Columnas del Foro

Las Perlas del Foro de Señales de Humo

Sobre las Columnas

El Foro de Señales de Humo, a lo largo de su historia en múltiples formatos, siempre ha sido sinónimo, entre otras cosas, de calidad en los escritos de sus participantes. Aquí se ofrece el histórico de aquellos escritos que merecieron el "¡¡A Columnas!!" por parte del resto de foristas.

Recursos Sindicaciones

Rara noche
Rara noche boloñesa, no demasiado calurosa, de este verano de quita y pón que nos toca sufrir desde hace meses.
Demasiado difícil de soportar para todos: los que adoran el horno estío y los que huyen de los fríos invernales. Demasiadas esperanzas malogradas para unos y otros, muñecos deslabazados en un vaivén que nadie entiende. Dicen que el maldito cambio del clima es el responsable. Como dar la culpa de la lluvia a las nubes o del calor al sol. “Es inevitable”, dice el viejo, no sin reconocer que jamás vivió tiempos como estos. Y cuando se le pide consejo responde que sus raíces no son ya tan recias como antaño, la vida le ha enseñado al buen morir. Estamos solos, piensa uno, sin el consejo y apoyo de los que supieron regir su destino y regalárnoslo a manos llenas. Y, con todo, no es posible aceptar la inhibición de quien un día tuvo del sol espejo en su mirada: ¿Por qué padre? ¿Ya no amas? Y entonces sus ojos sabios se empañan para decir: “Por supuesto”. “Si amas, vives. Y si vives, has de luchar”, respondo. Se alza, busca por primera vez mi brazo para sostenerse mientras, entero como antaño, proclama: “Ea, pues sea, pero contigo”. Y entonces recuerdo su mano segura y suave, conducirme hace treinta años hacia aquel cuadro fantástico, soñado, tapizado de verde, que se poblaría en pocos minutos con la pléyade de los ídolos de mi infancia. Dios bendiga el mismo ideal que hoy une de nuevo nuestras manos. Y sé que la suya sigue siendo la más fuerte.Acabo de hacer realidad su deseo de colaborar con ASdH.
Posted: 12 jun 2007, 12:00 por SDHEditor
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Hijos de un Dios menor
Dicen que no hay mal que cien años dure, que tras la tempestad llega la calma, que las derrotas dolorosas suelen ser preludio de gloriosas gestas.

Dicen todo eso y aún recuerdo mi llanto en Vetusta. Eran lágrimas desconsoladas de alguien que llevaba tiempo sabiendo lo que iba a ocurrir; pero que no podía admitir que hubiese pasado.

Tenía una mano ensangrentada por un puñetazo a la grada y la cara tapada por una bufanda de orgullo que intentaba ocultar que el corazón se había roto, que dijo basta justo en el momento en que sonó ese cruel silbato...

Se llama Fernando, tiene 23 años y ya es Dios... Un Dios “menor”, por ser Niño, un Dios de un pueblo que lucha por su tierra, por sus recuerdos, por las derrotas, por los vencidos.

Se apellida Torres y es más alta y poderosa de lo que nunca podríamos imaginar los que estábamos en el campo aquél día.

¿Nos lo merecemos? Pues creo que sí. Aunque a veces tenga dudas.

El otro día lo volvió a dejar claro. Dónde no iría jamás y que tendremos la suerte de verlo otro añito.

Que será lo único que nos haga dudar de si será “otro timo” o la continuación del que hay ahora. Y es que nunca he estado de acuerdo en demasía con ése nuestro eslogan, al menos en lo que concierne a la segunda parte, ya que otro año, o temporada, sí es; pero el timo es el mismo, el de hace ya tantos años que ni me acuerdo.

Se queda D. Fernando, nuestro Rey, entre otras cosas, para que puedan criticarle esos fantásticos atléticos de boquilla, ávidos de desinformarse en el primer y más cutre panfleto que puedan encontrar, seguros en su absoluto desconocimiento de la historia del Club.

Para que podamos disfrutar de un pura sangre rojiblanco, de alguien que siente lo mismo que nosotros dentro del campo; pero él está en el césped, desesperado, sabedor de que es un crack y consciente de que se le negará TODO, porque ha vivido eso desde pequeño.

Y mirará incrédulo al árbitro cuando no le pitan esas faltas tobilleras que dejarían un mes en casa a cualquiera; sin embargo se levanta enseguida, está acostumbrado a ello y sabe cómo evitarlo, y eso enfurece más a las aficiones contrarias...

Y cinco minutos después no llegarán a darle, la elegancia de los elegidos se manifestará en un perfecto galope hacia el área, para encarar al portero.

Alguno pensará "¡Otra más que falla!", sin tener en cuenta que lleva corriendo como un loco todo el partido, llegando a balones imposibles y acumulando un cansancio que resulta poco compatible con la lucidez. Otros permanecerán atentos para fundamentar una opinión que todavía no tienen clara...

Y algunos, para quienes es nuestro hijo o la representación de lo que siempre quisimos que saliese de la cantera o el último mohicano, el heredero de un antiquísimo legado INDIO, o simplemente nuestro Niño. Algunos, digo, desearemos con todo el corazón que marque. No ya por ganar o perder el partido, sino por verle feliz. Por ver esa sonrisa de pícaro en su cara, de cómplice con los que llevamos esa sangre rojiblanca que nos hermana.

Imagino que el día del Mallorca habrá quedado en la memoria de muchos de vosotros. De la mía espero que nunca se borre y por si algún día la salud me hace una mala jugada he decidido guardarlo.

Alguno estará sorprendido del gol elegido por aquellas cosas que tiene el Aleti de que después nos empatan a lo tonto y eso...
O porque no es que nuestro Niño vaya necesitado de golazos, sin ir más lejos el del Coruña, como para tener que recordarle por ese balón picado en carrera...

Pero es que lo bonito de ese tanto es lo que vino después. Deja que todos los compañeros le abracen y se levanta tranquilo, sonriendo y con la cara de travieso que conocemos. Mira hacia atrás, hacia el Frente, y con sonrisa de complicidad da dos golpes en el pecho para contarnos lo que ya sabíamos: que nos quiere, que ama a éste Club al menos tanto como lo podemos hacer nosotros. Que se siente orgulloso de ser denostado, vilipendiado y no reconocido por su negativa constante a acercarse siquiera a la parafernalia blanca.

Que forma parte de la grada, aunque está en el campo, y que Dios le ha dado una espalda para soportarlo todo.

Mucho tiempo hacía que no teníamos esas sensaciones. Al menos yo desde Paulo (y creo que ésta es cien veces más intensa). Nos las quieren quitar, es probable que lo hagan (mi opinión es que no, que conste), pero lo que sería duro es ver al Niño mendigando una salida.

Actitudes como ésta generan, ya están generando, nuevas camadas de atléticos orgullosos. Hijos de la desesperación y del fracaso; pero adoradores de un “Dios menor”, de casa, ejemplo de lo que cualquiera podría lograr saliendo de nuestra cantera.

Que nos de un año más de ganas de ver fútbol y luego... Luego ya lo pensaremos. Igual somos campeones y decide quedarse, porque soñar es gratis aunque nuestros dirigentes no.

Posted: 05 may 2007, 12:00 por SDHEditor
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El Abuelo(II)

 

Dedicado a Antonio (al que conocí) y Enrique (del que llevo nombre)

Mis abuelos

Pocos recuerdos puedo guardar nítidos de mi abuelo. La memoria visual se debilita deprisa, y sólo a veces, con el espíritu tranquilo, cierro los ojos e inspiro lentamente, y vuelve a mí el olor de los veranos en Madrid, en el viejo barrio de Chamberí. Así puedo evocar la figura, espigada y de movimientos exquisitos, de mi abuelo. Y recuerdo que, a corta edad, para verle de cuerpo entero yo tenía que elevar el mentón hasta apuntar con él a las lámparas del salón. Por ello, y ante la falta de equilibrio que aún hoy padezco, me limitaba la mayor parte de las veces a hablar con su voz, a abrazar sus muslos, a sentirme confortado por el tramo de pantalón de franela gris y camisa de lino blanca que alcanzaba a ver. Era un mundo el mío a media altura, pero él usaba su gran estatura para acercarse a mí, y eso me permitía gozar de su charla llena de bondad, de su paciencia infinita, de su amor por sus cosas. Entre ellas, su nieto.

Sé de él que nació en Los Palacios, que recogió los campos, que se sacó un carné de sindicato que le llevó dos años a la cárcel, y otro de conducir que le llevó el resto de su vida a Madrid. Sé que así acabó conociendo al embajador de Holanda y llevándole de la calle Zurbarán a donde se terciase, pues por aquel entonces las gestiones se terciaban. Y sé que así conoció a mi abuela, que triplicaba trabajos en el Madrid de posguerra para sacar a siete hermanos adelante: enfermera en la calle bajo las bombas, señorita de aseo en el Banco de España, practicante en la calle Zurbarán.

Nació así mi madre de las relaciones diplomáticas, prosperaron mis ascendientes en las afueras de esta ciudad, que por entonces, por el norte, rodeaban los llamados Nuevos Ministerios. Iban los domingos a una vaguada que había entre las que hoy son la Orense y Padre Damián, pero en cuanto aquel paraje se llenó de mugre emigraron con las tortillas a dehesas más limpias y ambientes más sanos. Mi madre, hija única, guardó gracias a este leve gesto el candor y la decencia de las que iban a las Hijas de la Caridad, y así nací de familia sin mancha, senza un attimo de duda.

Mi abuelo, como decía, alma tranquila, aguas cálidas y limpias, consiguió dominar el temperamento de mi abuela y aplacar los disgustos de mi madre con su paz interior y su amable tono. Y a mí me dejó unas palabras que aún hoy me alivian cuando no queda más esperanza: “No te hagas mala sangre”. Él creía que no merecía la pena sufrir por veintidós hombres corriendo tras un balón, cuando seguramente éstos tuvieran dinero para comprarse uno cada uno.
Tan agudo, tan amante, tan genial. Dejaste un grandísimo recuerdo. Felicidades abuelo.

Mi otro abuelo fue concebido y vio la luz en la mejor primavera de principios del siglo pasado. Ocurrió en algún lugar del norte, allá donde los hombres son recios en todos los sentidos y las mujeres hermosas en su acepción más sana. Surgió del ánimo más que de los vientres, y fue desde el principio multidisciplinar en el deporte, y amante concreto del fútbol. A los cuatro años tuvo que desligarse de su ancestro, de su propia sangre, asentarse en Madrid. Y a los seis ya sufrió su primera situación financiera delicada.

Así comprendió, quizá demasiado pronto, que la vida iba a ser luchar, jugar al contraataque, arrostrar su sólida cintura en los vaivenes del devenir para esquivar los golpes, y de recibirlos, levantarse de nuevo y seguir luchando.

A los veinte años y diecisiete días visitó por primera vez la gradona, y se estrenó con un pequeño triunfo. Estudiar y jugar era la vida, y la tecnología nunca trajo una más plena. Fuerte, sano, no había salido aún ganador en nada, pero ya había triunfado. Después vino la guerra, el parón, los apuros, y fundir su cuerpo con la aviación. Así conoció finalmente a Victoria, diosa alada, busto pétreo, canon de un séptimo, peplo y tocado en Madrid a imagen y semejanza de Christian Dior. Y así yació mi abuelo, en el sentido bíblico, dos veces con la Victoria, una en el verano del 40 y otra en el del 41.

Y ella se dejó querer, y le prometió más a futuro, y se regocijaron en Madrid (y por Zamora), y bebieron unos años de las mieles de ese amor primero, que es siempre el más fuerte por incuestionable. Y tras un lustro decidieron no amarse en otros idiomas, y mi abuelo decidió ser un héroe simplemente atlético, sin otros fonemas, y un año después dejó de ser aviador, sin dejar de ser él mismo. Aquel mismo día tomó la mano de su amada, la introdujo en una vieja herida del tiempo y con los cuatro dedos finos manchados en sangre dibujó unas bandas sobre el pecho de ella. Primero, sobre la seda que estrenaría en su vestimenta la temporada siguiente. Tres años después, en 1950, sobre la cristalería del hogar ya casi treintañero. En él yacerían de nuevo, como en los viejos tiempos, una vez cada verano. Pero qué vez, qué verano, qué vez y qué verano. Entre sudores y culminaciones, seda y cristal quedaron por siempre marcados, adscritos a su historia de amor y olvidos.

Un año después, mi abuelo comenzó a trabajar para el Marqués, pero éste duraría poco. No iban con mi abuelo las ínfulas, con esos adornos no se trabaja, y peor aún si son de lana blanca. El Marqués vio su error, y mi abuelo buscó a don Vicente, norteño como él, con espaldas tan anchas, y dispuesto a correr sus riesgos para sacar a todos adelante. Con don Vicente vinieron tiempos inmejorables: mojó la oreja a los vanidosos vecinos, dos veces incluso en casa de éstos. Llevó a mi abuelo por Europa, paseó su nombre desde Glasgow hasta Stuttgart, le invitó a copas y recopas y mi abuelo las disfrutó hasta el íleon y el ilion. El amor se volvió a materializar por quinta vez entre mi abuelo y Victoria, una sexta justo en Domingo, y una séptima que bajó del cielo. Pero fue este advenimiento, este exceso de amor de mi abuelo, conseguir si no la luna sí las estrellas, lo que rompió el hechizo meses más tarde: la noche de San Isidro, Victoria le dejó un instante, y allí pareció caerle a mi abuelo un maleficio, y por primera vez se sintió y cayó derrotado.

Aun así siguieron los viajes, los triunfos, las estrellas. La octava la bajó Luis, un sabio del barrio hecho también a sí mismo, primero electricista, luego maestro. Don Vicente, algo cansado de su tarea, satisfecho seguramente por lo vivido, se retiró dos años después al campo. Y mi abuelo, como Nietzsche, ya nunca se recuperaría del todo de un segundo abandono. Victoria empezó a olvidarse de él, la Hacienda a bambolearse entre dueños, las pupas a salir a flote. Y una noche de San Juan, mi abuelo quedó herido de muerte. Y sólo tres días después, el 27 de junio de 1987, mi abuelo volvió a ser derrotado. Y esa misma noche, sin que yo pudiera votar para evitarlo, y aunque mi voto tampoco lo hubiera escuchado Dios, mi abuelo pasó a otra vida. Quizá la muerte, quizá el purgatorio, ni Dios sabe lo que él quiere de nosotros, y su indecisión es nuestra incertidumbre, y su impericia la muerte de nuestras almas.

Victoria vino a visitar la casa tres o cuatro veces tras la desaparición de mi abuelo. En los veranos del 91 y en el 92, una vez cada año, como en recuerdo de lo que fue vivir con mi abuelo. Ni ella ni nadie quiso firmar el acta de defunción que las instituciones emitieron, en junio del 92. Y una vez más, que yo sepa, Victoria visitó nuestra casa en 1996, pero no sé si fue solo espejismo, o verdadera aparición de un fantasma. Desde entonces, me cuentan los amigos, Victoria también nos ha dejado, quizá para siempre. Yo aún espero que vuelva, pero tengo miedo. Porque quizá nos encontremos ya en el cielo, y eso significará que mi abuelo, ni por sí ni por mí, estará para abrazarla.
Él habría cumplido hoy ciento cuatro años. Felicidades abuelo.


Posted: 25 abr 2007, 12:00 por SDHEditor
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Athletico de Madrid

Debería existir una palabra para definir la enfermedad y síntomas de quien no sabe quién es. Algún término griego con tintes médicos y onomatopeya pomposa.

 


Algo así como "anonimatosis", o "difusalgia". ¿Qué eres? ¿Eres siquiera? ¿Existes porque te damos todos el mismo nombre (o definimos todos lo mismo, de tan distintas maneras)? ¿Eres tan único que eres sólo en lo que te diferencias?

¿Quién eres? ¿Quién quieres ser?

¿Eres lo que quieres ser?

Te veo querer ser Jacob, eres Esaú. Te pintas Abel, te conocen Caín. Sales de víctima en los mentideros y de rufián en los mensajeros. Secuestrado por conocidos, sociedad anónima, pelele de campeonato. Omne tibi impune lacessit, Vorsprung durch Technik, Dolce&Gabanna, lo que los demás digan de ti. Y así no hay manera de saber quién eres.

Campeón o simple ganador. Guadamecil rematado o cordobán sin remate. Arraclán de escribidores sin honra, o pupitre de ilustres plumas, en el anochecer, bajo velas sin barco. ¿Qué eres, lo que tanto me poblaste?

Fuiste Athletico en mis cartas a los Reyes, en el 1X2, en el salto del b/n al color. Fuiste orgullo, coraje y corazón. Fuiste rabia, amor y decepción. Fuiste y ¿eres?, dime, ¿eres?, ¿queda algo de ti? ¿Una señal, un resquicio, una marca? Señor, una dichosa marca... un amor hacia algo sublime, abstracto, sin razón: un amor esclavo, más cuanto más etéreo, como el sentido por alguien que nunca pudimos tocar, a quien no vimos hablar, ni siquiera comer, ni mucho menos cagar. Alguien cuya personalidad sólo imaginamos en onanismos virtuales, alguien del que al preguntarnos "¿quién eres?" cabrían tantas dudas. Y en la duda, la condena, impartida por el agresor: la hagiografía de una imagen, virgen en nuestro ideario, sacacuartos de nuestro bestiario. Nada legal ni legítimo.

En el fondo, creo que lo que me genera esta duda, no es que seas o dejes de ser. Es que no eres dueño de ti mismo. Y cuando no sabes quién eres, ni crees saberlo, ni tienes voz interior que lo sepa aun sin necesidad de verbalizarlo, corres el peligro de creerte ser lo que los demás te digan. Para bien y para mal. Quizá alguien debería saberlo por ti. Pero por desgracia no tienes dueño, y el que hoy te esclaviza tampoco te posee, así que nadie sale en defensa tuyo, y estás a merced de la opinión. De cualquiera.

Una pista más sobre el delito de esta ignominia. Sería mejor la muerte (?).

Posted: 10 abr 2007, 12:00 por SDHEditor
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Álbum familiar

Llegaba Paulino Uzcudun y decía buenas tardes llevándose la mano al sombrero. Mi padre y mi tío respondían al saludo con la emoción contenida de dirigir la palabra a quien había merecido una derrota con Louis en el Madison. Eran las cuatro de la tarde y en el segundo anfiteatro no había más de trescientas personas. Hacía siempre frío y cuando el sol de invierno se quedaba diez minutos sobrevenía el sueño y terminaba venciendo a un hombre flaco que detrás de nosotros golpeaba el cemento con su herida, quiero decir con su cabeza, que era una herida de soledad y de tristeza y de haber comido pan y vino oscuro en los últimos lustros.

 


Las piernas de los jugadores brillaban con el brillo turbio del linimento, las medias eran azules con la vuelta roja, los balones marrones y grises, usados y sonaban a cuero duro, a vacío, como yo los oía sonar muy cerca en el campo del Gas, por la mañana, con aquel perfume del gas entre las tapias hendidas todavía por las balas de la guerra civil.
 
Madrid ya no era una ciudad de un millón de cadáveres sino que las niñas olían a fresa y el ruido de los automóviles parecía un allegro en mitad del asfalto. Pero aún era posible imaginar un crimen en Calvario o Miraelsol, una casa de putas con brasero, un estampita en la estación de Atocha.
 
Digo que salía Rodri con las manos desnudas y Luis con cara de haber dormido mal. Eran domingos gris perla y también dorados, domingos varón dandy; no como los domingos del Madrid, de un sol blanco y romano en las terrazas de la Castellana. Entonces sonaba un himno del que nadie se acuerda y que empezaba diciendo "En pos de la victoria marcha el A t l e t i de Madrid" y alguien nos ofrecía vino en una bota y aquel estadio gris y enorme ya empezaba a educarnos, a llamarnos secretamente con una voz macho y tierna a la vez.
 
Yo jugaba al fútbol en los jardines del Prado, amparado por la estatua de Velázquez. Regateaba como Ufarte y celebraba los goles como Luis, saltando y, en el aire, abatiendo violentamente el brazo derecho de atrás adelante. En mayo, los viernes, al anochecer, venía a buscarnos mi padre y al regresar a casa los patios y las pensiones de Atocha olían a tortilla, a pollo y a adulterio y crepitaba el aceite en las cocinas y cantaba Rosita junto a la ventana, que su voz era exacta a la de Rocío Durcal.
Posted: 21 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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Se me saltan las lágrimas, Fernando.

Se me saltan las lágrimas, Fernando. Qué grande es tu pequeña escritura. Tanto como tu persona.
Qué lastima que te prodigues ya tan poco, y que otros, de cuyo nombre no quiero acordarme, ni siquiera comparzcan. Con vuestra raleza o vuestra ausencia, habéis empequeñecido este foro hasta casi la nada.

 


¿Te acuerdas de aquellos partidos de 'eternos', tantas veces perdidos entre el estruendo, en el anfiteatro, de mucho merengue camuflado, y acabados con el vuelo de las almohadillas hasta cubrir de rojo el césped?
¿Y de aquel pulular en las afueras del estadio entre 'camionetas' y gritos de ¡Ventas! ¡Cuatro Caminos! ¡Carabanchel!?
Por no acordarse ya de los cortitos de cerveza que aprendí a degustar en Los Vascos y calles adyacentes, las viseras de papel recio y forma de teja con la gomita, para protegerme del sol en la lateral del Metropolitano, con los retornos, alegres o tristes, por el descampado de la Senda de los Elefantes. O los días de balonmano en el Buen Consejo, Palacio de Deportes y luego Magariños.
Aquellos domingos de misa, vermut y fútbol, o cuando tocaba fuera, de nerviosa búsqueda de la Gaceta a la salida del cine, para saber qué habíamos hecho.
Y qué decir de los lunes, aguantando, primero, al cabezón del Andrés o al chulito guaperas del Fernando, puteando al pobre y debilucho colchonero, para, después, soportar al Romano, el de mates, colchonero amargado que nos hacía pagar a precio de infancia atemorizada nuestras derrotas.
Y sí, me acuerdo de aquel himno con música casi de pasacalles valenciano, tan lejano de los sones marciales o huecamente épicos de sus sustitutos.
Lo dejo, que en mí, la honda belleza de tu escritura se hace, más que añoranza, pura y simple melancolía.
Lo peor, Fernando, no es que todo esto se haya ido, pues ley de vida es, sino que, aquí, ni siquiera el odioso fútbol posmoderno nos llega. Qué triste vivir el agotamiento de esta pasión, postrados por este irreversible estado de pura 'calamitosis'.
 
Mil y una gracias, que, como sabes, son muchísimas más que mil. Pues esa 'una', nunca vence. O así nos decían
 

Posted: 21 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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Yo soy de donde hay un río... (19/03/2007)

Hace años, bastantes, creía que el cielo era verde. Mis amigos se empeñaban en que era azul, a veces blanco; pero para mi era verde porque no imaginaba mejor lugar para estar que en el césped del Calderón.

En los días de invierno, de pie y muerto de frío, soñaba con saltar un día con la camiseta del Aleti a ese Campo que tanto amaba.

 


Imagino que todos queríamos ser grandes figuras del fútbol para ganar mucho dinero, ser famosos y… Y yo quería ayudar a mi equipo. Siempre pensaba que el día que ocurriese lo que tanto deseaba correría por diez, o por cien… Hasta que el corazón o los músculos me dejasen.

Como es lógico jamás ocurrió tal cosa. Por más que me esforzaba no dejaba de ser un jugador mediocre que manejaba únicamente la derecha.

Y cada quince días intentaba contribuir a que aquellos que sí habían sido agraciados con el don de jugar con “la rojiblanca” entendiesen lo que significaba el mero hecho de tener esa oportunidad para alguien como nosotros, que amamos al Aleti de la única forma que se puede amar a éste equipo: desesperadamente.

Gritaba, cantaba, bailaba. Reía y lloraba con nuestros triunfos y derrotas.

 

Hace unos años, menos de los que comentaba antes, ya me di cuenta de que el cielo no es verde. No al menos como la alfombra verde de mi Campo…

Empezaba a teñirse del color del verde de los billetes antiguos, con ciertas tonalidades grises del hormigón de los grandes complejos urbanísticos y encima mi cielo no era mío, sino de unos tipos que eran unos auténticos desconocidos y que se colaron en casa cual catastrófica plaga dispuesta a arrasar todo lo que oliese a sentimiento. Sólo apelaban a nuestro corazón para pedirnos más dinero, que utilizaban en campañas publicitarias que intentaban recordarnos lo que habíamos sido… Para mayor escarnio aún.

 

Parece que ahora los vientos no son demasiado favorables para los que quieren “crecer” como Club descapitalizándolo. La verdad es que me es indiferente, ese callo hace tiempo que se ha hecho demasiado duro.

Bastantes batallas he librado como para seguir intentando luchar contra todo lo que los que nos mangonean suponen.

 

Sólo quiero decir una cosa a quien quiera leerme: yo soy de donde hay un río.

Podrán quitarnos nuestro campo tras haberse gastado durante años un supuesto dineral en no menos supuestas reformas. Podrán trasladar a éste gigante dormido a las afueras, o a Toledo o… O acabar con todo, que en definitiva es de lo que se trata.

Podrán contarnos que se nos trata igual que a nuestros cómicos vecinos, a quienes su propia idiosincrasia les impide preocuparse ya que saben y sienten que alguien les sacará de sus problemas con esquinas, como putas, que es lo que son unos (los que les sacan) y otros.

Podrán hacer todo lo anterior; pero yo seguiré igual. Como si no hubiese pasado nada.

Cambiaré mi cielo por cemento, adoraré enormes rascacielos, acudiré a los pocos jardines que sobrevivan para hacerles entender que soy de donde hay un río, que jamás admitiré su cambio, como espero que ningún atlético lo haga a pesar de lo que pueda significar, ni aceptaré su podridamente engañosa propiedad.

Alguien habrá que tenga la mínima vergüenza para reconocer que el Aleti debe ser su propio dueño, que nadie puede hacerse portavoz de corazones que viven únicamente para su equipo cuando no existe en el suyo un mínimo rescoldo siquiera de honestidad.

Algún sector de los medios de comunicación tendrá que entender algún día que el Club Atle... de Madrid no puede ser motivo de mofa, ni sujeto habitual del chiste fácil.

 

¿Cómo conseguirlo? Pues no lo se, compañeros, ojalá lo supiese. Pero no creo que el sabotaje sea mala solución.

En el punto al que hemos llegado es posible que la forma de que entiendan el verdadero valor del Club sea que nos neguemos a todo lo que tenga que ver con el Atlético hasta que se marchen. Puede ser la muerte; pero será digna. Será luchando por aquello que amamos y que sólo nosotros entendemos.

 

Será diciéndoles que somos Atléticos, del Estadio Vicente Calderón, herederos de un magnífico trozo de la historia del fútbol mundial.
Que somos de donde hay un río, de la punta de una loma, de familia con aroma a tierra, tabaco y frío… Indios, colchoneros, sufridores… lo que ellos quieran; pero en nuestra casa, nuestra fría casa, llena de aluminosis, con incómodos accesos… y a la orilla del Manzanares.

Forza Aleti

Posted: 19 mar 2007, 12:00 por SDHEditor
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A Griffa

Griffa, tu seudónimo no hace honor al jugador del mismo nombre que honró este Club, ganó copas, ligas y Recopa y siendo central tiró un día un cohete de 30 metros para ganar 0-1 en el Bernabéu. De la garra de jugadores como él se hizo un Atlético campeón. Ése que tú ignoras y, como la ignorancia es atrevida, desprecias.

 


 Tú Atlético es el de la señora Rushmore y el hijo de la Miró. El de Cerezo y Gil, que mientras ganen para la caja no les importa que el equipo gane, porque no han sido seguidores de este club en la vida. El que no abuchea a Jurado y duda (pocos, pero los hay) del Niño. El que no es antimadridista porque no sabe los títulos que los blancos nos han robado desde infantiles a Primera División porque desde el 59 hasta el 90 simplemente, no se les podía ganar porque (yo lo he visto) te podían anular tres goles en un partido, expulsar a Gárate (¡ese santo varón!) en un partido decisivo. Eres del Aleti que inventó Cabeza aprovechando el bajón de Calderón y entronizó a los Gil (de hecho una azafata de Cabeza es ahora la santa esposa de Gil Marín). El de tortilla y pandereta. El de al negro lo mato. El Aleti que dilapida la plantilla de un Doblete en tres años y que permite que se insulte a los que lo consiguieron. El que olvidó su sección de balonmano. El que está lleno de jugadores que no saben qué es vestir la rojiblanca ni aunque tengan un histórico de 22 años que sabe lo que es eso. El de una afición inteligente y crítica. Bravía cuando hacía falta pero ocurrente como la Demencia (muchos de ellos compartían gradas, como nosotros jugábamos al balónmano en el Magariños... Cecilio, Rico, Uría... qué tiempos!). Ese Atlético que sólo queda en este foro y en el de Infierno Rojiblanco (lo demás, bazofia neoatlética), en Torres y en los que se lo hemos contado a hermanos, hijos y sobrinos... Ese Atlético en el que yo me eduqué en los 70: campeón de Liga, de copa, de la Intercontinental, subcampeón de la Copa de Europa en una final que jugamos contra la selección alemana que era el Bayern y nosotros con 5 bajas de titulares (Ayala y Panadero Díaz enre ellos) en la final y 7 (Irureta y un Luis de 37 años al que había que inyectar para que pudiera jugar unos minutos de la artrosis que tenía, pero que salía con la rabia de saber qué escudo defendía... Como lo sabía cuando un cuarto árbitro le dijo que no saliera de la zona técnica y él le respondió que no pisara el escudo del Aletico que hay al lado de los banquilllos . "¡Ese escudo no se pisa!". Eso es el Aleti. El que me enseñó mi padre que, cuando ya no tenía fuerzas cuando un cáncer se lo llevaba, sólo hablaba de la rojiblanca con sus hijos. Ese Aleti al que en los últimos días de mi padre, le eliminaron de la Copa (el Madrid) y tuve que salir de la habitación para llorar al saber que nunca más iba a ver ganar un título a su equipo. Ese Aleti que, cuando mi equipo ganó el doblete hizo que fuera a la tumba de mi viejo a contárselo. Ese Aleti de indios, argentinos, brasileños y fichajes de equipos medianos que se hacían grandes con nosotros. Ese Aleti del que no tienes ni puta idea. Pero no eres el único: te pareces a nuestra directiva, a nuestro secretario técnico, al que lleva la cantera... ¡Dios mío, qué pesadilla!

Posted: 13 feb 2007, 12:00 por SDHEditor
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Luiz Pereira

Siempre que un central toca bien el balón y lo saca jugado se establece la comparación con Luiz Pereira. Pero Luiz Pereira era mucho más que éso.

 


Imponía un respeto enorme al delantero. Sus movimientos eran deliberadamente morosos poque era su manera de expresarse en el juego y también porque esa actitud establecía por sí misma y desde el primer minuto una superioridad jerárquica (suya y de su equipo) con respecto al rival, pero al mismo tiempo era capaz de pasar en velocidad de cero a cien en un segundo. Aún pesando más de ochenta kilos, era una flecha y su salida al cruce suponía un ejercicio de autoridad. Era duro siempre y violento a veces -¿verdad, Juanito, Cruyff?- Cuando el centro del campo se atascaba, se atrevía al primer regate y se ofrecía en paredes a los medios, llegando a veces casi a la frontal del otro área. Era bueno por arriba y excelente por abajo. Visto desde la grada, daba la sensación de dominar él solo más espacio del que le es posible abarcar a un hombre, impresión que -Dios me perdone- a veces me produce nuestro delantero centro actual. Además, como ya he dicho otras veces aquí, hizo cosas que jamás se había visto en España hacer a un defensa.
 
Y si no, que lo diga ljrufo.

Posted: 08 feb 2007, 12:00 por SDHEditor
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Luz en el camino

Hace ya tiempo de lo que voy a relatar. Más de cuarenta años, no recuerdo.

Caminaba un joven por el Paseo de los Melancólicos cuando a lo lejos vislumbró alguien que se le acercaba a toda prisa. Más aún, volaba hacia su encuentro enarbolando lo que parecía ser una bandera rojiblanca.

No habían transcurrido segundos y la poca distancia le pudo permitir reconocer a un hombre de edad muy avanzada que, muy alterado, parecía querer decir algo.

Balbuceaba; pero no debido a la demencia senil, sino a la emoción, a las ganas de transmitir, a la pasión que desbordaba. Llevaba su bufanda al cuello, la de siempre, la colchonera…

“Soy del Aleti”, alcanzó a decir.


El joven, entre el orgullo y el miedo, acertó a murmurar un entrecortado “Yo del Madrid, aunque no me gusta mucho el fútbol” que ni siquiera fue escuchado…

El anciano le hizo un gesto para que se aproximase y señaló a su pecho

“Escucha. Es un corazón ajado, poca vida le queda, pero late contento de haber vivido una historia de sentimientos. No ha tenido un minuto de descanso y, sin embargo, aunque no puede recordar, sabe que no ha sido en vano. Que la flecha rojiblanca que lo atravesó hace años fue su aliada en las numerosas batallas que ha ganado y su consuelo en las que ha dejado de ganar…”

Nada más decirlo cayó al suelo. El joven intentaba sujetarle por el brazo; pero parecía que el anciano deseaba realmente descansar, por lo que suavemente dejó que se sentase en la fría acera, junto a una farola que permitía ver los rostros en sombras, como difusos en la noche cerrada.

Le mostró su mano. Curtida, de hombre trabajador, con marcas profundas que revelaban una vida de esfuerzo.

“Está muy gastada. Casi no me responde. Hace meses que no puede empuñar la bandera de su Aleti y se siente inútil. A veces tiene momentos de esplendor, cuando el Calderón canta, y saca fuerzas para ondear la rojiblanca de izquierda a derecha. Luego se cansa, son los años, pero ha sido una buena mano. No piensa, ni late, pero siente los colores como el que más…”

Nuestro anciano amigo se tumbó. No le quedaban ya fuerzas para más.

El joven dudaba entre atenderle o pedir ayuda; pero no pasaba nadie, daba la impresión de que el tiempo se había parado en el Paseo…

Se acercó, tanto que el aliento frío de ambos se cruzaba. Le sujetaba la cabeza con firmeza, como sabiendo lo que iba a ocurrir indefectiblemente.

“Mi cabeza está ya muy vieja. Son muchos años de almacenar recuerdos. Pero aún piensa, sabe que ha elegido el camino adecuado. Todavía tiene fuerzas para hacer temblar a todo el cuerpo cuando escucha el himno, aún levanta el vello al oir “Atleeeeti” y, lo mejor de todo, aún recuerda todos y cada uno de los instantes vividos en el Calderón, en su Templo, en su casa, en el mejor campo del mundo…

Ser del Aleti es su religión, por y para ella han latido, ondeado y sentido. Y ahora, que la segura muerte llega, sienten que sólo pueden hacer una cosa más: contarle a alguien la verdadera razón de la vida con la esperanza de que le sirva de ayuda…”

Falleció. Y el joven estuvo un buen rato a su lado.

El viento hacía ondear la bandera y, con ello, la bufanda parecía cobrar vida…

Las recogió y siguió hacia el Calderón. Su corazón latía como jamás lo había hecho, sus manos aferraban la bandera hasta doler y su cabeza… su cabeza sólo pensaba en el próximo domingo, en el campo, con los suyos.

 

Y cuarenta años después caminaba un joven por el Paseo de los Melancólicos cuando a lo lejos vislumbró alguien que se le acercaba a toda prisa. Más aún, volaba hacia su encuentro enarbolando lo que parecía ser una bandera rojiblanca....

Posted: 23 ene 2007, 12:00 por SDHEditor
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Por un puñado de euros (25-8-2004)
El Atlético perdió la descomunal batalla de los seis millones de euros, ¡qué le vamos a hacer! Y uno lo siente por los jugadores y el preparador, quienes después del desastre de la ida bregaron de lo lindo en vuelta. Pero fue como nadar durante kilómetros y kilómetros para morir a dos metros de la tierra firme. Una vez más las cuentas de la lechera se revelaron tan endebles como los castillos de naipes. Es el sino de este club bajo los Giles y Cerezos. Con la plantilla sin cerrar, alineando a futbolistas como Simeone, Sergi o Aguilera —pundonorosos pero envejecidos— y a jóvenes muy verdes y apocados: Jorge, Nano o Arizmendi, el Atlético le deparó otra noche amarga a sus forofos. Y bastante hizo con nivelar la eliminatoria y parecer capaz de superar a su contrincante, pero no hay que insistir en la mala suerte, ni siquiera en los errores del árbitro —que los hubo y gruesos—, o de nuestros jugadores desde el punto fatídico, sino más bien debemos preguntarnos qué ha hecho el club para abrir la minúscula poterna de cerradura oxidada por la que pretendíamos acceder a Europa. En mi opinión, nada útil, peor aún: cometer desatino tras desatino.

Debió confeccionar la plantilla a tiempo. Ayer, Ferrando no pudo disponer de Salva, Luccin, Velasco y el “ocho” que, aseguran, aún resta por fichar. Debió tentarse la ropa antes de pregonar un éxito fácil —Gil Marín y su colega se figuraban en julio que la clasificación era pan comido—. Debió quitarle hierro, después de la derrota de Villarreal, al presumible fracaso y no instigar a sus voceros de los periódicos a que graznasen el fúnebre augurio de que, sin esos seis millones, el club estaba poco menos que desahuciado. (Tal pánico ya lo difundieron cuando el Alteti bajó de categoría y permaneció en Segunda, pero la pretensión de que 1.000 millones de las antiguas pesetas son cruciales para el porvenir de una entidad que debe más de 40.000 es una falacia.)

Sí, Gil Marín y Cerezo han sido muy negligentes y muy demagogos, y por ello será difícil que el fiasco de la Intertoto no alargue su ominosa sombra de ciprés sobre lo que resta de temporada —¡y aún no ha comenzado a rodar el esférico!—. Ya veremos cómo encara el equipo el match de próximo sábado, que inaugura la Liga. El Atleti parte con varios handicap: la costumbre de caerse, la conciencia de que, por quinto año consecutivo, el club no militará en Europa, el cansancio y la desilusión de sus hombres —aquí el míster tendrá que trabajar con denuedo para restablecer la moral del conjunto—, etc. Aunque su más pesado lastre son los tahúres a los que, por un puñado de euros, no les importa jugarse el porvenir del club en una timba playera. Han convertido al Atleti en un infecto garito.

Ni tanto ni tan calvo (26-8-2004)

O sea, que una cabellera digna de peluquería de unos nueve o diez euros.

Repaso mentalmente el partido del martes y sólo recuerdo con agrado las dos cosas que hicieron Torres e Ibagaza, en cuanto a calidad. Lo demás, una lucha y un sacrificio que, en principio, no me reconfortan en exceso, pues se supone, o al menos yo supongo, que han de darse por descontados, aunque aquí parecen sonar a gloria bendita. Cierto es que también se vio cierto orden táctico en defensa y se intentó jugar el balón con sentido, aunque esto pocas veces se logró.

En resumen, por lo que al panorama general toca, me quedé con la sensación de haber visto un partido discreto aunque interesante y emocionante, que con los tiempos que corren, para nosotros, hasta deja buen sabor de boca.


¿La eliminación es injusta/justa? En el deporte, salvo graves errores o parcialismo descarado de los jueces -y yo no los he visto, la verdad, en esta ocasión-, la justicia la pone siempre el resultado. Lo demás son monsergas. ¿Que los penalties son un azar? Falso. El azar no existe, es una invención cognitiva humana. Además, ¿quién creía ayer, cuando se hubo de recurrir a esta suerte decisoria, que el Aleti podía decantarla de su lado? Creo que nadie con un mínimo de juicio. La diferencia técnica entre unos lanzadores y otros, más la existente en este lance entre los porteros, auguraban un resultado semejante al que se produjo. Seamos serios, no como los amos, de cuya chapucería e imprevisión puede haber dependido en gran medida este resultado. Si lo pagaran ellos solos, no me dolería, pero lo malo es que, como es evidente, lo pagaremos todos; mejor ddicho, ellos no lo pagarán -aumentarán la dueda-, y nosotros lo sufriremos -como seguidores-.

Por lo que al futuro se refiere, el equipo sigue produciéndome sensaciones no demasiado estimulantes. Dependemos casi por entero de dos jugadores, lo que quedó más que patente en el penalty y después de la salida de Ibagaza. Y, si bien es cierto que Luccin y quizá Velasco pueden mejorar el equipo, sigo viendo poca seguridad por el centro de la defensa y en la porteria, escasa calidad en los mediocentros defensivos, mas sobre todo el vacío atacante más absoluto en las bandas.

¡Ah!, se me olvidaba. Jorge hizo lo que cabía esperar. Por tanto, ninguna sensación especial, y ni tan siquiera algún reproche al respecto (es un tema que ya me aburre, el de este chiquito). Y al chaval, Arizmendi, no le carguemos muertos que no ha matado. Que lo manden donde pueda jugar minutos suficientes para madurar, pues dejarlo aquí sería su condena, muy probablemente.

Posted: 13 oct 2006, 12:00 por SDHEditor
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Atlético Aviación (16-5-2004)

Hace cuatro años, el 30 de mayo de 2000, consumado el descenso, el Marca publicó una carta al Director, donde explicaba que la afición estaba dividida. Y donde propugnaba refundar el Atletico Aviación, punto de origen de nuestra más brillante historia.

Hoy no me cabe ninguna duda ya de ese enfrentamiento histerico. Nos echamos la culpa unos a otros de la quiebra del club, de quien ha hecho más para evitarlo, y de quien quiere un mejor futuro...pero en realidad casi nadie da el primer paso para mejorar, para empezar a andar. Incluso parece la partición de una herencia, heredamos el atletico de Gil.

Ahora mismo, os lo digo muy claro y no exagero un apice, ni lo utlizo de forma intencionada, la opción que me consta se baraja desde el Consejo de Administración es vender el Calderón, para solucionar la deuda contraida en los ultimos cuatro años y proporcionar plusvalias suficientes para aceptar la transferencia de las acciones. Acciones de una sociedad que por unico valor tendría su plantilla y su afición. Cien años despues, lo mismo.

Consciente de esta realidad desde principio de año he luchado por evitarlo. Esta esquizofrenia atletica, me alcanzó de lleno sabedor de que cualquier solución pasa por sacar a los Gil del Club, que ya no valian medias tintas. Hasta el punto de pedir cordura, mientras reclamaba justicia desesperadamente. Mientras planeaba la ultima batalla, intentaba estar presente en el armisticio.


Y he llegado a la conclusión de que todos debemos perder algo en esta guerra. Debemos renunciar a aquello que consideremos imprescindible para conseguir el objetivo, esto es: LA UNION.

He cambiado ciertamente mi vida y la de mi familia por defender la única manera viable de sacar adelante el atleti: UNION, COMUNION, juntarnos. Todo mi esfuerzo personal se ha volcado en consensurar criterios, sentando a la mesa a los comensales más dispares e incluso enfrentados. Intentar fumar la pipa de la paz, he fracasado una y otra vez, pero también hemos tenido avances. AA es la base para conseguir un relevo desde gente atletica solvente, pero necesitará la ayuda de todos: los medios, las administraciones, las peñas, el frente, señales de humo, TODOS, PORQUE EL ATLETICO ESTA MUY MAL. SI TUVIERA UN SOLO CORAZON COMO GIL, SU DESTINO SERIA EL MISMO. Pero el atletico tiene muchos corazones impulsando sangre rojiblanca. Y mientras uno lata, habrá vida.

No es el momento de analizar curriculum, ni de ser el más duro de ningún sitio, ni de reclamar nuestro atleti. Es el momento de tender la mano pensando que te la van a dar, sea así o no. Aun te quedará otra mano para luchar. Todos hemos visto estos 17 años, y sólo depende de la perspectiva para que nuestro analisis sea uno u otro. Pero existe una realidad objetiva que os he intentado contar una y mil veces. O nos juntamos para defender el atleti o esto será el principio de un éxodo que puede acabar con todos en el infierno.

Yo no voy a renunciar a mi forma de luchar, mezcla de diplomático servicial y guerrillero hostigador de conciencias. Pues nadie me podrá demostrar que ese no es el camino. Lo es mientras el actual Consejo no admita que ellos no son la solución al problema que ellos crearon. Y que deben también perder algo por este nuevo atleti. Pueden quedarse con el honor, defender el nombre de los que ya no estan aqui, pero no es posible seguir exprimiendo la vaca.

El teclado, como el papel, lo admite todo. Pero la grada no es este foro, y allí se respiran otros sentimientos, en gran parte debido a la escasa y distorsionada información. Respetemos a la gente atlética, su dolor verdadero, pues ha desaparecido su referencia de dos decadas. Respetemos todas las manifestaciones sobre lo más importante que es el atleti y su futuro. No queramos dar lecciones de atlético a nadie. Pensemos que todos colaboran por un mejor futuro con su forma de vivir el atleti. Y quizás entre todos seamos capaces de renacer de nuestras cenizas.

Si alguien es más atlético que los demás, que lo diga ahora.

Posted: 13 oct 2006, 12:00 por SDHEditor
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Solteros contra casados (Elogio de la mentira) (20-4-2004)
1) Los prolegómenos. Los ríos de tinta empleados para convencernos de que el Madrid y el Atlético, cuando contienden hoy, juegan un partido de la máxima rivalidad son tan caudalosos como perfectamente inútiles: los aficionados que entienden un poco de fútbol no se dejan engañar por semejantes tácticas de la mercadotecnia, que constituyen una especie de “sopa boba” de escaso valor nutritivo. Era casi imposible que el Atlético sin Torres doblegase al Madrid, salvo que el Madrid tuviese un día muy aciago. Lo cierto y verdad es que, sin su “nueve” —que aún no es más que una promesa—, el Atlético bregaría a estas alturas de la temporada por no bajar a Segunda. La plantilla es mediocre y el coach —cuya ineptitud va a ser recompensada con una temporada más al frente del equipo— ha marginado a varios de sus hombres más aprovechables (Movilla, Contra, el propio Novo…) y premiado con la titularidad a voluntariosos ceros a la izquierda: Gaspar, Aguilera, De los Santos… (Sobre la institución nada añadiré a lo profusamente dicho desde que colaboro en esta página.)

El sábado por la mañana conversé con un amigo colchonero sobre el inminente match.  Llegamos a una conclusión: puesto que la victoria era punto menos que impensable, lo mejor para el club era perder, y perder por paliza, perder como el año pasado. (Los dos creemos que la gente del Calderón sólo despertará de su sueño de eras —hecho de embustes y resignada abulia—, si las derrotas se suceden como las tracas de un castillo de fuegos artificiales. Ya que el club está salvado del descenso, lo más útil para su supervivencia no es acabar en tal o cual plaza, al objeto de volver a Europa el año próximo, sino coleccionar resultados adversos.) “Lo que no quiero bajo ningún concepto es el empate” —remachó mi amigo— porque las tablas beneficiarían a Manzano y a los golfos belitres que nos desgobiernan”.

2) El acontecimiento. Ustedes habrán tenido ocasión de leer y escuchar a los portavoces del lobby merengue. Según esa banda tontainómana —consumen chaladura con la misma fruición con que otros le dan al porro—, el sábado se habría impuesto el legendario carácter del Real que siempre sale a relucir en los trances apurados. (Es un extraño género de carácter ese que se manifiesta una jornada sí y dos no, que aparece contra el Atleti y desaparece contra el Mónaco o el Zaragoza.) 

En realidad, el Madrid de ahora es un equipo de casados cuarentones y con barriga, pero el sábado a las diez se enfrentaba a un conjunto de solteros sin compromiso que no le dan una patada a un bote. (El carácter futbolístico está en las piernas y no en el resultado que es donde lo indagan esos próceres de la causa merengue.)

El carácter, la noche de autos, corrió por cuenta del referee que —como en docenas de derbis pretéritos, presentes y futuros— falsificó, falsifica y falsificará el resultado del encuentro a beneficio de los merengues.

En una entrevista, que concedí hace ya algún tiempo al As, afirmé: “El poder del Real Madrid envilece el campeonato”, pero el torpe —o astuto, vaya usted a saber— transcriptor de la frase y monaguillo blanco puso en mi boca otra muy diferente: “El Madrid envilece el fútbol”, con lo cual el sentido de la aseveración queda desvirtuado, pues más parece una salida de tono propia de un anti envidiosillo y tuerto por el rencor que el producto de la evidencia arrojada por el moroso transcurrir de innumerables ligas. En efecto, para todo el que no sea blanco del alma y necio de meninges, es un hecho probado que el Madrid salta al césped con el riñón bien cubierto de puntos. En este ejercicio la víctima de tan injusto y antideportivo hándicap será el Valencia, pero la cosa no va con él; va con el Madrid a cuya victoria son adictos demasiados forofos.

Pues bien, perdió el Atleti, pero no como hubiésemos firmado mi amigo y quien esto escribe sino al torticero modo que faculta a los Giles y Manzanos para comandar el disgusto de la modorra gente del Calderón.  El robo, innegable, ofuscará a los seguidores colchoneros, y así el inaplazable ajuste de cuentas de la afición con los sujetos que arruinan la entidad y sus valedores en los diarios quedará para el siguiente proyecto.

Sí, perdió el Atlético, resucitó el Madrid, y ganaron Gil y Manzano. Disculpen si no me felicito por el desenlace de tan épica jornada.

No señor, ya no. (24-7-2003)

No señor, ya no.

No me pidan que sea optimista ni dar oportunidades a los jugadores que vienen y no conocemos o que por desgracia conocemos muy bien.

No me pidan que sea equilibrado en mis juicios sobre la secretaría técnica y este nuevo proyecto.

No me pidan que sea mesurado en las opiniones respecto a una afición acrítica, desinteresada y cainista.

No me pidan un esfuerzo tan grande como para que me trague la supuesta bondad de los más de 10 millones de euros que han puesto los actuales ya sí, máximos accionistas del club.

No me pidan que no sea sectario con los que no opinan como yo respecto a la situación del club.
No señor, ya no.


Porque creo que éstos, como la inmensa mayoría de los que han venido y vendrán con esta directiva, son jugadores mediocres, sin el nivel necesario para jugar en este club, claro está según la idea que tengo yo de club para el Atleti y ya estoy harto de proyectos y proyectos sin ningún tipo de criterio futbolístico estable.

Porque creo que el actual secretario técnico es una marioneta de los gil al que han pagado sus ‘servicios prestados’ como en su tiempo a Tomás Reñones o a Santi ahora y poco criterio propio tendrá y le dejarán tener.

Porque esta afición es la que aún piensa que Gil, a pesar de todo, nos salvó sin profundizar en los porqués, y sigue pensando que nuevamente nos ha salvado sin molestarse en contrastar diferentes opiniones. Son los mismos que piensan que quien tiene que venir es un Vergara o alguien con mucha pasta para desentenderse de su principal tarea, erigirse como protagonistas de la salvación y propiedad del club. Eso sí, en cuanto les dan un caramelo, aunque sea caducado, se crecen como campeones y si no también porque es muy bonito pertenecer a lo que la prensa, esa misma a la que tachan de madridista, califica como mejor afición del mundo.

Porque ese dinero que han desembolsado los Delincuentes, dinero que espero sea controlado sus movimientos debido a las experiencias pasadas, ese dinero les ha servido para hacerse de nuevo con el control del club, y obteniendo unas acciones por valor de 19 millones de € por 11, consiguiendo más del 40% del capital por liquidar una supuesta deuda que suponía menos del 5% del pasivo bruto. De bondad nada.

Porque con esa gente que sigue opinando que Gil no es tan malo o que no lo ha hecho del todo mal después de todo lo que se sabe y se sabrá, con esa gente, lo siento, TOLERANCIA 0.

No me pidan ya nada de eso, no señor.

A partir de ahora que sean los jugadores los que me hagan cambiar mi opinión sobre ellos demostrando que efectivamente son buenos jugadores tienen garra, clase, etc...

A partir de ahora que sea el secretario técnico el que me haga cambiar mi opinión sobre él demostrando su independencia de criterio y sus grandes conocimientos.

A partir de ahora que sea la afición la que me haga cambiar mi opinión sobre ella demostrando que no sólo quiere al aleti para sentirse parte de la mejor Afición del mundo, sino para salvar a este club y posicionándose de manera contundente contra los que pretendan abusar y servirse del club, sean los actuales o los futuros y entonces el calificativo de Mejor Afición se lo habrán ganado de verdad.

A partir de ahora que sean otras personas los que con argumentos y cifras de peso me demuestren que lo que los Gil desembolsaron ha sido positivo para el club y no sólo para ellos.

A partir de ahora que sea esa gente que opina positivamente sobre Gil la que me demuestre con sólidos argumentos la base de sus opiniones y pueda tomar en cuenta su opinión.

Hasta entonces no me pidan más, ya no.

Un resabiado, sectario y pesimista.
Posted: 13 oct 2006, 12:00 por SDHEditor
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