AL FUTURO (QUIEN SEA) PRESIDENTE DEL ATLETICO DE MADRID (11/07/2003)
Los pilares sobre los que descansa un equipo de fútbol son: Historial, jugadores, cantera y afición.
El club será más o menos importante dependiendo de esos parámetros.
El Historial le confiere queramos o no un prestigio. (¡Que lástima que por treinta segundos no hayamos podido formar parte de los ganadores de la Copa de Europa!). El nuestro está ahí y aunque es inamovible, el mundo futbolístico hablaba con respeto de él, hasta que llegó el Sr. Gil y nos hundió en la miseria. Es momento de reverdecerlo si no queremos caer en el olvido de los aficionados de todo el mundo y subir peldaños en la clasificación mundial de equipos, donde ahora estamos hundidos.
Hay que acertar en formar un cuadro de jugadores que, como mínimo, responda al estilo de juego que se quiera desarrollar. ¿Queremos aplicar nuestro tradicional juego de presión y contraataque?. Fichemos (por supuesto todo alrededor de Torres) jugadores fuertes y presionantes para el centro del campo, y jugadores rápidos para el contraataque. Sería un fracaso, por ejemplo, si dentro de ese esquema se “mete” a un cerebro lento física y mentalmente como pivote, porque nos lo ofrecen (también por ejemplo) a muy buen precio. En la última década han desfilado por el Ahleti una amalgama de jugadores de los más diferentes estilos (en general malos jugadores): Rodax, Losada, Moacir, Prodan, Ferreira, Orejuela, Pedro, Maguy, Trén Valencia, De la Sagra, Santi (excepto el primer año)… De esta forma es imposible dotar al equipo de un estilo de juego definido y contínuo.
Sin saber ni cómo ni por qué, resulta que tenemos la mejor cantera de España: ¡Como destacan los niños!. Tal como están las cosas desde el punto de vista económico, hay que tirar de ella. Hay que mimarlos y motivarlos, para que estén a gusto con la camiseta rojiblanca y desechen cantos de sirena de los miserables equipos poderosos, que entran en nido ajeno a robar los polluelos.
Y ahora llegamos al punto de máxima importancia para cualquier equipo: La AFICION. Los rojiblancos quieran o no quieran (yo lo veo por el entorno que me muevo), en el fondo somos envidiados, mejor diré admirados, por el resto de aficionados. Por nuestra constancia contra viento y marea ante presidentes impresentables y ante frecuentes fracasos deportivos. Sucede que para ser Atlético hay que ser, antes de elegir equipo, persona generosa, valiente, nada triunfalista, insumisos, con mayores deseos de estar al lado de los débiles que de los triunfadores, respondiendo más o menos a un ánimo de ayuda. En definitiva que no pasamos desapercibidas por nuestra personalidad donde quiera que estemos. Personas a las que repele la miserable sumisión de los poderes fácticos hacia los equipos considerados superiores. Pero ¿qué mérito tiene esos aficionados que presentan como propios los triunfos deportivos de sus equipos, basados muchas veces en situaciones de partida injustas o ilegales?. ¿Es que, por ejemplo, si el Madrid no hubiera tenido de siempre (a parte de buenos equipos) ayudas arbitrales (yo las ví y tengo un video de varias temporadas que los demuestra), o ayudas de los poderes públicos en temas urbanísticos ilegales (las Torres, la Ciudad Deportiva, créditos a fondos perdidos, etec, etc), hubiera podido hacer frente a los gastos con los ingresos procedentes de los socios o de la televisión?. ¿Por qué coño, esa manía y deseo ferviente de los altos poderes para que siempre gane el Madrid?.
Ante todo eso: los Atléticos en rebelión. Con personas como nosotros se puede ir a cualquier lado, Sr. Futuro Presidente.
No se olvide de eso y no quiera torearnos como ha hecho, yo creo que desde el principio, el Sr. Gil.
Sr. Gil: Si es verdad que quiere al Ahleti y su conciencia es honrada en este caso: ¿No llora en el alma por la situación en la nos ha metido?. Yo pediría perdón y marcharía con el corazón roto. Aunque ello respondiera a una persecución política, también usted sería el culpable.
Ah! Y por supuesto dénos opción a los aficionados para adquirir acciones y no haga lo que hizo el señor ya citado. (Yo lo intenté por activa y pasiva y me toreó).
Queremos un equipo normalizado. Queremos disfrutar de nuestro equipo, aunque no ganemos la Copa de Europa. Preferimos estar en el ostracismo que destacar por temas extradeportivos ajenos al fútbol y tener (aunque mentalmente seamos fuertes) que avergonzarnos: Falta de Etica, acciones de pillería, falta de elegancia, de generosidad (¿por qué cuando se producen catástrofes, por ejemplo, el equipo no se ofrece para ayudar a paliar las desgracias, como hace extraordinariamente el Madrid?)…
CASO FERNANDO TORRES: NO SE VENDE y todo el entramado del equipo debe girar en torno a él. No lo vendamos, puesto que será pan para hoy y hambre para mañana. ¿Es que no sabemos que los dineros no duran nada y Van Baasten, digo Fernando, nos puede durar diez o doce años más?. También hay que mimarle y etc, etc, … lo mismo que expresé sobre los nenes de la cantera. El pobre hombre habrá sufrido lo suyo este año, cuando tenía que partirse el alma y el cuerpo con dos expertos centrales, sin ayuda de nadie. (Por ese motivo se desesperaba y perdía los papeles, siendo sancionado en muchas ocasiones). Ofrezcámosle un grupo de jugadores que jueguen para él… y disfrutemos de sus excelencias.
Sr. Futuro Presidente:
Me gustaría un equipo nuevo de gestores con nuevas ideas y con mucho más respeto por los abonados y la afición. Con una idea de futuro que no dependa de los vaivenes del marcador de cada domingo, sino que vaya más allá. Unos dirigentes que no intenten salvar su propio pellejo sacrificando a los técnicos y jugadores cuando las cosas van mal.
Me gustaría que tuviéramos una estructura de club mucho más profesional sin tanto arribista metido a dirigente. Un club con una cantera mejor aprovechada y dirigida a crear futbolistas para el primer equipo y no para vender chavales del filial sin ton ni son y traer a medianías del fútbol. Una idea de equipo, de estilo de juego, de ideales y de objetivos claros.
Me gustaría una afición unida que salga de este aletargamiento mayoritario que nos lleva a ser simples asistentes a un espec