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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Mamá, he estado en Vigo (15/12/2003)

Pues sí. Aunque de un tiempo a esta parte ando un poco escaso de fe rojiblanca y este año apenas he seguido al equipo en los desplazamientos, al recibir la llamada de un viejo compinche vigués, quien me invitaba a sazonar a la gallega un par de nécoras y a ver el partidito en vivo, no me lo pensé más de tres veces y para allá que me fui. El equipaje, liviano: un billete de tren, una maleta con lo justo, y mi cartón de tabaco (hace tiempo alguien relató por aquí, al hablar de supersticiones, una preciosa anécdota en la que nos decía que lo que siempre hacía los días de partido era ponerse una vieja y raída bufanda que le había tejido su abuela. Mi caso es bastante más prosaico: los días de partido nunca compro tabaco, y no visto nada rojo, lo que siendo del atleti entendereis que es un importante inconveniente. Y lo llamo inconveniente, por no llamarlo gilipollez, que es lo que parece). Pues bien, a las 9 y media, y con el vigor que le dan a uno dos botellas de albariño, la falta de sueño y el amor por el deporte rey, me apresté a disfrutar con la performance de mi equipo del alma. 

 


Lo primero que me llama la atención es que el Celta salta al terreno de juego y pese a su reciente e histórica victoria en San Siro es recibido con una frialdad la mar de interesante y apenas media entrada. Debe ser que no lo he soñado, que aún hay campos en los que los paganinis exigen ver un espectáculo de primera antes de ponerse a aplaudir como monos. Aunque los habrá que defiendan que eso mismo es lo que nos diferencia a nosotros de bla bla bla... Pero ese es otro tema, a lo que íba: recién comenzado el partido, y viendo la disposición de los equipos sobre el terreno de juego, lo primero en lo que reparé es en que nuestro posicionamiento, de nuevo, es de una perfección geométrica envidiable. 4-1-4-1, lo que si contamos a Burgos queda en un perfecto y circular 1-4-1-4-1, la perfección de lo capicúa, el misterio de los palimsestos, la proporción aurea del Stonehenge... lo que tras unos minutillos de mucho tiqui-tiqui, que diría Clemente, y nula verticalidad, se encargó de hacer saltar por los aires el bueno de Jesuli, quien se mea en los dibujos perfectos y de paso da una lección de picaresca y fútbol inteligente (aprende, Jorge), de cómo se han de buscar los espacios libres que quedan entre defensas y centrocampistas, y de cómo sacar los colores a laterales del pleistoceno como el tal Sergi. Si llega a estar Mostovoi, con ese planteamiento, eso bien podría haber sido una masacre. Menos mal. Y aunque para mi sorpresa y alegría nos adelantamos por medio de Simeone, quien demuestra que hay cosas que no se olvidan (lo de buscarse las habas en el area contraria), y otras que no se aprenden (lo de evitar que los demás se las busquen en la propia), el equipo en poco tiempo se acaba deshaciendo como un azucarillo, y toda su perfecta geometría se acaba yendo, cómo decirlo, a tomar por culo, con un centro del campo blandengue hasta la desesperación (robaron algún balón Jorge, Rodrigo, Novo o Ibagaza?), una defensa de chiste, sin bandas, y un delantero desactivado por el entramado preparado por Lotina y las patadas del jornalero Cáceres, un profesional de esto. Lo del gol del empate (visteis a Sergi esconderse detrás de su compañero de barrera? un crack), y luego el segundo (toda una obra de arte de nuestra defensa, en la que participan todos, y a cual de forma más desafortunada), no creo que le sorprendiese a nadie. 

En el descanso mi colega me dice “verás como ahora va este y saca a Movilla”, ante lo que los dos nos descojonamos a la que vamos a los espantosos aseos de Balaídos a, esto, mear, y justo al volver veo a Sergi despertar durante unos segundos para ponerle un balón de oro a Torres quien está a punto de marcar un golazo, otro. Este chico hasta en sus peores días demuestra que tiene magia, baste ver que ante cada arrancada suya los lugareños se miran y ponen cara de asombro, y los defensas se le tiran al cuello. Señal inequívoca de que hay futbolista. De ahí al final, casi nada (no os parece que nos vendría bien tener algún delantero más en plantilla? Y no, no acepto Javi Moreno como animal de compañía...). Durante más de media hora, ni una sóla ocasión clara, y más de una vez me sorprendí a mí mismo haciendo “así” con el dedo gordo, como para cambiar de canal, vaya coñazo de partido. Y ahí estaba yo, a lo mío (¿tendrá Ibagaza el mismo dietista que David Bustamante?, ¿es Vagner una versión en peor de Emerson?), seguro de que aquello no lo arreglaba más que una aparición divina... aparición que para darle la razón a Otus en eso que dice de que Manzano va bien de suerte se produce, en forma de Nuestra Señora de Lecqui, a través del método sombrero-volea-golazo. De esos goles que si lo mete uno del Murcia estarían toda la semana con la cantinela esa de "si eso lo mete Ronaldo...".

Y de ahí al final, se acabó, punto pelota, porque al Celta ya no le quedaba fuelle ni a los nuestros ganas, cosa nada sorprendente visto lo visto. Y, hala, a casa de vuelta con un puntito, que como decía Ivic “importante cosa sumar punto”. Yo de Vigo me traigo dos cositas (bueno, tres, pero la otra no os la cuento): primero, que sigo sin ver a este equipo entre los seis primeros al final de temporada. Y lo segundo, que qué suerte tenemos de tener portero en vez de a los cada día más patéticos Toni y Esteban.

 

Posted: dic 15 2003, 12:00 por SDHEditor
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