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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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El otro lobby (30/05/2005)

Mientras que el lobby merengue consagra páginas y páginas a la elucidación de complejos problemas del tipo: ¿es justo o no es justo el míster del Madrid con Guti? o ¿debe o no debe jugar de interior Zidane?, el del Atleti (asaz canijo pero no menos torticero) se dedica en cuerpo y alma a suavizar dos ásperas realidades: el fiasco deportivo del club y el trágala de la venta del Calderón.


Vamos con el primero de los dos asuntos. El día del Betis hubo mar gruesa en el campo. Qué menos, después de que el equipo no lograse ni la clasificación para la Intertontos. En las crónicas del aburrido match la cosa quedó reflejada pero con sordina, tontina y moralina.  Ayer hubo gritos contra el palco, contra el banquillo y contra los jugadores. Y lo cierto es que si hay que repartir culpas, hay que hacerlo por igual”.  Ah no, señor mío: si la cena resulta un bodrio, el culpable es el dueño del figón, porque es él quien contrata a los cocineros, camareros, sumilleres, etc. Por cierto, ¿no habría que incluir en la lista de los responsables del desaguisado, y en lugar bien visible, a quienes hicieron la propaganda del incomestible menú como si se tratase de un festín? ¿Dónde está la Prensa?  “Al seguidor sólo le queda ahora el derecho a la pataleta, pero apuntar con el índice a culpables tampoco va a llevar al equipo a Europa”.  Rebajar a pataleta infantil el enojo de los seguidores del Atleti es insultarlos. Y señalar que sus protestas no conducen a nada es convidarlos al silencio. Pero ese silencio es justamente el que ha hecho posible que la gente más inútil, falsa, peor encarada (no me olvido de Gil) y trapacera que circula por el mundillo del fútbol continúe al frente del club, proyecto tras proyecto, desastre tras desastre. Ni saben, ni quieren, ni pueden (o únicamente saben, quieren y pueden… desguazar el Atlético). De ahí que sobren las exhortaciones a la resignación disfrazada de paciencia. El público rojiblanco no sólo tiene derecho a protestar; tiene la obligación de indignarse, si aún le queda una brizna de respeto hacia sí mismo y de amor al club.  “En los días que vienen habrá que escuchar las explicaciones de los dirigentes. Espero que no tomen decisiones drásticas y que expliquen al socio, con mucho detalle, que el Atleti del año que viene será muy distinto a éste y cómo lo van a conseguir”.  ¿Ingenuidad, mera estupidez, disimulo cómplice? ¿¡Cómo van a explicar los dirigentes que su política para con la institución se reduce a exprimirla a bajo costo!? Además, no necesitan entrar en detalles porque la espléndida temporada que viene es una filfa que ya se encargarán de trabajar los periódicos. Y la única decisión drástica, amén de plausible, que no tomarán los dos compadritos será la de largarse con viento fresco.  “Esta nueva decepción merece una seria y profunda reflexión de los máximos responsables del Atlético para hacer bien las cosas desde el principio y empezar los proyectos por la base y no por el tejado. El golpe ha sido durísimo y es hora de soluciones”.  ¿Profunda reflexión? ¿Hora de soluciones? No me haga reír. Desde que estos individuos se adueñaron del Atlético de Madrid han pasado 18 años, o sea: 5.770 días, o sea: 148.480 horas, tiempo más que suficiente para reflexionar, serenarse, aprender de viejos errores, etc., etc.  No, la hora de las soluciones pasó ya. Los problemas del club son irresolubles; al menos, es imposible que quienes los han causado con su demagogia y pésimo gobierno se transfiguren ahora en unos dirigentes sensatos. Entre usted y yo: Cerezo y Gil Marín sólo premeditan el último golpe, el de gracia para la entidad.  En resumen: todo intento de analizar las lacras del Atlético de Madrid como si fuesen producto del típico mal año se antoja una torpe argucia para desactivar el cabreo de la afición. Pero el fracaso de esta temporada (con sus récords negativos: el Atleti menos goleador y el que menos puntos ha obtenido lejos de casa de toda la historia), se suma al de la anterior, y la anterior, y la anterior… Es la ley de hierro de la incompetencia y la falta de honestidad, vigente para el club desde hace casi dos décadas, la que explica la trayectoria declinante del Atleti y no la mala fortuna en un ejercicio aciago.  Pasemos al otro asunto, el de la venta del Calderón. Semanas atrás se celebró en el foro Ferrándiz un nuevo acto del drama: “Comulgue usted con ruedas de molino, aunque se le forme una piedra en el riñon”,  entremés muy aplaudido que tuvo por actor principal al señor Enrique Cerezo, midas del cine y presidente de un club de fútbol que está en las últimas. Al día siguiente, dos veteranos periodistas escribieron sendos artículos en el diario As. Vicente Carreño dijo creer que el Atleti tiene una oportunidad única de hacer un gran negocio (pero, ¿quién es el Atleti, Cerezo, Gil Marín?). Y le instaba a dar su conformidad cuanto antes porque la magnífica ocasión pudiera desvanecerse. Sin embargo, el propio Carreño aseguraba que, como el Ayuntamiento ya le tiene echado el ojo al solar del Calderón, el Atleti habrá de desalojar su estadio antes o después. ¿A qué vienen entonces las prisas? Las prisas de Vicente Carreño son las de Cerezo y Gil Marín. Estoy harto de oír cinismos disfrazados de razones.  No se pueden mezclar en la misma a

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