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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Diario de un obligado y cercenado apátrida deportivo… (30/05/2003)

Buenas tardes por la mañana, buenas noches al amanecer. En primer lugar quisiera presentarme. Mi nombre es, no, no lo recuerdo, sólo soy un hincha del Calderón. Me gustaría decir como Tyler Durden en “El Club de la Lucha” que soy la conciencia perdida de la afición, pero no, ni siquiera soy su jodido hígado maltrecho. Soy un generado despojo de aficionado.

 

 

 

“El Atlético de Madrid es lo mejor que me ha pasado en la vida”, Chinasky dixit.

 

“Éste Atlético de Madrid es lo peor que me ha pasado en la vida”, la conciencia desposeída y vacía de un despojo de aficionado dixit. Despliego mi alma y no encuentro nada. Me refugio en tus despojos pútridos.

 

Antes era distinto, tenía un “por qué”, mis “por qués” se quedan vacíos. Recuerdos...

 

Tenía 8 años, la camiseta del Atleti era la mejor visión que un niño de 8 años podía tener en la vida. Todos admiraban esa despreciable camiseta fulera, blanca de engaño, blanca de poder, blanca de vomito. La mía no. La mía era rojiblanca y brillaba con luz propia, resplandeciente sobe el verde césped del Calderón. Cuánto orgullo al verla, cuánta lucha. Los otros niños de blanco la ridiculizaban. Se les da dos hostias. En el fondo siempre la envidiaron.

 

Tengo 15 años. Sigo esperando. El título llegará algún día. Mi orgullo sigue intacto. Sigo peleando. Dos hostias más al fulero de la esquina. Nunca debió meterse con la rojiblanca. Escapo de casa para ver otro partido más. Nos bañamos en la Cibeles (sí, mancillamos por primera vez esa puta Diosa de las Torres de la Especulación Humana). Acabamos de ganar a los vascos de Bilbao. Nuestra estrella se larga. Nos ha vendido por blanco de oro y olor a podredumbre, fétida pestilencia. No importa, nuestro orgullo sigue intacto, dos hostias más.

 

Tengo 18 años. El título sigue sin llegar. Llega un tipo gordo y baboso. No importa trae de la mano a un portugués que nos la pone dura. Es campeón de Europa, melenudo y parece que va a sodomizar a todo lo que huela a blanco. Nuestro orgullo crece. Dos hostias más.

 

Por el camino dejo mil lágrimas. Mi estómago se quedó en Zaragoza, mi corazón en Lyon. Las lágrimas cicatrizan mis ojos. Mis ojos rojos alimentan mi orgullo. Mis puños se cierran sobre mí. Mis uñas desangran mis manos. Dos hostias más.

 

No vienen los títulos. ¿Qué pasa? No importa seguimos animando. Ya llegarán. Nos hacemos mirar el orgullo y va creciendo a golpe de tiffo y de garganta. Ya llegarán. Tengo algunos años más. Ganamos un título a un equipo de mierda. Nuestro orgullo crece. Los fuleros siguen perdiendo copas de Europa. Es suficiente. Dos hostias más.

 

Una año después tengo una año más. Otro título. Éste es importante. Dispara el orgullo. Soy el orgullo henchido de un hincha rojiblanco. Hemos ganado 0-2 a los fuleros en su feudo. El melenudo portugués y un ex-mercenario de sus huestes marcan los goles. Mi jodido hígado no puede más. El corazón aguanta. Soy el corazón alegre de la afición. El gordo sigue. Habría que echarle. Apesta ése cabrón.

 

Las lágrimas ya se han secado. Jamás ya nunca caminaremos sobre Wembley cantando el “You'll never walk alone”. Estoy jodido. Van a caminar unos putos lecheros de una puta ciudad italiana. Quiero mandarlo todo a tomar por culo. Soy el hígado destrozado de la afición. El orgullo me lo impide. Puto orgullo. Seguimos teniendo intacto nuestro orgullo rojiblanco. Ese puto gordo debería marcharse ya.

 

Tengo ya 26 años. Hemos caminado por el desierto. Hemos cantado nuestra canción. Nos hemos dejado el alma en la carretera y sobre el asfalto ya no queda pasión. Soy la garganta afónica de la afición. Cantar, llorar, sufrir… Por un orgullo, por una pasión.

  Por fin llega el momento. Lo dice mi estómago. Soy el estómago inundado de la afición. Soy la garganta rota de una pasión. Tenemos un doblete. Al fin llegaron los títulos, toda una vida esperando. ¿No os lo dije? Llegarían. Soy la vida desgastada de una afición. El orgullo está más alto que nunca. Soy el brazo petreo de Neptuno. Soy las manos de Vizcaino. Soy el orgullo de la afición. Más lágrimas cayeron, pero éstas son de emoción. Nadie se acuerda del Gordo. Debería marcharse pese a todo ese cabrón.   Malos tiempos para la lírica. Soy el cerebro olvidado de una afición. Tonteamos, coqueteamos, jugamos con el descenso. Descendemos. Soy el corazón roto de una afición. No puede pasar ni un segundo más. El Gordo debe desaparecer. Comienza la lucha. Soy la lucha perdida de una afición.   Tengo 33 años. Llevo cuatro luchando. Los dos últimos me han destrozado. Hemos hecho cosas, muchas cosas. Viajamos, protestamos. Visitamos huertos de fútbol y campos de cebollas, ni siquiera plantaría patatas. El rojiblanco ya no brilla igual sobre la arena de esos campos. Ya ni siquiera es rojiblanco. Soy la vergüenza hundida de la afición. El orgullo prevalence, pero ¿dónde coño está?  

Conozco otra gente. Subimos. Recuperamos parte del orgullo perdido. He vivido en el Fondo Sur del Calderón durante los últimos 20 añ

Posted: may 30 2003, 12:00 por SDHEditor
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