Neptuno decidió (28/04/2002)
Tras todos los debates en las radios, en los periódicos, en diferentes webs sobre si debíamos celebrarlo o no, decidió Neptuno y dijo que los ascensos no se celebran allí.
El dios nos había preparado todo para celebrarlo en casa. Todas las condiciones estaban servidas: rival asequible, Gil en la calle, la afición eufórica y hermanada campaba por Madrid desde primeras horas de la mañana. Una mañana magnífica que hacía presagiar lo que todos deseábamos: SUBIR YA.
Ya la cosa se había torcido un poco porque Neptuno nos avisaba que no jugaba García Calvo, pero nosotros nole dimos importancia, estábamos convencidos: ÍBAMOS A GANAR. Ya el impresentable alcalde de Madrid nos había hecho un guiño madridista: esas cosas no se celebran..
Nosotros y nuestros hijos pequeños ya comenzábamos a llorar de alegría. Una alegría largamente esperada y por eso tan deseada y, a la vez, tan temida. Pero ayer no. Ayer muy pocos presagiaban lo que iba a pasar: que no subiríamos en casa.
Ni con el primer gol de ellos se sintió nada. El Estadio sintió el aguijonazo del dios pero aguantó y miramos al cielo con el primer gol. Y eso al dios no le gustó. pese a ello seguimos avanzando y llegó el segundo. El dios trató de convencer al repollo ese de árbitro pero ganamos nosotros. Miramos de nuevo al cielo y el dios terminó de enfurecerse.
Dió alas a un acabado Cuéllar que realizó un magnífico gol. Pero nuestra ansia era mayor y llegó el tercero. Ya no era mirar al cielo, ya era una inmensa alegría, un gozo y seguimos mirando al cielo aunque hiciéramos alguna ola. Tarde, el dios estaba ya enfurecido y no gustaban esas olas.
Y nos terminó de aguar la tarde con una falta de uno de nuestros jugadores que se tragó, como toda la tarde, el cancerbero nuestro (ayer era un chihuahua). Acabó.
decidió Neptuno: estas cosas no se celebran.
Quizá hoy nos haga un guiño y nos deje subir.