noviembre 2002 - Artículos
El Atletico siente que forma parte de algo diferente, que no es un equipo mas de futbol.
Somos unicos, insultar por insultar es demasiado vulgar para nosostros. Somos originales. Lo del insulto gratuito dejemoslo para el Madrid. La gente del Madrid suele ser del Madrid porque asi pueden canalizar sus frustaciones y fracasos en la vida, el Madrid les da las victorias que ellos no alcanzan nunca en la vida. Sin embargo el que es del Atleti sabe que es dificil que se ganen tantos titulos continuamente, tolera la derrota si ha habido entrega por parte del equipo, y disfruta mas los triunfos como "premios al esfuerzo", y no como "obligaciones". Sabe que no es el que mas titulos tiene; no importa: es el mas grande. Por otras razones: por la clase de sus aficionados, porque no tiene un Ayuntamiento entero que le financia, porque no tiene un grupo Prisa al completo apoyandole y filtrando al informacion, porque incluso en su propia casa tiene que pelear para extirpar el cancer que le ha crecido con el advenimiento de los Gil...
Vivo en Estados Unidos, y la distancia hace que me sienta mas Atletico que nunca. Me siento tan sensible hacia nuestros colores que el otro dia se me saltaron un par de lagrimas escuchando el himno durante el partido del Betis. La sensacion de formar parte de algo que se aleja como ningun club en el mundo de lo vulgar, de lo predecible, y de la opcion del ganador favorecido, es mas intensa que nunca.
Estamos en el camino de levantar la cabeza y volver a celebrar. Una campanya exitosa, tranquilidad, dejar hacer a el que sabe, apoyo, calma, y poco a poco dejar que los tribunales dicten sentencia sobre los que nos han utilizado para promocionarse, como si fueramos un vulgar anuncio de la tele.
Con el Atleti hasta la muerte, estes donde estes!!!!
Aupaleti.
En el Calderón últimamente se oye mucho eso de "Fulano eres un paquete!, Mengano estás gordo!, Pascual estás mayor!" y la semana siguiente "Fulano que bueno eres!, Mengano qué calse tienes!, Pascual juegas fenomenal!" como hacen los madridi$tas con Raúl, una semana es el mejor y otra lo quieren mandar de vuelta al atleti.
Ese carácter "gilista" intolerable no es nuestro estilo, yo veo el sentimiento atlético de otra manera.
Me gustaría que se apoyara al equipo hasta el final, si pierde con mas razón, solo les reprocharía que no lucharan, que sean buenos o malos es una opinión de cada uno. Me gustaría que solo hubiera banderas del Atleti en el campo, somos un club de fútbol, no la selección y del atleti puede ser cualquier ciudadano del mundo. Me gustaría que las derrotas se tomaran a chufla, bromear con nuestras desgracias y con las de los demás ha sido algo que siempre ha ido con nosotros, reirse solo de las desgracias de los demás lo saben hacer todos. Me gustaría que la gente no se marchara cuando no fueramos ganando (Bilbao) porque les necesitamos para animar y luego se pierden las pocas remontadas que hacemos. Me gustaría que no se cayera en el insulto fácil de "hijo de puta", hay que ser un poco mas elegantes, originales, inteligentes... el de "salta pequeño canguro..." por ejemplo está bien, los cánticos fáciles comunes a todos los equipos, para mi, sobran. Me gustaría tener un presidente honrado que viviera por y para el Atleti. Me gustaría que ampliaran las gradas del Calderón. Me gustaría que tuviéramos una gran ciudad deportiva con todas las categorías juntas. Me gustaría que todo el estadio animara con la fuerza del frente. Me gustaría que no se tiraran asientos. Me gustaría que hubiera un canal de televisión del atleti. Me gustaría volver a viajar por europa con el equipo. Me gustaría que arreglaran la megafonía. Me gustaría que chavales de las categorías inferiores jugaran una pachanga en los descansos. Me gustaría que todaos los partidos acabaran en ovación recíproca entre jugadores y afición independientemente del resultado. Me gustaría que te dejaran meter hasta botijos en el campo señal de que se fiarían de nosostros. Me gustaría tener una parada de metro en la puerta del Calderón que llamara "Atlético de Madrid".
Me gustarían tantas cosas que si se cumplieran formarían mi Atleti, no el de todos, por eso lo quiero así tal y como está ahora, incluso con gilistas, para mi solamente sobran los gamberros descerebrados que aprovechan el fútbol para armarla y que hacen que me den mas ganas de irme a casa mucho mas que cuando nos van gananando veinte a cero.
TT
Aupaleti.
... ya dijo Hamlet que esa era la cuestión...
...¿¿¿Se es del Atleti por decir “yo soy del Atleti”???
Para mí el “ser” algo, “ser” de algo, o “ser” de alguien, viene acompañado de cierta implicación, "en" o "con" dicho tema o "con" dicha o dichas personas...
Por ejemplo, si uno dice: -"yo soy surfero”, se supone que habrá pasado horas y horas cogiendo olas en alguna playa... no se le presupone surfero por el simple hecho de que un día que por casualidad, compromiso u obligación tuvo que pasar una tarde en una playa y vió como unos chicos se divertían haciendo diabluras sobre sus tablas, ante la expectación y aclamación de los allí presentes, y contagiado por la emoción colectiva le dio por decir: -“soy surferooo”... sentando cátedra de por vida.
Si esto fuese así, la mayoría de los mortales seríamos muchas cosas en nuestras vidas si cada vez que de forma vanal, intrascendente o bromeando, el decir que somos tal, cual o pascual, ya nos “encadenase” o “abriese las puertas” a ser eso de por vida.
Con esto de “ser del Atleti” o ser de cualquier equipo de fútbol ocurre algo similar.
Solemos achacarles a nuestros vecinos especuladores y favorecidos de la acera de enfrente, que la mayoría de ellos “son” sin “estar”... y si no, haced una breve encuesta entre conocidos, amigos y familiares de tendencia vikingoide a ver cuantos de ellos han pisado alguna vez el Estadio Santiago Bernabeu (SE ACEPTAN PARTIDOS AMISTOSOS, PARTIDOS CONTRA LA DROGA Y HASTA EL CONCIERTO DE OPERACIÓN TRIUNFO... para así evitar la excusa fácil, de la imposibilidad económica o de incompatibilidad con gustos de la pareja)... veréis cuan minúscula por no decir inexistente es la cota de adeptos al TRIUNFO FÁCIL que alguna vez han pasado por su estadio... eso sí, todos inician su conversación con el típico: "YO SOY MUY, MUY DEL MADRID!!!"... "DIOS MIO, EL MADRID ES LO MAS GRANDE QUE EXISTE!!!"... y similares y grandilocuentes loas al BECERRO BLANCO.
Por tanto, creo que por simple cuestión de decoro y buen gusto... antes de decir “yo soy”... muchas veces todos deberíamos tomar un respiro y pensar mejor en voz baja, ya que lo que cada uno somos nos lo han de decir los demás... A no ser que dicho “yo soy” sean las palabra que imaginamos tras leer alguna de las muchas, emotivas y bonitas explicaciones de “POR QUÉ SOY DEL ATLETI” que la página de Señales de Humo contiene... ya que de dichas explicaciones escritas con cariño, orgullo y sentimiento, no se desprende ninguna frivolidad, capricho, ni antojo...
Sin ánimo de ofender a nadie, si no, con la simple intención de invitar a la reflexión os mando a todos un saludo... “seáis” lo que “seáis” y “estéis” dónde “estéis”...
¡ ¡ ¡ A T L E T I T E A M O ! ! !
Siempre es buen momento para volverse a plantear el papel que juega la afición del Atleti, su comportamiento, el trato que recibe desde fuera y el que dispensa a su club, su particular idiosincrasia, en definitiva, intentar buscar ese nexo invisible que aúna tanto sentimiento y pasión por unos colores y una Entidad.
Lo que sí parece cierto es que, de una manera u otra, los atléticos solemos ser "de toda la vida", cada uno con sus propias motivaciones y recuerdos, pero como si estuviéramos bautizados en una comunidad de la que ya no hay salida. Nos unen tantas cosas como las que nos separan, pero en medio de todas ellas está el Atleti, ayer, hoy y mañana.
La mediocridad es una actitud frente a la vida, más que un modo de entenderla. Y además es algo tan cambiante como cualquier otra cosa enfrentada a los rigores de la evolución y de la adaptación a las circustancias que nos tocan vivir a cada uno. Puede que una serie de actitudes mediocres encadenadas en un mismo individuo o colectivo animen a definirles como tales, pero bueno, quien intenta simplificar sólo se queda con lo que le interesa y desprecia lo demás, o a veces de deja guiar por la mayoría (siempre la mayoría que no se tabula es fruto de una apreciación personal), o también pretende trasladar su propio estado de ánimo a lo que le rodea.
Todo el mundo comete errores, todo el mundo lucha en su interior alguna vez con lo que le dicta la razón y con lo que le sugiere la inspiración, todo el mundo hace cosas que no quiere hacer y se siente incapaz de dejar de hacerlas, hasta que se convence de que la voluntad propia no es algo enclaustrado ni estático. Puede que la afición, en conjunto o como ente abstracto de lo que percibimos, actúe con el alma desgastada y no haga lo que se esperara de ella, que sus reacciones sean atípicas y que a veces se conviertan en un despropósito. ¿Quién se atreve a explicarlo? Mejor dicho, ¿quién está dispuesto a comprenderlo, que es el primer paso para dar una explicación a algo? Al final, recurrimos con asiduidad a frases aprendidas y conclusiones llenas de trampas semánticas para salir airosos del embrollo mental que supone acercarse a desmenuza el comportamiento.
La idea de que somos la mejor afición de España puede que sea un invento de los medios, un premio de consolación al que quiere y no puede, una forma de contentar al que por derecho no escrito debe figurar en un segundo plano; pero puede que también sea una forma de manifestar la envidia que despierta un sentimiento enraizado con profundidad difícil de explicar, que sea una manera de rendirse ante una evidencia que se constata día a día, y no sólo en los momentos presentes, sino a través de una historia difícil y atípica. Por mi parte, yo no deseo ser el mejor de nada, prefiero buscar la autenticidad como forma de ser y de vivir y también lo quiero para mi Atleti, para mi familia, para mi trabajo. La verdadera satisfacción por el éxito no está tanto en las metas como en el camino que hay que recorrer para llegar a él, que es una suma de muchos momentos, algunos muy gratos, otros adversos, pero en conjunto son la esencia de ese objetivo que se busca, tanto los buenos como los malos.
Tal vez ahora el Atleti esté siguiendo unos pasos que parecen erráticos, según algunas opiniones, pero eso es lo que nos está haciendo también sentirnos vivos en estos momentos, esa lucha por levantarnos, ese deseo de dar cada día un paso más hacia adelante, de llegar siempre un poco más arriba, de seguir manteniendo una identidad propia en un mundo cambiante donde las personas también cambian. Quizás también por eso nos seguimos sintiendo grandes, porque así lo son también nuestros deseos y sentimientos, por encima de las adversidades y las disputas cotidianas.
Y puede que si revisamos nuestro malestar, nuestras incógnitas, nuestro pesimismo, descubramos que en el fondo de nosotros (y de los que tenemos alrededor) no existe la mediocridad, sino todo lo contrario.
Es aquel que va todos los domingos al Vicente Calderon a apoyar a su equipo, que no se olvida nunca de cuales son sus colores si las cosas no salen como el quiere que salgan. Es el que anima con garra e ilusion haga frio, haga calor, este jugando bien el equipo o no lo este haciendo.
Muchos atleticos sacan sus bufandas olvidadas del armario unicamente cuando las cosas nos estan saliendo bien y no cuando las cosas nos van mal y hay que dar el callo.
Estimado Bacharach. Envidio tu pluma. Chapeau! Escribes bien y tú lo sabes. Trataré de responderte a alguna de tus afirmaciones, con la modestia del que es seguidor del Atleti pero vive lejos de Madrid. Yo me hice del Atleti cuando jugaba un equipo que sonaba más o menos así: Reina, Melo, Capón, Heredia, Eusebio, Benegas, Marcelino, Ayala, Leal, Gárate y Salcedo. No está mál, verdad. Quiero decir que yo con cinco años, sin ningún precedente colchonero en mi familia, no me enamoré de una fea. Me enamoré del mejor equipo de Europa en aquellos momentos. Fuimos los inventores del contraataque moderno y por aquella época se empezaba a hablar de carrileros o defensas de largo recorrido. Y me enamoré del equipo para verlo marcar goles y ganar.
Después de treinta y siete años ya me puedo considerar un atlético de toda la vida y no soy un sufridor, ni un perdedor y espero que los demás no me consideren mediocre. Y si alguno piensa eso de mí me cago en sus honorables antepasados.
No me gusta sufrir. Disfruté cuando el Atletico de Antic (ya se nos ha olvidado y lo llamamos serbio soberbio) jugaba a la pelota hasta corrernos de gusto.
¿Desde cuándo no hacemos un fútbol de tantos quilates? No por ello voy a dejar de ser del Atleti o me voy a masturbar mientras el Madrid nos cuela cinco.No tendré más remedio que aguantarme porque siendo pequeñito tomé una opción, pero a nadie en sus cabales (¿?) le gusta que le den por el ...
No me gusta perder ni al monopoli, pero si pierdo, sé que tengo otr4as oportunidades para intentar arreglarlo. A eso no lo llamo resignación, lo llamo persistencia. Además soy un tío con suerte, con lo que si me quejo me quejo de vicio.
Mis amigos no me consideran mediocre. Al revés, para ser del Atleti en Sevilla, en Barcelona o Bilbao hay que tenerlos bien plantados y ser un tío con personalidad. Cualquiera en cualquier sitio es del Madrid. A eso lo llamo yo complacencia. Sólo los tontos son plenamente felices.
En cuanto a las calidades o no de los jugadores, a mi me gustan los que juegan bien, los que saben trazar una pared o presentir un desmarque, los porteros bien colocados y los extremos rápidos y seguros. Por muy simpáticos que hayan sido Pizo Gómez o Gustingorri, a mí los que me gustan son Pereira, Leiviña, Gárate, Caminero, Kiko (como lo habeis matado algunos en esta página), Fernando Torres...
Después viene lo de si animar o no animar. En esto estoy de acuerdo contigo A veces parece que el Calderón de una plaza de toros de tercera. Cuando uno va a una "charlotá" se aplaude hasta el paseíllo del "aguaó".Pero yo creo que son las ansias reprimidas, las ganas de llevarse algo dulce a la boca después de tantos años de disgustos. A veces veo a mi Atleti por la tele y escucho como se aplauden y vitorean hasta los saques de banda y digo: ¿Pero que hacen estos? ¿Qué pastilla se han tomado hoy en todo el Calderón que andan confundidos? Y después pienso que deben ser ganas de contentarse, pero al que le guste sufrir que lo diga, que yo le doy la primera hostia.
El atlético "de toda la vida". A pesar de que se autodefine como "de toda la vida", perpetuo portador de la llama sagrada del verdadero espíritu atlético, es una especia bastante reciente, no os creais. De hecho, es capaz de negar que en un pasado se silbaba al jugador que perdía dos balones seguidos o de que el mero hecho de empatar con un equipo de mitad de tabla se castigaba en ocasiones con una lluvia de almohadillas. Eso jamás ha ocurrido, en su mundo no.
El atlético de toda la vida es sufridor, es perdedor, es mediocre. Y le encanta. Como no ha sabido encontrar nada mejor para autoafirmarse, dado que su club se encuentra en proceso de demolición continuo y tiende a ser una ruina tanto en lo institucional como en lo deportivo, encuentra su salida en rebozarse en una particular mística del perdedor. Un buen día, tras una derrota "digna", la afición atlética demostró que sabía perder, y se ensalzó desde todos los sectores de la prensa... y desde entonces, ese es el estandarte elegido por el atlético de toda la vida para clamar su amor a unos colores: la derrota. Al principio era una derrota digna, injusta, un gol desde 40 metros en el último minuto, una calamitosa actuación arbitral en un derby... pero al atlético de toda la vida sin embargo ya le vale cualquier cosa, lo importante es perder, aunque sea en segunda, en casa y contra el Leganés. Cuanto peor, mejor. El gusto está en salir al balcón con lágrimas en los ojos y gritar a los cuatro vientos tu derrota, henchido de emoción. "Jódete, vikingo, que tú jamás sabrás lo que es esto".
Antes era al jugador de clase escasa pero gran ímpetu competitivo al que se ensalzaba. Ahora basta con que sea malo malísimo, pero a ser posible que sea muy gesticulante, que se dirija a la grada, que llore, que pida perdón. Este es su ídolo, y no permite que nadie le grite, aunque a veces se sorprende él mismo gritando "Fulanito maricón, mercenario"... Pero eso sí vale, porque ese figurín no siente los colores, no como su Pizo de turno. ¡Ni mucho menos, que se vaya! ¿Que por qué adora al malo, al torpe, al limitado? Porque el fútbol hace tiempo que le dejó de importar (a eso que juegue el vecino), lo importante es la reacción ante la derrota. Da igual que el ídolo no le pegue una patada a un bote, lo que vale es que en el minuto 89 perdiendo 0-4 se recorra toda la banda tras un balón al que sabe que no llegará, demostrando una impostada rebelión ante una derrota a la que le han llevado no sólo sus carencias sino también el aliento del puñado de atléticos de toda la vida que le jalean, y que tras su demostración le seguirán jaleando.
Pero no, no os penseis que piensan echarle la culpa de las derrotas a nadie de fuera, que va, un cierto grado de masoquismo es también necesario: cuando la derrota se consuma, y siendo imposible cagarse en ese equipo de gladiadores baratos que había exigido, prefiere cargar las tintas contra el propio aficionado. ¿Y tú por qué no animas? Vete al Cuerna! ¿Y tú qué haces quejándote? Vives en Serrano! ¿Y tú por qué no quieres hacerle un homenaje a nuestro capitán? Eres fan de Guti! Si el equipo pierde nunca es por sus carencias técnicas, no, es porque no se ha animado lo suficiente. No se permite que nadie se lleve ni un gramito de la gloria generada por esa derrota, faltaría más. ¿De quién es la culpa? MÍA!!! del ATLÉTICO DE TODA LA VIDA.
Atleeeeeeti, atleeeeeeti.
Vuelvo por estos fueros ciberespaciales pese a que cada vez quedan menos ganas de luchar contra la desidia y la resignada apatía de la masa silente que continúa permitiendo el ocaso del club. He decidido espaciar mis comentarios, y ello pese a que a veces me asalte la tentación de responder, especialmente cuando leo sandeces de cierto calibre: verbigracia, dos foristas que el otro día me acusaban de confundir al Homicida indultado con nuestra antaño admirada entidad. Vivir para ver (¡o mejor, leer...!).
Aquellos que en alguna ocasión me hayan leído, sabrán el grado de paja mental de los interfectos. En fin, vosotros sabréis, majetes.
Escrito lo cual, el motivo de mi nuevo post es comentar lo que he sentido esta tarde. Jugaba el Málaga (por cierto, dirigido por el que fuera uno de aquellos atléticos de pro que convirtieron al equipo del Metropolitano-nuestro Calderón por aquel entonces-en el primero de la ciudad en número de aficionados, y casi en la misma posición a nivel deportivo, así como en uno de los más respetados de España y Europa. Era Joaquín Peiró, y tendríais que ver como se le iluminan los ojos a mi padre cuando habla de aquella etapa. Como de la de Luis (sí, el cabezota, el zapatones, lo que cojones queráis, pero que también hizo de nuestro equipo ALGO GRANDE.
Bien, decía que jugaba su partido de la UEFA contra el Amica Wronki (equipo polaco patrocinado por una marca de neveras). Veía a los Darío Silva, Dely Valdés, Musampa, Sandro, Roteta, Contreras y compañía, correr como jabatos y mover la bola, totalmente metidos en el partido, sudando en medio del gélido partido (por el frío que hacía, se entiende), concentración total, lucha a muerte por su club y, lo nunca soñado por este equipo del sur, el pase a la siguiente ronda de un torneo europeo.
No he podido evitar acordarme de cuando la noticia no era que nosotros estuviéramos en Europa, sino que NO lo estuviéramos. Aquellos años 80, no tan lejanos, en los que siempre estábamos ahí, en UEFA, vale, con cagadas tipo Timisoara, pero con años gloriosos como el 85, con un Aleti con más hombres que nombres que llegó a la final de la mano de, si no me equivoco, el denostado (manda cojones, que sí, que ya está un pelín mayor, coño, pero atlético a muerte y al que con lo que le han dado no puede hacer milagros, que la mitad pasan de todo porque están alquilados, joder y porque NO SE LES EXIGE NADA, LOS PRIMEROS LOS BORREGOS DEL GRADERÍO, Y LUEGO EL DELINCUENTE HIJO DE LA GRANDISIMA PUTA, que en cuanto pueda los largará para trincar)
Luis Aragonés, sí señor.
Después vinieron los 90, y tras flirtear con el desastre, llegó Antic y un puñado de grandes jugadores que nos llevaron a la gloria. El resto es la historia de una liquidación por derribo que año a año vive un nuevo episodio. Se cargó al entrenador (un soberbio) con el beneplácito de los medios sobornados (Butano el primero), vendió y difamó a aquellos hombres, hasta no dejar rastro de ellos. El caso de uno de ellos resultó especialmente doloroso: era de Cádiz y de le despidió por la puerta de atrás, como si fuese un desgraciado. Y el Hipócrita Mangante mientras, descojonándose de todos y vaciando la caja.
Lo que tenía que llegar tarde o temprano llegó. El infierno, y nadie protestó. Recuerdo el año pasado cuando bajó el Zaragoza, que a varios jugadores casi les hostian. Aquí todos llorando por los rincones. "Somos la mejor afición, a animar al equipo, no chilléis que se ponen nerviosos y a Gil tampoco, que es por el Aleti...!"
Paralelamente, el Deportivo ya era el tercer equipo de España (lo que siempre fuimos desde hace décadas, como mínimo al menos). Después, Valencia. Campeones también. Todos a Europa. Mallorca, Alavés, Málaga...todos viajando, llevando el pabellón del fútbol de nuestro país, y mientras...Nosotros discutiendo sobre tifos, si Abuelini sí o no, si el paquete de Moreno tiene o no lorzas, y si el farlopero de Abellán (en el enésimo globo sonda) entrará en el accionariado. Se quiere eludir lo que nos aguarda, el viaje hacia el abismo, mientras navegamos en la nada, con el buque insignia apalabrado para darle a otros la gloria que nos corresponde y los 45.000 tripulantes bien calladitos, no sea que marineros y armador se cabreen.
Viajamos por toda Europa en rojiblanco, también dimos el salto entre continentes...Ahora sólo pensamos en la distancia que separa Madrid de Marbella (mejor dicho entre Meco y Alhaurín de la Torre). Yo al menos así lo hago.
Qué envidia , compañeros, y, sobre todo, que pena.
Saludos rojiblancos.
PS: he leído varios posts de hoy y me ha parecido que algunos comenzaban a criticar la pasividad de la grada. Será un espejismo? Quizá aún exista una mínima posibilidad de acabar con el Ladrón Malnacido...? Puede ser un atisbo del inicio de las ansiadas protestas contra el palco que okupan esa camada de hienas con la más gorda al frente y la más calamitosamente estulta detrás...?
He estado en el tercero de pie en el Cuernabeu y éramos todos a una.
Alli, con la elástica colchonera jugaban tipos como Tomás,-!Que bien Tomás..!"- Ruiz, Arteche, Clemente, Cabrera, "Llaverito" Julio Prieto, Quique Ramos, Pizo Gomez, Rubio, etc y muchos y muchos jugadores más que no voy ahora a nombrar y que no eran precisamente unos elegidos por su clase y sapiencia futbolística. Sin embargo eran respetados y queridos por su hinchada, que conocía perfectamente sus defectos y los asumía. Eran jugadores del Atleti y con eso estaba dicho todo. Joder, Butragueño o Michel eran la pera para medio mundo, pero nosotros anímabamos a Pizo cuando se metían con él y siempre tuvo el apoyo de la grada, a pesar de que no era un crack precisamente. Ahora, por contra, los jugadores son todos unos capullos que no sirven ni para...
Éramos todos a una, una piña rojiblanca, sabedores de quienes éramos, y en la grandeza de nuestro club, que siempre ha sido mucha y excelsa, había un sitio privilegiado para sus fieles seguidores, que pasase lo que pasase, jugase el equipo contra quien jugase, siempre estaba con los suyos arrimando el hombro y eso la hizo famosa en el mundo entero y envidia de todas las demás.
Recuerdo, también, como los nuestros saltaban al campo y el Frente, liderando a la grada, cantaba y coreaba los nombres de sus jugadores, que devolvían a la hinchada el gesto con un saludo. ¿Hace cuanto de esto? ¿Cuando fue la última vez?
Recuerdo cantar veinte canciones diferentes por partido -luego todas mal copiadas en otros campos- animar de principio a fin, empujar al equipo al área contraria, acojonar al rival, palmar a pesar de eso, y salir con la cabeza alta y el ánimo intacto, dándole vueltas que haríamos el domingo siguiente para recuperar el tiempo perdido.
Y también recuerdo el campo con media entrada, un partido sí y otro también, en familia, familia poca pero muy unida, y a pesar de esta poca afluencia de gente, encender tanto el ambiente como cuando el campo se llena ahora. De hecho, ahora el campo se llena y aquello es un muermo de tíos quejándose como viejas, poniendo a todo el mundo a parir, jodidos por no ser como el Madrid o el Deportivo, hechos polvo por estar los 11 de la tabla, y olvidándose de que sin su apoyo el equipo no es el mismo. Tiempos modernos, que dijo aquel.
No se lo que ha pasado pero el aficionado atlético ha cambiado. En las ultimas temporadas se ha cargado a jugadorazos acusándoles de todo tipo de gilipolleces - Valeron nenaza, Caminero vago, Jimmy cabra loca, Jose Mari niñato, Juninho chupón, Kiko cojo, etc -, entrenadores - serbio soberbio, cabezota Luis, etc- sentados cómodamente en su localidad, pidiendo la cabeza de éste o aquel, tirando de vez en cuando rollitos de papel y silbando a los que quieren echar a Gil. ¡Quieren un gran equipo, no saben por quien dirigido, y que le dejen de tocar las pelotas los vikingos! Mientras, todo lo demás se la trae floja. Señoritos rojiblancos de nuevo cuño, que por supuesto no pisan el Bernabeu para acompañar a los suyos cuando van a la ratonera, para eso está el PPV o canal +, y si se abona es porque valen dos duros los abonos, que si no, ¡que coño con esta panda de mataos!
El domingo Aguilera es sustituido. No es que Aguilera sea tal o cual jugador, lo que ocurre es que al lado de Contra, Albertini o Torres, Aguilera desentona y además la edad no perdona. Pero el capi lo ha dado todo por su equipo. ¿Que hace Aguilera al ser sustituido? Hombre , comprendo que ese momento era la hora de la pipas o de liarse un cigarrito, tomarse un trago de la petaca, oír Carrusuel deportivo o mirarle el trasero a la rubia de adelante... pero podían estar un poquito más atentos... Aguilera le pide al público con gestos muy claros, pero que muy claros, a todo el estadio, como capitán que es, que anime al equipo, joder que estábamos mas callados que un muerto. Campo lleno, todos los partidos llenos, pero mudo de cuidado, colegas. Los "socios" de atrás, una vez más, salen con la cantinela que Aguilera está mosqueado por el cambio, que es una mierda y que se vaya a tomar por...
Y así estuvimos todo el encuentro, con esa canción o con otras por el estilo y así un encuentro y otro. Y cuando me mosqueo y me doy el piro y me siento en otro lado, pues lo mismo, la misma historia, todo el mundo piándola , que aquello parece una peluquería de señoras. Esta afición de hoy en día no vale dos duros, está aburguesada a tope, y debían muchos socios, pero que muchos y muchos, pensarse si realmente quieren ser del Atleti, porque a lo peor se han equivocado de barrio y donde realmente disfrutarían sería en la Castellana, zona noble, jugadores de primer nivel, arbitrajes a la medida, entrenadores peleles, bonitas palabras, equipación inmaculada, Historia a rabiar, medios de comunicación favorables, y no en el barrizal del Manzanares, donde como muy bien dice Sabina y con toda la razón, se va a sufrir como cerdos y disfrutar como marranos cuando toca, que siempre ha tocado y mucho.
Pues eso.
Gato
Forza Atleti.
4.- El gilismo
Gregorio Jesús Gil y Gil: casado, constructor, inmobiliario, ex-alcalde de Marbella (expulsado por sentencia), ex-político, ex-presidiario, ex… presidente (¡eso quisiera el que suscribe!) del Atleti. Nacido en Burgo de Osma pero “madrileño de Castilla la Vieja”, aunque es obvio que su personalidad no refleja las características “integradoras” de los unos (sí tal vez, con hache, de los “hotros”: los de Atila) ni la adustez y el culto del valor a la palabra dada que se suelen atribuir a los castellanos. Su estilo está basado en el engaño, el insulto y la mentira. Supongamos que cuando ganó las elecciones sus votantes no supiesen cómo era, seducidos por los cantos de sirena de sus promesas, sus “gracias” deslenguadas y sus retos bravucones. Se podría decir por ello que sus tretas y “malas artes” dieron el resultado apetecido, colocándole en la presidencia del club sin que sus “consocios” lo hubieran deseado, al votar a un hasta entonces ignorado ignorante que les prometía esplendor sobre la hierba, patrimonio y poderío.
Quince años después, todavía no está claro si su peculiar idiosincrasia (que ya no puede ser negada por nadie) es valorada por el conjunto de aficionados “colchoneros”, y si estos quieren ahora cambiar de Presidente. Para “triunfar”, Gil tuvo que ser votado, tuvo que hacerse con la mayoría de acciones de la SAD, y para seguir haciéndolo tendrá que ser absuelto ahora de las graves acusaciones que penden sobre él en el juicio pendiente de sentencia. Ocurra lo que ocurra, el Atlético de Madrid no volverá a ser lo que era, habrá un “antes” y un “después” de su mandato. De las secuelas que nos deje el virus del “gilismo” dependerá en gran medida la salud o el malestar del futuro rojiblanco. Todos los aficionados “colchoneros” tenemos algo de culpa por el hecho de que Gil y sus miasmas continúen “infectándonos”. En primer lugar, la tienen los que le aplauden, los que piensan y actúan como él. Pero también los que no nos opusimos, con todas nuestras fuerzas, al “gilismo”: los que no dijimos nada cuando vimos una bandera nazi en las gradas del estadio Calderón, los que no nos quejamos cuando la bandera española aparece con el escudo preconstitucional, el del régimen que indultó a Gil. Cosas pequeñas, que a veces se demuestran importantes.
Somos “culpables” los que callamos cuando expulsó a los primeros socios, por el “grave delito” de habérsele opuesto en las elecciones. Seguiremos siéndolo si no movemos un dedo para intentar salvar a nuestra triste SAD, si no nos agrupamos y permanecemos indiferentes ante su incierto futuro. Si no buscamos soluciones A no ser que queramos que el Atlético de Madrid desaparezca y pase a formar parte de los sueños que nunca llegan a cumplirse, que represente un ejemplo de lo que pudo haber sido y no fue. Y que, cuando la vejez nos alcance, recordemos al Atleti: el de don Vicente Calderón, el del Metropolitano, el del gran equipo de balonmano…. como parte de una ciudad que también fue una quimera. Desterrados de los estadios, con un único equipo madrileño campeón, que jamás será el nuestro: por no tener el mismo espíritu, diremos a nuestros nietos: “Mi equipo ganó la Copa Intercontinental. Me sabía la alineación de aquella noche de memoria. Yo también tuve una casa en África…”
De la que salieron, entre otros, Jorge Alberto Mendoza, Miguelito Jones y Larbi Ben Barek. Y de la que espero nos continúen llegando, en cuanto se acabe la pesadilla, jugadores no menos relevantes.
3.- Los madrileños Seríamos demasiado ilusos si pensáramos que los madrileños nos seguimos caracterizando, en nuestra inmensa mayoría, por acoger bien a la gente foránea, por ser integradores y no separadores, por nuestro carácter cordial, alegre y divertido. Tanto más cuanto que el futuro de Madrid y de las grandes ciudades europeas está en el mestizaje, y “los de fuera” a los que queremos integrar tienen otra lengua, otra raza y otro credo. Difícil tarea, cuando es tan cómodo alimentar la xenofobia; y tan fácil ir por la vida alardeando de títulos, personales o colectivos. Hay madrileños prepotentes, arrogantes, pretenciosos. Completamente insoportables. Son los que “nos” crean cierta mala fama cuando salen de veraneo hacia las playas y hablan de “los de provincias” al referirse a sus compatriotas de otros lares (ni mencionar lo que destilan cuando hablan de quienes vienen en pateras), los que alardean de “capitalidad” y ministerios, como si eso nos importara mucho al resto. Son, en definitiva paisanos “faltones” y no sé si también algo “faltucos”.
Por poner un ejemplo, son esos convecinos que no han ido nunca al Museo del Prado (cuando a diario viene gente de fuera de España a visitarlo) y, lejos de avergonzarse, se jactan de su incultura e ignorancia, que les parece muy “chistosa”, cuestiones que no tienen nada que ver con su origen económico o social. La “aristocracia” madrileña es la más inculta e ignorante de Europa, vendió sus palacios de la Castellana “al mejor postor” en cuanto pudo y jamás cumplió con su supuesto papel de mecenazgo ni hizo nada por mejorar el nivel de vida o sociolaboral de sus paisanos menos afortunados. Está maravillosamente reflejada en “La escopeta nacional” de Luis García Berlanga, con las honrosas excepciones que puedan hacer al caso. Y hay obreros madrileños “a montones” que se afanan, día a día, por encontrar en la cultura la fuente de la que va a brotar su libertad y su dignidad personales. Arturo Barea nos lo contó en sus memorias noveladas.
Seríamos demasiado maniqueos si pensáramos que esos madrileños ostentosos, engreídos, clamorosamente incultos “por decisión propia”, simpatizan siempre con el otro equipo madrileño que también ha ganado la Liga de Fútbol en España, aparte del nuestro. Desde hace ya bastante tiempo, en la masa social del Atleti (fiel reflejo, al fin y al cabo, de la ciudadanía madrileña) se puede observar un cambio en la manera de entender, entre otras cosas, lo que Madrid significaba para el que llegaba de fuera y quería integrarse en su meollo. Quizás ya no seamos, ni madrileños ni “hinchas” rojiblancos tan abiertos, tan sencillos ni tan francos. Francamente, el “estilo de la casa” ha cambiado en unos años. El máximo exponente de esta nueva forma de entendernos con el mundo: inmundo para muchos (el mundo y el exponente), sería el actual mandatario del Atleti. No es una gota de agua en el río rojiblanco, ni una partícula de aire en el viento ribereño. No es un injerto: nos preside (y nos persigue.). Representa a mucha gente. Ha creado, o es consecuencia de una escuela.
2.- El Atleti El Atlético de Madrid no puede ser más madrileño. Fue fundado por estudiantes bilbaínos, lleva en su escudo el oso y el madroño, símbolos de la ciudad de Madrid y los colores de su camiseta son los de la bandera de la Comunidad Autónoma, letra de cuyo himno compuesta por el filósofo ácrata Agustín García Calvo, el autor de la música es por mí desconocido (¿no sería Santi Denia?). Para mayor timbre de “madrileñismo” lo que, junto a su hinchada y equipos emblemáticos constituye su tercera señal de identidad, es decir sus dos últimos estadios (desde 1923 hasta la actualidad: toda una vida) la ha tenido en dos barrios que, desde mi punto de vista, no podrían ser más castizos. Nada de “costas Fleming”, “edificios Corea” “zonas AZCA” ni barrios que podrían formar parte de un Chicago pretencioso y sin estilo. Nada menos que Cuatro Caminos lindando con la Ciudad Universitaria y la zona en que “el impío don Pío” (Baroja) situó su trilogía “La lucha por la vida”, a ver quién lo mejora.
Según tengo entendido (y oído, a quien sabe mucho más que yo), los estudiantes bilbaínos fundaron en 1903 lo que denominaron entonces “la sucursal” del equipo de su “otra” ciudad precisamente porque siendo madrileños tan “fetén” como los demás (ellos madrileños-vascos, como otros madrileños-gallegos, andaluces o extremeños) no entendían ni soportaban que algunos madrileños (que un año antes habían fundado su equipo de “foot-ball”) los hostigaran por “estar” pero no “ser” de Madrid, es decir, por no compartir lo que significaba el espíritu que impregnaba a los habitantes de la Villa y Corte de Madrid, a quienes tan bien definió y comprendió el gran Ramón Gómez de la Serna. Las bromas pesadas de los seguidores de ese otro equipo que, pese a creerse lo contrario, no estaban para nada libres del “provincianismo” que decían detestar, llevaron a los hasta entonces seguidores del “Athletic de Bilbao” a concebir un hijo nuevo futbolístico, muy pronto independiente, y que andando el tiempo, llegaría a superar con creces al padre, en este caso no “padrone”.
De manera que ese es nuestro origen, que es bueno conocerlo, ya que como se ha repetido tantas veces, los pueblos (en este caso la “tribu” colchonera) que no conocen su historia, están obligados a repetirla. Los seguidores rojiblancos nos caracterizaríamos así por no tener como “enemigos íntimos” a los equipos de otros lugares de nuestro país, sino al vecino, rival y sempiterno adversario cuyos seguidores sí están en contra de los equipos de otras regiones, y precisamente por ser de esas regiones, lo que para un atletista “de pro”, que conociera y se enorgulleciera de su pasado, resultaría inconcebible, por las razones ya apuntadas. ¿Se va a renegar del fundador, se va a olvidar que en Madrid no se quieren ni fomentan diferencias con el resto de connacionales? ¿Se va a “odiar” a otros miembros de nuestro propio cuerpo? ¿Se va a llamar “gitanos” a los sevillanos, “polacos” a los catalanes o “paletos” a los extremeños con el propósito de insultarles? De ahí, de la suma de todos, venimos “colchoneros” y madrileños, pero ¿hacia dónde vamos ambos?
1.- La ciudad Madrid es una ciudad abierta, donde nadie es de fuera, quizás porque nadie es “de dentro”, como en otras ciudades españolas, en las que existen generaciones y generaciones de, por ejemplo, vascos o catalanes, nacidos desde “la noche de los tiempos” en sus respectivas y por lo general hermosas ciudades. En “los madriles” a nadie se le pregunta, en principio, su procedencia, porque es un dato que se antoja irrelevante. El que “está” en Madrid, “es” de Madrid. Esto es así no por ningún mérito especial de los habitantes de “la capital”, sino porque todos tenemos algún familiar directo (padre, madre, alguno de los cuatro abuelos, cuando no varios de ellos) que no ha nacido en Madrid, y al que, por supuesto, no vamos a tildar de “maqueto”, “charnego” ni nada parecido, vocablos utilizados para designar a los que, viviendo en un sitio, no “son” de allí, y cuyo equivalente se desconoce en nuestra ciudad. Todo lo más que podemos encontrar en la “parla” castiza es el vocablo “isidro”, que se utilizaba (con sentido no peyorativo) para denominar a los que venían a celebrar las fiestas del Santo Patrón desde sus pueblos de origen, habitualmente labradores como San Isidro.
Con estos antecedentes, los madrileños somos también gallegos, extremeños, valencianos, andaluces o manchegos, por no citar todas y cada una de las regiones o comunidades nacionales: es decir, “somos” a la vez de nuestra ciudad y comunidad y, por lo menos, de otra más, a la que sentimos también como propia. En casi toda España existe un fuerte sentimiento localista (cuando no “nacionalista periférico”) que no deja de sorprender, ya que puestos a ser nacionalistas, no sería mala cosa serlo español, por constituir “Hispania Fecunda”: legión de razas que se vierte a su vez en cien pueblos, una de las primeras y grandes naciones europeas, cuyos habitantes más han aportado al arte, la literatura y en general a la cultura de lo que se ha venido denominando “civilización cristiana u occidental”. Y digo “puestos” porque, en primer lugar, los nacionalismos suelen ser fuente de conflictos, de odios y de guerras (las dos últimas mundiales tuvieron causa directa en ellos) y, para remate, el nacionalismo español más reciente era defendido por personas que decían cosas como “lejos de nosotros la funesta manía de pensar”, lo que –a poco que se piense- no es un aforismo que suscite entusiasmos ciudadanos. Por eso “pienso” que es preferible no “ponerse” sino, en todo caso “oponerse” a los nacionalismos, aunque sean los “nuestros”.
Se ha llegado a decir que Madrid es la única ciudad “directamente” española, sin otras identidades: únicamente española. Sevilla es una maravillosa ciudad… andaluza, Barcelona ídem… catalana, Burgos lo mismo… castellana, La Coruña más todavía –para no ofender a nadie: en pie de igualdad a las anteriores… gallega, Cáceres una joya… extremeña, San Sebastián una urbe inigualable … vasca, y así podríamos seguir enumerando. No hace falta señalar que todas las ciudades citadas, por andaluzas, catalanas, castellanas, gallegas, extremeñas o vascas son también españolas, pero precisamente debido a su innegable acento regional, o incluso “nacional”, si la española se considera una “nación de naciones” o “nacionalidades”. Tampoco se trata de discutir por cuestiones semánticas, que la Constitución de 1978 dejó un poco en el aire, quizás a propósito, para haber podido ser “consensuada”, en su momento, por “periféricos” y “centristas”. En resumen, ciudades andaluzas, gallegas, extremeñas… y por ello españolas. Sólo Madrid, para bien o para mal, es española… sin pasar por filtro alguno. “Rompeolas de las Españas” en frase tópica de Don Antonio, porque en ella se entremezclan y se funden oriundos de todos los puntos de la “piel de toro”.
Lo daba el plus también. No creímos en los augurios del meteorólogo de turno y nos fuimos al Calderón con lo puesto. Ni de coña di mi brazo a torcer, negándome en rotundo a ir a "El Caño" a tomar unas birras por muy buenas y bien tiradas que estuviesen, porque cada vez que ibamos a ese sitio la jodiamos en el partido. Ese tío era gafe y además un dia que llegaba con el tiempo más que justo, corriendo desde la acera donde habia subido el buga hasta el campo, pasé por la puerta y el colega había sintonizado el partido del Madrid y estaba rodeado de vikingos tomándola alegremente, cuando solo unos minutos antes estaba rodeado de atleticos cantando el himno. Nunca me habían gustado aquellos que se apuntaban al sol que más calentaba.
Bueno, al final, la democracia me hizo palmar y acabamos en el bareto de marras tomando unos dobles. "Ya os lo dije este sitio es gafe" les echaba en cara a mis colegas cuando el diluvio universal caía sobre nuestras cabezas, sentados estoicamente en la grada, asistiendo alucinados como el Atlethic se llevaba un partido injustamente, como la tormenta, la tempestad, había cambiado el rumbo del encuentro. No se si lo he soñado u ocurrió así en realidad, pero el partido se paró, todo el mundo salió corriendo hacia los vestuarios y la gente se guareció donde pudo mientras nosotros cuatro seguíamos sentados en la grada, calados a pesar del plástico, con la petaca de whisky tratando de calentar un ánimo que cada vez estaba más pasado por agua.
Por segunda vez en la temporada los hados nos jugaban una mala pasada. De nuevo, como el día del Valencia, los nuestros resbalaban, ahora en un lodazal, y caían injustamente. Esos tres puntos eran vitales y volaron ose fueron los desagües del campo. Aquel símil no se iba de mis pensamientos, ese tubo oscuro que nos conducía al infierno, esa caída libre sin final, la pesadilla que estábamos viviendo todos los colchoneros, instalados durante décadas en el más luminoso Olimpo y ahora envueltos en la oscuridad, la noche y la lluvia. Sentado en la grada, de la que no me levanté -¡para qué con lo calado que estaba!- le daba vueltas a ese sinfín que nos conducía al abismo, e igual que ocurre en un mal sueño, caíamos y caímos sin que aquello tuviese remedio.
Ha salido tímidamente el sol. El domingo vuelve el Atlethic y en el palco sigue sentado el mismo patán ladrón. Espero estar sentado en la grada de nuevo. No iré a tomar cañas al para mi innombrable al que no he vuelto nunca más desde el descenso - ya que acaso ¿no es un caño un tubo por el que te deslizas hasta las profundidades?- seremos un poco mas viejos y seguro que más atléticos si cabe, pero no podré dejar de acordarme de aquel diluvio universal en aquel año negro como la noche, como la que se cernió sobre el Manzanares cuando se fue la luz y solo quedó la lluvia golpeando nuestra frustación.
Ganaremos el domingo, no tengo duda.
Gato
Forza Atleti.
Me ilusiona pensar que las opiniones de la sección de Columnas se van a plasmar en un libro, que además de honrar el centenario atlético y de difundir los fines de la Asociación, permita publicar las opiniones de una afición que tiene otros muchos valores, aparte de la conocida y demostrada fidelidad.
Es en ese objetivo de guardar para la posteridad, opiniones, comentarios, criticas, etc., me permito incluir la denuncia que voy a referir en estas líneas, una manipulación periodística de la edición digital del diario deportivo AS, que me pareció tan indignante que no me gustaría que se olvidara.
Si el hecho no os parece tan absolutamente despreciable como a mí, os agradecería que me lo hicierais saber, es probable que mi susceptibilidad con los medios de comunicación, especialmente en los asuntos referidos a los agravios comparativos entre Atleti y Madrid, se esté convirtiendo en una enfermedad crónica.
Sucedió en 1998 y como digo, en la edición digital del diario AS. No he podido recuperar ninguna copia en la opción de ediciones anteriores del periódico, supongo que podría ser contrastada por la propia editorial, -si tuvieran el valor de admitirlo-, y probablemente por la memoria de alguno de sus lectores.
En esa primera versión digital de AS, aparecía una pantalla con el icono de cada uno de los deportes sobre los que se publicaban noticias. Pulsando en el de fútbol, te encontrabas con una pantalla con todos los titulares de cada noticia, agrupados por cada equipo protagonista de la información. Pinchando en la cabecera se desplegaba el texto completo. Supongo que todos los asiduos visitantes lo recordaran.
Algo que no ha cambiado desde entonces es la proporción de temas dedicados a cada equipo, pero en esta ocasión no es esa la cuestión a tratar. El caso es que un día de ese año, no recuerdo la fecha exacta, leí una noticia sobre la participación de los equipos españoles en la Copa Nike de fútbol que se estaba celebrando en Italia. Este trofeo se considera el campeonato del mundo “oficioso” de clubes en categoría cadete.
Me interesó el contenido de la noticia, que más o menos venia a decir, que el Real Madrid estaba teniendo una brillante participación, que había alcanzado las semifinales, y que curiosamente ese partido lo iba a disputar, ese mismo día o el siguiente, no recuerdo exactamente, contra el Atlético de Madrid que también había llegado a semifinales.
Busqué los siguiente días alguna referencia a esa competición sin ningún resultado, ni en AS ni tampoco en otros medios.
No perdí la curiosidad y seguí pendiente del tema, hasta que al tercer o cuarto día, por fin encontré una alusión al campeonato. Era una noticia, también en AS digital, que más o menos decía lo siguiente: “Asegurada la participación del Real Madrid en la próxima Nike Cup”.
El despliegue del texto venia a decir que el puesto conseguido por el Real Madrid en la edición de este año, no se especificaba cual había sido exactamente pero se adivinaba que no era el de ganador, le garantizaba su participación en la del año siguiente, y que eso generaba mucho morbo ya que la fase final del torneo se iba a disputar en el Nou Camp de Barcelona. El texto giraba entorno a esa idea y no detallaba absolutamente nada de como había transcurrido la fase final del campeonato.
Os aseguro que no hubo entre ambas noticias ni una sola más que ampliara esa información. Pues bien, adivináis quien ganó el partido de semifinales al Madrid, la final contra la Reggiana, y por tanto el campeonato: ¡ el ATLÉTICO DE MADRID !.
En ese equipo jugaba un mozalbete llamado Fernando Torres que fue nominado como el mejor cadete de Europa. Tanto él como el resto de jugadores, sus familiares, sus amigos, el club, y por supuesto la afición atlética, se vieron privados de cualquier información y de la gloria que transmitía la noticia. Todos fuimos despechados por la partidista manipulación de una editorial, que sin embargo si había considerado suficientemente importante publicar que otro equipo de su misma ciudad había llegado a semifinales, o que ese equipo iba a participar en la siguiente edición del torneo.
Mande correos denunciando el hecho al propio AS y a algún otro medio, por supuesto sin ninguna respuesta, pero mi espíritu quijotesco no descarta que algún día el tema pueda ser estudiado como ejemplo de manipulación informativa, -no sé si esa es la definición correcta-, en alguna facultad de Ciencias de la Información. Estoy convencido de que sería un buen ejemplo.
Más artículos
Página siguiente >