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Sobre los árbitros (09/10/2002)

 

Bueno, empezaré haciendo una confesión: he sido árbitro de fútbol en mis años más jóvenes. Desde luego, mi situación no tenía nada que ver con los arbitrajes profesionales (la regional es un universo paralelo en el mundo del fútbol), pero algo si se podía constatar entre mis compañeros de aquel entonces: nos gustaba y nos apasionaba el fútbol y esa era la única razón por la que cumplíamos el papel más ingrato de cada encuentro. Y ese interés tan grande por el fútbol te hacía querer estar siempre un paso por delante en todo: en conocer mejor el reglamento, en abstraerte de lo que te rodea y concentrarte en tu labor, en eliminar cualquier tipo de prejuicio, en disfrutar del fútbol por encima de todo.



Cada uno tiene su personalidad y su forma de actuar, pero ser árbitro te exige ponerte un caparazón que te aísle y te haga sentirte responsable de la ilusión que ponen los jugadores, que no tienes ningún derecho a tratar ni con soberbia ni con acritud, ni mucho menos con falta de ecuanimidad. Sabes que intentarán engañarte, que te provocarán, que te mirarán con desconfianza, que en algunos casos te exigirán de forma desmedida que roces la perfección que a cada uno le interesa, pero tienes que contar con todo ello y saber que forma parte de este deporte. Tus únicas armas son correr mucho, situarte lo mejor posible, mantener una concentración fuera de lo normal e intentar conocer a los jugadores en un breve espacio de tiempo, confiar en esa pizca de intuición que crees que nunca te engaña e intentar pasar desapercibido. Uno sabe cuando ha tenido un día malo, pero de igual manera te sirve de aliciente para hacer una autocrítica e intentar mejorar en la próxima semana.

Toda esta introducción para intentar comprender en qué momento se pierde por el camino ese afán, esa pasión por el fútbol, desde que se empieza en categoría regional hasta que se llega a las cotas más altas en el arbitraje, dónde se escapa tu sentido de la responsabilidad y te hace sentirte protagonista de algo que no te corresponde. Hay una cosa que pude constatar: no ascienden los mejores en su labor, sino los mejor "posicionados", es decir, los que se implican más en el Colegio, los que cuidan sus relaciones, los que eligen "buenos" compañeros de viaje. Tal vez de ahí viene el problema real, la supuesta independencia del colectivo arbitral se desenvuelve en un oscurantismo que le convierte en algo cerrado y de difícil acceso. Podría contar muchos, pero muchos, detalles, como cualquier otro árbitro de la falta de transparencia interna.

En mi opinión, tenemos en primera ahora unos árbitros que, sin querer pensar que cumplen consignas, se dejan llevar por las circunstancias y están faltos de profesionalidad e incluso de afición. Saben perfectamente dónde tienen que cumplir y cuándo han de contemporizar, se tienen bien aprendida la lección de cómo permanecer el máximo de tiempo posible ahí arriba, después de lo que les ha costado llegar. No tienen el espíritu deportivo de quien ha de dar todo lo mejor de sí mismo en cada partido. Se sienten impunes y protegidos, se sienten protagonistas, que es todo lo contrario que debería pensar un árbitro.

Cuando a un árbitro en un campo con miles de espectadores se le increpa, se le abuchea, se le silba, se le insulta, de alguna manera u otra se le está condicionando, se le enciende una lucecita en su interior que le dice: "algo no funciona", pero eso es lo que debería pasar cuando el sentido de la responsabilidad fuera algo innato en lo que está haciendo, fuera lo más importante para él. ¿Por qué no recordarán su años de regional, cuando tenían que lidiar, solos y desprotegidos, contra todas las adversidades del mundo y eran capaces de salir airosos, con errores y desaciertos, pero con estilo y corrección?

Yo no sé si la solución en el Calderón es hacer más presión o no, si lo que funciona en otros campos es realmente lo que condiciona la actuación del árbitro, pero algún modo tendrá que haber para exigir un poco más de respeto, justicia y equidad, que no es tan difícil, sobre todo si se les supone a los colegiados unas aptitudes tan buenas como para estar en primera.

Posted: oct 09 2002, 12:00 por SDHEditor
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