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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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El aficionado atlético de toda la vida (17/11/2002)

El atlético "de toda la vida". A pesar de que se autodefine como "de toda la vida", perpetuo portador de la llama sagrada del verdadero espíritu atlético, es una especia bastante reciente, no os creais. De hecho, es capaz de negar que en un pasado se silbaba al jugador que perdía dos balones seguidos o de que el mero hecho de empatar con un equipo de mitad de tabla se castigaba en ocasiones con una lluvia de almohadillas. Eso jamás ha ocurrido, en su mundo no.


El atlético de toda la vida es sufridor, es perdedor, es mediocre. Y le encanta. Como no ha sabido encontrar nada mejor para autoafirmarse, dado que su club se encuentra en proceso de demolición continuo y tiende a ser una ruina tanto en lo institucional como en lo deportivo, encuentra su salida en rebozarse en una particular mística del perdedor. Un buen día, tras una derrota "digna", la afición atlética demostró que sabía perder, y se ensalzó desde todos los sectores de la prensa... y desde entonces, ese es el estandarte elegido por el atlético de toda la vida para clamar su amor a unos colores: la derrota. Al principio era una derrota digna, injusta, un gol desde 40 metros en el último minuto, una calamitosa actuación arbitral en un derby... pero al atlético de toda la vida sin embargo ya le vale cualquier cosa, lo importante es perder, aunque sea en segunda, en casa y contra el Leganés. Cuanto peor, mejor. El gusto está en salir al balcón con lágrimas en los ojos y gritar a los cuatro vientos tu derrota, henchido de emoción. "Jódete, vikingo, que tú jamás sabrás lo que es esto".

Antes era al jugador de clase escasa pero gran ímpetu competitivo al que se ensalzaba. Ahora basta con que sea malo malísimo, pero a ser posible que sea muy gesticulante, que se dirija a la grada, que llore, que pida perdón. Este es su ídolo, y no permite que nadie le grite, aunque a veces se sorprende él mismo gritando "Fulanito maricón, mercenario"... Pero eso sí vale, porque ese figurín no siente los colores, no como su Pizo de turno. ¡Ni mucho menos, que se vaya! ¿Que por qué adora al malo, al torpe, al limitado? Porque el fútbol hace tiempo que le dejó de importar (a eso que juegue el vecino), lo importante es la reacción ante la derrota. Da igual que el ídolo no le pegue una patada a un bote, lo que vale es que en el minuto 89 perdiendo 0-4 se recorra toda la banda tras un balón al que sabe que no llegará, demostrando una impostada rebelión ante una derrota a la que le han llevado no sólo sus carencias sino también el aliento del puñado de atléticos de toda la vida que le jalean, y que tras su demostración le seguirán jaleando.

Pero no, no os penseis que piensan echarle la culpa de las derrotas a nadie de fuera, que va, un cierto grado de masoquismo es también necesario: cuando la derrota se consuma, y siendo imposible cagarse en ese equipo de gladiadores baratos que había exigido, prefiere cargar las tintas contra el propio aficionado. ¿Y tú por qué no animas? Vete al Cuerna! ¿Y tú qué haces quejándote? Vives en Serrano! ¿Y tú por qué no quieres hacerle un homenaje a nuestro capitán? Eres fan de Guti! Si el equipo pierde nunca es por sus carencias técnicas, no, es porque no se ha animado lo suficiente. No se permite que nadie se lleve ni un gramito de la gloria generada por esa derrota, faltaría más. ¿De quién es la culpa? MÍA!!! del ATLÉTICO DE TODA LA VIDA.

Atleeeeeeti, atleeeeeeti.

Posted: nov 17 2002, 12:00 por SDHEditor
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