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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Madrid Olímpico 2012 Día de fiesta lalala (27/05/2004)

Me dirigía caminando de manera tímida y temerosa hacía el Calderón. Había oído decir que ya no existía. Yo no me lo terminé de creer. Mis colegas siempre con sus coñas. Y después de lo del accidente, qué cabrones, en vez de remitir y comparecerse de mis huesos, los hijos de puta cada vez se choteaban más. Nunca terminaré de agradecérselo, odio a los que se compadecen por autocomplacencia y equivocada piedad cristiana. Puta mierda de piedad cristiana.

Después de despertar era el primer día que salía a la calle y, por supuesto, me dirigí al Calderón. Los médicos me aconsejaron que mejor diera un paseo por las cercanías de mi barrio y luego más adelante fuera progresando hacía lugares más lejanos. Pero con la terca obstinación que me caracteriza me negué en redondo. Qué cojones, después de tres años de no existir (qué placer tan inconmensurable, la mejor siesta de mi jodida vida), tenía que ir al Calderón.

 

Hoy es 4 de octubre de 2007 y hace un frío de pelotas. Tan bien es cierto que estoy destemplado. Llevo años sin pisar la puta calle. Me subo el cuello de la chupa hasta las orejas y giro por la bocacalle que da al boulevard. Pienso que tal vez sea el de los sueños rotos, pero sigo sin dar crédito a mis colegas.

 

Recuerdo aquél día que entré por primera vez. Joder, qué verde era la hierba. Era la hierba más verde que he visto en mi puta vida. Luego me he fumado muchas, pero ninguna como aquel jodido y hermoso césped del Calderón resplandeciente por las luminarias al anochecer. Ese gris mortecino, como de monumento antiguo. Yo allí, caminando de la mano de mi abuelo. Más feliz que un ocho. Joder sí, era el puto niño más feliz del mundo. Y allí saltaron el Barca y el Atleti. Y a mi hermano, el fulero, que también había venido, le importaba un huevo. El recorría la grada buscando chapas (en aquella época todavía había chapas en los estadios, ahora sólo quedan chaperos), y mi abuelo le gritaba que volviera. Yo también gritaba: “Atleti!!! Atleti!!!!” en una comunión perfecta con miles de personas que no había visto en mi puta vida pero que amaban la rojiblanca. Lo primero que pensé es que alto era todo. Había entrado por lateral casi al lado del Fondo Norte, segundo anfiteatro. La hostia. Se veían pequeños, pero se veían de puta madre, como muñecos de sub-buteo de un tarro de Cola-Cao. “Atleti!!!! Atleti!!!” no podía dejar de gritarlo. Qué alegría joder, pocas veces he sentido nada igual.

 

Ya me quedaba poco para llegar, el frío me helaba la sangre y las pelotas. Joder qué pronto ha llegado el invierno este año, pensé. Doble la esquina. Desde aquí ya debía divisar la visera principal de tribuna, pero no veía una puta mierda. Había niebla y además los tres años de siesta clínica no me habían dejado muy para allá la vista. Pensé que entre unas cosas y otras y los putos edificios y grúas que inundaban el paisaje, pues eso, que no lo podía ver. Seguí avanzando. Recordé entre nebulosas infantiles aquella final de Interconental. Apenas recuerdo.

 

Algo me golpeó el corazón al verme llorando en el Fondo Sur el día del doblete. Abrazado a un colega medio drogado que no conocía de nada; volví a ser aquel niño feliz que se agarraba a su abuelo y gritaba Atleti!!!, Atleti!!!. No fue el único día que lloré. Recuerdo aquel puto día en el que derrumbado en el frío cemento del Calderón, lloré sin lágrimas, seco de rabia aquella derrota contra las huestes de Asprillia que nos privó de la final de Wembley. Aquel chapuzón memorable un día de histórica remontada al Betis (Arteche mete gol, Arteche mete gol….). Las carreras por la grada, las primeras hacía la valla del Fondo y las de día de Derby sin protección. Todos los derbys vividos. Las alegrías sin igual en la victoria y los atracos a la desesperada. Ese tres cero en el descanso, Baltasar inconmensurable, y a tomar por culo, gol en el último minuto, en una puta mierda de falta que sólo el carnudo de turno vio. El 3 a 0 al Manchester, grande Paulo, grande. Esa Champion que se escapó tras los zapatazos de un argentino fulero y fallón y una lentilla atolondrada. Todo eso es mi vida, y todo eso lo viví en el Calderón. Ja, como coño iban a derribarlo. Mis colegas son las polla, qué cosas tienen. Me voy a cagar en su puta…

 

Por fin giré a la altura de Pontones, bajé discretamente la calle que desemboca en el Parador, y allí estaba, allí estaba… una planicie de barro y hormigón. Alambradas, grúas, ladrillo y más hormigón. “GILMAR construye”, rezaba un enorme cartelón. Allí estaba el NO-CALDERÓN.

 

Clavé mis rodillas en tierra y lloré, como aquél niño que una vez lloró por la rojiblanca. Como aquél adolescente que lloró por una final nunca vivida en Wembley. Como aquél joven que lloró por un título de liga siempre ansiado. Como aquél tío que lloró abrazado a un camarada un día de Centenario, al calor de un trapo rojiblanco. El viento jugueteando trajo hasta mis rodillas un trozo de periódico ajado. En el podía vislumbrar una foto húmeda en la que podía ver claramente a Gallardón, Cara Torcida y al Guindo-Man. De fondo un estadio frío de hormigón y aluminio, y un trozo de rojizo tartán. “Inauguran la Peineta. El resultado no acompañó a la fiesta: 0-5”. Me reí para mis adentros… “día de fiesta, los chicos y chicas… la la la”. Seguí leyendo, entre la humedad de los ojos, y las motas de barro:

 

 “El 3 de Septiembre de 2007 se inauguró el estadio Jesús Gil Arena. El Club Madrid Olímpico 2012, al igual que antiguamente le ocurriera al antiguo pupas, también conocido como Atlético de Madrid, no pudo sacar adelante un partido por auténtica mala suerte. Su entrenador, Sr. Manzano, en el que fue su debut tras su retorno al club, maldecía la mala suerte sufrida por su equipo, pese al 0-5 y comentaba que el fútbol les debía algo. (Unos panchitos y unas cañas).  El presidente vitalicio Guindo-Man tuvo una palabras de recuerdo para su querido amigo Bola-Man y dijo que eso era sólo posible gracias a su herencia. Unos 10.000 voluntariosos y entregados aficionados aplaudieron a rabiar los goles del equipo contrario. Por algo son la mejor afición del mundo. Así rezaba además una pancarta que desplegaron a la salida del equipo al terreno de juego: “Afición. Semos los mejores”. Destacaron sobre todo Patxi fichado recientemente del Conquense, García Pedrón, última incorporación del Robledo de Chavela y el mega crack internacional Quesito-Sinsalsa, una joven promesa de 7 años fichada del NewZeland United, club vivero del Madrid Olímpico 2012.”

Posted: may 27 2004, 12:00 por SDHEditor
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