una gran estrella si ayuda al Atleti a recuperar parte de su antiguo esplendor. (Cecilio Alonso, el extraordinario balonmanista, llegó a ser quien fue haciendo al Atlético grande.) El Niño tiene que elegir entre mirarse en el veraz espejo de Di Stéfano o en el falso y remilgado de Beckham.
Números (23/01/2005)

Es habitual que, al terminar la primera vuelta, los diarios se entretengan un ratito en hacer estadísticas con las que intentar dar una idea de lo que ha sido el campeonato, en su primera parte. Hoy lo hace El País. De entre ellos, destaco los siguientes:


 

 

1) Hay un jugador con especial protagonismo, que es Deco. Es el tercero que más pases certeros ha dado, también el tercero dando pases de gol -los mismos que Valerón y Riquelme,5, pero menos que Joaquín, 7, y Yeste,6-, e igualmente tercero haciendo faltas -nada curiosamente, ninguno de los cuatro más 'faltosos' es defensa-. O sea, el centrocampista más completo de la Liga. Reconozco mi yerro con él al comienzo de temporada.

2) Junto a Eto'o, máximo goleador por ahora como sabemos, el tercer pilar del Barça es Xavi -o ha sido hasta hace un mes-, pues es el jugador que más pases acertados ha dado. El cuarto, Puyol: segundo máximo recuperador -tras Milito-. Un futbolista que curra, da buenos pases y hasta remata, otro buen pasador, un buen central y el mejor goleador. Así cualquiera -dirá Florentino-.

3) Del Aleti, poca pero ilustrativa cosa. Por defecto: ha desaparecido Ibagaza entre los destcados pasadores de gol. Tenemos al tercer máximo remtador: Torres. Empatado con Eto'o en esta estadística, pero no en la de aciertos en sus remates, como sabemos. Tenemos también al más rematador de cabeza de la Liga: Salva -con 19-. De sus aciertos no hablo, pues sería ya ensañamiento. ¿Nos extraña llevar tan pocos goles a favor, con estos tres datos?

4) Hemos sido los terceros más poseedores de la pelota -27 minutos de media por partido-, tras Barça -32- y Madrí -28-. Ferrando llegó diciendo que quería la pelota. Pues la ha tenido. Aunque aún nadie sabe para qué, y él menos que nadie. Bueno, igual los defensas y ese par de joyas de mediocentros que tenemos lo saben menos que él, aunque son los que se han hinchado a sobarla.

5) Somos el equipo al que más faltas han hecho, -21 de media por partido-, pero no nos pitan un penalty a favor ni aunque se junten el cielo y la tierra. ¿Astucia de los rivales o mala fe arbitral?

Combinen 3, 4 y 5, y el resultado es el que todos sabemos: décimos. ¿A que es sencillo?

Y ahora, otros 'números'. Me refiero a los de los fichajes. A la caza y captura del despojo, como buitres esperando por los restos abandonados por el depredador.

El brasileño de marras que ahora suena, resulta que está cedido en el Santos por el Girondins, equipo al que, como todos sabemos, le sobran astros por todos lados. ¿Máximo goleador de Brasil? También lo era el Rodrigo, ¿os acordáis? Juega en todo un Santos. ¿Es que todos los que lo hacen allí son buenos? Cesión con opción de compra... Mientras, el Sevilla ficha internacionales brasileños jóvenes, sin subterfugios ni cautelas.

¿Jandro? Un chuponcete, cuya forma y sitio de jugar lo harán redundante con otros que no son los peores -estimo- de la plantilla. Pero le mola al míster, que lo tuvo en las categorías inferiores del Valencia -de donde, por cierto, salió con más pena que gloria-. ¿Y qué hay de un buen mediocentro o un refuerzo para cualquiera de las bandas -especialmente la derecha, dado que el danés resulta que juega más cómodo en la izquierda (¡manda huevos!)?

O sea, que me huele a que no vamos a mejorar la primera vuelta. Y si acierto en mi diagnóstico de que Ferrando está totalmente perdido y desconcertado, superado por la exigencia y desamparado por sus saberes, puede que incluso sea peor. Esperemos que, al menos, Torres recupere un poco de equilibrio y sosiego, porque si no...

Posted: 23 ene 2005, 12:00 por SDHEditor
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Breva que no caerá (18/01/2005)

Lo poco que les importa el Atleti a los medios de comunicación se echa de ver en detalles nada menudos como éste: ningún periódico tituló como debía su reseña del partido del sábado. Lo justo hubiese sido poner: “El Atlético hace el ridículo en Getafe”. Por contra alguno, gastando una condescendencia perjudicial para el club, explicó así el nuevo traspié: “El Atlético se confió”.  ¡De modo que no fue nada más que un exceso de confianza! Claro, como venimos de arrollar al Madrid y vapulear al Betis, como estamos hartos de ganar fuera de casa y como aventajamos en diez puntos al Barcelona, nuestros jugadores, sin duda engreídos por la racha de éxitos, quizá pensaron: “es imposible que nos marque un gol el Geta”. ¡Qué periodistas más caraduras!


 

 

Esta vez no hablaremos del árbitro –que se equivocó a favor–, ni del erróneo planteamiento del mister. ¿O acaso cuando Ferrando quitó a Sosa y puso en su sitio a Ibagaza mejoró nuestro once?

El humillante reparto de puntos contra el modesto Getafe desnuda al Atleti. Ni la medular, ni la delantera ni la banda derecha valen una lata de pimientos morrones.

La plantilla está por hacer; el equipo, por construir. Baste un dato: Paunovic y Sosa ocupan dos de las tres plazas de extranjeros. Pues bien, el balcánico es un futbolista que apenas interviene; el charrúa, un trotón con plomo en las piernas que nunca triunfará en el veloz balompié que exigen las ligas de Europa. Luccin no luce y Gronkjaer profundiza, sí,  pero no sabe chutar (si lo supiese, no hubiera costado un millón de euros y, por tanto, no jugaría con la elástica rojiblanca). Salva parece cada día más regañado con el balón y Jorgito no se anima aunque la fortuna le estampe un beso en los labios. (En el haber, calderilla: la rapidez de los centrales, la sobriedad de Leo Franco y el afianzamiento de Antonio López.)

Si al menos los continuos fiascos sirvieran para que al público se le desprendiesen las escamas de los ojos. Pero, ay, la breva aún está verde, verde berrando, que dicen en Asturias, y no caerá.

El juguete roto de la afición (17/01/2005)

En eso es en lo que se esta convirtiendo Fernando Torres cada día que pasa gracias a la propaganda interesada de unos y de otros. No era muy dificil adivinarlo, siempre tuvo toda la pinta del típico jugador que no saldria bien parado de su paso por el Calderón. Torres no es alguien que encarne las virtudes que se vienen exigiendo en esta casa de un tiempo a esta parte. Es un jugador frio, de trato mas bien distante que huye de la palabreria facil y de las actuaciones de cara a la galería, virtudes indispensables reclamadas por la parroquia rojiblanca y que encarnan como nadie jugadores del corte de Nikolaidis, Sosa o Salva. Para colmo de males sus desplantes al Madrid no han hecho mas que empeorar su situación en un país donde no se admira sino que se envidia.


 

 

En estos últimos dos años la trayectoria de este chico ha estado rodeada de mensajes subliminales sobre su posible marcha. Es el jugador que podría hipotecar el futuro del Club (dicho por Jesus Gil antes de su renovación), el Atletico es muy poco para el y así un largo etcetera. A esto hay que añadirle la cruel campaña de los medios que no han desaprovechado la oportunidad para convertir en un viacrucis la participación del Niño en las pocas citas importantes que ha tenido. Lo de los partidos contra el Madrid era de esperar pero lo de las citas con la Selección sí que es algo que me parece de juzgado de guardia. Ni con Julio Salinas en la época de Clemente se cebaron de una forma tan sutil y sanguinaria como lo han hecho con Torres. Un ejemplo clarisimo de esto es que la imagen de la eliminación de la Eurocopa en las portadas de los periodicos fue la de Torres cuando es de sobra conocido por todos la poca o nula participación que tuvo el Niño en este campeonato. La obsesión de algunos llegó a tal extremo que uno ya duda si iban a cubrir la información del equipo nacional o a ser testigos y colaboradores de la caída de este jugador.

Lo mas penoso de todo esto no es el acoso constante al que estan sometiendo al Niño sino que la afición colchonera este entrando al juego de esta campaña inmoral que lo único que pretende es destrozar a un jugador. Es solo cuestión de tiempo el que surjan los primeros pitos contra este magnífico jugador que un día nos devolvió la ilusión en el peor momento de la historia de este club y que supuso un rayo de esperanza en medio de la desesperación.

Es inútil engañarse, sin Torres no hay nada y menos todavía en un Club con una política de fichajes capaz de traspasar en una misma temporada a jugadores como Futre y Schuster trayendo como sustitutos a Kosecki y a Moacir.

Afortunadamente el Niño es fuerte psicológicamente y eso es algo que les revienta. El que sepa desenvolverse delante de ellos con una madurez impropia de su edad es algo que no conciben. No han podido con el por el momento pero nada hace presagiar que cesaran en su empeño tan facilmente.

Que la tercera afición de España cerrara filas entorno a el ayudaria muy mucho para superar tanta maldad y tanta injusticia. Todavía estamos a tiempo de evitar lo que seria un error sin precedentes y de que uno de los mejores jugadores que hemos tenido se convierta en un simple juguete roto.

Posted: 17 ene 2005, 12:00 por SDHEditor
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Y colorín, colorado... (15/01/2005)

Este cuento se ha acabado. Aunque, en realidad, se convirtió en pesadilla hace ya 18 largos años, cuando un expresidiario se hizo presidente del Atleti, mediante el apoyo del dictador de las ondas, el fichaje del futbolista mediático del momento y  la compra de votos a través de regalos de viajes a la final de copa y barras libres en discotecas.


 

Lo que no consiguió hacer él en vida, lo van a conseguir los que recogieron su legado,MATAR AL  ATLETI. Y lo peor de todo esto es que lo van a hacer con el consentimiento de la afición, una afición a la que le han realizado un lavado de cerebro por el cual se ha olvidado de la grandeza del otrora tercer club de España. Una afición de circo y pandereta que dejó de ser crítica hace años y que entregó su alma al diablo a cambio de un abono barato.

Tan solo, unos cuantos mindundis, menospreciados  y denostados por los expoliadores condenados por la justicia y sobre todo ignorados por la masa borreguil atlética, que no veia más allá de lo que los panfletos deportivos  adheridos a los expoliadores publicaban, intentaron ir contracorriente, intentaron hacer llegar al resto de la afición esa letra pequeña que los panfletos nunca publicaron y por la cual el Atleti fue agonizando durante años sin que muchos lo supieran.

Pero, los expoliadores,cuales encantadores  de serpientes y con el apoyo del cuarto poder, hicieron creer a miles de personas, que en lugar de asesinos eran salvadores, que en lugar de especuladores eran buenos negociadores y sobre todo  que en lugar de estafadores eran atléticos.

A partir de ahora ,si no fuera por la rojiblanca  que conservo en mi armario, pensaría que el Atleti fue el producto de un sueño de un muchacho loco y soñador que un día amó el futbol.

Un saludo.

Posted: 15 ene 2005, 12:00 por SDHEditor
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¡Jehová! ¡Je-ho-vá, Je-ho-vá! (14/01/2005)

Son curiosas las consecuencias que se han derivado del nuevo fiasco sufrido contra el eterno rival.

 

La más llamativa de todas: el debate sobre la figura de Torres. Que todo lo futbolístico gire en el Aleti alrededor de este joven y prometedor futbolista, entiendo que es un claro síntoma de nuestra imparable decadencia. ¿Nos acordamos de cómo dio el salto al primer equipo rojiblanco? ¿Recordamos que fue una jugada desesperada y casi última del gran truhán, cuando el desastre de un segundo añito en el infierno se le venía encima de su oronda figura? ¡Y la jugada le salió redonda! La tribu colchonera, ansiosa de un refrescante oasis en el que recuperarse los destrozos causados por la fatigosa y sobresaltada travesía de su particular desierto, acudió rauda y veloz a refugiarse bajo la reparadora sombra de la nueva y refrescante figura. ¿Qué le ha pasado a la tribu rojiblanca para acabar teniendo como santo y seña a un jugador de 20 años? ¿En qué medida esta desmedida adoración beneficia o, por el contrario, perjudica seriamente su progreso como futbolista? Porque esta devoción, casi mariana, unida a la muy comercial imagen del chaval, le han deparado a éste una subida a los altares mediáticos que, en mi muy personal opinión, en nada ayuda al desarrollo de una carrera futbolística normal, a través de la cual crezca como jugador –es decir, agrande y profundice sus innegables virtudes y aminore y pula sus evidentes imperfecciones–.


 

 

Este poco beneficioso debate está ocultando, o al menos poniendo sordina, a otras varias cuestiones, que en mi opinión deberían ser objeto no ya de más sino de preferente atención.

 

¿Puede aspirar a algo relevante un equipo que carece de algún medio centro creativo, los supuestamente destructivos tienen profundas carencias hasta para destruir, está casi en pelotas en las bandas y arriba no tiene más que un jugador de valía? ¿Cómo es posible que tras haber fichado en estos tres años bastante más de una veintena de nuevos futbolistas –¿o precisamente por haberlo hecho?– nos encontremos en esta situación? Veo la clasificación: somos el séptimo equipo menos goleado y el decimocuarto más goleador. A la vista de ello, ¿no parece lógico, casi producto de una precisa ecuación, y no fruto de canallescos arbitrajes, malos farios y/o nefandos sinos, que ocupemos una mediocre décima plaza en la tabla?

 

¿Es razonable que el único futbolista capaz hoy por hoy en el Aleti de dar una pase que explote las virtudes de Torres tenga que verse condenado a jugar en una posición que casi lo incapacita para darlo?  ¿No resulta natural –bajas por lesión descontadas– que entonces un futbolista que la temporada pasada a estas alturas era uno de los líderes en ‘asistencias’, cuente en la presente con una sola en su haber? ¿No es más fácil ver en ello, además, una de las causas principales de nuestros bajos registros goleadores? Fíjense bien que digo “una”, no “la”, porque hay más. Entre ellas veo la figura de ese delantero de cachiporra al que el entrenador ha otorgado, con necio criterio, la condición de titular, y que responde al nombre de Salva. ¿Es su presencia en el once un beneficio para Torres? No ¿Cómo va a serlo si con ello el chaval se aleja de la zona en que mejor puede explotar sus virtudes y se lo lleva a otra donde ha de sufrir un desgaste extenuante y sus defectos se engrandecen, hasta parecer por momentos superiores a sus virtudes? 

 

¿Y quién es el responsable de todo esto? ¿Sólo los ‘fichadores’? ¿No tiene alguna un entrenador que, por lo visto hasta hoy, no ha hecho otra cosa que venir a engrosar las filas de los mediocres, cuando no directamente nefastos, técnicos segundones con que nos han obsequiado nuestros malhadados dueños?

 

¿Puede un equipo serio, mínimamente solvente, encajar dos goles dignos de provocar la carcajada o el amargo llanto, según se lo tome uno, como fueron el primero y el segundo de los tres que nos endosaron los blancos el domingo? Repásenlos si pueden y tienen aguante, porque son un canto (fúnebre) a la desorganización defensiva y la torpeza táctica y técnica. Pero esta cuenta se ha saldado poniéndola en el debe de Aguilera, que es sólo uno de los culpables –junto a quien lo puso sobre el campo–, mientras que otros –muy en particular los medios centros– han salido de rositas.

 

Si toda esta larga serie de vicios, deficits y calamidades, que deberían ser motivo de sonrojo, se reúnen para buscar dónde puede estar el mal que las produce, me parece evidente la dirección a la que hay que apuntar. Pero no, ahí no se apunta; o mejor dicho, apuntamos sólo el puñadito de pesimistas recalcitrantes, de resentidos resabiados, incapaces no ya de ver algo positivo, sino hasta de convertir lo blanco e inmaculado en negro negrísimo -¡hasta a Torres!, se dice, ¡oh, pecado!-. La secta negra del ya llamado ‘sanedrín’ –¡hay que joderse, cuán grande es la influencia del listotonto de la medianoche!–

 

¿Pues saben qué les digo? Que lo siento mucho por quienes piden al Aleti que vuele, y que además lo haga alto, porque piden en vano. Las alas se le atrofiaron al Aleti hace tiempo, aunque no tanto como para pensar en cuando, al dejar de ser de Aviación, desaparecieron de su escudo, sino cuando fue capturado para ingresar en la granja del Tío Gilito. Por eso, cual pato de corral, cada vez que intenta levantar tropemente el vuelo, el primer cazador que pasa cerca de él, con uno o dos tiros de posta, no más, se cobra fácilmente la pieza.

Posted: 14 ene 2005, 12:00 por SDHEditor
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Consolaciones (13/01/2005)
  No hay crítica deportiva en España, desengañémonos. Si la hubiera o hubiese, no se habrían dicho y escrito los disparates que uno ha tenido la oportunidad de oír y leer a propósito del último derbi. Así, dos de los más reputados comentaristas concluyeron que el Atleti jugó sin “claridad de ideas”. Pues menos mal porque, si no, en vez de crear 10 ó 12 ocasiones de gol, habría fabricado 30. Casillas y Ronaldo aparecen en todas las crónicas como los exclusivos artífices del triunfo blanco. Desbarran. Casillas no paró ningún balón imparable y Ronaldo no metió (o facilitó) ningún gol de bandera. El propio Ronaldo dijo, al finalizar el match, refiriéndose a su desempeño: “Cumplí con mi trabajo”. No es falsa modestia, es la pura verdad. Y lo mismo hizo Casillas: cumplir con su deber. Pero vivimos en un fútbol descomunal en que el delantero que marca un tanto salva a su equipo; como también, el portero que ataja un balón.

 

  Como la contrafigura del héroe-salvador es el villano-tuercebotas, Torres desveló por fin su carácter de petardo, de falso crack. (Previamente, lo habían convertido en una figura inmensa.) Vi el encuentro en un bar rebosante de madridistas. A cada fallo de Torres, berreaban con rabioso alborozo: “¡Paquete!” “¡Eres un mierda!”.  Un segundo antes, no les llegaba la camisa al cuerpo. Lo temen y lo odian en la medida en que lo temen.  Torres ha asegurado que le resbalan las críticas y, si por críticas entendemos los cobardes ajustes de cuentas que suelen practican esos bellacos de los periódicos, motivos le sobran para ignorarlas. Pero haría bien en aceptar que su juego necesita equilibrio y su disparo, un entrenamiento inteligente y tenaz. En el golf hay gurús del swing, y los grandes campeones acuden a ellos cuando la bola no encuentra la calle y se abisma en los bunkers o se extravía en la maleza. Torres necesita un gurú del tiro a puerta y mucha práctica.  Los partidos no se ganan con bravatas, pero aún Sosa tenía cierto derecho a calentar el derbi; no en vano, él iba a participar en la contienda. Los que debieron cerrar la boca y poner —en expresión del clásico— “un cerco de dientes a sus palabras” fueron dos infrapersonajes del mundillo del balompié que tan estrechamente cooperan para que el Atleti viva aferrado a la derrota y el desbarajuste. Cerezo proclamó avant match: “Va a ser el triunfo más fácil de la temporada”. El otro, cuyo nombre no anotaré para no estropear la columna, la víspera del encuentro garrapateó, en su ilegible estilo habitual, una sarta de vaticinios y memeces en honor de un colega suyo del Madrid, necio inconsútil como él y compadre en la redacción de un matutino de la capital. Hace tiempo que deberían haberle puesto, a falta de una camisa de fuerza y un profesor de gramática, el bizarro atuendo de “Indi”. Bufón y mascota, no sirve más que para hopear como un chucho faldero cada vez que desde el club requieren sus nada profesionales servicios de intoxicador.   Lo más revolucionario que se ha oído en el Calderón desde que gobiernan los Gil y sus compinches, lo cantaron los ultras del Real el otro día: “¡A la Peineta; nos vamos a la Peineta!”.  O al carajo, vaya usted a saber.
Viejos nuevos tiempos (12/01/2005)

¿Hubo derbi? Esta vez sí porque el Atlético compitió. Curiosamente el marcador fue muy parecido al de hace dos temporadas. Sin embargo, no cabe imaginar dos encuentros más disímiles. En aquel entonces, una banda de futbolistas desmoralizados y que llevaban meses sin cobrar permitieron que los batiese con placidez un Madrid que jugó a diez por hora. Fue un bochorno. Lo de antes de ayer, una pena –siempre desde el punto de vista del seguidor colchonero, claro–.

 

¿Mereció más el Atlético? Con semejantes rematadores, es imposible ganar un partido. ¿De qué sirve embotellar al Betis o al Madrid durante 20 ó 30 minutos si los delanteros pifian en todas las ocasiones? El disparo es una faceta del juego, no algo que se pueda aislar del mismo. Pero dejando a un lado la nula puntería de los atacantes locales, la defensa también cometió errores infantiles. Aguilera –¿para cuándo la jubilación de tan atontado y cenizo lateral?– desertó de su carril en el primer gol merengue (estaba de visita en casa de los centrales cuando Roberto Carlos irrumpió en su zona); los zagueros en bloque se durmieron en el segundo; y, para postre, a Leo Franco le colaron la pelota por debajo de las piernas en el tercero.)

¿Mereció tanto el Madrid? El equipo del Bernabéu trabajó en plan estajanovista para contrarrestar el mayor empuje, dinamismo y mejor fútbol de ataque del Atlético. No es verdad que Casillas fuera su único héroe. Helguera y Pavón achicaron balones de todas las facturas. Roberto Carlos y Arbeloa, que comenzó nervioso para asentarse después, también colaboraron. Pero hoy los merengues se resienten de la decadencia de Zidane, Figo y el propio Roberto Carlos, bajas parciales a las que hay que sumar la de un desangelado Raúl. El Madrid, es curioso, ganó un poco a la italiana.

Torres. Protagonista desaforado del match, alternó la gran acción con el lance ridículo. A juzgar por su muy deficiente técnica de disparo —necesita con urgencia que graben en vídeo sus movimientos y que le reconstruyan la secuencia entera del chut—, podemos inferir la atención que los Gil le han prestado a la cantera. ¿Quiénes fueron los preparadores de Torres en la infancia? Personas que cobraban, en el mejor de los casos, diez mil duros al mes.

Ronaldo. Antes de las lesiones, el escalafón del balompié no ofrecía dudas: primero venía Ronaldo; después, nadie; y luego, los demás. Ahora el ariete brasileño sólo es uno de los  mejores delanteros del mundo. El Atlético descartó ficharlo al menos en dos oportunidades. Otro gran negocio de los Gil.

¿Y él árbitro? Los he visto peores, pero hubo una jugada en que favoreció descaradamente a los merengues: la tarjeta amarilla –era la segunda– que le perdonó a Beckham. En multitud de partidos de la máxima he presenciado decisiones semejantes y siempre a favor del mismo equipo. Es una vieja lacra de la Liga española que nadie parece en condiciones de extirpar.

Posdata. El Atlético continúa batiendo marcas negativas. Este año toca la del equipo menos resolutivo en el área ajena. Por si fuese poco, desde que los Gil y sus secretarios técnicos se dejan la piel para armar una plantilla decente, venir al Calderón es para el Madrid más promisorio que viajar a Sarriá, Málaga o Vallecas. Repasen ustedes el palmarés de los derbis y lo comprobarán sin mayor esfuerzo. Otro motivo de eterna gratitud para con los actuales mandatarios.

Dinero o dinero (06/01/2005)

A falta de lauros y bienes, de triunfos y salud, el Atlético se ha puesto a exhibir, con el cinismo de un mendigo medieval, la inmensa llaga de su catástrofe financiera, números rojos que unos calculan en 300 millones y otros, menos optimistas, elevan a 400. Y, por mucho que los caraduras responsables de la bancarrota o coartífices de la misma juren y perjuren que, a día de hoy, el club ingresa más de lo que gasta, la verdad es que, incluso por el camino de las cuentas equilibradas, el Atleti no tiene ninguna posibilidad de recuperarse —óiganme bien, ninguna—, entre otras razones porque, cuando estás arruinado, de poco sirve hacer economías.


 La situación del Atlético no tolera parches porque todo el Atlético es un puro parche. O, si lo prefieren, el club es un calcetín deshecho imposible de zurcir. De modo que, aunque fuesen esta vez ciertos los propósitos de enmienda de sus prebostes —cosa que dudo—, en nada aprovecharían a la entidad. Es más, ni la venta del estadio junto con la de Torres, Ibagaza, Perea y Pablo (únicos jugadores apetecibles que posee) permitirían al Atlético salir de la miseria.

No, lo que el Atlético precisa es un plan inspirado en el viejo lema: “A grandes males grandes remedios”, pero no veo la forma de que tal plan —consistente en invertir mucho y bien— prosperase con los actuales dirigentes al timón del club.

Recién hemos sabido que Alfonso Camba anda en tratos con Gil Marín y Cerezo. Camba ha preferido desmantelar Alternativa Atlética, embrión opositor que podía haber sido la chispa que encendiese la rebelión de las masas en el estadio, y ha elegido una táctica de aproximación a los okupas. Él sabrá lo que se trae entre manos, pero, para salirse con la suya, necesita, como poco, que le secunden las autoridades de Madrid. Sólo si el Ayuntamiento se negara a reconocer en Gil Marín y Cerezo a dos interlocutores válidos y éstos perdiesen toda esperanza de vender el Calderón, Camba tendría su oportunidad. Ignoro el cartel del industrial farmacéutico entre los ediles de la Villa y Corte, pero la desaparición de Alternativa Atlética le priva de una incipiente plataforma social, susceptible de un rápido crecimiento. (Los políticos no siempre son insensibles a las preocupaciones de los ciudadanos, a condición de que éstas ganen la luz pública. Por eso, Camba jamás debió renunciar al fortalecimiento de una corriente de opinión contraria a los gestores del club.)

Además, optando por el sigilo y la negociación entre bastidores, Camba se arriesga a que el equipo del alcalde interprete como connivencia lo que quizá no es sino tender un puente de plata al enemigo en fuga —me niego a considerar un pacto con los truhanes que no implique la salida definitiva de éstos—.

Por desgracia, en los tiempos que corren, el dinero sólo cree en sí mismo. Y si ahora Camba juega al poker con la parejita de forajidos en un reservado del saloom, es porque parece fiarlo todo a la realidad económica, aunque el desastre es también deportivo y, sobre todo, social (la resignación de la grada, popularísima entre los periódicos, las radios y las televisiones, quizá ya no sea un simple efecto indeseable de los estropicios perpetrados durante dos décadas y haya echado raíces propias). Y se diría que, irónicamente, son los tipos que han tomado como rehén al Atleti y se parapetan detrás de sus lacras, los que, de vez en cuando, le arrojan al seguidor (por idiota interpuesto) alguna chuchería para entretener su hambre de otro porvenir. ¿Le temerán más ellos que confía en él Camba? Sí, el presente del club rojiblanco gira como una noria fatal en torno a una cifra obscena: ese montón de millones que se evaporaron, esa oquedad mareante, ese colosal y succionador remolino con el que especulan los bribones y fascinan al abonado colchonero los medios de comunicación. Habrá quien se consuele pensando que, al menos por la magnitud de sus deudas, el Atlético es una entidad grande, incluso galáctica. Yo únicamente vislumbro en la cifra ominosa una fecha de caducidad.