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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Molina y la canción de la selección (12/06/2004)

Otra vez, como cada dos años, la selección española va a jugar un campeonato internacional. Y de nuevo, los chicos de la prensa, el seleccionador, los jugadores, los españoles en general y hasta el mismo presidente del gobierno, cumplen con el rito, desempeñan el mismo papel que dos, cuatro, seis, ocho, diez o doce años atrás. La historia se repite. Una vez más salen cinco borregos cantando n ana s sin letra en los anuncios para que Casillas se duerma. Casillas responde con un almohadillazo a los aficionados.

 


La prensa corea el mismo estribillo de siempre y glosa la calidad de los jugadores españoles. Casillas, Raúl o el mismo Salgado y anteriormente Rincón, Juanito, Santill ana , Maceda, Pirri, Amancio o el mismo Di Stefano están/estaban entre los mejores jugadores del mundo en su puesto. Si no reciben/recibieron el balón de oro se debe a los turbios manejos de las multinacionales y la prensa internacional. Resulta pues uno de los enigmas más grandes de la historia de la humanidad que este gran plantel deportivo y humano no se haya alzado con la Copa. ¿Cómo es eso posible? La mala suerte, la falta de fe y (atención) los arbitrajes han impedido secularmente el triunfo de España. Somos los favoritos desde siempre y hasta la próxima derrota. Esa es nuestra eterna cantinela.

 

El seleccionador, pobrecillo, también conoce la melodía del fútbol español y baila al ritmo que le tocan. Eso quiere decir que sabe quién tiene que jugar para que las críticas no vayan hacia él. Y como (por norma general) es un cobarde y un estómago agradecido, convoca en el estribillo de su alineación a todos los madridistas que jueguen en la Cueva de Alí Babá de titulares y les abre el sésamo de la titularidad para que roben el protagonismo de jugadores más meritorios. Es imposible que un jugador madridista y titular de cualquier nivel y condición no vaya a la selección y si no que se lo pregunten a Miguel Ángel, Goyo Benito, Roberto Martínez, San José, Gallego, Santill ana , Butragueño o más curiosamente a Iván Campo, Borja o Rubén Bravo. Ellos han escrito la historia de nuestro entorchado nacional con letras de oro. Los máximos goleadores, los partidos memorables, el cabezazo de Maceda, el botellazo de Juanito, los cincuenta mil goles de Butragueño a Dinamarca. ¡Qué hazañas bélicas, amigos! Es casi imposible que el seleccionador de turno los convoque y luego no acaben de titulares. Ya se encargarán los chicos de la prensa de culpar del primer empate al jugador que está ocupando el puesto del bandido blanco y decir que ha desafinado o que ha hecho una cantada. Eso se lo pueden preguntar a Molina, a Leal, a Tristán o a Manolo. El gallo o chivo expiatorio es siempre el mismo. El siguiente partido a una derrota o un empate, indefectiblemente, la selección encubre a más madridistas. Los sacrificados, (nadie sabe por qué ley pagan el pato), suelen ser los rojiblancos.

 

Esa política musical del seleccionador impide el triunfo de la selección, es un tapón para la progresión, la proyección, la confianza y el valor económico de otros jugadores y equipos que, vaya por Dios, no son miembros de la banda blanca. Así, jugadores como Torres, Valerón, Tristán, Molina, Cañizares, Manolo, Salva, Rubén Cano, Gárate, Leal, Rubio, Reyes y un largo etcétera tienen que aceptar su papel segundón y dar gracias al cielo por ser convocados y calentar el banquillo de los verdaderamente elegidos. Mejor para todos. Así no cantarán. Pero, como son bastante necios o conocen suficientemente el fútbol español no sólo no cantan, sino que callan y otorgan. A los ajenos a la casa blanca no se les permite ni un fallo. Arconada, Cardeñosa, Eloy, Salinas, Molina recuerdan esta canción muy bien. Un simple fallo les llevó a abandonar la selección. Menos mal que Raúl, el más listo de la clase, no falla nunca un penalti. Menos mal que Michel no aparta nunca la cabeza. Menos mal que Casillas contra Corea no se paró ni un solo penalti. Menos mal que el seleccionador sigue confiando en ellos y de nuevo volvieron una y otra vez hasta que se retiraron.

 

Mientras tanto, la afición no canta. Está muda. La afición se compone por madridistas de corazón. Es imposible pedirle al vikingo más inteligente que se sepa una canción y mucho menos que se sepa el himno de un equipo que viaja de derrota en derrota. La derrota y los cánticos no están hechos para ellos. El madridista se identifica con la selección en la medida en que juegan sus jugadores. Cuando esto no es así, automáticamente, la selección no está en el corazón de todos los españoles, la selección es motivo de polémica y división y es hasta deseable que algunos muñecos parlantes de la cadena Ser o de otra cualquiera manifiesten públicamente su patriotismo deseando la derrota del equipo de Javier Clemente en EEUU (por cierto el mejor mundial disputado por una selección española y con la mejor actuación de un jugador español en un Mundial, Caminero, casualmente del Aleti).

 

Ahora vuelve a ser igual. Jugarán todos los madridistas. España jugará con uno menos (Raúl está físicamente muy mal), con un portero que ha demostrado lo bien que organiza la defensa y está en baja forma liguera, con uno muy malo como Rubén Bravo y tendrá que mantener un delantero centro tradicional como Morientes a capa y espada. Los madridistas seguirán cantando. Si alguien suelta un gallo, será uno del Aleti o del Barcelona. Y si g ana n, será gracias a los madridistas. Los periodistas ya están coreando sus nombres.

 

Mientras Casillas lanza almohadillas a los aficionados, yo enciendo la tele y veo a Torres explicando a unos peñistas colchoneros, humildes, trabajadores, que la selección es de todos y que todos debemos apoyarla. Que no cuente conmigo. Mientras tanto, desde un partido en Inglaterra, Molina no hace declaraciones cuando le preguntan por la selección. Se limita a silbar una triste melodía. No hace falta que diga nada. Lo que dice su canción es lo que ya lo sabemos los del Aleti desde hace muchos años. Yo sólo le he puesto la letra.

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