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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Regusto amargo (06/05/2005)

Siempre he descreído de las goleadas porque, cuando se producen, es señal de que el match no ha sido bueno. Un buen partido de fútbol —y de cualquier otra cosa— requiere dos adversarios en plenitud de facultades, de calidad similar y  que luchen de poder a poder. Cierto: a veces la pugna sale pareja pero es un tostón; ahora bien, los encuentros en los que se pone de manifiesto una gran disparidad de clase, puntería o suerte nunca dejan satisfecho al espectador amante del deporte. Eso sí, puestos a escoger entre dos males, todos preferimos que el goleador sea nuestro equipo y que la incompetencia y la desgracia corran por cuenta ajena.  
El otro día el Mallorca encajó un cuatro a cero en el Manzanares. No sé a vosotros, pero a mí la contienda me pareció bastante insulsa. No es que el Mallorca se presentase cabizbajo y mustio, pero es un conjunto sin fuerzas para escapar a su sino y parece abocado al descenso. Lo intentó al principio y logró estorbar la precaria circulación del Atleti (qué jodidamente lento es Colsa y qué amigo de las complicaciones innecesarias, Luccin; no me gustan, como tampoco el danés flojeras que vino en diciembre) e incluso hubo momentos en que, para sacar el balón del área propia, nuestro mejor recurso eran los patadones de Sergi, que morían en la medular contraria.) En la segunda parte, las acciones ofensivas de Torres y las defensivas del tándem Perea-Pablo imprimieron otro tono al cuadro local sin que los baleares acertaran a contrarrestar eficazmente  esta mínima mejora colchonera. Pero no hubo fluidez en el juego de los rojiblancos hasta que al Mallorca le expulsaron a dos hombres. (Por eso me alegra que Ferrando tampoco disfrutase del paseo final, donde hasta el romo Salva de otras tardes se puso las botas.) Lo confieso: hubiese preferido ganar por la mínima o por dos a cero contra un mejor contrincante, e incluso me hubiese conformado con la pobre resistencia del Mallorca, a condición de que los goles que nos dieron el triunfo se hubieran producido en las dos excelentes jugadas que protagonizó Torres (y que también desperdició nuestro joven delantero). No puedo evitarlo: las pifias de Torres en el remate me fastidian, hasta el punto de que, por ejemplo, ni siquiera gocé con la excelente volea que engatilló Salva en el tercer gol —bello, aunque devaluado por la merma del Mallorca—. Este Torres va a acabar conmigo si no afina el shoot.

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