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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Rojiblancas historias de un largo y cálido verano

Hola a todos nuevamente. Vuelvo a dirigirme a todos vosotros desde está tribuna de privilegio que es “Señales de Humo”. Como ya os comenté en mi anterior artículo, José Luis me pidió que recordara buenos momentos de nuestra vida rojjiblanca porque la lectura de mi “Por qué soy del Atleti” le había traído muy buenos recuerdos. En la primera columna quise mostrar un compendio de lo que para mí era el sentir rojiblanco, que sirviera para posicionarme y para que conocierais cuál era mi pensamiento en lo que respecta a distintos temas críticos que ahora mismo afectan a nuestro club, además de aprovechar para hacer un pequeño repaso crítico a la actualidad. Pero como estamos en época de verano y salvo los fichajes y algún tema puntual que pueda surgir, no hay demasiadas noticias de las que nutrirnos o sobre las que opinar, hoy quiero contaros un relato veraniego. Una especie de historia fragmentada y entrelazada, formada por tres refrescantes historias de verano tituladas respectivamente: “Prensa estival”, “El virus vikingitus terribilis” y “Trofeos para el recuerdo”.  
La época estival es extraña para un buen aficionado del Atleti, (para cualquiera en general, pero más si eres del Atleti, por lo que ahora voy a contar). Recuerdo que a lo largo de mi vida el verano se ha convertido en una de las épocas en las que más he avivado mi sentir y espíritu rojiblanco, a pesar de no haber fútbol y de no tener prácticamente nada que pueda llamar nuestro interés como ávidos consumidores de noticias futbolísticas, o más  bien sobre el mundo rojiblanco. ¿Por qué? Pues la respuesta a priori no parece sencilla ni evidente, pero si te paras a pensarlo es cierto y real. Durante el verano las ilusiones se mantienen intactas. Si los fichajes y la plantilla que se construye dan motivos para la esperanza, te ilusionas y te auto-convences de que el próximo será un gran año. Pero si piensas que los nombres que se asocian con el equipo son mediocres (como el año que fichamos a Pedro, Pizo, Abadía, Orejuela, Bustingorri, etc., por petición de Don Javi, “el Divino Vasco” y la madre que lo parió, o prácticamente cualquiera de los últimos años), también llegas a pensar que quizás esos sean los mimbres que necesite ese entrenador y que esa temporada seremos el equipo revelación, e imaginas como la prensa ensalzará la labor del equipo, habiendo sido capaces de conseguir mucho más de lo que de ellos se esperaba. Lo que sea con tal de ver a tu equipo en lo más alto y mantener intacta la capacidad para ilusionarte. Todo buen aficionado se niega a pensar en algo que no sea eso. Además de todo esto no tienes la presión de los partidos y tienes un margen y una tregua para ser feliz con tu afición sin ningún problema más. Sabes que el lunes irás al trabajo, a la escuela o donde sea y no estará el típico pesado vikingo dándote la tabarra y tocándote los huevos, haya pasado lo que haya pasado durante el fin de semana y básicamente porque en verano es imposible salir derrotado (además para más hostias, ese tipo que nos incordia suele ser un individuo que no ha ido a un campo de fútbol en su puñetera vida, que no sabría decirte cuatro jugadores mandriles seguidos ni de coña y que suele estar todo el tiempo diciendo, -sobre todo si ha perdido el Mandril-: “No, si a mí no me gusta el fútbol” o lo que es peor y más cobarde, un tipo que no tiene ni pajorera idea de basket y te suelta: “no si yo ya paso de fútbol, a mi lo que me va es el baloncesto", para una vez que su miserable equipo ha perdido porque el arbitro no se ha dado cuenta de que se acababa el partido y no le ha dado tiempo de pitar un par de viles penaltyes que asegurasen una nueva y rastrera victoria. Es la hostia, son cobardes y necios hasta en eso. Lo que nunca suelen añadir este tipo de individuos/as, y mira que tienen motivos para ellos es: “No si yo sólo soy un auténtico gilipollas descerebrado, sin ningún tipo de criterio. Si yo soy del Mandril porque soy un cobarde que no sé ser otra cosa que un tocahuevos arrivista de un equipo que debe ganar muchos títulos y tener mucho dinero, - por lo que dice la prensa – y como yo soy un miserable perdedor sin criterio y toda la vida lo seré, no me importa ser de un equipo que gana los títulos a base de talonario y hurtos, apoyado por todos los poderes fácticos y mediáticos de este jodido país. Además como soy tan necio y tan gilipollas hablo de cosas de las que no entiendo y me meto con gente que si tiene ideales y principios, y además defienden sus ideales y su equipo hasta la muerte”. En mi opinión ésa es la verdadera diferencia entre cualquier aficionado del Atleti y cualquier aficionado del Mandril. Y lo que es peor, si es un mandril de provincias encima viene acompañado por unos aires que se asemejan mucho a los de la mezcla de sensaciones avergonzantes que pueden llegar a proporcionar un nuevo-rico, cuyo mundo se reduce a cuatro kilómetros a la redonda, y un pobre limítrofe. Ésos son los peores, no intentéis ni acercaros. Su universo se reduce a Figo-Dedo y a Bo-Raúl-chuzo. Suelen ser individuos de entrecejo poblado, grandes orejas y pronunciada barriga (no sé muy bien por qué, no hay una explicación científica, pero os juro que es así, debe de ser algo genético, seguro). Tienen andares patizámbicos y torpes, (andan como intentando engañar a las baldosas), y en verano suelen pasearse por las ciudades, pueblos y lugares costeros con bermudas, chanclas y sobre todo y con todo (da igual que vayan de traje), la camiseta conmemorativa de la copa champiñones (si además de todo eso son cutres, la camiseta suele ser la de la séptima, con el nombre de Mijatovic en la espalda. Si son modernos y les queda algo de pudor, Raúl-chuzo y la octava. Además, este año sueñan con que el tío Floren les conceda una de las 300.000 camisetas que dice va a vender con el nombre del Jodido ZZ Gabacho –tiene nombre de insecticida el cabrón– ). Pues lo dicho, a éstos, ni os acerquéis, o mejor dicho, no permitáis que se os acerquen. Ni se os ocurra. Pueden resultar contagiosos ya que portan un extraño virus que les hace ser como son. Si queréis estar prevenidos y poder cambiaros de acera antes de que se os acerquen, les podéis distinguir de lejos porque irán cantando entre dientes una extraña musiquilla cuya letra dice algo así como: “ala mandril, ala mandril”. Es una especie de misa ritual o reclamo sexual para el apareamiento de monos (por ejemplo, con Roberto Carlos, el macaco claro, no el cantante, les dio buen resultado, según parece). Por cierto, como anécdota científica y culturilla general, creo que el virus se llama: “vikingitus terribilis” y la enfermedad “demencia vikinga degenerativa”. Terrible ambos dos, aunque creo que los atléticos desarrollamos hace muchísimos años una serie de antígenos que nos hacen inmunes a ambos, pero por si acaso, no tentéis a la suerte. Pero siguiendo con las historias del verano, al mismo tiempo, tal vez porque en verano también hay menos ocupaciones y se dispone de más tiempo libre, nos da por consumir mucho más periódicos. Ya no recuerdo la cantidad ingente de “Marca” o “AS” (ojeaba los dos y siempre cogía el que más pequeña dosis de insignificante información pudiera tener sobre el Atleti,), que cada verano habré tirado indignado a la basura, prácticamente sin leer, después de pasar desesperado las ocho páginas dedicadas al Mandril y ver que sólo había media página sobre el Atleti . Ya sé que miles de veces  me hice la promesa de no volver a comprarlos más, pero al final, acababa comprándolos casi cada día. La necesidad de tener información sobre el Atleti y el sentir rojiblanco eran más fuertes que la indignación. Lo mismo ocurría con los programas de radio. Tenía memorizados todos los diales y a que hora se emitían los programas deportivos para ir enlazando uno tras otro. Después de escuchar mil veces las mismas entrevistas a jugadores vikingos. Después de oír las mismas noticias sobre el Mandril doscientas mil veces, al final, conseguía escuchar dos minutitos de actualidad rojiblanca. Pero daba igual, cada día repetía la operación. Sinceramente creo que esté acto de masoquismo sin límite era una manifestación solemne de mi amor por el Atleti. Por fortuna, todos estos problemas con Internet y páginas web como “Señales” se han terminado. Ya hace mucho que no compro periódicos y cada vez escucho menos los programas deportivos de radio (sólo en el coche y a ratos por la noche, simultaneado con la televisión. Volumen de la radio bajo y si por despiste algún programa habla del Atleti, la subo). Toda la información la puedes obtener condensada en un solo medio. Con todo esto que os he contado quiero llegar a la conclusión de que los atléticos somos fieles y sufridos hasta en verano. Y en la mayoría de los casos no es porque queramos saber todo sobre el mundo del fútbol, ni porque necesitemos
Posted: ago 15 2001, 12:00 por SDHEditor
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