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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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El futuro del Atlético : ¿Una pesadilla?: (30/01/2002)

¿Qué equipo nos espera para el año que viene? ¿Cuánto dinero tiene Gil para fichar y cómo le dejarán administrarlo e invertirlo?  He aquí dos preguntas de la máxima importancia para el futuro de nuestro club. La mayor de las ruinas que le puede deparar el futuro al Atlético de Madrid es regresar a Segunda División. Esta descomunal desgracia supondría, en primer lugar, la mayor de las desmoralizaciones para su afición. Esta afición sin parangón en el universo futbolístico, asume en su subconsciente que la pérdida de categoría del equipo se debió, además de la nefasta gestión de la familia Gil durante años, a la famosa intervención judicial.

 

Para lo mas recóndito de nuestras mentes rojiblancas, fue asumible que si a un club se le interviene de la manera que se le intervino al Atlético, la debacle que se produce en todos los estamentos de la entidad conduce inevitablemente al equipo al descenso, como hemos visto por otra parte en muchas ocasiones en otros países. "Nos intervinieron y eso condujo al equipo a Segunda", es un pensamiento que se instaló en la conciencia atlética y ahí está. Es la pura verdad que con la plantilla que el Atlético tenía esa campaña era prácticamente imposible bajar, con futbolistas de primer nivel que cuando se ponían a jugar ganaban con facilidad en el Bernabeu 1-3 o le metían 5 al Oviedo en casa.

En esa alineación se juntaban los nombres (algunos ya innombrables para muchos) de Jimmy, Valerón, Solari, Gamarra, Chamot, Junhino, Jose Mari, Molina, Capdevillla, Baraja, Kiko y otros que completaban un plantel de primera línea. También es verdad que la errática política de entrenadores, de compras y ventas de jugadores, nos condujo inevitablemente a esa situación, que, por otra parte,  ya llevamos arrastrando desde hacía varias temporadas. Es
decir, la excusa hacia nuestro fuero interno y la excusa hacia el entorno era que la intervención judicial nos había llevado al pozo negro del infierno. La cosa no mejoró, como cabía esperar en un club grande, con la vuelta de Gil, y tras otro año plagado de errores en todos los ámbitos, el equipo se quedó a unos goles de recuperar su categoría. La fuerza moral de esta afición pudo con el mal trago y lejos de desinflarse se creció en su desventura, y este año, una vez más y con más fuerza, arropa al equipo, llena el estadio y sigue a los suyos por cualquier lugar de España.

¿Pero qué será de nosotros en el futuro? Sería terrible para esta orgullosa hinchada verse de nuevo, y ahora por motivos exclusivamente deportivos, de nuevo en el pozo, ver convertido al histórico, al glorioso ( y mira que me jode la palabra por el uso que le han dado desde la SER) Atlético de Madrid en un equipo ascensor, bajando a Segunda mientras el Rayo asciende, por ejemplo. Se me abren las carnes, como diría aquel, y me imagino que a todos los atléticos un sudor frío les recorrerá la espina dorsal con el ejemplo. Recuerdo que en la grada, aquel fatídico año correspondiente a nuestra última temporada en Primera División, el grupo de amigos que nos juntábamos cada partido,
los vecinos de asientos colaterales y demás hinchas, comentábamos, a principios de temporada, como si de una premonición se tratase, que daríamos por bueno bajar a Segunda -¡qué lejos de nuestra imaginación estaba que pasase en realidad!-  si con ello se largaban los Gil del palco. No teníamos ninguna duda de que si tamaña desgracia algún día ocurriese, con el apestoso sentado en el palco,  a éste no le quedaría mas remedio que largarse de una santa vez. Dábamos por bueno un año en Segunda a cambio de la Libertad. Pero hete ahí, amigos, que la realidad
superó con mucho aquella premonición. Nos bajó a los infiernos, nos mantuvo -¡aún estamos!- en él dos años y no se marchó, ni piensa hacerlo. Es decir, que en el hipotético caso de que el Atlético se convirtiese en un equipo ascensor, con la merma de prestigio, desmoralización y ruina económica que acarrea tal estado, que nadie dude ni un segundo que el gordo y los suyos no abandonan el palco ni a tiros.

En uno de mis peores sueños, que a nadie deseo, el mas angustioso y escalofriante de todos, se ve a Oscar Gil presidiendo el club dentro de unos años. Oscar Gil es la versión en peor de Jesús Gil. Miguel Angel se toma el club como un juguete que papá le regaló, Jesús Gil Marín ocupa un lugar en el palco, pero sus negocios están en la
política. Oscar además de ex-madridista declarado, obligado por las evidentes circunstancias, es la cara del siglo XXI de su orondo padre, mismos métodos, mismo discurso, iguales planteamientos dictatoriales. Verle sentado en el palco es una de las peores pesadillas que un atlético puede tener. En resumen, subir y bajar, convertirnos en un equipo del montón, de media tabla para abajo no garantiza ni garantizará la marcha de los Gil, al contrario, el club es suyo de por vida y por varias generaciones.

¿Y qué equipo puede armar el constructor de viviendas que se derrumban? ¿Qué se espera del Atlético en su regreso a Primera? Supongo que todos tenemos la misma respuesta y que por tanto todos esperamos lo mismo.

Para ese menester necesitamos un cambio total en la plantilla. Nos valen dos o tres jugadores a lo sumo de los que están en nómina a día de hoy. German Burgos, Fernando Torres, García Calvo y, tal vez, Luque y Dani, para mi gusto. Todo lo demás no es competitivo si queremos hacerle sombra al Madrid al Barca o al Deportivo, sin hablar del Valencia, el Celta, el Bilbao, y demás equipos que cada día son más fuertes. Nuestra Liga no debe de ser el resto de los equipos, los de media tabla para abajo, porque eso es coquetear con el peligro,  y si analizamos las plantillas de los principales y más importantes, concluiremos que para luchar contra ellos necesitamos muchos cientos de millones para armar un equipo de garantías que les haga frente. Parece que esto no es la política del club, mas dispuesto a repescar a jugadores sin equipo, a jugadores a los que vence el contrato y a medianías de medio mundo que a dejarse 12.000 millones y fichar a jugadores de primer nivel. Además, ¿es que acaso pueden y quieren gastarlos?

Todos esperamos con anhelo la vuelta a Primera, pero para quedarnos al menos lo que queda de siglo. Con un Gil con medio pie en la trena, con un club medio intervenido al que se le fiscaliza cada peseta que gasta, nuestro futuro pasa inevitablemente por la marcha de la familia. Es absolutamente primordial que los Gil abandonen el Calderón de una vez
por todas.

Este debería ser el único objetivo de todos nosotros, empezando por la Asociación Señales de Humo.

Gato.

Forza.

Posted: ene 30 2002, 12:00 por SDHEditor
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