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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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junio 2007 - Artículos

Chavalín espigado, fiel compañero
Pocas cosas son tan importates en esta mundo, en esta vida, en nuestro paso por este planeta, como la fidelidad.
La fidelidad es el espejo del amor.
El amor es el sentimiento máximo. No hay otro como él.
Nada más triste que un  amor que se muere, o se pierde, o se apaga.
Nada más melancólico que vernos en la obligación de abandonar algo o a alguien a quien realmente se ama.

Rubiales, mocoso lleno de pecas, sí, tú, ése que quiso como nadie esta camiseta rayada que tantos y tantos queremos.  Te vas y te echaremos de menos
Chavalín espigado, fiel compañero, que sepas que sabíamos que, en los momentos de la derrota, tu tristeza era comparable a la nuestra y ese convencimiento siempre alivió nuestro dolor. Que sepas, tronco, que cuando marcabas un gol, la indescriptible sensación que sentías corriendo por la banda hasta detenerte y recibir a tus compañeros,  era la misma que la que nos hacia a nosotros saltar en nuestros asientos y abrazarnos con el colega a nuestro lado, eufóricos en el tanto, plenos en la victoria, y que esa tristeza y también esa dicha,  nos hermana contigo para siempre.
 
Que sepas, también, que sentimos en el alma que te vayas sin haber levantado ninguna Copa, ningun título.
 
Pero has de saber, igualmente, que nadie como tú va en nuestros corazones, y recuerda que, cuando se muevan nuestra bufandas colchoneras de un lado a otro, cuando nuestras gargantas canten el himno alético, cuando choquemos nuestras manos en las gradas o cuando lloremos de alegría en el triunfo, tú estarás con nosotros, para siempre, compañero, cómo lo están aquellos que se fueron y no volverán nunca, aunque quisiéramos que así fuera, ésos colchoneros en el recuerdo. Este es tu verdadero Título y este no lo gana cualquiera por muy futbolista que sea, por mucha pasta que gane o por muchas camisetas que venda. Ese Título va bordado en esa camiseta invisible que todos los atléticos llevamos siempre puesta y que estará pegada a nuestra alma hasta el final.
 
Fernando, colega, amigo, compañero de viaje, que tengas mucha suerte, porque, además, nadie se la merece más que tú.  Por estar siempre ahí con los tuyos, que somos nosotros; porque, como nosotros, tener fe en el milagro que casi nunca se producía, por elegir entre gloria y dinero, portadas y adulación, y Gloria y Fidelidad,  aunque la elección no fuese nunca fácil para ti y recibiéses por ello tanto descrédito, críticas y desprecio. En nombre de la torcida colchonera, Fernando, gracias. Allí donde vayas, has de saber que cientos y cientos, miles de rojiblancos estarán a tu lado. Qué seremos felices con tus éxitos, que seguirás siendo espejo para nuestra hinchada, porque tú, chaval, eres un atlético de raza, fiel colchonero, rojiblanco de pro.
 
Te esperamos en el Fondo, en la Grada, en la Tribuna Cubierta y Descubierta, en el Anfiteatro de Fondo, Norte y Sur, en definitiva, en tu casa. 
 
Gato
Posted: 30 jun 2007, 12:00 por SDHEditor
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La Gran Via, Chicote y el Aleti
"Julia, arregla al niño que nos vamos a dar un paseo por la Gran Vía". Recordaba yo estas palabras, de mi padre a mi madre, cuando esta mañana enfilaba la carismática avenida por la plaza de España.
En aquella España plomiza, dar un paseo por allí era sugerente o, al menos, así lo recuerdo. Sería domingo o fiesta de guardar y había que arreglarse porque así se acostumbraba entonces, abandonando las vestimentas de diario. Justo al contrario que ahora cuando, habitualmente, dejamos para las fiestas nuestra ropa más informal, la casual wear que dicen los cursis. Y si se trataba de dar un garbeo por la Gran Vía, con mayor motivo, incluyendo, a la medida de las posibilidades, un mínimo de elegancia aunque sólo fuese para mimetizarse con la gente afortunada que acudía a sus cines y demás espectáculos.
Por la emblemática calle madrileña, cimbreaban sus cuerpos las chicas topolino, las modernas de la época que empezaban a representar a la futura sociedad de consumo, y los varones lucían chaqueta y corbata pues de otra manera no se les permitía acceder a los locales de entretenimiento. Cómo soñaba yo con hacerme mayor e ir de tal guisa al Coliseum, al Capitol, al Avenida, a todos, para poder ver las películas de estreno y abandonar los cines de sesión continúa.
¡Ay, la Gran Vía!, ideada como zona de ocio y negocio, como puerta de entrada a un Madrid cosmopolita con un toque muy a lo Broadway. Actualmente, las cafeterías, restaurantes y locales de ocio que no han desaparecido han perdido categoría, muchas salas de cine han desaparecido y otras agonizan lentamente. Notable cambio de paisaje y paisanaje, para peor en mi opinión. Cómo para peor también el cambio sufrido por el Aleti y su pérdida de categoría, pensaba yo. En cualquier caso, siento una inevitable atracción por un cierto embrujo de la Gran Vía, pues, para mí, perdura su esencia. Cómo hacia el Aleti. En esas estaba cuando había coronado Callao y me surgió una agradable idea que luego se tornó en lamentable. ¿Por qué no proseguir el camino nostálgico y, para evocar ahora mi juventud, no me regalo con un dry martini en Chicote? A ello, me dije. El ascenso hasta la Red de San Luís es casi imperceptible y luego, ya en franca bajada, cerca estaba la meta. A punto de entrar, en la famosa coctelería mi mirada se posó en una burda cartela, aunque discreta, como avergonzándose, anunciando un menú del día a 10 €. No me lo podía creer y volví a leer detenidamente el reclamo publicitario, confirmándome tal disparate. Por supuesto, ante inmenso horror no entré. Quiero conservar intactos los recuerdos de aquel bar en donde, entre otros menesteres, se dieron agasajos a la crema de la intelectualidad, se estraperleó con penicilina y se trapicheó con medias de nylon y con tabaco rubio americano. Como la mayoría sabéis lo regentó don Pedro, Perico para todos, cuyo espíritu liberal permitía la estancia en el bar de arriba a selectas benefactoras de la humanidad caliente. Por allí pasaron políticos como Eisenhower, escritores como Hemingway, estrellas de Hollywood como Ava Gadner, Charlton Heston, Orson Welles o Rita Hayworth; miembros de familias reales, científicos, premios Nobel, cantantes...
En la primera parte del bar tenían reserva las tertulias literarias y en la barra, entre la diversa clientela masculina se entremezclaban unas vistosas y, en lo posible, discretas chicas de alterne que, manejando un cigarrillo como seña de identidad, esperaban a una remunerada, ansiosa y breve amistad.
Ahora parece ser que el otrora afamado Chicote lo rige un desaprensivo que lo prostituye ofreciendo revenidas paellas a guiris de avalancha, y aquellos diligentes barmen expertos en la más exquisita coctelería, habrán dado paso, supongo, a unos oswalditos que temblarán ante la simple petición de un gin tonic.
¡Dios mío, qué cambio!, como el Aleti volví a pensar. Don Cesáreo, don Javier y don Vicente han dado paso primero a un mafiosillo hortera y después, empeorándolo, si cabe, a un par de cretinos, futbolísticamente analfabetos, carentes por completo del más esencial cariño por su club -su marca, mejor dicho-, sólo preocupados por su carácter mercantilista; los que desprecian a una parte de la afición -la mayoría consentidora- y a la otra -la minoría critica- la odian. Un par de malandrines que permiten que se mancille la gloria del equipo con una vejatoria y absurda publicidad, necia y derrotista de equipo perdedor y afición sufridora; lo peor es que mucho se lo creen y lo han asumido, por desgracia, hasta con placer.
En fin, lo que prometía ser un agradable y prometedor paseo acabó de forma desastrosa. Los tiempos cambian y ni la Gran Vía, ni Chicote recuperarán jamás su esplendor pero por imperativo social, económico, costumbrista o por lo que sea. Por ser positivo, no me parece que ningún condicionante insalvable puede impedir la vuelta a la normalidad del Aleti. ¿Juntos, podemos?  
Posted: 28 jun 2007, 12:00 por SDHEditor
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Rara noche
Rara noche boloñesa, no demasiado calurosa, de este verano de quita y pón que nos toca sufrir desde hace meses.
Demasiado difícil de soportar para todos: los que adoran el horno estío y los que huyen de los fríos invernales. Demasiadas esperanzas malogradas para unos y otros, muñecos deslabazados en un vaivén que nadie entiende. Dicen que el maldito cambio del clima es el responsable. Como dar la culpa de la lluvia a las nubes o del calor al sol. “Es inevitable”, dice el viejo, no sin reconocer que jamás vivió tiempos como estos. Y cuando se le pide consejo responde que sus raíces no son ya tan recias como antaño, la vida le ha enseñado al buen morir. Estamos solos, piensa uno, sin el consejo y apoyo de los que supieron regir su destino y regalárnoslo a manos llenas. Y, con todo, no es posible aceptar la inhibición de quien un día tuvo del sol espejo en su mirada: ¿Por qué padre? ¿Ya no amas? Y entonces sus ojos sabios se empañan para decir: “Por supuesto”. “Si amas, vives. Y si vives, has de luchar”, respondo. Se alza, busca por primera vez mi brazo para sostenerse mientras, entero como antaño, proclama: “Ea, pues sea, pero contigo”. Y entonces recuerdo su mano segura y suave, conducirme hace treinta años hacia aquel cuadro fantástico, soñado, tapizado de verde, que se poblaría en pocos minutos con la pléyade de los ídolos de mi infancia. Dios bendiga el mismo ideal que hoy une de nuevo nuestras manos. Y sé que la suya sigue siendo la más fuerte.Acabo de hacer realidad su deseo de colaborar con ASdH.
Posted: 12 jun 2007, 12:00 por SDHEditor
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