Recuerdos del futuro y regreso a las estrellas (14/02/2002)
(Con todo el cariño para aquellos colchoneros que podían – que podíamos – estar pensando que las cosas en nuestro querido Atleti evolucionarían para bien y nos encontraremos, una vez más, conque no)
Hace unos treinta años o así - en los años en que el Club Atlético de Madrid competía mano a mano con los llamados equipos grandes, en los años en los que ganábamos títulos, en los años en los que éramos un equipo respetado por todos - un científico alemán, el Dr. Von Daniken publicó una serie de obras en las que argumentaba que la vida en la Tierra se había creado a partir de los experimentos evolutivos que realizaron seres extraterrestres a partir de los organismos simples que poblaban en el origen nuestro planeta.
Según Von Daniken, esa especie “evolucionada” se desarrolló hasta tal punto que comprometió la supremacía de sus seres creadores y estos decidieron extinguirla, partiendo de nuevo de algunos pocos elegidos, de sus supervivientes, para realizar una nueva evolución, fruto de la cual es la actual especie humana.
La teoría de Von Daniken explica como, en todas las culturas importantes de la antigüedad a lo largo y ancho del globo terráqueo, se repiten una serie de hechos y circunstancias que hacen pensar que en nuestra querida Tierra, hace miles de años se vivieron situaciones bastante parecidas a las que vivimos en nuestros días – por ejemplo, los viajes espaciales, los problemas generados por la polución y contaminación, la clonación de seres vivos, etc. – e incluso algunas otras que aún estamos por vivir. El título del primer libro publicado por el Dr. Von Daniken era precisamente “Recuerdos del Futuro”. Su segundo libro, publicado casi a continuación se tituló “Regreso a las estrellas”. Supusieron un éxito tal que incluso se llegó a realizar una película-documental, (genero ahora curiosamente muy de moda), proyectada durante bastante tiempo en los cines de todo el mundo e incluso en los de nuestro país... Pero, ¿Señales de Humo no es una página dedicada a nuestro querido Aleti y a sus seguidores?. ¿Quizás es que Antonio Castelo, después de tanto tiempo sin escribir debido a su “depre-colchonera” se ha vuelto un poquito tarumba y se empeña en contarnos aquí, a pesar de todo, sus creencias “filosófico-ético-científico-religiosas?” Pues bueno, algo de todo esto hay, pero que nadie se asuste que a partir de aquí solo hablamos ya de... ¿fútbol?. Será difícil, pero lo vamos a intentar. Todos los que más o menos me conocéis sabéis que estos últimos años del Atlético me están costando un auténtico calvario. No se trata del descenso a Segunda en sí, no. Se trata del incuestionable deterioro que nuestro querido equipo del alma lleva sufriendo a lo largo de los últimos catorce o quince años de la mano del auténtico “eslabón perdido” y de sus descendientes, o más en concreto, de uno de ellos. Se trata de la constatación de que es imposible recuperarlo para nada mientras “el eslabón perdido” siga al frente. En estos años no he renegado ni mucho menos de mi forofismo colchonero. No solo no he dejado de ir al fútbol, sino que voy más. No solamente no he dejado de sentir por el Aleti, sino que siento más. No solamente no he dejado de defender en público siempre que he tenido ocasión a nuestro Aleti, sino que lo hago con más ímpetu si cabe, teniendo que aguantar, como lo hacéis todos, todos los días, “carros y carretas”, burlas y escarnios de todo bicho viviente que está en nuestro entorno... Se hace por el Atleti. Pero en mi fuero interno una vocecita me dice que “esto” no va a ninguna parte, que esto no tiene, al menos a corto plazo, ninguna solución viable... y me deprimo más. No dejo de leer vuestras – nuestras – opiniones y no dejo de hablar con amigos, con vecinos de localidad en el Calderón, que me dicen “Tranquilo, Antonio, que esto está cambiando para bien, ya verás, confía, volveremos a ser grandes...”, pero yo, eso sí, con todo el cariño y con todo el respeto que siento hacia gentes que tienen el mismo sentir rojiblanco que yo, tengo la impresión de que de este pozo no vamos a salir mientras siga al frente la “famiglia” (término que por otra parte he acuñado después de leerlo sistemáticamente en vuestros envíos a Señales). ¿En que baso mi argumento? Pues en lo mismo que Von Daniken basaba el suyo: Cualquier situación que estemos viviendo en el Aleti en presente, ya la hemos vivido en el pasado. Por ejemplo el reciente affaire “Effemberg”. En el verano de 1995 el Atlético está K.O. A esa situación le han llevado los inútiles de sus dirigentes y básicamente sus dos máximos responsables: El “padre” y el “hijo” que, rodeados de una ralea de ineptos, se han cargado el equipo y su entorno. Estamos dos años a punto de bajar a Segunda y solo nos salvamos de chiripa en los últimos partidos. (Por cierto, sin “intervención y sin Rubí”). De pronto se ficha a un entrenador al que, limitándole los dineros para fichar, simplemente se le deja hacer con calma. Resultado: Con un equipo reforzado por la base de un equipo descendido y poco más ¡doblete!. El “eslabón perdido” empieza a decir que con este entrenador hasta la muerte, que le entrega el equipo y que le firma de por vida, que se miran a los ojos y se entienden, que sintonizan en la misma onda... en fin, las frases ya conocidas de este sujeto. Mientras, el “hijo del eslabón perdido” y sus amiguetes, que se quedan sin buena parte de su protagonismo, empiezan a maniobrar por detrás del entrenador para recobrar dicho protagonismo. El entrenador, que es buen tipo, se traga fichajes que él no ha hecho, no contrataciones de jugadores sugeridos por él, “por que no hay dinero”, etc. etc. En apenas dos años, con la ayuda inestimable de una importante parte de los medios de comunicación que ven peligrar la supremacía de sus dos equipos favoritos, se cargan el invento. Primer proyecto italiano, porque el “niño del eslabón perdido” dice que los equipos italianos son el espejo en que mirarse y, además, para apoyar moralmente a un jugador tan bueno como caprichoso... que se rompe antes de empezar, ya que el jugador-estrella se pira antes de empezar la temporada. Dudas: ¿el “eslabón perdido” es tan duro como parece o luego se la envaina a la primera de cambio? ¿No será que la oferta económica recibida es suculenta y conviene hacer caja?. El caso es que el primer proyecto italiano, después de empezar con las ya consabidas sintonías, miradas a los ojos y demás, termina como el rosario de la aurora. Se le llama al entrenador del doblete, del que se dice públicamente que fue un error prescindir de él, que el Aleti siempre será su casa y se repite otra vez lo de los ojos, lo de la sintonía y demás. A pesar del desastre encontrado, el entrenador salva la temporada en un partido, además, contra el trampas, a que se le gana por 3-1. En la final de Copa de ese año, para la que el equipo se había clasificado, se le dice a ese entrenador que no va a seguir y se vuelve a apostar por un segundo proyecto italiano, muy probablemente porque “el niño del eslabón” y sus amiguetes no soportarían el protagonismo del “entrenador salvador”. A la afición, cabreada con la situación y sin entender nada, se nos envía a “cantar