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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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febrero 2001 - Artículos

No aguanto la presión

      Trascurridos los primeros diez minutos de partido pensaba que iba a ser bastante fácil enganchar con la segunda victoria consecutiva, porque el rival se mostraba muy poquita cosa, y nosotros muy superiores, pero así, como el que despierta de una pesadilla, me encontré con que estábamos en el descanso con dos goles en contra y con todo prácticamente perdido. Mi hermano (me pone más nervioso aún ver el fútbol con mi hermano) no paraba de blasfemar acerca de esos que llevan nuestra camiseta, con esa rabia incontenida de no habérsela podido enfundar él mismo, cumpliendo un sueño y ver como unos cualquiera la mancillan inmerecidamente.

 


 

    Pues en esas estábamos cuando empezó la segunda mitad del calvario. Yo siempre con mis cuentas, uno antes del diez, otro antes del veinte y así, tenemos 25 minutos para ganar. Mis cuentas que rara vez suelen salir, como mucho algún empate en el último minuto, empates que no sirven prácticamente para nada, pero nunca esa satisfacción finalmente el sábado vivida. Empate y mucho tiempo por delante. Descarga de adrenalina, pero no completa, porque cuando tomas conciecia de la remontada, te das cuenta de que el empate a dos no sirve si no para dejarnos a un gol del objetivo, pero para nada más. 

Tensión, más tensión. Más ocasiones, y no llega el gol, ese maldito gol que nos permita seguir respirando. Las blasfemias se han tornado condolencias, que si por qué tenemos que sufrir tanto, que si por qué tenemos este sino, y es la pura verdad, ¿por qué? Por fin, llega el gol, al final, como siempre soñé. Desde la más profunda de las afonías me fundo en un abrazo, con Cristóbal, un amigo, un atlético. Tras la reacción, veo a mi hermano con la cabeza entre sus propias piernas, mientras todavía me llegan los ecos de sus gritos desesperados. Seguramente ya está haciendo cábalas con los partidos de mañana, y preparando el viaje del domingo a Madrid para ese, otro, decisivo partido.

    Ayer recibíamos con alegría la derrota del Tenerife, mientras que al final se nos quedó un sabor agridulce con lo de Betis y Sevilla. Pero...no hay que pedir tanto, estamos tres puntos más cerca y eso es más de lo que podíamos pedir el sábado a las siete de la tarde. Ahora llega otra final, ahora llega otro partido dramático y yo, sinceramente, queridos camaradas, no estoy preparado para ello. Espero que los jugadores puedan con toda esta presión, porque yo, desde la butaca del televisor o desde el propio Fondo Sur del Templo de las Lamentaciones, no puedo con tanta presión. No se en qué terminará todo esto, pero desde luego, difícilmente será en algo bueno.

¡ ABUELO, ABUELO, CIIIIINCO A CERO !

 

Salíamos ayer del Calderón con mejor semblante que otros días, para qué negarlo. Emparejé ya en una de las puertas de salida con un padre con su hijo (como de unos siete u ocho años), ambos dicharacheros comentando detalles del partido. Ya en la calle, encontraron al abuelo, que les esperaba. El niño, ni corto ni perezoso y con esa alegría desbordante propia de los muchachos, se abalanzó sobre su abuelo y le grito: ¡ Abuelo, abuelo, ciiiiinco a cero !

 


 

La anécdota puede darnos pie a reflexionar un poco. Ese niño se fue a su casa tan contento, lleno de orgullo atlético. Su equipo había goleado y a buen seguro que luego se recrearía viendo la repetición de los goles y que la mañana siguiente por fin se atreviera a fanfarronear con sus colegas del colegio. No está nada mal que ganemos, todos, en autoestima de cara a nuestro equipo. Después de tantos partidos al limbo, de tantas decepciones y sinsabores, los atléticos necesitamos congraciarnos con el buen fútbol y con las victorias, con el orgullo de tener un equipo capaz de endosar "manitas" al primero que pase por allí. Y sobre todo esos chavales necesitan ver camisetas rojiblancas que jueguen bien al fútbol y les hagan divertirse ganando partidos, no vaya a ser que se acostumbren demasiado a ver un Aleti perdedor y triste.

Pero no estaría en absoluto de más que ese padre le bajase un poco los pies a la tierra: que le hablase a su hijo del pasado de la institución, de los grandes jugadores que por aquí han pasado, de las muchas tardes de gloria y excelente fútbol que ha vivido en sus muchos años de colchonero. Que le empiece a enseñar a ser exigente con lo que ve en el césped: que tiene que disfrutar con su Aleti (porque el fútbol debe ser ante todo disfrute) pero que a la vez le pida lo máximo, porque a los que más queremos es a los que más exigimos. Que no se deje guiar tan solo por el corazón y sepa valorar lo que ve. Que este Aleti de hoy en día no es ni sombra de lo que ha sido y de lo que tiene que ser en el futuro. Que aunque el Calderón, en la segunda parte, era una fiesta con olas y aplausos cerrados a jugadores de medio pelo, lo que acababa de ver no era nada... con lo que verá en el futuro.

El abuelo, tras bajarlo al suelo desde sus brazos como pudo, le dijo a su nieto: me acuerdo yo de un cinco a cero que le metimos al Athletic, con dos golazos de Gárate a Iríbar... Habían sido cuatro, pero qué más da.

ELUCUBRACIONES
El mundo fantástico de la lechera, tiene correspondencia inmediata con las cuentas que determinadas personas “hechan” en cuanto a los puntos que el Atleti tiene que sacar para ascender.
La mayor preocupación de esos círculos debía estar absorbida por la persona de Marcos, en cuanto a sus recursos para sacar el máximo partido a los jugadores que dispone; en cuanto a su labor para corregir los fallos que día tras día cometen tanto áquellos y que todos vemos; en torno a su capacidad para mejorar la táctica que “emplea”... Ya no podemos añorar nuevos jugadores, de manera que a jugar con los que teníamos y con las nuevas incorporaciones. Estoy convencido que bien utilizados y con una táctica de juego clara, definida y constante, podemos dar sensación de equipo. A partir de ahí, se podrían hacer cuentas sobre los puntos necesarios para subir a primera. En los primeros tiempos de varios partidos, hemos observado una forma de jugar el equipo muy bonita: gran presión sobre los contrarios, de tal forma que “ahogaban” su centro del campo. En el transcurso del juego, la presión (¿por cansancio?) desaparecía y la táctica que aplicaba el equipo era la del desorden y el desconcierto: nadie en su sitio y enorme huecos por donde nos abrasaban los delanteros contrarios, sin que Marcos supiera reaccionar. Cuando no imponemos nuestro estilo de juego, los equipos contrarios siempre nos juegan igual: presión sobre nuestros defensas que se pasan el balón de uno a otro, sin saber que hacer con él, ya que no vienen a apoyarles dos o tres de nuestros centrocampistas; áquellos, finalmente, recurren al patadón con la intención de que la “agarre” el bueno de Salva. ¿Esto es juego de centro del campo?. ¡Que vergüenza que nuestro Atleti tenga que jugar así!. Nuestros defensas laterales, cuando se deciden a subir, lo mismo que los centrocampistas y delanteros, son presionados por dos o tres contrarios hasta que les roban el balón, dado que no existe apoyo por parte de otros compañeros. Independientemente de todo lo dicho, nuestros mayores fallos en defensa son: poquísima capacidad para “sacar” los balones aéreos: excepto Juan Gómez, los demás ni saltan. Cada vez que cometemos faltas que permiten bombear hacia nuestro marco, me pongo a temblar. Es que además, los centocampistas tampoco están por la labor de ayudar a sacarlos. Otra cosa será cuando Hibic reaparezca y tenga delante a Gómez. En cuanto a éste, en todos mis escritos sobre él (cuando era injustamente criticado), he defendido que cumple siempre con brillantez la labor encomendada. ¡y como se parte el pecho!. Dejémosle jugar a su forma y que sean otros los que creen el juego. El sistema de juego que pueda existir, condena a la mayoría de delanteros a jugar solos, sin apoyo de nadie. De esta manera, Correa, Salva, Roberto... se dedican a jugar ellos solos con el balón hasta que lo pierden. Sobre el bueno de Roberto vuelvo a hacer mis repetidos comentarios: Es un auténtico segador jugando al fútbol; su dos únicas virtudes son la entrega y su remate de cabeza. No sabe para el balón ni calcular a que distancia está el jugador contrario, de manera que adelanta demasiado el balón y se lo quitan. La mayoría de las veces al tirar a puerta, dirige el balón como mínimo a tres metros de la puerta ó, en otras ocasiones, hacia el banderín de córner. ¡Es increible!. Nunca da un pase al pié. (Aunque este mal afecta al 90% de sus compañeros). Yo contaría con Mena, por su entrega y tiro a puerta; pero le diría que al disparar ha de echar el cuerpo hacia delante, para que el balón no se le vaya el 80% de las veces más o menos por encima del marco. Cuando Hugo juega es una verdadera delicia. Debe concienciarse en que en sus piés está la manija del equipo. Ha de sacrificarse y buscar balones sin descanso. Con él también sudece más de lo mismo: que como no tiene apoyo, sus estupendas jugadas se pierden con frecuencia en la nada. El pobre de Salva se desespera mendigando balones que no le llegan; de manera que se desgasta bajando a ayudar a la defensa. ¡Dénles balones señores centrocampistas y no melones!. De todas formas hay que reconocer que la mala suerte y la actuación chulesca y soberbia de los colegiados, se repite asiduamente. También hay que reconocer que jugar en esos patatales de campos de fútbol de segunda (concretamente el del Recreativo), supone gran dificultad para jugadores de cierta clase. Los de segunda “de siempre” se tienen la lección bién aprendida: independientemente de su mayor o menor calidad, se colocan muy bién el campo; juegan casi de memoria y se parten el pecho en la defensa de sus colores. Por eso voy a dar un margen de confianza a los nuevos fichajes, hasta verlos en un campo con buen césped: hoy contra el Granada. Mi sensación es que tanto el portugués como el suizo son dos estupendos refuerzos. Ahora un tirón de orejas a los responsables de fichar y vender. ¿Por qué, por ejemplo, al ceder a Lardín, no se busca en el Español una preferencia futura sobre Tamudo y, sobre todo, sobre Sergio?. AUPA ATLETI!!!. P.D/: Este escrito la hago llegar a Marcos y a Futre. ¡A ver si aprenden algo más de fútbol!.
Las cuentas de la lechera

Llevamos ya bastantes jornadas haciendo cuentas sobre los puntos que hacen falta para ascender. Que si ganado 45 puntos en la segunda vuelta, que si convirtiendo el Calderón en un fortín, que si el equipo va para arriba y solo hace falta materializar las ocasiones de gol que creamos, etc. etc. etc.

 


 

Pero la realidad es más tozuda que todos los cálculos posibles. Se pretendía hacer tabla rasa y arrancar la segunda vuelta de otra manera, pero ha sido en vano. Porque los hechos, o sea los partidos y sus resultados, demuestran lo contrario. Frente al Getafe ganamos por un golpe final de suerte y los empates que le han seguido, Levante y Recreativo, han dejado bien a las claras las carencias de este equipo.

Unas carencias que vienen en primer lugar, en el plano meramente deportivo, por la dirección desde el banquillo. El fracaso ya antes presagiado de Zambrano hizo perder mucho tiempo y tranquilidad al equipo y la llegada de Marcos solo ha aportado algo más de orden al juego de conjunto (cosa que tampoco era demasiado difícil conseguir). Por lo demás, desde el banquillo no se está atinando en mucho más, siguiendo con el carrusel de jugadores en el once inicial y con unos cambios en las segundas partes que tan solo empeoran la situación anterior del juego.

Como en el césped no existe ningún jugador con el suficiente carácter como para echarse al equipo a las espaldas y tirar de todos, solemos vagar en busca del triunfo sin saber muy bien cómo conseguirlo. A ratos hasta se ha visto jugar bien al equipo, pero acaba desinflándose casi siempre y pasa enormes apuros ante equipos de, en teoría, muy inferior categoría. Un tipo del genio de Simeone sería absolutamente necesario para acaudillar en el verde a los demás, casi por encima de la necesidad de más calidad en el campo. Hugo Leal se esconde, Juan Gómez ha encontrado su fútbol en la defensa, Mena no tiene categoría suficiente...

En definitiva, ¿podemos seguir haciendo cuentas mínimamente creíbles? La ilusión es libre y habrá quien crea que hay que agarrarse hasta el final al último clavo ardiendo. Pero, francamente, creo que esas cuentas son cada día más las de la lechera, porque todo pasa por empezar a ganar partidos y como eso de momento no llega, todo lo demás está de sobra. Me temo que algunos tendrán que empezar a pensar en el slogan para la segunda temporada en Segunda. El Infierno tiene toda la pinta de seguir prolongándose.