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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Muecas de lo peor (19/10/2005)

  Antes del partido, sacaron a seis o siete imbéciles pronosticando el resultado. A falta de un juicio, para el que no los dotó la madre Naturaleza,  severo déficit que la Universidad tampoco fue capaz de corregir, expresaron un anhelo. El redactor de Telemadrid –cadena a la que deseo cordialmente la ruina económica y la desaparición– dijo muy ufano: “Pues yo lo que quiero es que gane el Real y me da igual que sea merecida o inmerecidamente; por mí que triunfe de penalti injusto en el último minuto”.  ¡Que vivan por siempre jamás la información y el deporte!
   Como no podía faltar ninguna mueca de lo peor,  pusieron a tres fantoches: un bancario, una presidenta y un magnate del cine freaky, a sostener un cheque, colosal de tamaño y exiguo de montante. Trescientos mil euros (a desgravar) vale hoy hacerse una campaña de promoción a costa de los pobres del mundo. Sabrán esos tres tristes títeres lo que acucia la necesidad. Ah, ¿que era otra hucha para Gil Marín y Cerezo? Ni un centavo.  Como la televisión de Madrid –tan pésima en lo deportivo como en todo lo demás– no condescendió a darnos una buena toma de la jugada, me queda la duda de si Raúl estaba en off side. Supongamos que el linier acertó; fue penalti, pero López no merecía la tarjeta roja. Sin embargo, habrá defensores de la decisión del árbitro. Puedo oír el comienzo de su letanía: “Con el reglamento en  la mano…”. Con el reglamento en la mano, el año pasado Beckham debió haber sido expulsado en el primer tiempo. Con el reglamento en la mano, el gol de Raúl de hace tres temporadas tampoco debió haber subido al marcador. Con el reglamento en la mano… Son docenas y docenas de partidos en los que el tal reglamento ha sufrido abusos bastante deshonestos; sus tapas están desgastadas y sus páginas lucen una grasilla sospechosa. Pero es normal: interpretan la ley, ofician como maestros insuperables del pronto olvido, monopolizan la palabra... ¿Quiénes? Ellos, vaya pregunta.  A propósito de la palabra: yo amordazaría —como al bardo en el comic de Asterix—  a los ideólogos locoides que trabajan para Gil Marín y Cerezo. Escribió el archiasno en alguna jornada previa al desastre: el derbi no puede servir para tapar las carencias del equipo. ¡Pero si es al revés, maldito idiota: es el derbi el que pone de manifiesto la podredumbre del Atlético!  Soy poco amigo de las exageraciones; las encuentro de mal gusto porque suelen encubrir la más absoluta falta de criterio. No obstante, ¿cómo describir la distancia entre el Real y el Atleti –me refiero al poder de los clubes– sin ceder a la tentación de utilizar un adjetivo rotundo? ¿Cósmica? ¿Infinita? Por eso, la pretensión de que el cuadro del Manzanares había elegido al árbitro era grotesca. Pero mediante la burda patraña, el lobby merengue trabajó la moral del colegiado durante quince días. Ahora bien: según Florentino, el Real Madrid ha hecho mucho por la mejora del arbitraje. Y más que hará en lo porvenir esa entidad prócer. Démosle las gracias pues.  Sí, el Atleti es un equipo ¡tan, tan pequeño! que hasta un Madrid premioso y con figuras seniles lo tumbó sin apenas sudar. (Dio pena ver a Zizou tropezar con el balón y caerse sin causa justificada en dos o tres oportunidades y a un Ronaldo corporalmente torpe embarullarse en jugadas que hubiese resuelto sin mayores problemas cuando era juvenil.) La polémica sobre el arbitraje sofocará cualquier conato de reflexión sobre el estado del Atleti. Es comatoso; está con un pie en el sepulcro y el otro en la vida eterna. En realidad, el Atleti se acabó a finales de los ochenta del siglo pasado; lo que ahora usurpa sus símbolos, aburre en su estadio y se arrastra por los coliseos del país es un deprimente espectro más digno de figurar en un folletón gótico del siglo XIX que en la nómina de nuestra Liga.  Propongo que, en lo sucesivo, supriman este match de la quiniela o lo releguen a la casilla del pleno al quince. He ahí una de las cosa más previsibles del acontecer: la derrota del Atleti cuando se enfrenta al Madrid. (Aunque ignoremos sus pormenores, sabemos que se producirá.) Consulten las estadísticas de los famosos derbis madrileños bajo los Gil & cía y hallarán nuevos motivos para felicitarse por la llegada al Calderón de tan cualificado clan de incompetentes. Pero, así como Florentino Pérez es un ser superior, sus colegas y rivales presumen de salvadores. Lo son, pero de tomo y lomo. Lo dicho: muecas de lo peor.

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