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febrero 2007 - Artículos

  • Liga, jornada 24. Atlético de Madrid 1 Real Madrid 1

    Casillas y el árbitro salvan a Capello



    ÁNGEL GONZÁLEZ (elmundo.es)

    MADRID.- En este Madrid de Capello todo es posible, y lo imposible sólo tarda un poquito más. Sobrevivió (1-1) agarrado a la diosa fortuna y a 'superman' Casillas en una grotesca supervivencia en el Calderón. El Atlético le pasó por encima y fue perjudicado por varias decisiones arbitrales. Torres, que al fin se reivindicó con un gol y con juego, y Agüero desquiciaron a Cannavaro, que se empeñó en ser expulsado.

    Casillas y el árbitro -sobre todo al anular por fuera de juego un gol legal de Perea, y no ver un par de agarrones en el área- salvaron el pellejo al Madrid en el Calderón. El señor Capello revuelca sus onces de circo una semana sí y la otra también y sigue más a ciegas que un gato de bronce. Su grupo aún no sabe a qué se juega, o mejor sí: a nada, a expensas de un golpe de fortuna. El Madrid escenificó de más mala manera aún su tenebrosa segunda parte ante el Bayern. Y en la parálisis, a algunos les da por soltar patadas destempladas, sujetar al rival y buscar camorra -Diarra- en los minutos que les dan. Los novatos, como el pobre Gago e Higuaín, hacen lo que pueden, pero, por ahora, es imposible en este paroxismo del absurdo.

    Curiosamente, Capello refrendó a los dos últimos jugadores que han discutido su método y práctica, pseudo-futbolística por lo que se ve con patética regularidad. Emerson, con pinta de fantasma inservible, se le rebeló contra el Bayern y lo colocó de titular en el derbi. Y lo peor es que no fue lo peor de su equipo, honor que recayó en el desquiciado Cannavaro, que no debió terminar la primera parte. Un 'Balón de oro' de 33 años como un juvenil jugando en un manicomio. A Reyes, que no sólo rebatió públicamente sus decisiones-desórdones técnicos sino incluso su ¿filosofía práctica?, también le dio salida por la lesión del Van Nistelrooy de última hora. No rascó bola.

    ¿Hubiese sido el colmo del esperpento poner a Cassano de titular tras tenerle castigado y sin postre desde hace dos meses? Pero, con el absurdo táctico del club blanco.... Tras el soberano baile rojiblanco de la primera parte colocó al pasota italiano por un Reyes raquítico. El razonamiento lógico -el fútbol tiene mucho de ilógico- es pensar que un jugador desganado y fuera de forma -de vacaciones en Madrid desde hace más de dos meses- no hubiese cambiado nada.

    Pero puestos a pensar, la cabeza de Capello puede ya perpetrar cualquier idea. Sí, un pase soberbio de Cassano o a Higuaín 'salvó' -entre comillas- al Madrid de Capello del mayor ridículo futbolístico del Calderón que se recuerda y maquilló el repaso, aunque sólo fuera por un cuarto de hora, por un golito con el que el 'Mr italiano' saca pecho. Capello siempre tuvo siete vidas, mucha cara... y contratos blindados. Veremos cuántas más le quedan.

    El caso es que el Atlético le regaló a su afición la mejor primera parte en casa de largo en toda la campaña... pero sólo se fue con un gol de ventaja cuando mereció la sentencia. Fue su condena, tanto como las decisiones arbitrales en su contra. El gol legal de Perea -si hay algo es penalti de Emerson sobre Agüero en vez de fuera de juego- hasta la permisividad con los desquiciados Cannavaro y Diarra. El Atlético -amparado más en el resultadismo que en el juego- le dio todo un baile histórico a los blancos, que ya a la media hora cantaban la gallina contra un grupo local enchufadísimo, con un plan claro.

    El Madrid sobrevivió de milagro, colgado del alambre llamado Casillas. ¡Qué cosa!, el peligroso juego del 'pirómano' Cannavaro y el 'bombero' Helguera. El cántabro apagaba como podía los fuegos que encendía el italiano mientras su portero se tenía que multiplicar para que el buen gol de Torres no fuera otra vez sólo principio de otro desastre blanco. Sólo Guti, al que Aguirre colocó a Luccin en un acoso y derribo un pelín menos descarado que en la ida- se salvó del horror blanco de la primera parte. Eso sí, incluso bajo el tenebrismo de 'Caravaggio' Capello, tuvieron dos llegadas en las casi sacan el premio gordo. Higuaín no eligió la opción al segundo palo con todo a favor de Reyes y Cannavaro se encontró con un balón en el área que quitó a Gago y que era medio gol. El balón le salió mordido al italiano, horrible.

    Por fin el Calderón vio a Torres poner en jaque a su defensor blanco, la mayor de la veces Cannavaro, y Agüero no se cansó de ganarle la espalda. Ambos encontraron dos buenos aliados por la banda de Galletti, que al fin cumplió por la derecha, y en el notable toque del ex madridista Jurado. Lo dicho, los atléticos se preguntan con toda la razón qué hay que hacer para ganar al enemigo. Fútbol y ocasiones de sobra: otro cabezazo de Mista, un remate desviado de Seitaridis... Suerte, ninguna. El porqué del resultado lo explican Casillas y Daudén Ibáñez. El Atlético no encuentra consuelo: 9 años sin ganar a los blancos.
       
    Atlético de Madrid Leo Franco; Seitaridis, Perea, Ze Castro, Antonio López; Galletti (m.73, Mista), Maniche, Luccin, Jurado; Torres, Agüero.

    Real Madrid Casillas; Salgado, Cannavaro, Helguera, Miguel Torres; Reyes (m.46, Cassano), Guti (m.77, Marcelo), Emerson, Gago (m.55, Diarra); Raúl, Higuaín.

    Árbitro: Arturo Daudén Ibañez, del Comité aragonés. Mostró tarjeta amarilla a Luccin (m.41), Galletti (m.61), por el Atlético; y Cassano (m.48), Miguel Torres (m.49), a Guti (m.54), Diarra (m.85) y Casillas (m.90). Expulsó a Cannavaro (m.84) por doble amonestación.

    Goles:
    1-0, m.12: Torres.
    1-1, m.61: Higuaín. 

    URL de la noticia:  http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2007/02/23/futbol/1172268335.html

  • Liga, jornada 23. Sevilla 3 Atlético de Madrid 1

    La alegría vuelve al Sánchez Pizjuán


    GABRIEL MORALES (elmundo.es)

    MADRID.- Quince minutos, no más. Ése fue el tiempo que tardó en derrumbarse el castillo con cimientos de barro que, con la guardia de Luccin, Costinha y Maniche en el centro, pretendía conquistar Sevilla. Pero el músculo se hizo mantequilla a la lumbre de un Sevilla que resucitó a su mejor estado, el de equipo peleón, hambriento y dinámico. El resultado final, 3-1, establece el salto que existe entre el que aspira a 'Champions' y el que aspira, de nuevo, a ganar la Liga.

    Hizo aguas el Atlético con un planteamiento ramplón, que apostaba por contrarrestar la fuerza del mediocampo sevillista con el trabajo de tres pivotes grises y con un corte similar, que pronto se vieron desbordados en todas sus zonas de influencia. Por el centro, sin organización, sin fútbol y sin verlas venir. Por los lados, sin dar una a derechas en el tedioso papel de ayudar a Pernía y Seitaridis, dos agujeros negros en una defensa superada una y otra vez.

    Mal el 'Atleti' pero hay que decirlo, estuvo muy, muy bien el Sevilla. Y es que la alegría volvió por sus fueros al Pizjuán, que terminó cantando y coreando los pases de su equipo. Tuvo la noche de cara, es verdad, pero como la suerte hay que buscarla, es lógico pensar que la tromba de juego que sobrevino en el área de Leo Franco tenía que acabar necesariamente con la victoria local.

    La diferencia fue enorme entre ambos conjuntos. El Atlético fue lento e incapaz de mirar hacia delante, y para colmo se dio de bruces con un 'tsunami' que superó en cada faceta del juego al rival. Por revoluciones, por la constante brega de Alves, por la rapidez innata de Jesús Navas o por lo incisivo de Puerta en cada acción. Además, y casi por encima de todo, por Kanouté. Luego, las facilidades defensivas ayudaron a que en la jugada del primer gol, un envío largo y frontal de Alves dejara al Pichichi de cara ante el gol.

    Cinco minutos después, la sentencia. Ahora fue Alves el que tiró desde fuera del área, tras otra buena combinación de los sevillistas. Leo Franco sólo vio en el último momento cómo el balón salía de un mar de piernas, impotente para desviar el cuero del renglón que en el libro ya escrito del partido hablaba de una ventaja inabordable.

    Desde ese momento, todo sirvió para magnificar el estado de unos y otros, incluso cuando el Sevilla se quedó con uno menos por expulsión de Martí. Pero ni eso, ni el partido de UEFA del jueves hizo mella. Era el turno de que los rojiblancos reaccionaran, pero la configuración del equipo hizo que la ficha se moviera siempre hacia atrás, para desesperación de Torres, el único que se dejó ver algo en el ataque atlético en el primer tiempo.

    En el segundo, el Sevilla jugó con la calculadora en la mano. Otro mérito de los de Juande, un equipo que independientemente de su juego, hace mejor que nadie lo de llevar los partidos hasta el punto que quieren y moldearlos como arcilla, a su antojo. Por eso se creó la ilusión de que el Atlético era otro en el reinicio del duelo. También porque Jurado, asociado en el segundo período con un casi inédito Agüero, mejoraron con muy poco lo que habían ofrecido hasta ese momento sus compañeros.

    Pero era eso, un espejismo. Porque los andaluces se tomaban un respiro al esfuerzo entregado y aún saciados, lanzaron de vez en cuando dentelladas en ataque. En una, llegó el tercero. Kanouté nuevamente volvió a surgir en un saque de esquina para retratar la indolencia defensiva, que fue privilegiada a la hora de ver el remate a placer del delantero.

    Y poco más. Fue el momento en el que se volvieron a escuchar los olés, en el que se vieron sonrisas de nuevo en las gradas. Se volvió a oír sobre ganar la Liga, mientras sobre el césped la anécdota era el gol de Pablo, tras otro penalti fallado por Torres esta temporada. Lo que no fue anécdota fue ver cómo en los últimos minutos, ganando claramente y con uno menos, dos jugadores locales presionaban a Leo Franco mientras los Pernía, Perea y compañía miraban. Ahí se vio claro dónde se pone el listón cada club este año.

    Sevilla Palop; Alves, Ocio, Escudé, David; Navas (Hinkel, m.66), Martí, Renato, Puerta (Duda, m.78); Luis Fabiano (Poulsen, m.41), Kanouté.

    Atlético de Madrid Leo Franco; Seitaridis, Perea, Pablo, Pernía; Costinha (Gabi, m.64), Luccin (Galletti, m.46), Maniche; Mista (Jurado, m.46), Agüero,  Torres.

    Árbitro: Teixeira Vitienes, Comité Cántabro. Expulsó con roja directa al sevillista Martí (m. 35). Amonestó a los locales Aitor Ocio (m.34), Poulsen (m.80) y Daniel Alves (m.88), y a los visitantes Pernía (m.29), Luccin (m.39), Costinha (m.56) y Gabi (m.85).

    Goles:
    1-0, M.15: Kanouté.
    2-0, M.21: Daniel Alves.
    3-0, M. 73: Kanouté.
    3-1, M. 82, Pablo.

    URL de la noticia: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2007/02/18/futbol/1171828877.html

    Enviado feb 18 2007, 11:00 por SDHEditor con no comments
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  • Liga, jornada 22. Atlético de Madrid 1 Athletic Club 0

    Agüero tira del Atlético

    MADRID.- El Atlético de Madrid sacó un partido muy complicado en el Vicente Calderón con la visita del Athletic de Bilbao (1-0). Una genialidad del Kun Agüero dio los tres puntos al equipo que más lo buscó en la segunda mitad y dejó al equipo de Mané estancado en la zona baja.

    DANIEL MUÑOZ (elmundo.es)

    El equipo de Javier Aguirre continúa sin encontrarse cómodo en el Vicente Calderón. Los rojiblancos siguen sin ofrecer un buen juego a su afición aunque ahora ya por lo menos se quedan los puntos que pasan por el Manzanares.

    El Atlético comenzó el partido atenazado. Las ganas por hacerlo bien ante su gente hizo que se lo tomaran con mucha calma. El Athletic le esperó atrás, sin prisas, y se confió a la rapidez de Aduriz para sorprender arriba. Las mejores ocasiones estuvieron en los delanteros vascos, que tuvieron en sus botas el tanto que hubiera cambiado el partido. Aduriz y Gabilondo desaprovecharon las más claras.

    El Atlético aceptó el reto del Athletic de coger las riendas del partido. Los de Aguirre se chocaron contra el muro que había planteado Mané y tan sólo algún destello de Fernando Torres puso en problemas a Aranzubía.

    La segunda parte comenzó muy parecida a como había terminado la primera. Muchas imprecisiones en los rojiblancos y muy seguros atrás 'los leones'. El Atlético empezó a tocar y buscar la espalda de la defensa, donde Torres y Agüero no pararon quietos, y dificultades a la defensa vasca.

    Torres mandó una ocasión clara a la grada pero su 'socio' en la delantera rojiblanca vino a rescatar al Atlético. Seitaridis centró al área y Agüero adelantándose muy bien a la defensa controló el balón y con mucha templanza superó a Aranzubía. El Kun Agüero ya ha empezado a dar alegrias a la afición atlética.

    A partir de este momento, el Athletic lo intentó tímidamente pero sin fortuna. Urzaiz entró al terreno de juego por Aduriz que se marchó a los vestuarios con un mal día de cara a portería. El equipo de Mané mantuvo siempre las líneas muy juntas y no dejó casi huecos, pero un fallo les costó la derrota. No tuvieron pegada arriba y lo echaron en falta.

    El Atlético de Madrid ya huele la 'Champions'. El buen juego todavía no ha pasado por el Calderón pero con los resultados, Aguirre confía en que su equipo vaya cogiendo moral. Si ahora los rojiblancos no tienen vértigo a las alturas y mantienen su racha fuera de casa, la Liga de Campeones está más cercana.

    Atlético de Madrid Leo Franco; Seitaridis, Perea, Pablo, Pernía; Jurado (Galleti, m. 60), Luccin (Costinha, m. 75), Maniche, Mista; Torres, Agüero.

    Athletic Club Aranzubia; Javi González (Etxeberría, m. 46+), Expósito, Sarriegi, Casas; Javi Martínez, Iraola, Yeste, Murillo, Gabilondo (Zubiaurre, m.59); Aduriz (Urzaiz, m.72).

    Árbitro: Carlos Clos Gómez, del Comité Aragonés. Mostró tarjeta amarilla a Perea (m.15), Luccin (m.75), Mista (m.78) en el Atlético de Madrid y a González (m. 39) en el Athletic de Bilbao.

    Goles:
    1-0, m. 64: Agüero

    URL de la noticia: http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2007/02/11/futbol/1171223732.html

  • Liga, jornada 21. Valencia 3 Atlético de Madrid 1

    Quique pilla a Aguirre desprevenido

    El Valencia se repliega y remata con dos goles de Morientes al contragolpe al Atlético, que desperdicia su mayor posesión

    CAYETANO ROS - Valencia - 04/02/2007



    Hacía varias semanas que Quique sabía cómo había de jugarle al Atlético para ganarle: a la contra. Así planificó el encuentro durante la semana. Y así le salió ayer en Mestalla. A pedir de boca, tras la jerarquía de Albelda en el centro del campo, la habilidad de Villa y de Vicente para buscar la espalda de la zaga atlética, y la voracidad recobrada de Morientes para remachar. Ante eso, el Atlético se quedó patidifuso, con el balón entre las botas y algunos agujeros en el centro de su defensa. Sin noticias de Agüero y apenas algunos balbuceos de Torres, sometidos a la implacabilidad de Albiol y Ayala.

    Mientras Carboni sigue pidiendo informes médicos sobre Ayala para renovarle, el central argentino se eleva varios palmos sobre la defensa rival y cabecea con la majestuosidad que le caracteriza. A gol, naturalmente. Así ha sido en sus dos últimas citas en Mestalla, como la mejor manera de decir ante su gente que quiere quedarse a pesar de la negativa del presidente. O precisamente por eso. Claro que, visto desde la ventanilla atlética, ¿quién le dio esos dos metros dentro del área a uno de los mejores cabeceadores del campeonato? El tipo de despistes que irritan sobremanera a los entrenadores.

    El Valencia le cedió premeditadamente la iniciativa al Atlético, que aceptó el guante con generosidad. Tuvo el balón el cuadro madrileño y lo manejó con gusto siempre y cuando pasara por los pies de Jurado, a quien se le exige que adquiera más protagonismo. Aguirre trató de aprovechar la motivación de Mista en su vuelta a casa y lo dispuso por detrás de Torres y Agüero, lo que significaba un mínimo de tres atacantes por tacada.

    Cañizares se pasó de frenada en un córner que cabeceó Pablo y que Albelda sacó bajo palos y, a partir de entonces, el meta internacional quedó pegado a la línea de gol con pegamento. Cañizares pasó una mala noche ante el amenazante poderío aéreo madrileño, que siempre dio la sensación de poder marcar de cabeza. Mucho más improbable resultaba a pelota corrida, pues Albiol y Ayala cerraron casi todas las vías de acceso a Torres y Agüero. Más activo anduvo Mista, en posición de media punta, donde recuperó la puntería que le ha faltado en todo el curso.

    Consciente del afilado contragolpe del conjunto de Aguirre, especialmente fuera de casa, Quique mandó a sus hombres replegarse a toda vela. De manera que siempre hubiera al menos seis jugadores cubriendo las espaldas: las cuatro defensas más los dos medio centros defensivos (Marchena y Albelda). Los dos barrieron a destajo, señal de que el juego pasaba más tiempo en las botas de los atléticos que en las de los valencianistas. Lo que, a su vez, suponía que los cuatro atacantes, Vicente, Silva, Morientes y Villa, tuvieran poca ayuda ofensiva de sus compañeros. Quique, por cierto, volvió a apostar por Silva a pie cambiado, de interior derecha, una nueva bofetada en la cara de Joaquín, que cada vez queda en una posición más marginal.

    Ante dos equipos tan musculados, tan trabajados defensivamente, el partido sólo daba sensación de poder desequilibrarse a balón parado. De ahí que cada falta susceptible de convertirse en un centro al área se convirtiera en un tesoro. El Atlético subrayó su dominio en el arranque del segundo tiempo, el público empezó a mostrar cierto malestar y Morientes ofrecía síntomas de desorientación. ¿Resultado? Gol de Morientes, que remachó un contragolpe de Villa y Vicente. Es la sinrazón del fútbol y su grandeza.

    El Valencia se creyó el rey del mambo, adelantó sus líneas para matar el encuentro y... gol del Atlético. El magnífico control orientado de Mista con la izquierda le permitió disparar con ángulo con la derecha. Pegado al palo izquierdo. El partido volvió al punto de partida. El balón, del Atlético. El marcador, del Valencia. Gracias a Albelda, que arrancó en el centro del campo con un poderío incontestable, abrió a la izquierda y contempló cómo el extremo zurdo Vicente enviaba un centro raso y enroscaso que cazó Morientes, adelantándose a los centrales atléticos.

    El público coreó entonces el nombre de Albelda, envuelto durante la semana en una disputa con el director deportivo. También por su renovación o mejora de contrato. Sin pretenderlo, Carboni tiene picados a Ayala y a Albelda, a máximo rendimiento. El golpe ya fue definitivo para el Atlético, que alzó la bandera blanca. Por mucho que los sobresaltos físicos se le acumularan a Quique, que perdió primero a Vicente por un tirón y después a Cañizares, sonado tras el choque con Albiol en la primera parte. El Valencia fue extraviando gente, pero estaba tranquilo porque conservaba a Albelda, jefe supremo del equipo y del encuentro.

    Valencia Cañizares (Butelle,m.74), Miguel, Albiol, Ayala, Moretti, Marchena, Albelda, Silva (Joaquín,m.66), Vicente (Angulo,m.72), Villa y Morientes.

    Atlético de Madrid Leo Franco, Seitaridis, Pablo, Zé Castro, Antonio López, Luccin (Costinha,m.71), Maniche, Jurado (Gabi,m.71), Mista, Agüero (Galleti,m.63), Torres.

    Goles:
    1-0, m.14: Ayala.
    2-0, m.53: Morientes.
    2-1, m.56: Mista.
    3-1, m.67: Morientes.
       
    Árbitro: Pérez Burrull (colegio cántabro). Amonestó por el Atlético de Madrid a Seitaridis, Antonio López, Costinha, Maniche y Mista y por el Valencia a Villa.

    URL de la noticia: http://www.elpais.com/articulo/deportes/Quique/pilla/Aguirre/desprevenido/elpepidep/20070204elpepidep_20/Tes

    Enviado feb 04 2007, 12:20 por SDHEditor con no comments
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