Momentos difíciles (16/12/2002)
Tal vez muchos atléticos piensen que estamos en una situación complicada, porque el equipo que tenemos no da para más. Capaz de ilusionarnos y de sembrar dudas de forma intermitente, como si le faltara definir con más criterio cuáles son sus verdaderas ambiciones de cara al año del centenario.
Tal vez estemos lejos de encontrar la piedra filosofal que transforme en oro todo el metal que acumulamos en forma de nombres en nuestra plantilla, que se sienta que el activo que tenemos no va a ser capaz de sumar el suficiente valor para que el balance final recoja unos resultados aceptables para nuestras aspiraciones.
Tal vez se han despertado del reino de las sombras los temores que, de una manera u otra, nos han ido acechando en los últimos tiempos, como si la experiencia del desastre pesara aún sobre nosotros y nos falte la fe necesaria para apostar sin temor por el futuro.
Tal vez tengamos tanta necesidad de euforia, que vivimos con una tensión desmesurada cada paso, hacia delante o hacia atrás, que damos, por querer vislumbrar con mayor claridad el camino que vamos recorriendo, como si el tiempo fuera algo que tenemos que recuperar a marchas forzadas, después de lo que nos ha tocado vivir recientemente, lo que nos hace estar pendientes de todas las cuentas que salen de sumar y restar lo que tenemos y lo que no.
Pero propongo un cambio de perspectiva, arriesgado pero razonado. Se trata de hacer una apuesta por el proyecto que tenemos entre manos, de pensar que los resultados finales serán los que de verdad cuenten. Por lo que llevamos visto de competición, la igualdad entre todos los equipos es enorme, con las lógicas excepciones de los extremos de la clasificación. Disputados 42 puntos, sólo diez separan al tercero del decimoctavo. Es ahora el momento de la definición, de situarse en el grupo selecto o en el pelotón.
Seamos justos con nuestro equipo, estamos en muy buena posición, a pesar de no haber tenido un once titular, a pesar de haber jugado partidos bastante malos, a pesar de la falta de acierto de cara al gol, a pesar de la asfixia arbitral a que hemos sido sometidos en ciertas ocasiones, a pesar de no haber sabido encontrar aún un estilo propio de juego, a pesar de que hemos tenido ya rivales de los "grandes", que por cierto no han conseguido ganarnos todavía.
No podemos olvidar que detrás de estos casi cuatro meses de competición, hay un trabajo realizado que espera dar sus frutos. No se trata de un golpe de efecto, sino de una consecuencia normal del desarrollo de un proyecto. Estoy seguro que el año 2003 va a despertar todo lo que lleva latente el equipo y de lo que sólo hemos podido apreciar detalles sin continuidad. Debemos sentirnos satisfechos de haber pasado el rodaje de los primeros meses con la cabeza bien alta y cumpliendo el objetivo de estar bien situados, alejados de los puestos de la preocupación y el desasosiego.
Os invito a mirar el vaso medio lleno, no por optimismo inducido, sino por hacer justicia a todo lo que ya se ha llenado el vaso.
¡AÚPA ATLETI!