Ser atlético 100 años después (10/12/2002)
¿Qué supone ser Atlético 100 años después de la fundación de nuestro club? Cada uno de los que sentimos estos colores opinaríamos una cosa semejante pero con sus diferencias. Yo, en estas líneas, solo quiero desde mi punto de vista explicaros que siente uno de esos miles de personas que aman estos colores.
No hace mucho leí que el Atleti era como una familia, en el sentido de que en los peores momentos todos apoyan para Solucionar los problemas, nadie se baja del barco cuando este parece estar hundiéndose. Creo que como punto de partida para explicar mi sentimiento atlético es muy acertado, quizás cambiando el "es como una familia" por "es una familia".
El sentimiento rojiblanco va más allá del domingo, no es solo futbol, entraña unos valores. Quizás hay gente que no ha sabido explicar esto bien y ha dado entender (o algunos lo han querido entender así) que los atléticos somos una especie de fanáticos que no vemos más allá y que estamos tan cerrados que toda nuestra vida gira alrededor del club. Nada más lejos de la realidad (al menos en mi caso). Mi vida no está entregada a los colores, son los colores los que entrego a mi vida, me explico.
En la vida hay que ir buscando referencias y motivaciones por las que luchar, lo que simplificando llamamos METAS. Para muchos luchar por el Atleti puede resultar una estupidez, puede resultar superfluo, pero no olvidemos que el Atleti está compuesto por personas de carne y hueso que están sintiendo la misma alegría que uno, la misma rabia, las mismas ansias de luchar. Esos son los valores que me gustan y que intentaré inculcar a mis hijos, las ganas de luchar por cada cosa que uno se propone en la vida. Desde mi punto de vista lo importante radica en la lucha, no en la victoria. No me sentiría orgulloso de que uno de los míos lograra un ascenso en el trabajo pisando el cuello al compañero, eso no es lucha, eso es traición. No quiero que ninguno de los míos alcance sus metas haciendo ciertos actos en un despacho oval. No, lo que quiero es que tengan capacidad de sacrificio, de rebelarse ante las adversidades, que puedan ir con la cabeza muy alta por la vida, dormir sin remordimiento de conciencia y poder mirar a los ojos a cualquier persona. Eso para mi es ganar, pues todo lo que se obtenga lo gana uno con su esfuerzo. Cuando el Atleti gana lo hace con todo nuestro apoyo, pues somos el Atleti.
Todo el mundo sabe que aunque no somos cuantitativamente los más grandes, nadie nos llega a la suela de los zapatos cualitativamente. No hay un aficionado de un club con más calidad que el del Atleti, ese que sabe que cuando su equipo juega el también se calza sus botas y comienza a jugar, con sus gritos de ánimo, con sus bufandas, sus banderas, etc... y por supuesto con un orgullo interno que le impide rendirse, que le impide claudicar. Es por ello que el Atleti me hace recordar que hay miles de personas que gratuitamente podrían tener 9 copas de Europa, además sin desplazarse de ciudad, y que esas miles de personas no se cambian porque son leales, orgullosos, luchadores y les gusta ir con la cabeza alta por la vida.
He llegado a poder sentir todas estas cosas gracias a que antes que yo estuvieron otros, los cuales se preocuparon en mantener y mejorar el club. Hoy el Atleti, pese al desastre de los últimos años, es un sentimiento consolidado, indestructible, otras veces no fue algo tan sólido. Por ello, creo que este año más que nunca debemos homenajear a todos aquellos que ya no están entre nosotros, que con su vivir cada día, con su aliento y dedicación hicieron que este club no desapareciese (como tantos otros), que hicieron que nuestro equipo sea mundialmente conocido y sobre todo que se haya convertido en una insignia para todos aquellos amantes de las causas perdidas. El Atleti nos demuestra día a día, nosotros demostramos día a día, que las utopías no son imposibles. El Atleti es una utopía hecha realidad, es una contradicción constante, cuanto peor, mejor. Si el equipo deportivo falla, el sentimiento atlético florece, recibe su porción de abono que crea una red salvavidas que impide que nadie pueda pensar en que desaparezcamos.
Amigos y compañeros de fatigas, hemos sobrevivido 100 años en la misma ciudad que el club más laureado del mundo (habría mucho que hablar del por qué de esos laureles). No han podido con nosotros y nos hemos hecho acreedores a una identidad propia. Gracias a todos aquellos que cuidaron que estos colores representaran lo que hoy todos sentimos cuando los vemos. Gracias a ellos que le dieron forma a esta pasión. Gracias a todos aquellos que sintieron nuestros colores y los llevaron en su corazón.
Un saludo para todos los atléticos de corazón.