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abril 1996 - Artículos

  • Copa del Rey, final. Atlético de Madrid 1 Barcelona 0

    La generosidad premia al Atlético

    Pantic, de cabeza, da la gloria a los madrileños en un duelo con poco fútbol, pero vibrante

    SANTIAGO SEGUROLA, - Zaragoza - 11/04/1996

    Pantic, el último héroe colchonero, llevó la gloria al Atlético de Madrid. No lo hizo a su manera, porque la final pedía otra cosa, un gesto desacostumbrado que estuviera a la altura del dramatismo que se vivió en La Romareda. Así que en la prórroga, cuando los corazones retumbaban, Pantic enfiló hacia al primer palo de la portería del Barca y cabeceó un centro de Geli. Fue el punto y final a una noche con más pasión que buen juego. Pero así acostumbra a escribirse la final de Copa. Y ésta fue una llena de intensidad, un partido que le sirve al Atlético para rearmarse ante los escépticos. Fue la victoria del equipo que jugó con más convicción, más atento a sus valores y más generoso.Todo resultó ardoroso y abigarrado. En el campo y en la grada, donde las hinchadas celebraron con un entusiasmo la liturgia de la final de Copa, o sea del fútbol en su máxima expresión. El aire de tensión e impaciencia se trasladó al juego, que fue muy discontinuo. Algunas decisiones tácticas interfirieron en la pulcritud del fútbol. Cruyff le quitó a Guardiola su condición de guardia de tráfico y le colocó como vigilante de Kiko, que le sacó de sitio y le retiró del contacto con la pelota, donde Guardiola se siente eficaz. En otra medida cuestionable, Popescu salió a buscar a Caminero en la banda derecha. El experimento desorganizó el juego del Barça, que funcionó impulsivamente, casi contra natura en un equipo que ama la pelota. Sin ella, dependió durante mucho tiempo de la arrancada de Hagi, un tipo singular. Crece proporcionalmente a la magnitud del partido.

    El Atlético fue fiel a sí mismo. Nada cambió en un equipo que juega las mismas cartas desde el comienzo de temporada: la línea defensiva de cuatro, la tendencia de los laterales a progresar por las bandas, el impetuoso estilo de Simeone, la esperanza en los tiros libres y saques de esquina, la posibilidad creativa de Kiko y la referencia de Penev en la punta. Una vez más fue un equipo muy reconocible y actuó como tal. Su fútbol frontal y enérgico le llevó a dominar el juego, o por lo menos a retirar al Barça muy lejos del área rojiblanca.

    Sin embargo, resultó muy difícil establecer una autoridad real en el partido. Predominaba el choque sobre cualquier otra cosa mientras el fútbol se hacía muy trabajoso. Sin Guardiola en el cruce de caminos, el Barça se resignó a vivir sin el balón hasta los últimos instantes del primer tiempo. Su única opción pasó por los contragolpes y de la buena conexión que establecieron Celades y Hagi hasta la lesión del joven centrocampista azulgrana. Luego las llegadas del Barça comenzaron a espaciarse, más obsesionados todos por las marcas que por la articulación del juego.

    Al Atlético le faltó claridad en la primera parte. Aunque el encuentro estaba más cercano a sus intereses, estuvo con los faros apagados en el área. Kiko apenas intervino y Caminero se batió con dificultades en un duelo muy físico con Popescu. Le quedaba Simeone, dueño de una vitalidad contagiosa. Pero su espíritu de combate no servía para limpiar los caminos del Atlético, que se encontró durante mucho tiempo con la contradicción de gobernar el juego y recibir la mayoría de las ocasiones que se produjeron en el partido, incluido un remate de Jordi Cruyff al larguero bien entrado el segundo tiempo.

    En su afán por dominar el duelo desde la pizarra, los dos técnicos abrieron nuevas variantes. Cruyff devolvió a Guardiola a su posición natural en los últimos minutos del primer tiempo y Popeseu corrió a encimar a Kiko. En este juego de argucias, Antic sacó a Caminero de la banda derecha y le dio libertad como volante de ataque. Y Pantic comenzó a entrar por el callejón del ocho, donde metió en problemas a Bakero, su singular perseguidor. Pero la intensa actividad en el laboratorio no modificó el curso del juego, que prosiguió demasiado nervioso hasta el final.

    El partido, que se debatió siempre entre la generosidad del Atlético y la tentación oportunista del Barcelona, quedó reservado a las ocurrencias de tal o cual jugador, a los héroes que siempre producen las finales. Por ejemplo, entró López, reserva espiritual del colchonerismo. López salió a medirse con Sergi, una flecha contra un tren. Se escuchó mucho ruido por esa banda, pero no se sacó nada en limpio del duelo entre los dos.

    Y como es de ley en partidos de esta naturaleza, la decisión del resultado vino por la vía del drama y la pasión. El Atlético alivió sus síntomas de fatiga a la vista de la lesión de Guardiola, que se resistió a abandonar el encuentro en una demostración de coraje, un cojo que ordenaba, gritaba y se enfurecía, preso de su formidable instinto de futbolista. La imagen de Guardiola llevaba impresa toda la épica de los grandes acontecimientos del juego.

    La final se abocó definitivamente a la prórroga, porque lo pedía el guión. Había que prolongar el efecto dramático de un partido vibrante, aunque sin una gran altura futbolística. Y en medio del torbellino de pasiones valió más lo heróico que la lógica en una final que premió al equipo más genero so, el que más se decidió a buscar el trofeo y la gloria: el Atlético.

    Atlético de Madrid Molina, Geli, Solozábal, Toni, Caminero, Vizcaíno (81' Biagini), Simeone, Pantic, Penev (61' López), Kiko (84' Roberto)

    Barcelona Busquets, Celades (17' Ferrer), Nadal, Sergi, Guardiola, Popescu, Amor, Bakero (61' Roger), Hagi, Jordi Cruyff, Figo (75' Prosinecki)

    Gol: 1-0 102' Pantic

    URL de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/FUTBOL_CLUB_BARCELONA_/CLUB_DE_FUTBOL/ATLETICO_DE_MADRID_S/D/_/CLUB_DE_FUTBOL/generosidad/premia/Atletico/elpepidep/19960411elpepidep_31/Tes

    TRIBUNA: ALFREDO RELAÑO

    Pantic tenía que ser

    ALFREDO RELAÑO 11/04/1996

    Sin dibujo, sin balón, sin juego. El Barcelona fue un equipo desvahído, sin carácter durante los 90 minutos reglamentarios. únicamente Hagi, con su aire caótico e imprevisible, sugería algún peligro. Los azulgrana sólo dieron buena impresión en la primera mitad de la prórroga, pero para. entonces ya jugaban con 10 y lo tenían muy difícil.

    Sin dibujo, sin balón, sin juego. El Barcelona fue un equipo desvahído, sin carácter durante los 90 minutos reglamentarios. únicamente Hagi, con su aire caótico e imprevisible, sugería algún peligro. Los azulgrana sólo dieron buena impresión en la primera mitad de la prórroga, pero para. entonces ya jugaban con 10 y lo tenían muy difícil.

    Presión y nada más.

    Enfrente, el Atlético ofreció continuidad, control y presión, pero poco más. Kiko se vio demasiado cercado por rivales y durante gran parte del encuentro nadie más mostró capacidad para inventar nada. Incluso al echarse tan adelante el Atlético se perjudicó a sí mismo, porque se quedó sin terreno en los tramos finales.

    El factor Sergi.

    Cruyff confió en la velocidad de Sergi para aparecer. con un jugador más en ataque inesperadamente. Sergi apreció bastantes veces, pero lo que no aparecieron fueron el balón ni compañeros que le dieran conversación.

    Santi y Solozábal.

    Con terreno por detrás, la amenaza del talento de Figo y Hagi, la movilidad de Jordi Cruyff y el riesgo de las llegadas al vacío de Amor, Santi y Solozábal se enfrentaban a un partido complicado. Estuvieron imponentes, lo mismo en los movimientos para provocar el fuera de juego que en la intervención directa. Molina completó con su tarea la seguridad del grupo.

    La banda derecha.

    El Atlético probó mucho a partir del descanso por la banda derecha, primero con Pantic, luego con López, y siempre con Geli. No fue extraño que el gol llegara por ahí, en una galopada de Geli y el cabezazo de Pantic. Este hombre está para todo. Es el jugador de la temporada.

    URL de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/FUTBOL_CLUB_BARCELONA_/CLUB_DE_FUTBOL/ATLETICO_DE_MADRID_S/D/_/CLUB_DE_FUTBOL/Pantic/tenia/ser/elpepidep/19960411elpepidep_18/Tes

    Antic: "Somos una familia feliz"

    JOSÉ MIGUÉLEZ, - Zaragoza - 11/04/1996

    "Somos una familia feliz", proclamó Radomir Antic. "Hace tiempo que esperábamos este momento. Pero también hay que felicitar al rival, porque peleó desde el primer minuto hasta el último para lograr lo mismo que nosotros hemos conseguido". Eso sí, el serbio se mostró tajante en una cuestión, sobre todo tras ser alertado de que Cruyff había culpado de alguna manera al árbitro del resultado final: "Ha ganado, y eso lo quiero dejar muy claro, el mejor equipo".Antic reconoció que estaba un poco desinflado" después del choque, pero tuvo fuerzas para hablar de sus continuas variaciones tácticas. López jugando de medio derecho, de medio centro, de central... Simeone, por la banda izquierda, por el centro... Caminero, en la derecha, de media punta, por la izquierda, de delantero... Santi, de central, de medio centro... El preparador rojiblanco lo intentó todo: "Así es una final de Copa. Es un partido único en el que hay que intentarlo todo cuando la paciencia no tiene respuesta. Necesita rapidez para solventar los problemas ya. Por eso busqué gente que corriera, aumentar el ritmo de juego, muchas cosas. Pero al final lo de menos son las palabras, éstos son hechos. Lo único que importa es la Copa".

    El desgaste por el partido fue tal que a los vencedores no les quedaron muchas fuerzas para declaraciones. Entre soplido y soplido, los jugadores del Atlético mostraron su euforia. "Ya era hora", dijo emocionadado Kiko. "Después de tantas promociones", añadió, "una copita no viene nada mal".

    Uno de los aspectos recordados por los atléticos, en la hora del triunfo, fueron los momentos amargos vividos por esta sociedad. "Sentimos una alegría muy grande", afirmó Solozábal, "sobre todo porque viene después de dos años muy duros. Y también llega en un momento del año en el que nuestro juego ofrecía muchas dudas. Esto debe servir para demostrar que somos un equipo importante, un conjunto muy competitivo".

    Simeone desveló lo que se vivió en el vestuario rojiblanco: "La verdad es que no teníamos casi fuerza ni para gritar. Ha sido agotador". Y, luego, añadió: "Cuando ayer vimos que nos pusieron, por aquello de la historia del Barcelona, como equipo visitante, dijimos: "Entonces ganamos, seguro". Simeone no olvida que los últimos problemas del Atlético, esos que habían encendido todas las alarmas rojiblancas, llegaron siempre en el estadio Calderón".

    El argentino dio el relevo a Caminero, a quien presentó bromeando: "Aquí os dejo a Caminero, que nos hace sufrir tanto todos los partidos". Simeone se refería a las ocasiones falladas por su compañero. "La historia es caprichosa", contestó Caminero. "Unas veces estás afortunado y otras no, pero lo importante es que el equipo ha ganado. Me puedo retirar tranquilo. He ganado un título".

    Molina complementó su camiseta amarilla con una gorra rojiblanca: "A mí me gusta y no hay más que hablar".

    URL de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/ATLETICO_DE_MADRID_S/D/_/CLUB_DE_FUTBOL/Antic/Somos/familia/feliz/elpdepfutmunart/19960411elpepidep_19/Tes

    El balón tuvo un dueño

    JORDI ÁLVARO, - Madrid - 11/04/1996

    El seguimiento del desarrollo del juego por medio del análisis estadístico en el fútbol, no tiene por qué supeditar el rendimiento final. Las estadísticas permiten seguir tendencias y estrategias a largo plazo.

    Las posesiones de balón.

    El número de posesiones de balón fue semejante para ambos equipos, pero la duración y el dominio fue claramente del equipo madrileño, a excepción de los últimos minutos de la segunda parte, cuando el Barça abandonó el pase largo y profundo. Las fases de balones sin control se alternaron en el partido, concentrándose especialmente en los minutos iniciales y finales.

    Los errores y las finales.

    Se confirmó el tópico: las finales las ganan quienes menos errores cometen. El Barcelona tuvo casi un 50% más de pérdidas de balón que el Atlético (72-50).

    Las finalizaciones.

    Los rojiblancos penetraron de forma equilibrada por ambas bandas (21 veces por la derecha y 20, por la izquierda), culminando sus ataques por el centro. Pantic protagonizó los centros desde ambos lados y se multiplicó en el gol a pase de Geli.

    La trampa del fuera de juego.

    La defensa adelantada del Atlético provocó una cascada de errores en el Barcelona, que sólo mostró el recurso del balón largo, paralelo y cruzado. Doce fueras de juego del Barça por sólo uno del Atlético. Acierto estratégico de Antic.

    URL de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/FUTBOL_CLUB_BARCELONA_/CLUB_DE_FUTBOL/ATLETICO_DE_MADRID_S/D/_/CLUB_DE_FUTBOL/balon/tuvo/dueno/elpepidep/19960411elpepidep_21/Tes



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