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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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¡Jehová! ¡Je-ho-vá, Je-ho-vá! (14/01/2005)

Son curiosas las consecuencias que se han derivado del nuevo fiasco sufrido contra el eterno rival.

 

La más llamativa de todas: el debate sobre la figura de Torres. Que todo lo futbolístico gire en el Aleti alrededor de este joven y prometedor futbolista, entiendo que es un claro síntoma de nuestra imparable decadencia. ¿Nos acordamos de cómo dio el salto al primer equipo rojiblanco? ¿Recordamos que fue una jugada desesperada y casi última del gran truhán, cuando el desastre de un segundo añito en el infierno se le venía encima de su oronda figura? ¡Y la jugada le salió redonda! La tribu colchonera, ansiosa de un refrescante oasis en el que recuperarse los destrozos causados por la fatigosa y sobresaltada travesía de su particular desierto, acudió rauda y veloz a refugiarse bajo la reparadora sombra de la nueva y refrescante figura. ¿Qué le ha pasado a la tribu rojiblanca para acabar teniendo como santo y seña a un jugador de 20 años? ¿En qué medida esta desmedida adoración beneficia o, por el contrario, perjudica seriamente su progreso como futbolista? Porque esta devoción, casi mariana, unida a la muy comercial imagen del chaval, le han deparado a éste una subida a los altares mediáticos que, en mi muy personal opinión, en nada ayuda al desarrollo de una carrera futbolística normal, a través de la cual crezca como jugador –es decir, agrande y profundice sus innegables virtudes y aminore y pula sus evidentes imperfecciones–.


 

 

Este poco beneficioso debate está ocultando, o al menos poniendo sordina, a otras varias cuestiones, que en mi opinión deberían ser objeto no ya de más sino de preferente atención.

 

¿Puede aspirar a algo relevante un equipo que carece de algún medio centro creativo, los supuestamente destructivos tienen profundas carencias hasta para destruir, está casi en pelotas en las bandas y arriba no tiene más que un jugador de valía? ¿Cómo es posible que tras haber fichado en estos tres años bastante más de una veintena de nuevos futbolistas –¿o precisamente por haberlo hecho?– nos encontremos en esta situación? Veo la clasificación: somos el séptimo equipo menos goleado y el decimocuarto más goleador. A la vista de ello, ¿no parece lógico, casi producto de una precisa ecuación, y no fruto de canallescos arbitrajes, malos farios y/o nefandos sinos, que ocupemos una mediocre décima plaza en la tabla?

 

¿Es razonable que el único futbolista capaz hoy por hoy en el Aleti de dar una pase que explote las virtudes de Torres tenga que verse condenado a jugar en una posición que casi lo incapacita para darlo?  ¿No resulta natural –bajas por lesión descontadas– que entonces un futbolista que la temporada pasada a estas alturas era uno de los líderes en ‘asistencias’, cuente en la presente con una sola en su haber? ¿No es más fácil ver en ello, además, una de las causas principales de nuestros bajos registros goleadores? Fíjense bien que digo “una”, no “la”, porque hay más. Entre ellas veo la figura de ese delantero de cachiporra al que el entrenador ha otorgado, con necio criterio, la condición de titular, y que responde al nombre de Salva. ¿Es su presencia en el once un beneficio para Torres? No ¿Cómo va a serlo si con ello el chaval se aleja de la zona en que mejor puede explotar sus virtudes y se lo lleva a otra donde ha de sufrir un desgaste extenuante y sus defectos se engrandecen, hasta parecer por momentos superiores a sus virtudes? 

 

¿Y quién es el responsable de todo esto? ¿Sólo los ‘fichadores’? ¿No tiene alguna un entrenador que, por lo visto hasta hoy, no ha hecho otra cosa que venir a engrosar las filas de los mediocres, cuando no directamente nefastos, técnicos segundones con que nos han obsequiado nuestros malhadados dueños?

 

¿Puede un equipo serio, mínimamente solvente, encajar dos goles dignos de provocar la carcajada o el amargo llanto, según se lo tome uno, como fueron el primero y el segundo de los tres que nos endosaron los blancos el domingo? Repásenlos si pueden y tienen aguante, porque son un canto (fúnebre) a la desorganización defensiva y la torpeza táctica y técnica. Pero esta cuenta se ha saldado poniéndola en el debe de Aguilera, que es sólo uno de los culpables –junto a quien lo puso sobre el campo–, mientras que otros –muy en particular los medios centros– han salido de rositas.

 

Si toda esta larga serie de vicios, deficits y calamidades, que deberían ser motivo de sonrojo, se reúnen para buscar dónde puede estar el mal que las produce, me parece evidente la dirección a la que hay que apuntar. Pero no, ahí no se apunta; o mejor dicho, apuntamos sólo el puñadito de pesimistas recalcitrantes, de resentidos resabiados, incapaces no ya de ver algo positivo, sino hasta de convertir lo blanco e inmaculado en negro negrísimo -¡hasta a Torres!, se dice, ¡oh, pecado!-. La secta negra del ya llamado ‘sanedrín’ –¡hay que joderse, cuán grande es la influencia del listotonto de la medianoche!–

 

¿Pues saben qué les digo? Que lo siento mucho por quienes piden al Aleti que vuele, y que además lo haga alto, porque piden en vano. Las alas se le atrofiaron al Aleti hace tiempo, aunque no tanto como para pensar en cuando, al dejar de ser de Aviación, desaparecieron de su escudo, sino cuando fue capturado para ingresar en la granja del Tío Gilito. Por eso, cual pato de corral, cada vez que intenta levantar tropemente el vuelo, el primer cazador que pasa cerca de él, con uno o dos tiros de posta, no más, se cobra fácilmente la pieza.

Posted: ene 14 2005, 12:00 por SDHEditor
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