Envidia (19/09/2002)
Acaba de finalizar la primera jornada de la Liga de Campeones, con todo el bombo y la fanfarria que acarrea informativamente esta competición, y no puedo reprimir un agudo sentimiento de envidia.
Envidia no solo por ver a otros equipos españoles jugando y disfrutando esa competición, alguno ocupando el lugar que por historia, tradición, masa social, etc., le correspondería al Atleti, sino por la facilidad que ahora tiene la competición europea. Estamos probablemente en la época dorada de los clubes españoles en Europa: las ultimas copas madridistas, las finales del Valencia, la brillantísima aportación del Depor, asi lo demuestran. No creo equivocarme mucho si en esta temporada el fútbol español vuelve a tener mayoría en los últimos cruces, esperemos que no gane quien no tiene que ganar. La completa perdida de capacidad futbolística de todos los equipos del Este, el merecido declive del fútbol italiano por su cerrazón en reducirlo todo a la táctica, la escasa competitividad de las ligas centroeuropeas, unido a que los otros dos grandes países futbolísticos, Alemania y Gran Bretaña, presentan solo un par de equipos potentes, pero accesibles, han fortalecido el potencial del fútbol español. Si a todo ello le añadimos las mejores posibilidades de acceso, con cuatro equipos españoles en el bombo, no me cabe ninguna duda de que estos últimos años hubieran sido los ideales para que la historia futbolística nos hubiera devuelto el titulo de Copa de Europa que nos debe y retiene. No voy a elucubrar sobre las responsabilidades de la lamentable ausencia del Atleti, solo una pequeña e inevitable reflexión que probablemente será la que perdure, y que dirá algo parecido a que en la época de mayor esplendor del fútbol español, el Atlético de Madrid, dirigido y gestionado por el Sr. Gil, estaba en segunda división o intentando consolidarse en primera. Espero que eso no lo olviden los que aun creen que Gil nos salvo de no sé que desastre, y sobre todo deseo que aún estemos a tiempo de aprovechar la oportunidad que ahora disfrutan otros en nuestro lugar.