Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

Recursos Sindicaciones

Rufianes (11/01/2004)

Tras el escándalo de Leganés, vuelve a estar en boca de todos el tema de la propiedad de los clubes de fútbol y el aterrizaje en los mismos de personajes como el argentino que acaba de protagonizar dicho escándalo. Fresco está aún el caso de Piterman en Santander. Y qué decir del que ya forma parte del paisaje deportivo, social y judicial español, nuestro inefable Gregorio Jesús Gil y Gil.

 

Cuando en plena efervescencia del pragmatismo socialdemócrata en nuestro país, el tecnócrata Gómez Navarro tuvo la brillante idea de entregar las riendas del fútbol profesional al capital, pensando, conforme al dogma liberal, que era el único modo de introducir responsabilidad en el irresponsable mundo del deporte profesional de elite, olvidó algo que muy comúnmente olvidan este tipo de mentes brillantes: que a lo peor el fútbol no era un negocio al uso, y que, por tanto, lo que vale para ordenar de un modo u otro los asuntos movidos por el interés mercantil común, igual tenía algún que otro agujero negro para el caso que nos ocupa.

¿Qué ha movido casi siempre a la gente a convertirse en dirigente de clubes de fútbol de elite? El prestigio o renombre que puede proporcionar esa especie de hoguera de las vanidades que es el fútbol profesional. Todos podemos citar, a buen seguro, más de dos o tres nombres de dirigentes deportivos que al pasar a serlo crecieron varios palmos en su estatura social -y algunos incluso física-. Y muchos más de dos o tres podríamos recordar que, movidos por ese afán de protagonismo, dejaron a sus clubes hechos unos auténticos zorros, a base de incompetencia, amiguismo y de despilfarrar dinero para ver convertido al 'club de sus amores' en un equipo triunfador -para así alcanzar el máximo renombre.

Pero antes, a este tipo de personajes, los aficionados como nosotros siempre nos quedaba la posibilidad de darles una patada en el trasero, aunque fuera muchas veces sólo para poner a otro que viniera a liquidar los descarnados despojos dejados por el anterior.

Hoy, en cambio, son propietarios -o eso dicen-. Amparados en los derechos que les da su propiedad, mucho más firmes y súper protegidos legalmente que los derivados de una elección política por una masa social, estos dirigentes son ahora prácticamente inamovibles. Intentar removerlos es tarea propia de titanes, por lo que asistimos, entre impasibles e impotentes, al espectáculo, entre lo grotesco y lo dantesco, de cómo muchos de ellos ponen al borde del precipicio sociedades centenarias, que han sido motivo central para muchas vidas humanas, además de santo y seña de ciudades y hasta regiones enteras.

Olvidaron Gómez Navarro y compañía, también, o no quisieron recordar, que puestas de espaldas a mercados realmente abiertos, y confiando su control a meras auditorías y a un organismo tan inerte como la una LFP, las sociedades anónimas son auténticas cajas negras. Y ya se sabe que de noche todos los gatos son pardos. Pardos como el argentino del Leganés, el ucraniano del Santander, o pardísimos como nuestro inefable Gregorio Jesús Gil y Gil, con quien, por cierto, hicieron la vista gorda para permitir que se convirtiera en dueño y señor de nuestro Aleti.

Claro, que tuvieron buen cuidado de poner a salvo de este nuevo y diabólico mecanismo a aquellos que eran más que simples equipos. En primer lugar, al que ha sido símbolo y marca de la identidad nacional (dicen), y para no crear molestos agravios comparativos a quienes lo eran de las llamadas nacionalidades históricas. ¿Que ello podía crear desventajas competitivas difícilmente justificables desde un punto de vista legal y moral? Bueno, ¿y qué? Como políticamente era más que conveniente necesario, pues se hizo. Y aquí paz y después gloria. O sea, para mayor gloria de los muy gloriosos equipos nacionales (españoles, catalanes o vascos).

Por todo ello, cuando leo estos días acerca de la chapuza del Leganés, y veo el papelón que ha tenido en ella la LFP -Pilatos era un justo y moralizante guardián del orden a su lado-, cuando oigo en una emisora de radio de la ciudad donde vivo, el resultado de una encuesta para conocer la opinión de los seguidores del equipo local -el Sporting de Gijón- acerca de la posible compra del club por el inefable Piterman, o más aún cuando leo en este mismo foro mensajes suspirando por un Abramovich para el Aleti, me digo para mí -y ahora digo para todos- dos cosas: malditos sean los que, en su frenesí tecnoliberal, dieron patente de corso a estos rufianes, y además es falso eso de que puedes engañar a alguno mucho tiempo o a muchos algún tiempo, pero no a muchos mucho tiempo. ¿Cómo si no explicar que estemos dispuestos a seguir abriendo de par en par las puertas de nuestras casas a rufianes de este calado, cuando los hemos visto desvalijar no ya las casas de nuestros vecinos, sino la nuestra propia?

Posted: ene 11 2004, 12:00 por SDHEditor
Archivado en:

Comentarios

Aún no ha hecho nadie ningún comentario. Escribe alguno y sé el primero :P