Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

Recursos Sindicaciones

El último minuto

 

    Siempre tuve una especial animadversión a los últimos minutos, más por envidia que por otra cosa. Más porque veía equipos y más equipos, sobre todo los especialmente odiados ganar los partidos en ese fatídico click del reloj y me enfadaba pensar la suerte que tienen algunos. Siempre se decía, "¿por qué nunca nos tocará a nosotros?", "tiene que ser la leche", y esas cosas. Hace ya algunas semanas nos visitó la Diosa fortuna en tierras gallegas y por fin vi cumplido mi sueño, ganar un partido vital en el último minuto. ¡Qué satisfacción! Ni por un minuto pensé en como podían sentirse los aficionados del Compostela, simplemente no existían, tampoco lo merecían, por lo que el pensamiento era vano. Y todo eran palmaditas y buffss, "menos mal", "esto era clave", "va a dar moral", "ahora el Betis".

 


    Y como tratándose de una broma macabra, que diría Sabina, el destino me situa por primera vez en mi vida, en la tribuna del Nuevo Arcángel, campo del Córdoba C.F, equipo de mi ciudad. Por supuesto, la primera vez que visitaba la tribuna de ese estadio fue para ver a mi equipo del alma, en un inimaginario choque para una ciudad sumida en el pozo de la segunda B durante décadas. El fútbol se ve distinto fuera del Calderón, eso solo lo saben los que van cada domingo al Manzanares y luego visitan otros campos, la tímida afición del Córdoba solo respondía con tímidos silbidos cuando los cánticos de los seguidores colchoneros ya eran escandalosos. Y nada más, nada más hasta el último minuto. Entonces, todo el estadio coreaba el nombre de mi ciudad, la más bonita, la más hermosa, pero que confundiéndose con un equipo de fútbol, el nombre propio, se entiende, maldecí una y mil veces.
    Sin darnos si quiera cuenta, cuando terminaba de mirar por enésima vez el reloj desde que el cuarto árbitro mostró los tres minutos de alargue, se nos habían ido tres puntos y toda la ilusión del mundo. ¿Por qué? Con nosotros no hay tregua, por qué tan pronto la venganza de Compostela? Es una sensación indescriptible. Impotencia. Estaba acabado. Totalmente acabado, al salir del estadio mi hermano seguía gritando y maldeciendo, y yo fuera de mi, escuchaba a mi novia intentando tranquilizarme, no pasa nada, que le vamos a hacer. ¿Cómo que no pasa nada? Pasa que teníamos un partido ganado y estábamos a un paso de este objetivo que me está llegando a desquiciar y me lo han quitado. Sin darme cuenta, cuando ya pensaba que no me lo podían quitar. No puede ser, ¿cómo va a ser? Pero si ya no faltaba nada.
    De vuelta a casa, la misma historia de siempre, cábalas y más cábalas sobre lo que pasaría mañana y sobre lo que pasará en Mayo y estremecerte cada vez que recuerdas ese último minuto, volver a gritar por dentro de impotencia, porque no haces sino pensar que ya había terminado, que no puede ser. Pero fue. Es lo que hay.

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P