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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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DICTEMOS SENTENCIA (23/03/2003)

-Ya amanece por fin. Creo que esta ha sido la noche más larga de mi vida, no he podido pegar ojo.



La tensión quedaba reflejada en sus ojos enrojecidos, en sus venas azuladas sobresaliendo de su piel, en unas ojeras de grandes sombras. Hoy es el día, hoy se dictará sentencia. Tantos años de lucha, tantos juicios ganados para jugárselo todo a una carta, inocente o culpable. El tribunal espera a oír las últimas argumentaciones en su defensa tras escuchar a un fiscal tan incisivo como mal intencionado que parece haber decantado la balanza.



Se abre la puerta.

-Por favor, vístase con estas ropas, tiene que acompañarnos.

Sus abogados han conseguido que su, posiblemente, última petición sea tenida en cuenta, vestirse como más le gustaba. Mientras cubre su cuerpo los recuerdos le invaden, rememora la primera vez que vistió así, con el rojo y el blanco convertidos en un solo color. Sin embargo, de repente vuelve a la realidad más absoluta. Comienza a pensar en lo que le espera, sabe que si no obtiene ahora una sentencia favorable no habrá ninguna más, será la última, será el fin. No entiende bien porque ha llegado a esta situación.

La puerta del tribunal se abre ante él. Puertas grandes que a sus espaldas emiten un sonido solemne al cerrarse, parece un anticipo de lo que va a ocurrir. Ya no hay marcha atrás, la suerte está echada y solo queda confiar en si mismo.

-Pónganse en pie para recibir al tribunal.

Mientras, se dirige a su abogado.

-¿Cómo piensas plantear la argumentación? ¿Tengo alguna posibilidad?

-La argumentación está clara, ahora lo verás. En cuanto a las posibilidades, pronto lo sabremos.

Sigue pensando en el por qué de esa situación, en lo fácil que es caer en el abismo, quedarse en la oscuridad. No siente desesperación, más bien responsabilidad, piensa en todo lo que le queda por hacer, en su obra inacabada.

El tribunal es diverso, tres jueces representando tres visiones distintas, tres interpretaciones, tres poderes a los que convencer. El primero cuyas siglas son P. P. tiene estrechos vínculos de sobra conocidos con el mundo de la política. El abogado tendrá que hacer una defensa enfocada a demostrar que no es un riesgo para el Estado, más bien todo lo contrario pues ha llevado siempre el nombre de su país con orgullo y ha ayudado a engrandecerlo. El segundo tiene como iniciales T. V. Son sobradamente conocidos sus sentencias favorables a distintos medios de comunicación. El abogado sabe que tendrá que demostrar la manipulación en la información sobre su defendido, así como el interés que para los medios tendría su no condena. El tercero se ha presentado en multitud de veces con distintos nombres por lo que asignarle unas iniciales se presenta harto difícil. Es un personaje muy reconocido por la opinión pública. Esta vez, el abogado sabe que convencerlo será la tarea más difícil pero, al mismo tiempo, es consciente y sabe que de lograrlo buena parte del juicio estaría ganado.

Todo el mundo ocupa ya su sitio, todo esta dispuesto. El último acto va a dar comienzo. Sigue pensando en el por qué de esta situación. Recuerda los buenos tiempos, días felices en los que todo parecía ir perfecto. Es sabedor de que ha cometido alguna imprudencia en el pasado y que dejarse influenciar por ciertas amistades le va acostar caro.

Fue allá por el 1986 cuando conoció a Jesús. Estaba atravesando un mal momento y Jesús se ofreció a ayudarle. Nos supo en aquel entonces que aquellas palabras que parecían salvadoras eran en realidad las que le habían llevado a esa situación. Jesús le ayudó durante los primeros años, bueno, mejor dicho ambos se ayudaron durante los primeros años. Eran una pareja que no se complementaba del todo mal. Pero el tiempo iría cambiando las cosas, Jesús fue adquiriendo mayor influencia sobre él y cautivo de su locura llegó a creerse que podía apoderarse de su destino. Sigue pensando en por qué no actuó cuando pudo, por qué no se rebeló contra aquella cada vez mayor ansia de posesión sobre su persona. De todas formas, sabe que no es ahora el momento de lamentarse, aun queda una posibilidad y va aferrarse a ella mientras le quede aliento.

Por última vez se exponen las acusaciones presentadas, la más importante y grave de ellas, suplantación y falseamiento histórico de su grandeza.

-El abogado defensor solicita permiso para dirigirse al tribunal.

-Permiso concedido.

-Señorías, para plantear mi defensa necesito que la sala se traslade al exterior. Tengo una cosa que mostrarles para que adquieran la perspectiva necesaria de lo que aquí se está juzgando.

Mientras los jueces deliberan sobre la petición realizada, el acusado mira a los asistentes sentados a su espalda. Observa que al final de la sala Jesús está sentado con una pose tranquila, prácticamente desafiante. Sabe que se está enfrentando a lo mismo que Jesús, quien fue condenado por estos mismos tres jueces. Parece que el destino de ambos está unido y piensa que no hay salvación. Se arrepiente una vez más de lo hecho en el pasado, de su ingenuidad y se juramenta.

-Si salgo de ésta, no volveré a cometer los mismos errores.

Jesús sonríe, sabe que su vinculación con el acusado es notoria y piensa que este correrá su misma suerte. Parece que le reconforta saber que va a compartir su destino.

-El tribunal, atendiendo a la petición de la defensa, ordena que se desaloje la sala y que esta se traslade al lugar que el abogado indique.

-Gracias señorías, me gustaría que nos desplazáramos al hotel Palace, en la Plaza de Neptuno.

Un murmullo invade la sala. Nadie entiende que ocurre ni que demonios pretende demostrar la defensa con este traslado. Sea lo que sea, al menos ha producido un golpe de efecto. Eso se deja notar en la cara de Jesús que sale corriendo, acompañado de sus escoltas, hacia el hotel señalado.
Ya en el hotel, el abogado pide al tribunal que se asome a una terraza situada en el tercer piso. Allí comienza su defensa.

-Señorías, hoy 26 de abril voy a demostrarles porque ustedes ni nadie puede sentenciar al acusado. Si bien sus dos años en segunda han hecho que su prestigio se vea tambaleado, si el tal Jesús ha sido uno de los máximos artífices en su pérdida de imagen y señorío, es en esto que ustedes están viendo donde radica la reserva del por qué de su importancia histórica, de su presente y, sobre todo de su futuro.

Los tres jueces dirigen sus miradas hacia la plaza donde una gran multitud ha teñido hasta el horizonte de rojiblanco. El primero de ellos recuerda como han llevado siempre con orgullo el nombre de la capital y el del propio país. Recuerda el emblema que llevan grabado en el corazón, el cual está presidido por el oso y el madroño. El segundo piensa en la de tardes de domingo y noches europeas que esta gente le ha brindado a través de la televisión y la radio. Recuerda la multitud de artículos en prensa. Es sabedor de la importancia mediática que tiene y ha tenido. El tercero identifica rápidamente lo que ve “Es el Atleti”. Piensa en su importancia, en como se ha ganado una identidad propia conocida y reconocida por todos.

Una gran pancarta se hace ver en la distancia, lleva escrito un lema "ATLETI SOMOS NOSOTROS".

Los jueces declaran el juicio nulo. Saben que no hay sentencia que valga frente al SENTIMIENTO.


P.D. Dictemos sentencia el día 26 acudiendo a la caravana.

Posted: mar 23 2003, 12:00 por SDHEditor | con 1 comment(s)
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