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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Carta al okupa (10/07/2003)

Muy señor mío:

Cuando hace ya demasiado tiempo, 17 años creo, su oronda persona se hizo con las riendas de mi sentimiento futbolístico, intenté hacerle a usted un hueco en mi corazón. Lo intenté porque, al fin y al cabo, usted era la cabeza visible de mi atleti, y eso significaba mucho para mí.



A veces hacía la vista gorda a sus ordinarieces, y queriendole querer las intentaba justificar diciendo que usted decía lo que otros no se atrevían. Luego tenía que recogerme a solas con mi conciencia para purgar en privado el pecado de dar la cara en público por usted.

Pero es que usted había sido elegido por mis compañeros de sentimiento atlético para dirigir el club, y eso me obligaba a hacer un esfuerzo para hacerle un huequecillo en mi corazón. Me sentía en la obligación de defenderle cuando su zafia orondez hacia que me sonrojara con cualquier chabacanería suya. Es así pero es majo; es basto pero es sincero; es maleducado pero noble... Yo que se la de mentiras que salieron por mi boca para justificarle. Créame señor okupa, hice lo posible y lo imposible por defenderle ante quien se me cruzara en el camino, en la creencia de que con ello defendía a mi atleti.

Yo no le había votado, pero mis compañeros de sentimiento no podían estar equivocados, usted había barrido en las elecciones. Es verdad que nada mas llegar al poder echó del club a toda la oposición, pero seguro que llevaba razón y que querían perjudicarle y con ello perjudicar al atleti. Yo tenía que quererle porque era usted mi presidente

Es verdad que nos subió los abonos a cantidades impensables y que dijo que los atleticos de corazón teníamos que hacer ese esfuerzo. Ví como mi zona se desertizaba de abonados que no podían pagar la escandolasa cifra con la que usted había tasado los abonos del sector. Unos malos atléticos, unos atléticos de boquilla. Yo debía seguir queriendole a usted, porque era mi presidente y tenía que hacerle un sitio en mi corazón. Si alguien criticaba su oronda corpulencia sin duda era por un resentimiento vikingo inconfesable.

Mi corazón tenía que dejar ese huequecito para usted: había que defenderle y ponerle de estandarte en nuestro sentimiento atletico. Cantariamos el y tal y tal y tal en los partidos del atleti para que usted viera que le queriamos. Ya se que a veces usted se desmadraba en exceso y nos llamaba cornudos ("que metan ellos los goles con los cuernos") u otras lindezas, pero lo hacia con la sana intención de estimular nuestro sentimiento atletico, como cualquier padre hace con sus hijos. Yo tenía que quererle.

Han pasado los años, demasiados, mi esfuerzo y el de mis compañeros de sentimiento, por reservarle ese pequeño espacio en el corazón me ha extenuado. No puedo más, lo siento. Créame que lo he intentado con todas mis fuerzas.

Solo le pido una cosa, corresponda con el esfuerzo hecho en estos 17 años. Corresponda al cariño que le hemos dado (con o sin convencimiento de que ese cariño era merecido), sea usted agradecido y devuelvanos el esfuerzo. Por ese amor imposible de fructificar. Quieranos usted un poco y váyase. Quizá así ese trocito de corazón en el que intenté colocarle, quede reservado para su persona con un sentimiento de que, en verdad, usted ha querido algo al atleti y a los atléticos.

Atentamente se lo pido en Guadalajara a 9 de julio de 2003

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