A pesar de los nubarrones (04/10/2003)
Esta mañana, como todas, he vuelto a levantar la mirada al cielo esperando encontrar un rayo de luz que calentara, que levantara mi ánimo, que ayudara a mirar con mayor optimismo lo que queda día. Sin embargo, una vez más he visto el cielo encapotado, una masa de nubes que no dejan ver más allá, que no me permite observar ese azul esperanzador. La apatía se cierne sobre mí y no encuentro ningún motivo que me ayude a alejarla de mis alrededores.
En estas circunstancias, esta tarde de nuevo bajaré al bar a ver a mi Atleti, bajaré prácticamente derrotado consciente de que esas nubes pueden descargar lluvia en cualquier momento. Observaré a los de siempre situados a mi espalda acompañando cada jugada de comentarios que van desde el paternalismo al insulto, de la falsa humildad a la agresividad más recalcitrante. Y será ese el momento, como siempre, en el que despierte, en el que la sangre hierva en mis venas, en el que de nuevo me sienta parte de algo que merece la pena ser defendido.
Y es que hace años que me picó un insecto que introdujo un veneno en mi sangre que no me permite caer derrotado, que no me deja rendirme. Triste es estar en esta situación, en la de reaccionar solo cuando me siento en peligro, cuando siento que están atacando algo sagrado para mí. Pero de igual manera, esperanzador me parece saber que nunca voy a perder ese hilo de vida, "esa extraña conexión" que me une a cientos de miles de personas, esa rabia que no me permite callar ante la prepotencia.
Además, buena parte de la culpa de este bajo estado de ánimo la tiene la propia idiosincrasia de mi querido Atleti. No puedo, por más que lo intento, ser humilde. Para mi no es compatible sentir los colores de un GRANDE y ser humilde. Ni el pasado año ni este aspiramos a volver a nuestro sitio, pero de lo que no tengo duda es de que nosotros tenemos un sitio que ahora no estamos ocupando. Siento la obligación de mirar hacia arriba, lo que supone una fuerte contradicción cuando estas bastante abajo.
Son estos momentos difíciles (ya llevamos varios años), pero hay dos cosas de las que no dudo. Primero, que sigo siendo tan del Atleti, o más, como hace 28 años. Segunda, que llegará el día en el que los colores rojiblancos retornen al sitio que por historia se ha ganado. Ese día el cielo se abrirá y un rayo de luz volverá a calentar nuestros corazones rojiblancos.
Hoy más que nunca, FORZA ATLETI.
Saludos
Iván