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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Licencia para fracasar (05/10/2005)

 Colecciono en días perversos las mayores memeces que se escriben por ahí. Las pongo en una carpeta intitulada “Alardes de imbecilidad”, y confieso que me gustaría instituir un galardón que premiase las más rematadamente necias. El concurso promete una lucha a cara de perro.

 

Leí la víspera del match contra el Barcelona que un virrey en Argentina era un conserje en España (¡sic!) y hace una semana me desayuné con un pasmoso dictamen según el cual, si este año el Atleti quedase fuera de Europa —o sea, por debajo del sexto lugar en la clasificación, ¡qué bajo hemos caído!—, ¡nunca se podría culpar a Gil Marín, Cerezo y Toni Muñoz! El estupefaciente aserto, que pone la venda antes de que se produzca la herida, es un prodigio de irresponsabilidad. Es como decir en una convención de pirómanos: “Aunque arda el bosque, jamás pensaremos que el incendio ha sido premeditado”; o en una francachela de piratas: “Muchachos, ¿os hace falta una patente de corso?”. Me pregunto a qué aspira quien extiende a los rectores del club semejante licencia para fracasar, qué favores o exclusivas pretende conseguir a cambio. Que se prepare Bianchi porque los jugadores son verdaderas figuras, doctrina emanada de esa fe ciega que, junto con las apelaciones a la unión, blinda a la cúpula de la entidad contra el enojo de los seguidores. Por fortuna al “Virrey” lo protege la falta de posibles del club, escasez que antes fue el ángel custodio de Ferrando, Manzano y Luis. De hecho, desde que el Atleti volvió a Primera, los entrenadores siempre acabaron la temporada; eso sí: con bastante pena y ninguna gloria. La paciencia de los impacientes es una virtud hecha de necesidad. Es obvio: son los profesionales los que ganan o pierden los partidos, pero ¿quién los ficha? El club a instancias del secretario técnico, o el club sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo —en el Atleti los ejemplos se cuentan por docenas—. De modo que los culpables últimos de un eventual fiasco serían Gil Marín, Cerezo y Toni Muñoz, salvo que carguen con el muerto el cuidador del césped o el propio cura.  ¿Y por qué no los mentecatos que toman por un crack a cualquier futbolista un poco por encima del montón? Es una idea, pero no sé si los aludidos se dejarán.

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