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Las Perlas del Foro de Señales de Humo

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El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

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Una noche en el fútbol (26/09/2006)

En un viaje relámpago, que ni el propio Bush desplazándose a alguno de los escenarios bélicos que ha abierto realizaría mejor, asistí en carne y hueso a presenciar las evoluciones de esa alegre muchachada que hoy viste los ex gloriosos colores rojiblancos.

Como ya han pasado casi tres fechas desde entonces, y con el paso de las horas el alma se serena, no voy a daros la vara con las sensaciones, si así pudiera llamarlas, con que salí del estadio sin nombre. Además, ¿para qué?

 


 

Lo importante y bueno es que pude reunirme con unos cuantos asiduos del foro, aunque alguno de ellos, para desgracia del resto, ya lo haga casi sólo como mero mirón, a los que pude localizar in extremis.

Pena me dio del hijo de uno, tierno y tímido infante, que del Aleti, lo que se dice del Aleti, sólo sabe, y ¡ay! quizá sólo sabrá, por la grandiosa memoria de su amoroso padre, que vertirá sobre su espíritu en forma de sus bellísimas narraciones.

Caso  aparte son los dos que me acompañaron en la grada, formando conmigo una especie de anacrónico y utópico trío Los Pepes. A la vista de lo poco que había que ver allá abajo del todo, me dediqué a contemplar el paisaje humano de la grada, que hoy lo realmente importante cuando del Aleti se trata.

Apuntaba con su fino criterio habitual José Manuel, que la media de edad era muy baja, lo que significa que la inmensa mayoría del público ha abrazado la causa rojiblanca bajo la sombra de los Gil. ¡Y vaya cómo se nota! Ni una palabra de fútbol oyes a tu alrededor, por mucho que afines el oído. Lo que más se asemejaba a tal cosa, fíjense cómo está el patio, eran los improperios que un becerro de treinta y tantos, alternativamente dedicaba al Niño y al Virrey, culpándolos de lo que creía ver allá abajo. Lo demás, como en el rastro una mañana de domingo. Incluso en mi flanco izquierdo se asentaron cuatro o cinco teutones, de lechuza piel y, dos de ellos, "ostentórea" cabeza rapada, que más que de neonazis les daba aspecto de hermanos o primos de Casper. Provistos de modernísimas cámaras digitales, no cesaban de grabar instantáneas de no sé muy qué, la verdad. Eso sí, mascullaban onomatopeyas al ritmo marcado por el Frente, y se entusiasmaban con los saltos de unos cuantos botarates que, indiferentes al partido, saltaban alegres al ritmo del "madridista el que no bote".

Pero no todo fue desapacible, ni mucho menos. Si algo bueno tiene la evolución reciente del público futbolero, es su progresiva feminización -yo creo que ya superan la famosa cuota. Y en ello encontraron consuelo, si no nuestras almas, sí al menos nuestros ojos. Si no, que os cuente José Antonio de la perla del Guadalquivir que se localizaba una fila más arriba, tres asientos a mi izquierda. O José Manuel del yogurín que, dos o tres filas más abajo, acompañada por su padre, supongo, atrajo su mirada con tanto o más interés que los tan prodigiosos como pródigos desmarques y ofrecimientos de ese que, con su -supongo- gracejo andaluz, llama Alemao el Luisín.

Posted: sep 26 2006, 12:00 por SDHEditor
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