Miro alrededor y solo veo una cosa, nerviosismo, incertidumbre y en algunos hasta miedo. Hacia tiempo que el hombre blanco no aparecía en nuestro territorio, si cada cierto tiempo hay encuentros en nuestras tierras o en las suyas, pero hacia tiempo que no se vivía una confrontación.
Nervio y ansia. Y no es para menos. Desde los mas jóvenes y predispuestos, ávidos de gloria y revancha de años de humillaciones hasta los mas sabios y viejos que dicen que incluso la derrota podría ayudarnos a recuperarnos. Yo a pesar de ser joven y desconocer otros tiempos aparte de los de la humillación, solo puedo decir que todos tienen razón. Los jóvenes que quieren venganza y gloria, como los viejos que nos recrean con ya lejanos cuando las historias hablan de nuestro territorio extendido a varios días de vuelo de halcón y nos recuerdan que el sufrimiento que padecemos se debe a nosotros y mascullan que es mejor retirarse y reagruparse a quedar encerrados en la mediocridad. A pesar de nuestros conflictos, divisiones y problemas, todos están unidos por nuestra condición y todos esperan expectantes a que el hombre blanco aparezca.
Recuerdo a padre. Padre siempre mas sabio que yo, coincidía con los mas sabios en que nuestro problema no es el hombre blanco, si no el Mal Interno que el hombre blanco ha traído a nuestros territorios. Han pasado varias lunas, demasiadas, desde que dejara de hablarme, desde que me enfrentara con el porque siempre me decía que nuestras desgracias son merecidas y que hasta que el Mal Interno, ,que nos hizo victimistas, inferiores y corruptos ante eso llamado dinero, desaparezca no volveremos a ser otra vez fuertes. Yo le replicaba que es al hombre blanco al que hay que culpar, al que hay que odiar, en especial al de la casaca blanca, el que mas nos odia. Durante años el odio me cegó, como a mi pueblo y solo ha hecho crear tensiones entre nosotros. Rezo a mis ancestros por que no sea tarde.
El enemigo aparece. Pero hoy no veo casacas blancas, ni las exóticas blaugranas o las otras rarezas llegadas de nuevos mundos que ya no se ven, tan solo una triste rojilla confiada en darnos el golpe de gracia, en nuestro territorio antes de que definitivamente nos expulsen de la casa donde hemos estado tantas generaciones. Vienen en poco numero, infravalorándonos, creen que estamos acabados. Espero que no. El enemigo no llevara casaca blanca, pero sigue siendo hombre blanco, diferentes a nosotros. Y es en estas ocasiones, en las que osa a entrar en nuestro terreno santo, cuando nosotros damos lo mejor, o al menos así solíamos dar.
Trago saliva. Todos están expectantes en la calma antes de la tormenta. Extraño silencio roto por una voz distante, mas extraña todavía y ausente que me sorprende:
- Ahí esta tu hombre blanco, que vas a hacer?
- No es el quien me preocupa padre.
- Quien si no?
Me toco el pecho. "Hoy podremos perder y caer en el olvido, podremos ganar y recuperar la ilusión y sonreír un día. Pero nunca derrotaremos definitivamente al hombre blanco y seremos lo que fuimos una vez hasta que no derrotemos al Mal Interno. El es quien me preocupa padre."
Padre esboza Una sonrisa y un gesto de pronunciar palabra, pero es interrumpido. 45000 piel rojas gritan al nuevo hombre blanco, les hacen saber que seguimos vivos y que aun disminuidos, podemos volver a ser grande, solo tenemos que darnos cuenta y ocasiones como esta son las mejores. Padre se une al resto, el grito de guerra resuena
Atleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeti
El hombre blanco ha vuelto, así también debemos hacer nosotros.
Querido borrego, estate tranquilo. Tu no te preocupes, algún día recordaras al Atlético de Madrid actual y reirás.
Algún día recordaras cuando un entrenador cuyo mayor merito fue mantener al Albacete en primera entreno al históricamente tercer equipo de España. Algún día recordaras como en el Atlético había un secretario técnico que viajaba por el mundo para que luego acabara fichando un director de cine. Algún día recordaras como un estadio donde jugaron algunos de los mejores jugadores del mundo, donde se vivieron noches de fútbol y de pasión inolvidables, fue demolido para acabar jugando en un estadio alquilado viendo a jugadores de calidad lamentable. Algún día recordaras que Fernando Torres, se formo en tu club y salio de el despues de no haber conseguido nada para acabar triunfando fuera.
Recordaras como los participes de esta situación, los que durante 18 años hundieron al Atlético despues de apropiarse indebidamente de el, seguían en el palco domingo a domingo dirigiendo a tu club. Recordaras a una directiva que endeudaba al Atlético cada año mientras todavía seguían en el poder y se jactaba cada día de que seguirían hasta que el Atlético dejara de perder dinero. Recordaras los anuncios del Atleti por televisión, el abono a bajo precio que conseguiste, las gorras que daban con el Mundo Atleti...
Algún día, mientras estés en el sillón de tu casa, viendo el fútbol por televisión, te acordaras que una vez apoyabas a un equipo de fútbol que desapareció ante tu pasividad mas absoluta. Sentirás una punzada de melancolía por esas tardes de pipas y abandono del estadio 10 minutos antes y quizás de tristeza , pero acabaras sonriendo porque, que mas dará!, todavía podrás ver al Madrid perder ante equipos italianos por televisión. Tranquilo borrego en tu sillón.
Agoniza la temporada y, como siempre por estas fechas, surge uno de esos debates indicadores de la mala salud del fútbol: el de las primas a terceros (hay quien matiza que son por ganar, como si la prima por perder no tuviera ya un nombre —y bastante feo, por cierto—: soborno).
Las primas a terceros, a que tan aficionados son algunos profesionales del balompié, son antideportivas.( Atentan contra el principio de igualdad de condiciones, favorecen al equipo adinerado, introducen un elemento espurio en la competición, etc.) Entonces, ¿por qué se hace la vista gorda? Pues porque constituyen un arma más de los clubes poderosos. Se sabe de entidades que han untado a otras ya en la primera vuelta de la Liga. (La última vez que el Madrid cambió de presidente, Florentino pidió explicaciones a Lorenzo Sanz a propósito de una misteriosa partida de 350 millones de pesetas que figuraba en los balances en el capítulo de otros gastos. Onieva, el segundo de Sanz, le replicó con gran desenvoltura que había sido utilizada para “regalos a los árbitros y primas a terceros”. Nadie abrió una investigación. Y había motivo pues, que yo sepa, obsequiar a un juez es un delito denominado ‘cohecho’.) Cuando el profesional del deporte alega que él es un asalariado y se bate exclusivamente por dinero, para justificar el cobro de primas provenientes de otras arcas que no son las del club que le ha contratado, confiesa que el deporte le da lo mismo pero también que es un mal profesional porque no está dispuesto a mover un músculo sin un acicate extra no estipulado en su nómina. Y, para colmo, traiciona al equipo que le paga, pues si éste carece ya de aspiraciones en el campeonato y por eso tolera que el jugador se relaje (a fin de que ahorre fuerzas para competiciones futuras o minimice el riesgo de una lesión), el futbolista contraviene dicho pacto no escrito al defender los intereses de otros colores. Allá por los años 80 se disputaban el primer puesto el Madrid y la Real Sociedad. Los donostiarras tenían como rival al Sevilla, que había jugado un par de domingos antes contra los merengues. El cuadro del Sánchez Pizjuán, en la zona media de la tabla, puso toda la carne en el asador ante la Real y logró la victoria, después de haberse dejado batir por los blancos sin oponer resistencia. ¿El secreto de tan dispar conducta? Un cheque. Aquel cheque valió un título.
Sin lujos y sin enamorar a los críticos, la Selección va quemando etapas. A la vuelta del fiasco portugués, había dos posibilidades: hacer un equipo base y rodarlo machaconamente hasta el Mundial —era el método de Clemente, quien sólo confiaba en unos pocos futbolistas a los que otorgaba un crédito ilimitado— o probar hombres y esquemas sin atenerse a un once fijo y procurando repartir el esfuerzo. Luis ha optado por la segunda y me parece una decisión sagaz. Esta joven España aún ha de aprender a competir. El miércoles no supo ganar, pero al menos no se desdibujó ni hizo el bobo en el campo. Otra cosa: Luis ha demostrado que existen en el país más jugadores útiles de los que mucha gente suponía. Villa, Del Horno, Sergio Ramos, De la Peña, Pablo, Antonio López o el propio Guti, sin ser rutilantes figuras, ensanchan el plantel del combinado nacional. Si no actúa Valerón, está Xavi; si se lesionan Alonso o Baraja, los sustituyen sin merma Guti, De la Peña u Orbaiz; si no acude Vicente, lo reemplaza Reyes. Ante Serbia puso a Sergio Ramos y a Pablo, dos noveles que debutaban en un partido oficial. Ambos cumplieron. El viejo problema del lateral zurdo parece en vías de solución, etc. Insisto, España no tiene que ilusionar en el torneo clasificatorio sino obtener el pasaje para Alemania y punto. Dejemos el amor para el verano de 2006. No obstante, España puede y debe aprovechar el ínterin para perfilar su plantilla, despejar las dudas en ciertas demarcaciones, enriquecer su repertorio táctico, adquirir oficio…; y todo ello sin que determinados jugadores, a los que la competición exprime una temporada tras otra —pienso en Raúl, Pujol o Xavi—, lleguen a la cita germana extenuados, esto es: sin un átomo de energía y sin hambre de balón. O me equivoco mucho, o ese es el plan de Luis. Y descuidad: los apuros en la fase previa nos pueden venir muy bien porque los rivales demasiado débiles y los encuentros amistosos de poco sirven en punto a preparar un gran campeonato. Brasil las pasó canutas para ir a Corea y luego se llevó la copa, ¿o no?